La Capilla Santa Ana
en Córdoba
Capital (Argentina) rinde tributo a la tradición en torno a la pareja
de Joaquín y Ana que, de acuerdo al Proto Evangelio, se presentan ante
Dios solicitando los ayude a tener
descendencia. Dios les responde bendiciendo a Ana con el embarazo y
posterior nacimiento de una niña que llamarán María. La tradición que
nació en Turquía en el siglo VI se extendió hacia occidente bajo las
advocaciones de Santa Ana y San Joaquín. Durante sus 400 años de vida la
Capilla nace en la Estancia Santa Ana de Ana Caballero; para luego, en
el
siglo XVII, ser parte de la jesuítica Compañía de Jesús como lugar de
descanso del Colegio Máximo y proveedor de frutas y verduras. En 1953 es
declarada Monumento Histórico por el entonces Presidente Juan D. Perón.
En 1987 se ejecuta su necesaria restauración.
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SANTA ANA
En
el siglo II, comienza una tradición que atribuye los
nombres de San Joaquín y Santa Ana a los padres de la
Virgen María. El culto a Santa Ana se introdujo en la
Iglesia Oriental en el siglo VI; mientras que, en el mundo Occidental, en el
siglo X.
Todo lo que de ellos se conoce, procede de literatura
apócrifa, siendo la más antigua del año 150. Ya en el
siglo XIII, a partir de la “Leyenda Dorada” de Jacobo de
Vorágine, la historia de Santa Ana se difundió por
occidente y se convirtió en una de las santas más
populares de América Latina.
Es el Protoevangelio el que nos ofrece un relato de la
historia de Joaquín y Ana. Vivían ellos en Nazareth,
constituyendo una pareja rica y piadosa, pero sin hijos.
Cuando en una fiesta Joaquín se presentó para ofrecer
sacrificio en el Templo, fue rechazado por Rubén, bajo el
pretexto de que hombres sin descendencia no son dignos de
ser admitidos.
Sumamente apesadumbrado, se retiró del Templo sin volver a
su casa, tomando el camino de las montañas para
presentarse ante Dios, en soledad.
Ana, ante la prolongada ausencia de su esposo, cuya razón
conocía;
clama al Señor, quite de ella la terrible maldición de la
esterilidad, prometiéndole que dedicaría su descendencia a su
servicio.
Sus ruegos son escuchados: … “Ana, el Señor ha mirado tus
lágrimas; concebirás y darás a luz el fruto de tu vientre, será
bendecido por todo el mundo", le
dijo el ángel. La misma promesa fue a hacerle a Joaquín,
quien
volvió donde su esposa. Ana dio a luz a una hija que llamó
Miriam (María).
El culto de Santa Ana, adquirió tal popularidad que el emperador
Justiniano, a mediados del año 550, le dedicó una basílica en
la ciudad de Constantinopla, en la actual Turquía.
LA CAPILLA
En Córdoba, a pocas cuadras del centro de la ciudad, una
hermosa capilla jesuítica, bajo la advocación de Santa Ana,
soporta estoicamente la modernidad, celebrando sus 400 años con
orgullosa presencia, en el Recodo, al pie de una pantalla de
formas nuevas.
Fue en 1607 cuando en su testamento Doña Ana Caballero, viuda de
Juan de Luna y Cárdenas menciona por primera vez el nombre de
Santa Ana dado al lugar. Dice poseer “una chacra llamada
Santa Ana, en tierras de
la Suquía con un molino de moler trigo”.
Mas adelante dice que posee la casa de su morada y una cuadra
bajo riego de la acequia.
En el siglo XVII, se hace cargo
la Compañía de Jesús.
El
historiador Mons. Pablo Cabrera
quien
dice que “ … los novicios salían derecho a Santa
Ana, por la calle, hoy Caseros. Allí el estudiantado pasaba el
día en legítima holganza, entregados a honestos esparcimientos,
conforme al programa establecido".
