Síntesis

La Capilla está ubicada frente a la plaza Padre José León Torre de Luyaba, Departamento San Javier, Córdoba y data del año 1917. Sus cimientos y piedra fundamental fueron bendecidos por el Arzobispo Monseñor Castellano y su advocación es dedicada a Nuestra Señora de la Merced, cuya imagen fue traída por el padre Fray José León Torres (oriundo de Luyaba). El sacerdote Torre es el responsable de la construcción de la primera y precaria Capilla sino también quien se hizo cargo de la responsabilidad de la construcción de la actual. El terreno sobre el que fue levantada fue donado por Manuel Isidoro Sosa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED

 

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Los primeros tiempos.

 

En 1598, el gobernador del Tucumán Pedro de Mercado de Peñalosa (1595-1600) entregó estas tierras al segoviano Maestre de Campo Manuel Fonseca Contreras, a quién heredó su esposa Doña Leonor de Tejeda Mexía Mirabal (1574-1640).

Pablo Cabrera recupera que, durante el siglo XVII, fueron dueños de Luyaba el Alférez Real Capitán Joseph de Quevedo y su hijo Ignacio que lo heredó. [A.H.P.C. Esc. I, Leg. 1, Exp. 23, año 1650]

A fines de ese siglo la propiedad perteneció a Francisco González. Según uno de sus nietos, le fue dada en merced por el teniente gobernador Tomás Félix de Argandoña (1686-1692) y hay constancia que allí vivía en 1694, como Juez de Comisión. Se sabe que, en 1683, vendió parte de la Estancia.

 

Distribución de tierras a fines del siglo XVII - Víctor Barrionuevo Imposti

 

Francisco tuvo cuatro hijos a los cuales les dio sendos sectores de su estancia, bajo el siguiente criterio ordenado de norte a sur: 

A María González le tocó "La Travesía", territorio que se extendía desde el arroyo de la Cruz del Quebracho hasta el Alto de las Maletas; por su parte, a Juana Rosa González le correspondió "La Cañada" hasta el Durazno Guacho y La Barranca; en lo que respecta a Lorenzo González, heredó el poblado de Luyaba que, a fines del siglo XVIII, también era conocido como "Población Vélez" extendiéndose hasta el arroyo de las Sepulturas identificado, hacia 1845, como arroyo de la India Muerta; por último, Antonia González, se benefició con "El Corralito" hasta el arroyo Los Talas.

 

Mapa del poblado de Luyaba - Víctor Barrionuevo Imposti

 

En 1783, Juan Esteban Arias siendo ya dueño de la "Estancia de San Javier", compró a Francisco González una parte de la Estancia de Luyaba y se la dio en dote a su hija María de Jesús Arias quien contrajo enlace con Pedro Altamira.

En octubre de 1926, en el Diario "Tribuna" de Córdoba, el Padre Pedro Grenón S.J. publicó  una verdadera rareza cartográfica. Un plano de la "Estancia de Luyaba" de 1816, con una enumeración pormenorizada de datos que, para la época, eran por demás valiosos y significativos. (Acceda al mismo)

 

Acceda al artículo del Diario "Tribuna" del 21/10/1926)

 

Alexander Caldcleugh y su paso por Luyaba.

 

Alexander Caldcleugh (1780-1860), comerciante, minero, botánico y mineralogista nacido en Londres, fue un viajero inglés que partió de Plymouth rumbo a Río de Janeiro en el buque HMS Superb de la Armada Británica. Estando acompañado por Sir Edward Thornton, ministro inglés en la corte portuguesa del Brasil; zarpó el 9 de septiembre de 1819 y llegó a Río de Janeiro el 23 de octubre. Lo invitaron a ir a Buenos Aires y el 5 de febrero de 1821, desembarcó en este puerto.

Quince días después de estar en Buenos Aires, decide viajar a Chile, desoyendo toda exhortación a la prudencia y el 29 de febrero, puso marcha por el camino de Morón, acompañado por el paisano Sebastián Chiclana.

