CAPILLA DEL NIÑO DIOS

Foto a.d. Circa 1920 (Col. FDEA - FFyH) - UNC
- Puente de San Juan sobre La Cañada -
Publicada en "Ciudad Visible, Córdoba 1910" - M. C.
Baixadós

El arquitecto Martín, querido amigo, venía entrando al bar “Akrópolis”,
diríase con paso apurado, posiblemente por el frío que reinaba
en la calle; con una mirada me ubicó. Como yo había llegado un
rato antes ya tenía el diario desplegado sobre la mesa en la
nota que nos interesaba a ambos: Los Principios, miércoles 3 de
mayo de 1954.
"-
Hola, Martín, aquí tengo la nota de ayer que te comenté. Le
damos una ojeada y nos vamos para el lugar. Leela."
Bajo el título: "SERÁN DEMOLIDOS EL COLEGIO Y LA IGLESIA DEL
NIÑO DIOS", el diario desarrollaba la siguiente nota:
“Orillando la Cañada, el barrio pobre se extendía
más allá del desamparo donde al finalizar el siglo anterior formaríase la Plaza Vélez Sársfield, asentándose el monumento al
codificador. La edificación, por allí estaba señalada en el
Teatro Rivera Indarte - actual Libertador General San Martín - y
el viejo casuchón que fuera Aduana, Casa de Moneda y más tarde,
Cárcel y Cuartel de Bomberos donde hoy se levanta la Escuela
José Vicente de Olmos.”
“La acción a favor de los humildes pobladores de aquellos
suburbios en lucha con la pobreza, estuvo a cargo de entidades
de beneficencia que en aquella época mucho hicieron por ellos.
Con el propósito de favorecer a aquellos vecinos, no solamente
desde el punto de vista material, sino también espiritual, el R.
P. Juan Cherta, superior de la Compañía de Jesús en Córdoba, y
con la colaboración de un animoso grupo de señoras y señoritas
fundó el 12 de mayo de 1894, el llamado Colegio del Niño Dios.”
“Desde luego que la actividad fue intensa desde los primeros
tiempos, encontrando amplia cooperación no solo en las socias
del Apostolado de la Oración, sino también en las autoridades
gubernativas, que entregaron temporalmente una casa para
albergue de quienes deseaban instruirse y no poseían recursos
para ello. Se impartió la enseñanza en forma gratuita y bien
pronto se logró la terminación de la Capilla y del Colegio que
ahora habrán de desaparecer, con motivo de haber dispuesto la
municipalidad el ensanche del boulevard San Juan, para lo cual
se ha expropiado una superficie de quinientos siete metros
cuadrados.”
“Cabe señalar la tarea benemérita que ha realizado
dicha institución, que dependió siempre de la casa jesuítica,
hasta que en 1945, el superior de la Compañía de Jesús, R. P.
Pedro Paravano, dispuso la entrega de la entidad a las R.
Hermanas Hijas de María Inmaculada para el “Servicio Doméstico y
Protección de la Joven“. La actividad que han desarrollado es de
trascendencia y singularmente abnegada, ya que allí han
encontrado amparo y generoso refugio, muchas jóvenes que por
causas diversas no han podido tener hogar.”
“El respeto que infunde dicha obra ha hecho que
siempre el pueblo de Córdoba, le haya dispensado una confianza
que le ha permitido sobrellevar con dignidad la acción en favor
de quienes tanto han necesitado siempre de esa hospitalidad.
Desaparecerá para dar paso al progreso una ya antigua capilla y
bien sería desear que no sufriera quebranto ninguno la acción
que hasta ahora han venido desarrollando con tesón, con dignidad
y celo apostólico las Hermanas de María Inmaculada.”
Después de cambiar impresiones, sobre lo que iba a
ocurrir, siempre preocupados por el patrimonio arquitectónico de
la ciudad, nos fuimos caminando para ver las obras que se
estaban ejecutando y que habían sido ordenadas por un decreto de
la Municipalidad en 1952. En 1927, la obra había sido
encargada al Ing. Benito I. Carrasco dentro del esquema previsto
en el Plan Regulador y de Extensión de la Ciudad de Córdoba.
"-
¡Qué rápido! Ya voltearon el pretil. También retiraron el
Niño Dios que estaba en la hornacina ¿Qué destino le habrán
dado a las rejas? - se lamentó Martín
para luego seguir reflexionando
- la ruina o la demolición de un edificio, en este caso
religioso, es un episodio doloroso. Con él se va un testimonio
de una época, que es parte del desarrollo de la ciudad; se corta
un vínculo en la continuidad histórica-artística y se priva a
futuras generaciones de ejemplos arquitectónicos. Es cierto que
el desarrollo urbano tiene leyes imperiosas. La ciudad es un
organismo viviente y como tal, crece y se expande, ordenadamente
y con método cuando con planes bien estudiados se prevé su
expansión, pero por lo común impera el desorden y el
avasallamiento. Lo demuestra la demolición de muchos edificios
valiosos en los últimos años. Quiero creer que
con la razón de lograr una mejor salida a las sierras, la ampliación de esta calle ha sido casi la única
alternativa viable."
A partir de una noticia real, este encuentro ficcional podría
haber ocurrido el 4 de mayo de 1954. La capilla que había nacido
a principios del siglo XX comenzaba a desaparecer.