Efectivamente era usada para descanso semanal y anual de los
profesores del Colegio Máximo y para la provisión de frutas y
verduras.
El arquitecto José Marcos Ortiz Quirós la describe:
"Como
consecuencia de su sencillez estructural, una larga bóveda de
cañón corrido cubría todo el lado oeste, al que luego se le
agregaron cinco contrafuertes. Las habitaciones menores no
necesitaron de este recurso. Las transformaciones posteriores
respondieron a múltiples destinos y le fueron confiriendo al
recinto su vocación de oración. Su
tipología está definida por su tamaño, su escala y por la
sencillez organizativa de sus elementos
que le dan características singulares.
Su
configuración
en una
nave y una nave menor lateral con bóveda de cañón corrido, le da
un carácter secuencial y su estructuración. El agregado de cinco
ciclópeos contrafuertes refuerzan su muro externo.
Un esquema tipológico lineal, es la característica poco
frecuente en edificios de esta naturaleza".
Video - Año 2007
Continúa el Arquitecto
José Marcos Ortiz Quirós: "El
sistema constructivo es muy simple y eficiente, utiliza
materiales básicos: piedra y ladrillo. La piedra soporta las
cargas verticales y los ladrillos resuelven coherentemente las
bóvedas, respondiendo al comportamiento estructural del edificio".
Archivo Fotográfico de Córdoba - Documento Fotográfico
Álbum de Estructuras Edilicias – Inventario Nº
1.222
Capilla Santa Ana (1973) - Foto Víctor Hugo
Cordón
En 1987, se llevaron a cabo las tareas de restauración para
darle la fisonomía actual. Explica el Arq. Ortiz Quirós que
después de hacer los estudios correspondientes para determinar
el estado de los muros portantes, se decidió ejecutar una bóveda
de cañón corrido de hormigón armado fundando su decisión en que "...
si
bien esta bóveda no reproducirá nunca las características
espaciales originales, es un testimonio de la evolución
contemporánea, tecnología actual y nuestra realidad cotidiana.
Segúncriterio actual en el restauro se destacaron los muros pétreos
originales y contrafuertes con aparejo de verdugada, donde la
piedra alterna con hiladas de ladrillos consiguiendo una
textura, contrastando con su fachada austera con una sencilla
moldura corrida que soporta un tímpano con una abertura que hace
las veces de campanario, todo revocado con cal y arena, con
carpintería de madera de algarrobo y pisos de baldosas de
ladrillos con umbrales de piedra y madera".
Más de 70 años estuvo en manos de los jesuitas, hasta 1767, año
del extrañamiento de la Compañía. El Padre Cayetano Bruno en su
Historia de la Iglesia en la Argentina, al referirse a esta
expulsión, "... solo puede calificarse de obra satánica por sus enormes
consecuencias en la vida no menos espiritual que cultural,
política y social. Hubo en todos los órdenes un sensible
descenso por tan violenta sacudida, sin posibilidad de recobro".
La Capilla sufrió el saqueo sin miramientos y comenzó su franco
deterioro a manos de la Junta de temporalidades. Ésta apunta en
el inventario de la
"Chacarita de Santa Ana":
"Tiene
una casita de 17 varas de frente Oeste y 35 de fondo. En ella
hay un refectorio con 7 mesas de tablas. En el cual
[refectorio]
hay una Capillita [retablo] en que se solía decir
misa. En esta casita hay un corredor sin muebles ninguno. Fuera
de esta hay una cocinita y el lugar común. Inmediatamente a esta
cocina, un galpón de paja., con paredes de tierra. Un corral de
palo a pique [estaca de postes]
para ganado dentro de
una enramada. Iten
en esta misma Chacarita hay un huerto de 350 pasos largos y 215
de ancho. Tiene 87 árboles frutales que algunos de ellos son de
este año. Tres norias con 6 albercas
[pozos pileta] corrientes de todos sus aparejos. Y toda esta
huerta está cercada de un tapial viejo y maltratado por casi
todas partes. Iten detrás del tapial hay dos Hornos para cocer
ladrillos; que los dos [hornos] están unidos. Una casa de
tres tirantes para el capataz y el rancho para los negros. Dos
corrales de ramazón [uno] para guardar y hacer ladrillo
[el otro] para hacer ladrillos. Y otro corral de palo a
pique para encerrar bueyes. Al lado de esta [casa]
hay una casita de un tirante de tejas. Y cinco ranchos de paja y
cueros".
