CAPILLA VIEJA
En la
actualidad, la continuidad poblacional engaña y puede hacer
intuir que seguimos transitando por Córdoba Capital; sin embargo
allá por 1589 la historia, decididamente era otra. Polvorientas
y desdibujadas sendas se debían recorrer para alcanzar las
tierras donde sus naturales, los Topocayas, solían denominar
como Guamacha.
Es
así que, a fines del siglo XVI, dicha geografía fue recibida por
Blas de Peralta como legado del Gobernador Hernando de Lerma
premiando de este modo sus logros de conquista.
Esas
sendas fueron dibujadas por los españoles para iniciar los
yacimientos de donde transportarían la piedra caliza de la zona
con rumbo a darle forma a la recién nacida Córdoba.
A
principio del siglo XVII, la iglesia hizo también ocupación del
sitio con hornos de cal propios. Su producción se destinaba a
distintos emprendimientos de la Compañía de Jesús como el caso
de la construcción del Colegio Mayor.
Es el
Padre Grenón SJ quien aportaba fundamento escrito al nombre de
La Calera: "... Este nombre parece haber provenido de la
antigua producción en horno de cal que se usara en tiempo que
esto sería lo único o lo más llamativo o particular de la
regioncita, por las piedras de cal, por el horno y madera para
esa fabricación ...".
De
aquellos primigenios documentos podemos extraer la mención de la
división de tierras identificándolas con su ubicación y sus
dueños; es así que rescatamos a Calera Norte, Sud, de Canelas,
de Allende, de Torres, de Crespo, etc.
Si
bien hay menciones a hechos anteriores a 1750 (sepultura circa
1727 del Padre Salvatierra en la capilla) se debe asumir a esta
fecha como la primera donde se encuentra la referencia más clara
en relación al propietario y al detalle de sus bienes que
incluían lo que hoy conocemos como Capilla Vieja o Capilla del
Rosario de La Calera.




Aquella Estancia conocida como Calera Sud es vendida en 1750 por
su propietario Don José de las Casas a los Jesuítas Reverendos
Padres de la Compañía de Jesús (Archivo de Tribunales EL351 -
Exp.7-10-F.10).
Del libro "La Villa de La Calera" publicado por Eladio Diez en
1948 se revelan los siguientes conceptos extraídos de los
documentos de la venta: "Que en la Estancia de la Calera Sud,
tenemos por estos datos que la Capilla Vieja, con los cimientos
de piedra mezclada con barro, con el resto de la construcción de
adobe crudo, con su techo de tejas españolas a dos aguas, bien
revocada y pintada por fuera y por dentro, con sus puertas de
algarrobo, con su altar de material cocido y bien construído,
donde había un hueco en el sagrario de madera labrada y más
arriba, un nicho donde estaba colocada la imagen en bulto de
Nuestra Señora del Rosario y más arriba, un cuadrado ovalado
[donde actualmente estaba la imagen del Corazón de Jesús pintada
por el maestro Juan Antonio Rivilli], donde existía a la
izquierda del altar una puerta y junto a esa puerta un púlpito
de madera, apoyado en dos gruesas vigas de quebracho y el cual
se subía por la parte sud exterior de la Capilla, donde había
una galería cerrada [hoy reconstruída] que tenía a la
entrada su portal cubierto y arriba un hermoso coro, al cual se
ascendía por una escalera exterior situada al norte, de catorce
escalones con baranda, todo de material cocido ...".
La presencia de los Jesuítas como dueños del lugar es efímera,
sin embargo en tan corto lapso potenciaron al Puesto de La
Calera como almacenador de todos aquellos productos y animales
gestados desde los distintos emprendimientos rurales que les
pertenecían en lo que hoy conocemos como Provincia de Córdoba.
En 1767, al ser expulsados por Carlos III, los terrenos y las
existencias pasan a manos de la Junta de Temporalidades.
El Inventario redactado por el Escribano Fernando Fabro,
refiriéndose al Puesto de La Calera, expresa: "Este puesto
tiene de tierra montaña y de ningún provecho para pastar, ni
siembras, media legua de circunferencia. Terreno que está a
distancia de esta ciudad de cuatro leguas, se tasó en cien
pesos. En este puesto de La Calera hay una casa de teja que
tiene dos aposentos y una capillita al norte y otro aposento al
oeste que todo se tasó por el arquitecto en trescientos pesos".
El Archivo de Tribunales E2L47,e.15.f.140 expresa: "el 25 de
junio de 1771 en la Junta de Temporalidades se trata la remoción
del Puesto de La Calera y se nombró a Don Gabriel de Peralta
para que recibiera el puesto ...".
Peralta, a la sazón capataz durante la administración de los
Jesuítas, transfiere la propiedad al Coronel de Milicias Francisco Antonio Díaz.
Es Antonio Díaz quien accede a un acuerdo en 1776 con el Pbro. José
Noble y Canelas que se materializa en el traspaso definitivo a
éste en 1791 de toda la hacienda a la que se llama "Calera". La
misma no solo ya contaba con la Capilla, varias propiedades y
hornos sino que también tenía un molino doble construído con
anterioridad a esta transferencia y del que, hoy en día, aún se conservan restos.


La secuencia de ventas, de La Calera Sud y las tierras de la
incipiente Calera Norte, incluyen a nuevos propietarios como
Andrés de Aramburu en 1810, Pedro Zeballos en 1843, el que fuese
Gobernador José Norberto Allende en 1850 para luego asumir el
control sus hijos, José María y Juan Martín.

La estructura arquitectónica de la capilla, techada a dos aguas
con un sustento de cabriadas de par y nudillo, se sintetiza en
una solo nave con 8.65 m de longitud y 4.10 de ancho. Techo
plano en el pórtico sobre el cual, en el interior, se presenta
el coro alto que luce ventana coral abierta a la fachada. La
espadaña, a la derecha del edificio, es de abertura simple y de
acceso externo.



Vista de frente, el lado izquierdo ofrece una galería cubierta que
actúa como sacristía. Al ingresar, una nave de techo plano nos
conduce la mirada hacia la Virgen del Rosario y un sagrario que
ornamentan dentro de una hornacina un altar de clásico estilo
barroco.

Restos edilicios próximos a la Capilla muestran el estilo
constructivo de la época donde se destacan los muros de ladrillos
y adobes y los tejados a dos aguas completados con tejas de media
caña.

El río cercano (actual Suquía) brindaba no solo el barro para la
elaboración de los ladrillos sino también la fuerza de la energía
hidráulica imprescindible para accionar la piedra de molienda
emplazada en el Doble Molino.

En 1986, por decreto nº 2496 del 29 de mayo, se declara Monumento
de Interés Provincial por el Gobierno de la Provincia de Córdoba.
Opinión del Arq. Carlos Page (Revista IHS)

"La fotografía anterior fue tomada antes de la reconstrucción
efectuada en la década de 1970. Por ese entonces los restos
arqueológicos estaban compuestos por la capilla, un perchel y
habitaciones. Las políticas de conservación de esa época,
prefirieron la "reconstrucción" antes que la "conservación"
arqueológica. El resultado es que la iglesia luce flamantemente
falsa, el perchel se derrumbó solo y las habitaciones están
cercanas a su desplome."
Latitud : 31º
20´
S
Longitud : 64º
19´
W
Altitud :
499
m.

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