La Capilla en mayo de 1954 -Fotografía
periodística colección Antonio Novello - FFyH- CDA- UNC.
Publicada en “Fragmentos de una historia, Córdoba 1920-1955”
de M. Cristina Boixadós, Marta Palacios, Silvia Romano.
(editada)

LA CAPILLA
DEL NIÑO DIOS
La Capilla, o dicho con mayor precisión, sus cimientos y algunos
metros de paredes, sin miras de techo, ni de pisos junto al
terreno adyacente que formaron el primer patio del colegio,
dirección y habitación fue entregada al P. Juan B. Cherta S.J.
por el Ilmo. Sr. Obispo de la Lastra y Gordillo (1856-1909),
Obispo Auxiliar de Córdoba (1892-1898), quien a su vez la
había recibido en donación de la Sra. Eusebia Domínguez de
Martínez.
En primera instancia todos los esfuerzos del P. Cherta
estuvieron dirigidos a materializar la obra del colegio que
rápidamente demandaba más espacio de aulas, pero con su tesón y
el aporte de los benefactores, a lo largo de ocho años pudo
concretar la obra de la Capilla.
Por fin, en 1901, se pudo terminar de inaugurar la Capilla del
Niño Dios, íntimamente ligada al Colegio.
Su vida será efímera, tan solo 53 años.

Foto del libro "Informe de Carrasco"
(1927) - FAUD/UNC. La Capilla vista desde la calle San
Juan antes de ser ensanchada. Detrás de la Capilla se
observa la casa y mirador de Carlos Alfredo Astrada |
Tenía su fachada principal con frente al norte sobre calle San
Juan y fachada oeste sobre calle Belgrano, colindando al este y
al sur con partes del Colegio del Niño Dios.
Un pretil con siete columnas de mampostería, rejas de hierro
forjado y puerta limitaba un pequeño atrio.

Foto Plan Regulador y de Extensión del
Ing. Benito J. Carrasco (Año 1927, según los afiches en
paredes) - Memoria y Exp. Urbano – FAUD/UNC – Obsérvese
el ancho de la calle San Juan
 |
La fachada de estilo italianizante, estaba compuesta por una
calle central y dos laterales, representadas por las torres.
Tenía en su eje de simetría vertical, una puerta de dos hojas bordeada por una moldura que en el centro del dintel se
engrosaba formando una especie de mascarón.
Dos pilastras menores a los lados del ingreso sostenían una
cornisa sobre la cual se desarrollaba una moldura en arco de
medio punto. En su centro una hornacina, también trilobulada
contenía una escultura del Niño Dios.