A
los 28 años que los jesuitas ya no estaban, Lorenzo Caballero le
compra a la Junta los terrenos de la Quinta y al referirse a las
construcciones, las describía como totalmente destruídas,
donde no había ningún techo que no se lloviera.
A
Caballero le sucedió su esposa Doña Josefa Ramírez de Arellano
quien el 24 de julio de 1844 en su testamento designa albacea a
sus sobrinos, Eduardo José Vicente y José Elario Ramírez de
Arellano.
En 1853 pasa al Colegio de Monserrat. La venta comprendía "... todo
lo edificado y plantado, terreno conocido por de dicha finca,
según documentos que también se habían entregado".
Cien años después, Juan Domingo Perón, presidente de la Nación
Argentina, firmaba el Decreto Nº 20.111/53 de la Comisión
Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, el 23
de octubre de 1953, declarando monumento histórico las ruinas de
la Capilla Jesuítica, ubicada en el Barrio Quinta Santa Ana de
la Ciudad de Córdoba.
El 12 de mayo de 1970, el Ingeniero Nastri comunica a la
Dirección Nacional de Arquitectura que la Empresa N.A.S.A.
ha procedido a donar el predio de las ruinas jesuíticas al
Arzobispado de Córdoba
y solicita
la intervención de varios organismos para su restauración.
DE LAS TIERRAS DE LA QUINTA Y LA CAPILLA
3 de diciembre de 1574
( recibe merced)
Gonzalo de Abreu, otorga a Francisco de Mendoza Marmolejo la
"Merced
de Chacra"
de 2000 pies de frente por 2000 pies de largo.
13 de octubre de 1593
(merced)
También se tiene como antecedente que el origen de esta
propiedad, proviene de una
"Merced de Tierras"
que el
teniente gobernador Francisco Molina de Navarrete concede a
Francisco de Mendoza Marmolejo.
Año 1607
(protocolización
de
testamento)
Doña Ana Caballero estuvo casada en primeras nupcias con
Francisco de Mendoza Marmolejo y tuvieron un hijo varón,
muerto a corta edad. Al enviudar se casó en segundas
nupcias con el capitán Diego Díaz, siendo sus dos hijos:
Diego Diaz y Alonso Diaz Caballero.
Al enviudar por segunda vez, se casó en terceras nupcias con
don Juan de Luna y Cárdenas
y tuvieron dos hijos: Gregorio y Petronila de Luna y
Cardenas.
Doña Ana,
en su testamento de 1607, ya viuda de Don Juán dice que la
chacra de la casa de su morada y la edificación la tiene de
su primer casamiento y que ella, después la heredó de su
hijo, como madre. En este documento se da por primera vez el
nombre de “Santa Ana” al paraje. Dice ser
poseedora de“una chacra llamada Santa Ana, en tierra de
la Suquia con un molino de moler trigo”.
Año 1693
(compra)
Por ciento cincuenta pesos el padre Gregorio Oróz siendo
Rector del colegio Màximo, compra la Quinta Santa Ana.
25 – agosto – 1699
(pago de pastoreo)
Pagaré del Capitán Don Pedro de Urtubey, mercader tratante
de caballar, que le envió al presbítero Torres y Cabrera,
por “el alquiler de caballos en pastoreo para tres años
en la suma de 4.636 caballos y 2000 mulas”. En el
documento se menciona la ubicación y finalidad de Santa Ana:
“estancado en el paraje que llaman Santa Ana, extramuros
de la ciudad, alivio y recreo de
la Compañía de Jesús”.