El viaje a Mendoza, con todos sus trastornos y dificultades insumió 15 días. Sin demoras preparó el cruce de los Andes y el 23 de marzo ya estaba en Santiago de Chile. Estando allí, daría la impresión que debe haber recapacitado que, "... ya que estoy aquí, me voy a Perú".

Con dicho objetivo, el 14 de abril, embarcó en la fragata Creole rumbo a El Callao. En Lima, paró solo una semana; estuvo con el virrey La Serna, recogió sustanciosa información en relación a San Martín que, por entonces, estaba en el norte de la ciudad con su ejército. Emprendió el retorno y el 21 de mayo desembarcó en Valparaíso.

El mismo Caldcleugh recordaría que "... a todo el mundo le parecía cosa de nigromántico haber visitado Lima por espacio de una semana y proseguido un grado más al norte para volver a Valparaíso en el corto espacio de un mes".

Le urgía volver a Buenos Aires. La cordillera estaba cerrada, el país convulsionado por sus guerras intestinas, pero cuando consiguió quien lo acompañe, partió y en pocos días estaba en el cuartel general de las fuerzas puntanas que mandaba el coronel Domínguez.

José Luis Busaniche, quien estuvo a cargo de la traducción y el prólogo del libro "Viaje por América del Sur" de Alexander Caldcleugh, dice que, "... este viaje a Córdoba desde San Luis, será uno de los capítulos mejor logrados, por la agudeza, la exactitud de la visión y la caracterización feliz de los tipos, los hábitos y las formas de vida regionales".

Remitiéndonos al Capítulo XVI del Tomo II de la versión original de dicha obra literaria, nos encontramos que, a mediados de junio de 1821, el viajero inglés pasa por Luyaba y vuelca al texto su experiencia al transitar dicha zona bajo el subtítulo "Stay at Luyaba" ("Permanencia en Luyaba").

 

Mapa del recorrido de Alexander Caldcleugh desde Valparaíso a Buenos Aires incorporado en el libro

"Travels in South America"; abajo, encabezamiento del Capítulo XVI del Tomo II en su versión original

 

En su relato, el viajero inglés da cuenta que el 15 de junio de 1821, tras dejar atrás San Luis e ingresar en la provincia de Córdoba. Transita su camino "... entre bosques de jarillas y mimosas de una hoja pequeña". Avanza mientras la sierra viste la escenografía donde "... muchas cascadas resplandecían en la falda aumentando la belleza del paisaje y corrían, luego, bajo mis pies en un paisaje de vegetación exuberante que aumentaba la belleza de la escena. Grandes masas de cuarzo y pizarra sembraban el lecho de los torrentes.

Tras sortear un lugar llamado Piedra Blanca, llega "... a la 'chacra' [en castellano en el original] de Luyaba, sede del juzgado, distante unas treinta leguas de La Estanzuela". Allí, toma contacto con el dueño de casa Don Eusebio de Cabral quien, según su texto, "... me recibió muy afablemente y ... me hizo sentar a la mesa. Entre otros platos sirvieron uno que pareció el preferido de la familia; eran pequeñas rebanadas de queso mezclado con melado [el traductor usa esta palabra portuguesa para 'treacle' del original, cuando lo conveniente sería, en español, 'melaza o arrope'] de uva".

La descripción de sus dos días de estancia en Luyaba amerita leer lo que, en detalle, Alexander Caldcleugh vuelca en su libro. Invitamos al interesado a acceder a dicho texto original y su necesaria traducción, haciendo Click Aquí.

 

La primera Capilla.

 

En 1824, tres años después del paso del viajero inglés y por iniciativa de Bartolomé Carranza, se dieron los primeros pasos para erigir una capilla. En su carácter de Juez, le escribió al Gobierno que, en ese momento, estaba a cargo del General Juan Bautista Bustos (1820-1829).