Las pilastras de las torres simulan sostener un arquitrabe cuyas
cornisas se continúan en la calle central de la fachada y en las
laterales, por debajo del acroterio simple.
Sobre la cornisa, entre las torres, un tímpano de bordes curvos
culminaba en su centro con una cruz de hierro forjado.
Ambas torres, de sección cuadrada, tenían sus bordes chaflanados
y luego de una cornisa mostraban sobre una acrotera un pináculo
en forma de piña. Entre éstos, a modo de mojinete, en todas las
caras, nuevamente la forma trilobuda, leitmotiv de esta
obra. Cada cara de las torres contenía un vano rectangular
vertical terminado en arco de medio punto.
La fachada oeste permaneció con ladrillos sin revocar y se
visualizaban cinco óculos de reducida dimensión. Como en todos
los casos de templos en esquina, esta fachada no recibió
preocupación en su diseño.
No hemos obtenido información de la composición de su interior.
De planta rectangular y techo plano, tenía un sector de
aproximadamente un tercio del largo de la nave, cerca del
testero, que estaba sobre elevado. El mojinete de remate de este
techo, estaba trilobulado igual que la terminación de las
torres y la altura era levemente superior a la de ellas.
Poseía
tres aberturas en las caras este y oeste, que permitían el
ingreso de iluminación a la nave.
El altar mayor fue comprado por $40 por el P. Cherta en
Santa Fe y se estima que procedía de la vieja Iglesia de la
Compañía de esa ciudad.

Un ingenuo dibujo del Padre Grenón nos muestra como era el
sostén de la luz del sagrario: se trata de una paloma de un
metro de largo de metal y madera que, procedente de la Iglesia
de la Compañía, cumplirá en la Capilla funciones de artístico
brazo suspensorio de la iluminación del Santísimo.

Foto Córdoba de Antaño – Fabiana Gómez
(Su origen
es del Album de Ana Syddall - 1927)
Vista aérea de Plaza Vélez Sarsfield
- En el ángulo inferior izquierdo se observa el sector
de techo sobre elevado de la Capilla, parte del Colegio
con su primer patio y la casona, sin demoler aún, que el
gobierno prestara al padre Cherta para funcionamiento
del Colegio. |
COLEGIO DEL
NIÑO DIOS

"Foto Córdoba de Antaño – Plan
Regulador y extensión" del
Ing. Benito J. Carrasco - Año 1927 - FAUD/UNC. Colegio
del Niño Dios visto desde Plaza Vélez Sarsfield. Detrás
la Capilla con sus torres y su techo sobre elevado.
Nótese que ya se ha demolido la casona de la esquina de
San Juan y Pasaje E. Garzón |
Este gran hacedor que fue el P. Cherta, en 1893, bajo la tutela
de la Compañía de Jesús, decidió fundar este colegio para dar
educación cristiana gratuita a las niñas de la clase más
humilde de la ciudad; pues, la clase pudiente, solía decir, se
la podía proporcionar en los colegios religiosos, porque podían
pagar, mientras que los pobres poca o ninguna instrucción
religiosa podían recibir.
El 12 de marzo de 1894 comenzaron las clases. La Srta.
Clementina Ortiz, maestra normal superior, como Directora, la
Srta. María Domínguez maestra, la Srta. Rosario Candía, maestra
normal nacional y dos auxiliares, comenzaron a funcionar en un
caserón antiguo que el Gobierno prestó, situado en una saliente
que formaba la Avenida Argentina al terminar en la Plaza Vélez
Sarsfield; dado que el edificio que luego ocuparía, estaba en
construcción, en el solar que la Sra. Eusebia Domínguez de
Martínez le donara al Ilmo. Sr. Obispo Rosendo de la Lastra, y
que éste a su vez, se lo entregara al P. Cherta, por entonces
superior de la Residencia.
Ante lo insuficiente del terreno que le habían entregado, al
poco tiempo, el P. Cherta, con donaciones recibidas debió
comprar más terrenos sobre la calle Belgrano.
El Sr. Ceferino de la Lastra, de venerada memoria en Córdoba por
su gran caridad, aportó una casita que luego pudo canjearse por
dos terrenos contiguos al colegio.
Otra benefactora del Colegio fue la Sra. Margarita L. de Gastañaga, quien mensualmente aportaba doscientos pesos para el
sostenimiento y obras de construcción También se abrió un bazar,
con cuyo producido se hacía frente al pago de los obreros.
La pobreza era mucha en sus principios, por lo que las
auxiliares cobraban $10 por mes, mientras que la directora
y las dos profesoras, trabajaban por la comida.
Colegio de las descalzas, así lo
llamó la gente ya que, con antelación a la habilitación de la
Capilla, se las llevaba uniformadas a oír misa en la Iglesia de la Compañía
ubicada en Trejo y Caseros. La mayoría lo hacía
descalza; de igual manera asistían al colegio.
Según lo cuenta el P. Gracia: "... un día de tantos, el Sr. David
Carreras (persona muy rica y caritativa) al presenciar el paso de las niñas
preguntó a una de las maestras la razón por el andar descalzo de
las mismas obteniendo como respuesta lo siguiente: `- Por la sencilla razón que no tienen
calzado´."
Pocos días después, el Colegio recibió, por orden del Sr.
Carreras, un fardo con 200 pares de
zapatos y varias piezas de género para que les confeccionaran
vestidos.
Durante muchos años la Residencia enviaba gran cantidad de pan,
que se repartía diariamente a las niñas.
Como en aquel tiempo escaseaban las escuelas del estado, llegó a
tener entre 300 y 400 alumnas por muchos años. Se enseñaba
lectura, escritura, labores, etc., siguiendo los programas
oficiales en 1º grado inferior y superior, 2º grado inferior y
superior, 3º y 4º grado.
Al padre Cherta lo sucedió el Padre Barber quien
construyó los últimos salones de clases del colegio, gracias a
las donaciones de la Srta. Isabel de Olmos.
En 1945, el Colegio del Niño Dios pasa a depender
de las Hermanas Hijas de María Inmaculada.
ESTUVO EN EL
COMIENZO
R. P. JUAN B.
CHERTA S.J. (1845-1920)

