Síntesis

La Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Ischilín, Departamento Ischilín, Córdoba, (Argentina) se encuentra en tierras concedidas en carácter de Merced a Miguel de Ardiles; a fines del siglo XVII distintas estancias (Ischilín Viejo y El Pantanillo) son unificadas en manos de los hermanos Torres Martínez. Por entonces ya había constancias de una precaria capilla que, construída por los jesuitas, ya estaba en ruinas. En 1706 se inicia la construcción de la iglesia por Francisco de las Casas y Ceballos y a su muerte su viuda completa la obra incorporando la torre, el coro y dos ventanas. Se libra al culto en 1731. La tipología arquitectónica responde a una Capilla de una sola nave, sin cúpula, con coro alto y sacristía. La nave se extiende, con su bóveda de cañón corrido, hacia adelante relegando el imafronte formando el pórtico de ingreso. El interior está ritmado por arcos torales sobre pilastras.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO - MHN

 

La tipología arquitectónica responde a la de capilla de una sola nave, sin cúpula, con coro alto y sacristía. Así la define el Arq. Rodolfo Gallardo.

 

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La nave se prolonga hacia adelante con su bóveda de cañón corrido de arco de medio punto, relegando el imafronte, para formar el pórtico de ingreso. El espacio interior ritmado por arcos torales sobre pilastras, forma una bóveda por aristas en el segundo tramo, después de la entrada.

"Por extraña coincidencia y contrariando quizás, la intención de los autores y de la época en que fue construído este templo, su nave ofrece en el rústico pero ingenioso trazado de arcos y bóvedas, un ámbito primitivista que evoca extemporáneamente lo mozárabe asturiano. Curiosa fisonomía arcaizante que florece en la ocasión denotando la común semblanza de todos los momentos de pristinidad, en este caso acuciado por resabios y recuerdos". [Martín Noel, 1942]

Dalmacio Sabrón S.J., en su obra sobre el Hermano Bianchi, hace una minuciosa descripción de la capilla, manifestando que fue terminada en 1739 cuando se concluía, en la ciudad de Córdoba, el pórtico de la Catedral. Dice que "... la nave de tres tramos, con bóveda de crucería en el segundo después de la entrada, tiene antepuesto un pórtico, seguramente lo último que se ha construído, que retoma en lenguaje 'naif' el motivo albertiano de Bianchi. Un gran arco, apenas más bajo que la bóveda de la nave, penetra completamente en el amplio triángulo que determinan las vertientes del tejado sobre el frente, señalado rústicamente como un frontón con abultado bocel. Sobre los paños de muro en ambos lados y a la altura correcta de un segundo orden, aparecen dos nichos con arco, fuertemente resaltados. Una esquemática moldura, más abajo, divide la altura del muro, como cornisa de cincha. Han desaparecido las pilastras y todos los demás elementos cultos del orden arquitectónico, pero la imagen albertiana curiosamente subsiste. Como en ciertos monumentos barbáricos que copiaron en la lengua insipiente los modelos del antiguo romano tardío. Su estilización hace pensar en mano de obra indígena ... los jesuitas hacían bajar desde las Misiones a los artesanos más capaces para sus obras, como se deduce de las cartas de Cattaneo y Gervasoni. Empleaban también mano de obra local, cuyos nombres de capataces o simples oficiales aparecen, a veces repetidos, en el Libro del Procurador. Bien pudo haber intervenido en Ischilín, alguien con cierta experiencia de las cuadrillas que trabajaron el pórtico de la Catedral de Córdoba, bajo las órdenes de Bianchi".

Esta construida en piedra y cal, con contrafuertes y relieves en ladrillo cocido, a veces recortados y tallados. Su techo de tejas es a dos aguas. Su simple volumetría, sus pequeñas dimensiones le dan un aspecto de gran solidez. Un apéndice simétrico a la sacristía original, alteró el aspecto primitivo.

 

 

Hace muchos años un potente rayo destrozó el campanario original y con la buena voluntad de los  vecinos de toda la comarca, se reconstruyó con un diseño finisecular,  que no está acorde con el conjunto. Siendo éste un M.H.N., sería muy plausible que se tomaran los recaudos para poner en valor el campanario y se efectuara el mantenimiento necesario.