 

En su carta expone que, "... en este referido paraje, en el corto recinto como de media legua, consta de más de 600 almas y la mayor parte tan pobres que le es de necesidad para el desempeño, oír Misa, confesar y otras cosas de nuestra Sagrada Religión, conducirse a pie a la Iglesia que dista de este lugar más de dos leguas, por cuya indigencia tenemos a la vista que gran parte de estos infelices no solamente pasan años sin oír Misa, sino también, sin que se experimente el debido cumplimiento que manda N. S. M. de la Iglesia, de confesar y comulgar. Para en algún tanto, evitar este notable daño en perjuicio de las almas, y con arreglo a las instrucciones que tengo a la vista expedidas por este Gobierno Supremo del año 1813 en el artículo 20 ... soy de sentir que en este paraje de Luyaba, cada día se va aumentando en grande número de habitantes, y les es de urgente necesidad un corto templo que les sirva de Oratorio, a fin de que tanto los padres como hijos, los hijos de menor edad y domésticos, tengan al pie de su morada todos los días festivos, el pasto Espiritual.

Luyaba, 4 de octubre de 1924".

 

Para poner en práctica la idea, el Juez solicitaba permiso para hacer trabajar a los condenados por delitos civiles "... para que en castigo de su delito trabajen cada uno a proporción de la pena que han incurrido". Con gran beneplácito del Párroco, los vecinos estaban de acuerdo con la propuesta y dispuestos a colaborar con el emprendimiento. En línea con ésto, el vecino Manuel Isidoro Sosa, donó el terreno para la capilla.

La falta de medios los llevó a realizar una construcción un tanto rudimentaria; dando por resultado, una capilla de corta vida. Aún así, se considera a 1825 como fecha de construcción de la misma.

En 1875 y 1876, a solicitud de Margarita B. de Torres, el Consejo Deliberativo destinó algunas sumas de dinero a ser destinados a la refacción del templo.

Por entonces, el ya ordenado Venerable José León Torres, volvía en las vacaciones de verano a su pueblo natal y asistía espiritualmente a los vecinos. Les dedicaba mucho tiempo a las confesiones en la vieja capilla que distaba pocas cuadras de su casa natal. Doña Margarita, su madre, llegaba a impacientarse ya que el Padre, las más de las veces, no concurría ni siquiera a comer.

Al respecto y en su libro "El Padre Torres", Fr. Avelino Ferreyra Alvarez recupera un hecho muy singular ocurrido en 1886 y relatado por el testigo presencial Don Ignacio Sársfield: "... estaba el Padre en el confesionario rodeándolo un nutrido grupo de hombres y mujeres que aguardaban pacientemente les llegara el turno para confesarse; en éso, se oye un gran trueno, se levanta una enceguecedora polvareda y huyen todos por la sacristía que tenía una puerta con salida al exterior".

La Capilla poseía un pequeño atrio en el ingreso, el cual se desplomó arrastrando buena parte de la nave de la capilla; todo ésto sucedía muy cerca de donde estaban las personas por confesar. El Padre, viendo que todos salían corriendo incluído el penitente al que atendía en ese momento, presuroso, también dejó el lugar preguntando si faltaba alguien. Una madre se da cuenta que, en la huida, perdió a su hijito que llevaba en brazos; frente a ésto, el Padre y otros hombres buscaron entre los escombros y lograron hallarlo vivo, cubierto pero sin lesiones.

El Padre Torres supo reponerse de la situación continuando con su piadosa tarea; de inmediato, solicitó autorización a Mons. Uladislao Castellano para trasladar los muebles y paramentos sagrados a su casa paterna, donde continuó con la obra santa que lo ocupaba en sus vacaciones y desde allí, siguió ejerciendo como párroco hasta el año 1917 cuando es inaugurada y bendecida la Capilla actual.

 

La nueva y actual Capilla.

 

El sábado 27 de febrero de 1897, el diario "Los Principios" de Córdoba  reproducía una nota publicada en "La Defensa de Buenos Aires".