P. Juan P. Cherta
El P. Sebastián Raggi S.J., que fue su discípulo, aporta una
síntesis de él:
“El P. Cherta nació en Burriana de Valencia, en España, el 15
de abril de 1845, e ingresó en la Compañía el 23 de octubre de
1865. Ordenado de sacerdote el 22 de julio de 1877, vino a
América en 1878 y de los 42 años que estuvo en la Argentina, 22
los pasó en Buenos Aires y los otros 20 en Córdoba, dedicado a
los ministerios apostólicos, con los cargos de Maestro de
Novicios y Superior de la Casa de la Compañía.
Fue Director espiritual del Canónico honorario doctor David
Luque, desde que vino a Córdoba (1887). Eximio Director, gozaba
de una alta opinión por su ciencia y relevantes virtudes: ayudó
mucho a la Venerable Catalina de María Rodríguez, fundadora de
la Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, siendo su consejero
en los asuntos del Instituto así como de la Hermanas en la
dirección de sus espíritus."
El P. Joaquín Gracia S.J., que lo tuvo de Maestro
cuando era novicio, manifiesta que era un hombre de "... porte
ágil, flexible, y con un dejo de nerviosidad, era todo pausado y
meditabundo, reflejando el temple sereno y desasido del todo,
como a quien le incomoda el tránsito por entre las criaturas
del mundo y que cruza rápido las sendas de la vida, derramando
el bálsamo de los bienes y ansiando más almas que conquistar."
"La
gracia en el decir, la agudeza festiva de sus ocurrencias,
pudieran parecer estar en contradicción con las ideas austeras
de su mente, con las asperezas de su vida de oculta penitencia y
con la aureola de santidad que fulguraba en todo su continente,
pero no eran sino recursos para enseñar a juzgar con espíritu de
caridad al prójimo. Aparecía en verdad un santo alegre, siempre
alerta para ejercitar en todo momento su oficio de maestro y
apóstol ... a un hombre tan de Dios, no podía ocultársele la necesidad de
dar enseñanza cristiana a tantas niñas pobres, que por la
escasez de escuelas, en su época, no podían recibir instrucción
ni literaria, ni religiosa, y vino, con su celo a llenar tan
gran vacío fundando el Colegio del Niño Dios. Colegio
típicamente pobre, en sus principios, en su desarrollo, en su
marcha, pero de resultados halagüeños para la causa cristiana."
Años después de la inauguración de la Capilla, el Padre Cherta
tomó posesión en nombre de la Compañía de Jesús de una quinta en
Villa Carlos Paz, donada por la señora Eugenia Gastañaga que
será destinada a casa de evangelización y retiros espirituales,
bautizándola con el nombre de Quinta del Niño Dios.