 

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El Arq. Martín Noel encuentra en la estética de la iglesia de Ischilín, ciertas reminiscencias moriscas; a su criterio la obra "... nos sugiere una interesante digresión: existen en su fábrica mixta, de piedra y mampostería, ciertos elementos como ser la decoración de la puerta tapiada del crucero  y el cornisamento de la sacristía, ejecutados en ladrillos tallados, y aunque esté ello realizado rústicamente, nos revela la presencia de un sistema decorativo de la escuela muslímica; es, en forma escueta, la arquitectura de las torres mudéjares de Zaragoza y Tarragona, del ábside del Seo, del arrabal de Toledo". [Citado por Lascano González, 1941]

Además agrega que "... la pila de piedra de sapo que se halla en la sacristía donde, nuevamente aparece, la tinaja con el árbol blanco del paraíso de Zoroastro".

 

 

Se destaca la puerta de la sacristía hábilmente tallada, con sus tableros de doble flor por hoja, con movimiento por sistema de quicio. El púlpito de sección hexagonal, sin tornavoz, con decoraciones que representan los atributos de los evangelistas, fue donado por Don Francisco Javier Usandivaras (1733-1798), primer encomendero de las tierras del lugar.

De perfil español y viejo cuño son el barandal torneado del coro alto y las ménsulas donde se asienta. Dicho apoyo es sobre tirantería y elegantes canes recortados que muestran una excelente talla de madera que, junto con la labra de la piedra sapo que se repite en detalles como el escudo de la portada, sillares menores con fechas y un mascarón de tierra cocida en el contrafrente, son puntos de interés en la composición de esta obra.

 

 

 

El altar mayor ha sufrido algunas modificaciones posteriores con adaptaciones inadecuadas en estilo de gótico. Lastima grande que el moderno retablo altere el valor emocional de su expresividad plástica.

 

 

En esta capilla, con importantes valores espaciales no lo son menos el mobiliario y la imaginería. Es preciso destacar las imágenes de candelero, como la de la Dolorosa con su manto, vestido y cíngulo negro de griseta, su velo de cambrai, diadema de plata tirada, atravesado su corazón con un puñal y destaca su cabeza con una corona de igual metal y un esplendor con rayos, que forma parte del Calvario colocado en un altar lateral. Un enjuto y doliente Nazareno portando la Cruz, patentiza el ascendiente de los talleres indocoloniales del Alto Perú.

 

 

La Capilla fue declarada de Interés Provincial por decreto Nº 2230 del 7 de junio de 1982 y Monumento Histórico Nacional, el 28 de noviembre de 1983 por Decreto nº 3110. (Acceda aquí al respectivo Decreto)

 

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LAS TIERRAS - Los Comienzos

 

Según afirma el cartel informativo frente a la Capilla, el origen de este asentamiento reconoce una encomienda indígena concedida a  Miguel de Ardiles, compañero fundacional de Jerónimo Luis de Cabrera. Ischilín, es muy probable que en lengua aborigen se refiera a una manifestación de alegría.

Dos eran las poblaciones hispanas que existían a principios del siglo XVII en la región, eran conocidas con el nombre de Ischilín Viejo o Ischilín Nuevo; alrededor de una legua, distantes entre sí.

Don Manuel Rodríguez casado con Doña Juana Martínez, propietario de la estancia de Ischilín, el 24 de diciembre de 1648, solicita al gobernador Don Gutiérrez de Acosta y Padilla, el otorgamiento de tierras linderas a su propiedad, que habían quedado vacantes y se extendían hasta el pueblo de Ischilín. El 9 de enero de 1649, le otorgaron posesión de dichas tierras. 

En 1689, Domingo Torres Martínez, se presenta ante el gobernador manifestándole que a causa del fallecimiento de su señor padre, él y su hermano habían quedado como herederos de las tierras que fueron de don Manuel Rodríguez "... las más de ellas en el sitio de Ischilín Viejo". Al mismo tiempo solicitaban amparo, por cuanto sus derechos habían sido lesionados, dado que posteriormente, se había otorgado merced a Ignacio Cárdenas de las tierras entregadas a su padre, llamadas "El Pantanillo", linderos del pueblo de Ischilín Viejo. Los hermanos Torres Martínez obtuvieron resolución favorable y quedaron ratificados en su posesión.

Mons. Pablo Cabrera dice que, en Ischilín Viejo, "... para la época de la visita del famoso Oidor Alfaro existía ya un templo levantado con toda probabilidad por los jesuitas, el mismo que para 1649 se conservaba aún en pié, pero del cual a fines de 1690 solo sobrevivían escombros".