Año 1741
El padre provincial de la Provincia Jesuítica del Paraguay,
Antonio Machoni S. J. (1671-1753) en la Carta Anua, dice:
“también tiene este Colegio, distante de él como cuatro
cuadras
[son doce] una huerta llamada San Ana recientemente
adquirida y compuesta la toma del río y acequia de agua
corriente.
La Quinta de Santa Ana cuenta con más de mil árboles
frutales que se han plantado, todo a costa de limosnas; 1250
plantas de cebollas, con legumbres y sandías y melones,
zapallos, etc. Reditúa en el año esta huerta, que esta aún
en los principios como mil pesos. Pues este año y desde
enero hasta octubre, ha dado al Colegio (Máximo,
Universidad) en hortalizas y frutos 640; fuera de lo que se
ha vendido, con cuyo dinero se pagan los peones, etc. Tiene
una noria armada y corriente con dos burros, que funciona.
Una carreta con cuatro bueyes aradores y carreteros. Tiene
una Capilla con bastante adorno y lo necesario para la Misa.
Dos albas una nueva y otra usada. Tres aposentos; dos
grandes y dos medianos. Sirve esta Huerta para que nuestros
Hermanos Estudiantes vayan a tener en ella vacaciones. Esta
quinta tiene también dos hornos de cocer ladrillo y teja,
con su ramada.”
Año 1743
(relato de viaje)
En “De Vita et Moribus Tredecim Virorum Paraguaycorum”,
libro del padre José Manuel Peramás , S.J., relata la vida
de otro jesuita, Juan Suarez, y dice: “… No dejaba nada
sin hacer en los mismos días de fiesta concedidos para la
salvación del alma. En Córdoba del Tucumán existía la
costumbre de que los jóvenes jesuitas el día jueves, en el
cual se descansaba del estudio, y después del medio día,
fuesen todos juntos, con el Ministro de Moral a un pequeño
predio del Colegio, próximo a la ciudad, que se llamaba San
Ana, allí se recreaban con paseos cortos y conversaciones
puras…”.
6 – febrero - 1746
(prosecución de obra)
El padre Antonio Machoni S. J. en el memorial dedicado a
Santa Ana ordena “prosígase la obra de la ranchería
hasta concluir y se edificará y cubrirá con tejas”. En
las cartas anuas de 1720 a 1750 hacen referencia al
funcionamiento de la Quinta de Santa Ana.
12 – julio - 1767
(extrañamiento)
Una tropa de 80 dragones tomó por asalto la Universidad y el
Convictorio de Córdoba. Dice Efraín U. Bischoff:
“La furia y la rapiña llegó a todas partes. No se salvaron
ni los ambientes del culto ni de laboratorio. Entre la
grosería de la soldadesca y los finos modales de los que
sabían muy bien lo que se llevaban, la soledad y el desorden
se apoderó del recinto…”
“… en aquella Córdoba de pupilas asombradas ante el despojo
que se hacía, hubo quines se regodeaban por dentro. Se
recibía una herencia formidable. Y en lugar de salir
aguerridamente en defensa de quienes habían forjado el
patrimonio, no pocos prefirieron ayudarlo a bien morir". La Capilla de Santa Ana pasará a la Real Junta de
Temporalidades y su administrador será Don Agustín Lascano
Vicario.
Efraín U. Bischoff
Año 1785
(viruela)
La ciudad de Córdoba se vio azotada por una epidemia de
viruela a la que el Marqués de Sobre Monte salió al cruce
disponiendo la creación de una Casa de Aislamiento, para el
tratamiento de los pacientes afectados. Para ello se
solicitó a al Junta de Temporalidades la entrega de las
instalaciones de la Quinta Santa Ana que ya se encontraban
casi en ruinas.