 

Según el artículo en cuestión, "... Luyaba es un pueblito o pedanía del Departamento San Javier, sito en las faldas de las sierras de Córdoba en dirección Oeste de la capital cordobesa contando con 800 á 1000 habitantes, nada más lógico que pensara en levantar un templo al Señor en reemplazo del miserable rancho que apenas dá cavida á cincuenta cristianos.

Las dificultades en verdad eran muchas para emprender obra tan importante; más no importa, se dicen dos de sus principales vecinos señores Nicolás Castellano y Odilón Lamas; la fé de estas gentes es grande y una invitación apoyada en la autoridad eclesiástica será suficiente para moverlos á trabajar la casa de Dios. Nos comprometemos nosotros á cortar leña para quemar el ladrillo necesario y que ellos ofrezcan sus brazos para la conducción.

Dicho y hecho: Hombres y mujeres aceptan la invitación y, con un celo desconocido por nosotros, se ponen a conducir los ladrillos preparados para la obra, cuyo plano había sido primeramente aprobado por un inteligente arquitecto.

¡Qué cuadro tan edificante presentaban en ciertos días los alrededores donde se habría de edificar la Capilla! Hombres y mujeres iban y venían por dos caminos, llevando sobre sus cabezas quien veinte quien treinta ladrillos [SIC]. Parecían aquellos caminos de hacendosas hormigas conduciendo las provisiones para sus cuevas.

Alguno se admirará de que los seres racionales se conviertan en bestias de carga; más, no hay motivo para pensar así, dada la escasez de medios de conducción y principalmente de dinero para abonar a los operarios.

De admirarse es que la fé de aquella pobre gente lo supla todo confundiendo la indolencia de los católicos de las grandes capitales, que abundando en medios para hacer obras buenas, nada ó casi nada hacen por Dios y por las almas: les falta la fe de los de Luyaba.

Los esfuerzos de estas buenas almas han conseguido colocar a la Capilla á la altura de las cornisas: solo les falta el techo, que, debiendo llevar un armazón de hierro, ha paralizado la obra hasta tanto consigan los 500$ que son de imprescindible necesidad para terminarlo y establecer en el sagrado recinto el culto religioso. ¿No habrá en esta capital quién, dándose cuenta de lo narrado, quiera extender su mano generosa á aquellas buenas almas?.

Cuanto no rogarían por sus bienhechores.

Pueden, nuestros lectores, creer lo expuesto porque lo hemos oído contar de boca del Cura Rector de San Miguel señor Juan Delhaye, quien ha sido testigo de ello durante mes y medio que ha atendido las necesidades espirituales de los habitantes de Luyaba, en su última gira acompañando al Exmo. Señor arzobispo. El mismo señor Delhaye se haría cargo de hacer llegar á su destino el óbolo que se ofreciera a favor de la capilla en construcción".

"La defensa de Buenos Aires"

 

Desde La Paz, Departamento San Javier y con fecha 21 de julio de 1899, el corresponsal del Diario "Los Principios" de Córdoba asignado en dicha zona, le escribe al Director de la publicación periodística dando cuenta, en detalle, de su visita a Luyaba y el estado de construcción que encontró de la novel Capilla.

 

El cronista da cuenta que "... he visitado el templo, en construcción, de esta población [Luyaba], bajo la dirección é iniciativa tan plausible del mismo señor Castellanos [había visitado su finca vitivinícola con antelación], y el trabajo está bastante adelantado, aunque por el momento paralizado. Es un hermoso templo que tendrán que envidiar muchas poblaciones circunvecinas. Los materiales son de primera calidad y el ladrillo es conducido a mano por las señoras de esta localidad, desde los tabiques hasta la misma iglesia. El trabajo espontáneo que verifican en los días feriados las señoras y los niños manifiesta muy á las claras el entusiasmo y anhelo por la pronta conclusión de este templo, cuya piedra fundamental fue colocada por el actual Arzobispo Monseñor Castellano, poco antes de su elevación al arzobispado [12-11-1892] y el mismo que, hace pocos meses, habilitando una parte del templo ha celebrado misa en él.