Paulatinamente, tras un primer intento de asentamiento los habitantes de Ischilín Viejo, se van trasladando a "El Pantanillo", distante unas veinte cuadras. Como era habitual, los moradores de un nuevo pueblo debían dar solución a la necesidad de contar con una obra destinada al culto.

El Maestre de Campo Don Francisco de las Casas y Ceballos  (1670-1718) fue el generoso señor, que "... guiado por su buen celo y deseoso del bien espiritual de las almas", inició en 1706 la construcción de la capilla de Nuestra Señora del Rosario. Con el correr de los años la obra fue avanzando y diez años después, estaba casi concluida. [A.H.P.C. Registro 1, tomo 107, f.121]

 

 

El 18 de septiembre de 1716, Domingo, Manuel, Esteban y Ana López de Ayala propietarios del terreno donde se asentaba la Capilla, hicieron formal donación a María Santísima del mismo. [A.H.P.C. Registro 1, tomo 107, f.121]

Todos los vecinos contribuyeron piadosamente a la realización de la obra, quedando registrado el de Don Eustaquio Quinteros "... mandas en dinero para la teja que há de comprar para dicha Capilla ... y un par de candelabros de plata, grandes, para el altar del Cristo de la Capilla". [Pablo Cabrera 62:1931]

En 1718, falleció Casas y Cevallos y su viuda Doña María de la Sierra, casada en segundas nupcias con Don Pedro de Usandivaras, continuó la obra agregando la torre, el coro y dos ventanas, una en el coro y la otra en la sacristía.

Con la celebración de misa solemne, fue librada al culto en el año 1731, con la asistencia del cura del partido de Totoral, maestro Don Francisco Venegas de Toledo, el R. P. Prior de Santo Domingo Fray José Celis, del Teniente cura maestro Don Antonio de Peralta, del maestro Don José de Peralta, otros dos frailes dominicos y la feligresía de la comarca.

El 20 de octubre de 1743, es sepultado Don Pedro de Usandivaras e Irriberri (1700-1743) en la Capilla del Rosario, habiendo fallecido en su estancia de Ischilín. [Archivo Parroquial de Tulumba. Defunciones, pag. 50]

Seis años después el obispo Dr. Don Pedro Miguel de Argandoña (1693-1775), dividió el antiguo Curato del Totoral en dos; dando origen al de Tulumba y al de Ischilín, estableciendo que la sede de éste último, sería la Capilla del Rosario.

Doña María de la Sierra viuda de Usandivaras, al tomar conocimiento de la determinación del Obispo, le solicitó el patronato y mayordomía de la misma, para ella y sus descendientes, afirmando que "... es pues dicha Capilla de paredes de cal y canto y techumbre artesonado de bóveda con dos puertas tachonadas de clavazón y aldabones de bronce amarillo, tiene coro y sacristía correspondiente a la perfección de la obra, la cual está tasada y apreciada más de trese mil pesos, de parte del Padre Prímoli, jesuita arquitecto que fue del Colegio. Llégasele por adornos una lámpara con treinta y tres marcos de plata, catorce o 15 cuadros en que está expresa la vida de la Virgen, ornamentos, vasos sagrados y otros adminículos para la decencia del Santo Sacrificio de la misa y administración de los sacramentos. Y siendo todo esto costeado a expensas de mi peculio, asistencia y trabajo personal, así mío como de mi difunto esposo". [A.H.P.C. Pagarés. Patronato. División de Curatos 1641-1940. leg.30]

El 19 de julio de 1749, el Obispo Argandeña, hizo lugar a lo solicitado, nombrándola "... por patrona de dicha capilla para que se le guarden todos los privilegios y exenciones que el derecho tiene señalado a los patrones de las iglesias y declaramos que todos sus descendientes le sucedan y tengan acción a dicho patronato". Agregando que "... nombramos a esta parte y a los sucesores legítimos mayordomos y superintendentes de dicha iglesia de Ischilín". [A.H.P.C. Pagarés. Patronato. División de Curatos 1641-1940. leg.30]

 

La Capilla en 1924

 

EL PUEBLO

 

 