15 – julio – 1794
(compra)
Lorenzo Caballero compra la Quinta a la Junta de
Temporalidades.
22 – octubre - 1799
(inventario)
Su propiedad consta de un, todo bajo cerco de pared, palo a
pique y ramas, que de naciente a poniente mide 458 varas y
de norte a sur 202 varas…
Con respecto a las construcciones las describe con numerosas
anomalías por falta de mantenimiento.
17 – agosto - 1797
( compra)
El Coronel de Ejército Santiago Alejo Allende le compra a
Caballero, partes de la finca de Santa Ana. Es el mismo
Coronel que el 26 de agosto de 1810, será fusilado por orden
de la Primera Junta, en el Monte de los Papagayos, junto a
Liniers, Gutierrez de la Concha, Moreno y Rodríguez. La
Quinta de Santa ana queda en manos de su esposa Micaela de
la Quintana viuda de Allende.
26 – noviembre – 1810
( fábrica de pólvora)
Mariano Moreno, secretario, comunica a la Junta de Gobierno
de Córdoba, la aprobación de la instalación de una fábrica
de pólvora. La misma se instala en los predios que la viuda
de Allende, vende en 12.000 pesos. Funcionó hasta el 23 de
abril de 1815, desapareciendo por una explosión.
8 – noviembre – 1816
(batalla)
Las tropas de Juan Pablo Bulnes, opositor al gobernador José
Javier Diaz, en los predios de la Quinta Santa Ana, son
vencidas por las del enviado del Congreso de Tucumán, el
coronel Santos Francisco Sayos.
31 – octubre – 1848
(venta)
El presbítero Dr. Don Eduardo Ramirez de Arellano, vende al
médico alemán Don Simón Ernsthal, “la quinta denominada
Santa Ana de la propiedad de la finada Doña Josefa de
Arellano”, y como albacea testamentario, “con todos
los derechos de terrenos que tiene dicha finca perteneciente
a la testamentaria de su cargo, en cantidad de dos mil
quinientos pesos que tiene recibidos”.
16 – junio – 1851
(venta)
Doña Leonor Albarracín de Gigena vende a Don José de la Cruz
Fernandez, la quinta de su propiedad que anteriormente fue
del finado Don Francisco Bulnes.
22 – junio - 1853
(venta)
Don Simón Ernsthal vende a favor del Colegio Nuestra Señora
de Monserrat “la finca de su propiedad denominada Santa
Ana, en cantidad de dos mil ochocientos pesos, de los cuales
tenía recibidos dos mil pesos del actual rector de dicho
Colegio, Dr. Don Eduardo Ramirez de Arellano, y el remanente
queda hipotecado en la misma finca con el interés del seis
por ciento anual…”.
22 – septiembre – 1860
(venta)
El Colegio Monserrat vende a Aurelio Piñeiro.
Año 1861
( venta)
Don Aurelio Piñeiro vende a Don Cándido de Novillo.
Años 1871 - 1873
En los predios de la Quinta se realiza la Exposición
Nacional de Artes y Productos.
Datos complementarios:
Se puede visitar todos los domingos a las 10:30 hrs. Se oficia
misa dominical concelebrada.
Coordenadas:
Domicilio: Bv. Quinta Santa Ana 178
Latitud: 31º 24’ 42,66" S
Longitud:
64º 12’ 15,34"
O
Fuentes de consulta:
P. CUESTA, José A. S.D.B. - Cuarto Centenario de la Quinta
de Santa Ana – Corintos 13, Córdoba , 2007.
DENARO, Liliana de. - Buscando la identidad cultural
cordobesa -
Tomo I - Corintos 13 – Córdoba, 2008
Agradecemos los aportes del Dr. Prudencio Bustos Argañarás
sobre la genealogía de la familia Luna y Cárdenas.
Se
agradece especialmente al Sr. Federico G. Bordese por su
valiosa colaboración.