Qué triste es, señor Director, que en esta población nuestra [La Paz] no tengamos un templo, por falta de iniciativa talvez ó de un pequeño esfuerzo de los principales vecinos en este sentido, pero no pierdo la esperanza, señor Director, de que en tiempo no lejano pueda darle noticias de que este vecindario se mueva con igual ó mejor entusiasmo al de los vecinos de Luyaba, para construir un templo, que tanta falta nos hace, pues en este año, no se ha celebrado ni aún la fiesta del Patrono, por razones que se ignoran, pero que se juzga que sea por falta de un local adecuado. Su Corresponsal".

 

Con fuerte impulso del Padre Torres, la nueva Capilla comenzó a construirse, aunque no con la premura deseada. Esto se refleja en el informe de la visita pastoral realizada, en noviembre de 1905, por el Obispo Fray Zenón Bustos y Ferreyra (1850-1925) cuando aconsejaba "... que se promueva la terminación de la capilla de Luyaba, interesando a los vecinos".  [AAC. Fondo Zenón Bustos, Apuntes autobiográficos, s/f.]

El templo actual se bendijo el 1 de mayo del año 1917, habiendo sido levantado sobre los cimientos bendecidos por Monseñor Uladislao Castellano (1834-1900) y dedicado a la Virgen de la Merced cuya imagen fue donada por el padre José León Torres.

En el discurso de inauguración y bendición de la nueva Capilla, el Padre José León Torres rememorará aquel lejano acontecimiento de 1886 vivido en el primer y precario ámbito religioso del lugar, cuando "... estando un sábado por la tarde confesando en esa Yglesia a un crecido número de gente, durante una fuerte tormenta de agua y viento, sentí de improviso ruidos en el techo de la Yglesia y como si hubiese sentido un botón eléctrico, me levanté presuroso dando voces de que la Yglesia cae y corrí como una luz abriéndome paso entre los lamentos. Cuando salvé el peligro di vuelta y vi gran parte de la iglesia en el suelo".

 

La arquitectura del templo.

 

Situada frente a la plaza José León Torres tiene su fachada orientada al oeste - noroeste; está retirada 5,50 m de la línea municipal marcada por una verja baja de mampostería. De composición ascensional se destacan pares de pilastras con basa y capitel, a ambos lados del vano del nártex.

 

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Las pilastras del lado norte continúan sobre la cornisa generando la espadaña que tiene remate en arco de medio punto, flanqueado por esferas. Aloja una campana de bronce con importante yugo.

En el imafronte sobre el vano de ingreso la ventana coral tiene forma cuatrilobular vertical con vidrios repartidos de colores. Sobre la cornisa, un tímpano de líneas curvadas remata en una cruz de hierro forjado.

 

 

El pared lateral sur tiene una sucesión de siete arcos ciegos con columnas a las que se superponen pilastras con basa y capitel. Sobre los arcos de medio punto corre una pequeña cornisa y más arriba la imposta, de elaborado diseño, que se extiende entre el coro alto y el testero. Tres ventanas con arco levemente aguzado introducen luz natural al sagrado recinto.

El cerramiento lateral norte está constituido por los mismos elementos, incorporándose en el tercer arco una puerta de madera de dos hojas con tableros y vidriado superior, que comunica con el patio lateral constituyéndose en un ingreso secundario.

 

 

Los arcos sexto y séptimo se transforman en vanos y permiten la comunicación con la sacristía que tiene 8,13 m de largo y un ancho de 4,30 m con cielorraso de madera machihembrada a 4,23 m de altura. Tiene salida al patio lateral con una puerta ídem a la mencionada en la nave.

El templo está techado a dos aguas con una estructura metálica simple, con tensores de hierro en coincidencia con las columnas.