Quinta del Niño Dios (Detalle de una postal de la
década de los ´70)
El 12 de febrero de 1902, en absoluto silencio y sin despedirse
de nadie, el padre jesuita parte para la ciudad de Buenos Aires
(actual CABA), para hacerse
cargo de la nueva tarea que le había sido encomendada. Fue
nombrado rector del gran Colegio del Salvador que dirigen los
RR. PP. Jesuitas en la Capital.
Al día siguiente, la prensa local, comentaba:
“Córdoba guardará largo tiempo el recuerdo de ese benemérito
hijo de la Compañía de Jesús, que en los quince años que ha sido
Superior de la casa de esta ciudad y maestro de novicios, ha
sabido dar poderoso impulso a la benéfica acción de su Orden.”
“Obra suya es la restauración del hermoso templo de la Compañía,
que enriquecido con mármoles, imágenes y cuadros de mérito, ha
llagado a ser el templo más suntuoso y artístico de esta ciudad,
sin perder su profundo carácter de sagrada antigüedad.”
“Obra suya la construcción de la Capilla de San José en el
Pueblo de San Vicente, que tantos servicios presta a ese barrio
suburbano.”

“Obra igualmente suya, la Capilla del Niño Dios, en el
Pueblo Nuevo, que bien pudiera llevar el nombre de misión
permanente para la niñez desheredada de ese populoso barrio. Y
obra suya magnífica es, finalmente, la institución de la
escuela del Niño Dios, en donde reciben instrucción enteramente
gratuita, alimentos y vestidos cerca de mil niños de ambos sexos
de las clases pobres.”
“Y todas esas empresas las ha realizado y vigilado asiduamente,
al mismo tiempo que vigilaba la casa, preparaba a los novicios,
dirigía la Congregación de Hijas de María y daba ejercicios en
muchas casas religiosas.”
”Pero sobre todo este benemérito varón ha ejercido su acción
singularmente eficaz y benéfica como hombre de consejo: en el
confesionario y fuera de él, su juicio era recibido con respeto
y confianza, y gentes de todas clases sociales, en asuntos de
todo género, acudía á pedir el consejo de su prudencia en los
casos difíciles. Pocos hombres han sabido como él granjearse la
autoridad necesaria para ejercer con fruto esa ardua misión del
sacerdocio, tan fecunda como secreta.”
Antes de despedirlo aseguraba, el autor de la nota, que
"... dejaba
un gran vacío en la sociedad junto al recuerdo imborrable de sus
grandes obras y le auguraba el más completo éxito en el alto
cargo que se le había confiado."
Falleció en Buenos Aires, el 6 de noviembre de 1920, a los 75
años de edad y 55 en la Compañía.
ESTUVO EN EL FINAL
Intendente de la Ciudad de Córdoba: Manuel Martín Federico.
(Pergamino, 1912 – Córdoba, 1993) -
Intendencia: 31/12/51 – 16/11/54
Continuando con un amplio plan de obras públicas en la ciudad,
casi al final de su mandato; para ampliar el Bv. San Juan, de
Vélez Sarsfield al oeste, el intendente Manuel Martín Federico
debió tomar una de las medidas, para él, más difíciles de su
gestión: la demolición de la Capilla del Niño Dios, de
reconocido valor patrimonial.

Foto álbum
“Córdoba1927" de A. SYDDALL
Vista aérea de la zona de
Plaza Vélez Sarsfield anterior a la ampliación de calle
San Juan. Sobre esta foto se ha proyectado la nueva
traza del Bv. San Juan hacia el Oeste con la evidente
afectación de la Capilla.

Foto álbum
“Córdoba1927" de A. SYDDALL
Vista aérea ampliada de la zona de
Plaza Vélez Sarsfield anterior a la ampliación de calle
San Juan.
|

La foto expone a la Capilla en pleno proceso de
demolición (1956) -
Obra de Tristán Paz Casas. Publicada en
“Historias Reveladas, Córdoba, 1870-1955” de M. C. Boixadós
Con la autoría de Carlos Alberto del Campo y bajo el título de
"El intendente de Córdoba Martín Federico,
un jefe comunal increíblemente olvidado", el diario La
Mañana de Córdoba, hace una reseña de su
obra. (Acceda
a la misma)
CAE EL
CALICANTO DE DON MIGUEL DE PEREDO
Estuvieron juntos, todo el tiempo, solo separados por la calle
Belgrano. Él se fue unos ocho años antes y solo quedó, en
carácter de muestra, su último
tramito; hoy, devenido en pequeño monumento. La capilla se fue
completa.