Decía Antonio Lascano González, allá por el año 1940, que "... el pueblo de Ischilín, situado en la encrucijada de las principales vías de la conquista que lo fueron también, posteriormente, de la  organización nacional, ha sido testigo obligado de todo cuanto ascendió o descendió por ellas durante cuatro centurias. Su iglesia tiene quizás por ello,  prestancia y colorido patriarcal, y el caserío viejo que se agrupa a su diestra, en torno al gigantesco algarrobo, varias veces secular, conserva su sabor indescriptible de historia patria. En el hermetismo de sus puertas  y postigos, y en la soledad sigilosa de su plaza desierta, parece perdurar la zozobra del malón y de la montonera ... produce la impresión de que en cualquier instante pudiera surgir de algún zaguán la figura recia y colorida de un capitán de capa y espada; de que esa tierra pisoteada de la plaza, fuera la misma que dejó el ejército del general Paz, la noche aquella en que lo acantonó en el pueblo, apiñada la caballada exhausta bajo el algarrobo, para salir presuroso hacia el sud por la mañana, en busca de las huestes del gobernador Bedoya; de que estos caballos enjaezados, agrupados en algún palenque, fueran los que aguardaban al general Lamadrid, para seguir viaje al norte, después de pernoctar con irreverente desenfado sobre los bancos de la iglesia, a la sombra fresca de la nave". [Antonio Lascano González, 1941]

 

 

El tendido del ferrocarril al norte no pasó cerca de este pueblo, por lo que quedó al margen del progreso comercial y paralizado en el tiempo, conservando su antigua estructura. Allí quedaron, a la izquierda del templo, el espacio de la plaza con aljibe, el  cuatricentenario algarrobo y en dos de sus cuadras "... quartos de adobe y otros de paja embarrada para alojamiento de las familias en las festividades anuales, especialmente en la de la Patrona, Nuestra Señora del Rosario“. [A.H.P.C. Escribanía 2, legajo 100, exp. 18]

El paso del tiempo hizo mella en las construcciones existentes y a principios de esta década, un vecino del lugar, con gran esfuerzo, intervino en ellas para salvarlas de su destrucción. La carencia de documentación respaldatoria no nos permite discernir si se trata de una restauración o una puesta escenográfica con fines turísticos.

 

 

El algarrobo (Avellaneda 181) fue declarado Lugar Histórico por la Comisión Nacional de Museos, y de Monumentos y de Lugares Históricos, según Decreto Nº 3110 del 28 de noviembre de 1983. (Acceda aquí al respectivo Decreto)

 

Con nuestro debido agradecimiento consignamos que las anteriores fotos aéreas han sido autorizadas, para su publicación, por Juan Pablo Viola en su carácter de Editor General de www.descubri.com.ar

 

Coordenadas:

Latitud: 30º 34’ 46,28" S

Longitud: 64º 21’ 53,91" O

Altitud media: 894 m.s.n.m.

 

 

 

 

Fuentes de consulta:

  • FURLONG CARDIFF, Guillermo, S.J., Arquitectos Argentinos durante la dominación hispánica - Editorial Huarpes, S.A. - Buenos Aires, 1945.

  • GALLARDO, Rodolfo (Ver Biografía); MOYANO ALIAGA, Alejandro; MALIK de TCHARA, David, Las Capillas de Córdoba – Estudios de arte Argentino - Academia Nacional de Bellas Artes, 188.

  • LAZCANO GONZALEZ,  Antonio, Monumentos Históricos de Córdoba Colonial - S. de Amorrortu e hijos - Buenos Aires, 1941.

  • Revista “Caras y Caretas” - N°2032 del 11 de setiembre de 1937 - Biblioteca Nacional de España.

  • CAMARASA, Jorge, "Nuevas historias secretas de Córdoba" - 2014

  • Sub-Gerencia de Patrimonio Cultural – Agencia Córdoba Cultura S.E.

  • CABRERA, Pablo: "Córdoba del Tucumán, prehispánica y proto-hispánica". Editor Universidad Nacional de Córdoba, 1931.

  • DOCUMENTOS DE ARTE ARGENTINO: "En los senderos misionales de la arquitectura cordobesa". Publicaciones de la Academia Nacional de Bellas Artes. Buenos Aires, 1942.

  • SOBRON, Dalmacio H. S.J.: "Giovanni Andrea Bianchi, un arquitecto italiano en los albores de la arquitectura colonial argentina". Ediciones Corregidor. Buenos Aires, 1997.

Foto de 1934 - Archivo fotográfico Juan José Sanuy

 

Foto de Revista “Caras y Caretas” - N°2032 del 11 de setiembre de 1937

 

Foto de 1945 - La Prensa

 

 

 

Foto de 1944 - Archivo fotográfico Juan José Sanuy

 

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