Se ingresa al templo a través de un nártex con techo de bóveda que tiene en planta, una profundidad de 3,05 m y un ancho de 3,64 m, por el portal que es de madera con dos hojas batientes de ocho tableros cada una, terminando en arco de medio punto. A sus laterales, del lado norte, en correspondencia con el nártex, está el espacio para alojar la escalera para acceder al coro alto. Del lado sur, el espacio está desactivado, al igual que el coro alto en el segundo nivel.

 

 

Una vez en el interior, se accede a una única nave de 29,23 m de largo por un ancho de 7,20 m entre pilastras y 8,62 m en fondo de paramentos.

El cielorraso esta recubierto con material aislante a la vista, con la cumbrera a 9,53 m del nivel de piso; la cubierta es de chapa de zinc pintada con colectora de aguas.

 

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En el presbiterio, apoyado en el testero, el retablo tiene cuatro columnas basa de dos boceles y una escocia; el fuste es de sección circular, acanalado por estrías en el tercio inferior de su altura y con capitel de orden corintio. Sostienen una imposta con guarda denticular, generando una calle central ancha y dos menores laterales.

La central, en la hornacina bordeada por guarda dorada, aloja la imagen de la Virgen de La Merced con el Niño. Sobre el conjunto, el ático formado por mixtilíneas, contiene una hornacina sobre peana que alberga la imagen del Sagrado Corazón.

 

Toponimia de Luyaba.

 

El vocablo "Luyaba" es posible que sea la voz fragmentada del lenguaje usado por los primeros pobladores del lugar que se referían a "La Uyaba", tal el nombre de una merced de 1590 o el de una estancia que luego pasó a una orden religiosa. También es razonable cuando se lo atribuye al nombre de la hija de un cacique afincado con su familia en la zona.

Según el padre Grenón S.J., el nombre es sanavirón y significaría "grandes piedras grises".

Por su parte, en 1931, Monseñor Pablo Cabrera, consigna que "Luyaba" debe su nombre a unos grandes peñascos existentes en las inmediaciones.

Otra opinión es la de Paulé Alvarez quien sostiene que "Luyaba" debió ser "Llullapa", "el que trae nubes"; resultado de la combinación del término quechua "llullai" (nube) y "apa", apócope de "apamuy" (traer).

 

Fray José León Torres O. de M.  (1849-1930). "Para llegar al fin, amar".

 

Sacerdote profeso de la Orden de la Merced. Fundador de Hermanas Terceras Mercedarias del Niño Dios. La Orden de la Merced en Argentina es el sitio obligado para rescatar una síntesis del perfil biográfico del Fray José León Torres.

 

 

Según el mismo, se trata de "... un hombre de Dios que vivió con sencillez, mansedumbre y bondadosa confianza en todos. Un hombre de campo, de Luyaba, que evangelizó la ciudad.

La grandeza de su alma se dejó ver en la juventud de su espíritu y en la robustez soñadora de su inteligencia, con las que maduró grandes proyectos e ideales fundados en la Eucaristía.

Los más grandes: la revitalización de la Orden Mercedaria en Argentina, la Fundación de Hermanas Terceras Mercedarias del Niño Jesús y la evangelización liberadora de la niñez y la juventud.

Quienes caminaron junto a él, encontraron siempre en su palabra y su presencia al Padre, al Hermano y al Amigo.

El Venerable Padre Fray José León Torres, nace en Luyaba, Provincia de Córdoba, Argentina, el 19 de marzo de 1849. El 11 de junio del mismo año, por el párroco don José Andrés Vázquez de Novoa, recibe el Bautismo en la Capilla de su pueblo natal.

 

Constancia del bautismo de José León Torres - 11 de junio de 1849

El documento consigna que el acto se realizó en la Capilla del Rosario de Luyaba

 

La Confirmación será el 6 de agosto de 1860 a la edad de 11 años en la Catedral de Córdoba, a través del Obispo Mons. José Vicente Ramírez de Arellano (1797-1873).  