El diario La Voz del Interior, sin dar detalle del autor de la
nota,
nos contaba el 27 de marzo de 1946:
“Dos hombres, desde hace pocos días, armados de pesadas mazas,
luchan con denuedo contra la fortaleza del viejo “Calicanto”.
Están atacando la obra que hace 275 años hiciera construir don
Miguel de Peredo, bajo la dirección del jesuita Benito
Caballero, para defender la ciudad de las tremendas salidas de
madre de La Cañada, que en trágicas fechas había avanzado sobre
la ciudad, arrasándolo todo. Desde 1671, partiendo de lo que se
llamó más tarde “Las Cinco Esquinas”, hasta el “Mogote Colorado”
desapareció también ya, aquella especie de serpiente enorme, con
escamas y alma de piedra, parecía dormir inmóvil a la vera del
agua cristalina y mansa.”
“El transcurrir de los años -- que suma casi tres siglos – las
presiones tremendas del agua enloquecida por la furia ciclópea
de las crecientes, los estremecimientos de la tierra, la
intemperie, los vientos, en fin, ningún elemento natural, pudo
resistir en lo más mínimo la consistencia de aquella obra del
hombre, tendida como la trayectoria de un chirlo sobre la tierra
frontera a la cicatriz del cauce.”
“El Calicanto” conservó intacta su contextura y hasta su nombre,
desde la vieja edad y solamente sus piedras se oxidaron de
tiempo y se contagiaron de leyendas. “La Pelada de la Cañada”,
corrió varias veces sobre su lomo, en las tenebrosidades de las
noches sin luna para ascender al “Mogote Colorado” a reír
quizás, bajo las cosquillas de las travesuras jugadas a los
“calaveras” que desafiaban su presencia de fantasma lugareño.”
“Fue también el límite, algo así como la “tierra adentro” de los
bravos del “Abrojal” que ya consiguió amansar la ciudad. La
frontera de gloriosas “rabonas” de muchachos hondeadores y
buscadores de niños. El refugio temido pero grato a la vez, de
parejas de enamorados, que se contaban todas esas cosas pueriles
de siempre, pero gratísimas, compartiendo su confidencia con el
alma de piedra del “Calicanto”. El palco bruto, natural, recio
y sin gemidos, desde donde el pueblo, estremecido de horror,
contemplaba las ejecuciones de los bandoleros parisinos. Se
había quedado allí a pocos metros [...] guía sobre la testa de
los algarrobos y los molles. El lugar seguro donde salvaron de
la muerte, algunas veces, los que no tuvieron tiempo de
encaramarse a las barranca en las horas enlutadas de las
crecientes grades. El testigo impávido, imperturbable, sin
mutación, de todos los avances del progreso de la ciudad, que
abandonaba la mantilla y el chalón de la colonia , para lucir el
sombrero parisino.”
“Se había quedado allí, a pocos metros de la Plaza Vélez
Sarsfield y del Niño Dios que nacieran muchos años más tarde,
como empacado en su tradición de trinchera. Sencillo en su recta
presencia, mostrando las caras múltiples de sus piedras barbadas
de musgos seguía como dormido en la indolencia seguro de su
vigor longevo.”
“Y el hombre volvió en la parábola de casi tres siglos, a sentir
la necesidad de su remozamiento. A pensar que ya no era
necesaria su realidad de pirca indígena ofreciendo el “lombote”
alargado de las piedras, como algo exótico en el paisaje nuevo
que ofrecerá el cauce sistematizado de La Cañada. Sus líneas
guasas, primitivas, toscas, en la expresión francachona de su
vigor, ciertamente no cabían en la perspectiva general de las
murallas construidas a todo el largo de las márgenes para
dividir la potencia de locuras venideras de la Reina del Agua,
cuando se le ocurra vaciar sus cántaros gigantes en los
borbollones repentinos de La Lagunilla.”
“La obras nuevas, iniciadas desde el viejo Suquía, como si
hubieran tenido reparos en atacar la ancianidad casi
tricentenaria del “ Calicanto”, cuando llegaron a él, pasaron de
largo hacia el sud , pero, desde hace pocos días, un par de
hombres, dos recios trabajadores, - como si se quisiera
prolongar la agonía del viejo “Calicanto” – vienen luchando a
mazazos contra la resistencia fuerte de la trinchera que, en
1671, se levantara contra el agua y que desde entonces, no pudo
ser abatida nunca. Los dos hombres van desquiciando las piedras
de sus posiciones de siglos. En la recta tarea, deben hacer gala
de todo el esfuerzo para conseguir su propósito y mientras las
piedras se van quedando a los lados como saldos inútiles, la
gente, en su mayoría pasa mirando superficialmente su tarea.
Casi nadie medita un instante en que el progreso está borrando a
golpes de maza, la ancianidad vigorosa, recia y joven aún, valga
la paradoja, de una de la primeras obras públicas de
Córdoba.”

Foto diario Los Principios – 16-01-1939
Imagen en
el
cruce de Calle San Juan frente a las
usuales inundaciones de la Cañada. A la derecha, se ve
una de las torres de la Capilla.

1944 - Foto Archivo Fotográfico de Córdoba.
Último tramo del Calicanto en pie.

Foto Córdoba de Antaño
– La Cañada embravecida - Ex DIPAS –
Archivo Técnico Ministerio de Agua, Ambiente y Servicios
Públicos

Foto Córdoba de Antaño –
Ex DIPAS – Archivo Técnico del Ministerio de Agua,
Ambiente y servicios Públicos. Realización del nuevo
cauce de la Cañada en 1944 entre la Av. Marcelo T. de
Alvear y Calle San Juan
(Obsérvese el Tranvía Nº5 junto a la Capilla) - Circa
1954


1946 - Foto Silbermanas – Gigena Parker
Sistematización y demolición del
Calicanto hasta calle San Juan.
 |
Datos complementarios:
Algunas precisiones
Hemos podido comprobar, en nuestra investigación, que en medios
digitales especialmente, existen algunas confusiones referidas
a nombres y lugares. A modo de clarificación decimos:
1: La Capilla del Niño Dios, estuvo ubicada en la
esquina formada por las calles San Juan y Belgrano, hasta 1954.
Llevó siempre el mismo nombre que el Colegio de niñas al cual
pertenecía.
2: La Capilla Nuestra Señora de Nieva, perteneciente al
colegio de niñas del mismo nombre, estuvo cercana a la esquina
de las calles San Juan y Ayacucho y fue demolida por la misma
razón que la primera en 1958.

Imagen de 1958

Imagen obtenida en 1958, desde el lugar donde estaba la demolida
Capilla del Niño Dios
Córdoba de Antaño

La Capilla Nuestra Señora de Nievas "frenando" el
avance del Boulevard San Juan - Año 1960
Foto AHPC
3: La Capilla Nuestra Señora del Huerto, perteneciente
al colegio del mismo nombre, está ubicada en la esquina
de las calles Caseros y Belgrano. Fue inaugurada el 6 de
diciembre de 1930, siendo obra del renombrado arquitecto Martínez Ponce
quien la proyectó en estilo gótico-bizantino. En
1981 fue remozada por el escultor Valentín Elías Belzaqui.

Altar de la Capilla del Colegio del Huerto
Dos opiniones
compartidas
Nos ha sido muy difícil hallar documentación referida a la
Capilla del Niño Dios. No encontramos una explicación que nos
satisfaga plenamente lo que obliga a continuar la búsqueda.
Frente a
tan menguada información entendemos
conveniente compartir dos opiniones aplicables a casos como
éste.
El arquitecto Rodolfo Gallardo, al referirse a esta zona de la
ciudad en sus escritos sobre La Arquitectura de Córdoba, opina:
"... Manejar la leyenda, el cuento, es entrar en el territorio
de lo posible, no de lo cierto. Pero, a la vez, manejar el
cuento es dar participación a la fantasía, que es un atributo
diferencial del hombre entre los seres de la Creación. Sin ella,
la historia sería un inventario de nombres y un registro de
fechas, sería solo una cronología.
La historia, para ser tal, debe tener una interpretación: ser
vista de tal o cual manera."
"¿Hasta qué punto la historia no arranca del mito de la leyenda?
¿Hasta qué punto el historiador, al no tener a mano los indicios
ciertos de un acontecer por haber perdido en el tiempo las
coordenadas que lo hicieron posible, no apela a la leyenda?
¿Hasta qué punto la leyenda, que tiene un territorio más lejano
que la memoria, no condiciona a ésta para formar la historia? Y
¿hasta qué punto la historia se enriquece con esta corriente
anterior que psicológicamente prepara al hombre para entenderla?"
"Son todos los interrogantes que se nos plantean cada vez que,
partiendo de una realidad concreta y perceptible, a la luz de
nuestro entendimiento actual, queremos indagar sobre su
historia. En el camino retrospectivo, los datos de la memoria
van siendo cada vez más indelebles, pero en la medida que van
produciéndose esos claros en el bosque, la imaginación, la
fantasía, va cubriendo los intersticios, va completando los
faltantes hasta el momento que decimos:
`Se pierde en la
leyenda´."
"Pero, tal vez, esta atmósfera es lo que hace más interesante la
perspectiva, porque al faltar el dato riguroso, racional,
inmodificable, depende de cada narrador lo que vea o intuya de
ese paisaje de las fuentes, de ese “perderse en las brumas de la
historia”, de ese “encontrar las vertientes primeras donde
abrevar”, que junto con el misterio nos dejara probar el agua
más clara, más incontaminada, más recién nacida de todo
comienzo."
Más adelante y ya descriptivamente, dice:
"... Por donde existía la Iglesia del Niño Dios, cuando la
madrugada dibujaba ya el contorno de las figuras envueltas en el
relente húmedo, de manera imprecisa, el sendero de la
Cañada al sur era la obligada ruta de los trasnochadores,
eufóricos algunos, amargados otros, de las interminables
sesiones de truco y pase inglés, pero sin excepción, bajo los
efectos de la ginebra que entona y anima para jugar la última
moneda o hacerle caer en el estaño del mostrador casero."
Efraín U. Bischoff, a principios de 1943, cita en
uno de sus trabajos al poeta uruguayo Fernán Silva Valdez
diciendo que tenía razón cuando afirmaba que “... la leyenda es
la verdad crecida hasta ser mentira. O de otro modo, la leyenda
es la verdad abierta de alas."
“Creemos sí – dice Bischoff – que la leyenda tiene el
encantamiento de lo mágico, despierta en el espíritu la avidez
de lo inasible, nos empuja a meternos en el territorio donde una
atmósfera de cambiantes colores y temperaturas, invita a
observar seres y cosas de un pasado, muchas veces remoto, y
creernos en cercanía de siluetas reales donde solamente están
figuras de niebla o leves vestigios de algo que fue."
Coordenadas:
Domicilio: San Juan esq. Belgrano
Latitud: 31º 25’ 11,55" S
Longitud:
64º 11’ 23,83"
O

Fuentes de consulta:
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BOIXADÓS, María Cristina – Córdoba fotografiada entre
1870 y 1930. Imágenes urbanas. Editorial Universidad
Nacional de Córdoba. Córdoba, 2008
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BOIXADOS, María Cristina - Historias reveladas - Córdoba
1870-1955 - Córdoba 2014.
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DEL CAMPO, Carlos Alberto –
El Intendente de Córdoba,
Martín Federico - Diario La Mañana de Córdoba,
21-07-2011
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GRACIA Joaquín S.J. -
Los Jesuitas en Córdoba – Tomo
IV: 1838-1940 – Editorial de la Universidad Católica de
Córdoba. Córdoba, 2008.
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GRENON, Pedro, S. J. –
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Pasado, Nº 2 - Editorial Biffignandi. Córdoba
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-
LA ARQUITECTURA EN CÓRDOBA Y SU HISTORIA, compilación de
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Cae
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LOS PRINCIPIOS, 10, 11, 12 y 13 de febrero de 1902.
R. P.
Juan Cherta. Córdoba.
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LOS PRINCIPIOS, 03 de mayo de 1954.
Serán demolidos el
Colegio y la Iglesia del Niño Dios. Córdoba
-
SILBERMANAS, Isaac- GIGENA PARKER, Luis E. JEANDREVIN,
Eloísa- Córdoba La Vieja, Fotografías de la ciudad
1870-1950- Editorial Dos Mundos. Córdoba, s.f.
-
WIKIPEDIA –
Manuel Martín Federico – Tomado el
21-04-2014
-
Se agradece al Sr. Oscar Heminio Herrera Gregorat, Córdoba
de Antaño, por sus aportes en fotografías e información.
-
Se agradece al Sr. Federico G. Bordese, Archivo Fotográfico
de Córdoba, por su valiosa colaboración.
-
Estampas de Córdoba y Monumentos Coloniales de Córdoba.

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