Sus padres fueron los humildes agricultores Gregorio Torres y Margarita Rivero. El ambiente de su familia era profundamente cristiano, tanto que también, dos hermanas de José León abrazaron la vida religiosa. 

El joven Torres viaja con su madre a Córdoba; allí trabaja, durante un breve tiempo, en el comercio del Sr. Dionisio Centeno. 

A la edad de 14 años, el adolescente entra a la Orden de la Merced en el Convento Máximo de 'San Lorenzo Mártir' de Córdoba. 

El 30 de octubre de 1867, recibe el hábito mercedario, comenzando canónicamente su año de noviciado. El 1º de noviembre de 1868, hace su primera profesión de votos simples y emite su profesión solemne el 8 de julio de 1872 de manos del Padre Lorenzo Morales, ordenándose sacerdote el 27 de abril de 1873. 

Al año siguiente es designado Maestro de Novicios y tres años después, a la edad de veintisiete años, es nombrado Vicario de la Provincia Mercedaria Argentina. 

El 10 de mayo de 1887, al celebrar el 14º aniversario de su Primera Misa, el Espíritu Santo le inspira fundar el Instituto de Religiosas Mercedarias del Niño Jesús, hecho que se concreta el 1º de octubre de ese mismo año. 

Es elegido Superior Provincial en seis períodos y además nombrado Vicario General de la Orden. 

En 1927, llegando a la edad de 78 años, es incluido en la terna en la que se debía escoger al nuevo Obispo de Córdoba resultando electo Monseñor Fermín Emilio Lafitte (1888-1959).

El 15 de diciembre de 1930, a la edad de 81 años, parte a la casa del Padre Eterno durante la celebración del Capítulo Provincial. Es ahí cuando antes de morir se ve rodeado por todos los Superiores de la Provincia Mercedaria Argentina, quienes tuvieron la gracia de recibir su última paternal bendición y sus últimos consejos. Es sepultado en la Iglesia de las Hermanas Mercedarias del Niño Jesús en el Barrio de Alta Córdoba, de la Ciudad de Córdoba, Argentina".

(Ver documento ampliatorio).

 

 

Datos complementarios.

  • Manuel Belgrano en 1812.

    El 24 de septiembre de 1812 se produjo la Batalla de Tucumán, donde Manuel Belgrano y el Ejercito del Norte salieron victoriosos. En agradecimiento a la Virgen de la Merced, el creador de la Bandera le ofrenda su bastón de mando y la nombra Generala del Ejército Argentino.

     

  • Imagen de 1940.

    Del libro de Víctor Barrionuevo Imposti "Historia del Valle de Traslasierra" Tomo I, rescatamos una fotografía de la Capilla obtenida en 1940. Si bien adolece de una significativa falta de calidad que, de modo mínimo, pudo salvarse con herramientas de intervención digital, la imagen nos sirve como testimonio de como era su arquitectura previa a una serie de modificaciones que, años después, se le implementaron a su frente.

     

     

  • Fray José León Torres y Uruguay.

    El 17 de mayo de 1960 el periódico de Montevideo (Uruguay) "El Bien Público" publica un artículo que, firmado por Fray Avelino Ferreyra Alvarez, describe las gestiones realizadas por Fray José León Torres para propiciar el afianzamiento de la Orden Mercedaria en el país hermano y en su Capital en particular. Acceda a dicho material haciendo Click Aquí.

     

     

  • Fray José León Torres y el "Diccionario de la Espiritualidad".

    Apelando al profuso material contenido en el casi centenario "Dictionnaire de Spiritualité Ascétique et Mystique Doctrine et Histoire" e interesados en Fray José León Torres y su Orden de pertenencia, hemos podido comprobar como el Diccionario, tras evaluar los largos siglos de rica historia de la Orden, le confiere al sacerdote la relevancia de ubicarlo dentro de un reducido y selecto número de referentes. (Acceda a dicho material)

     

     

  • Fiesta Patronal.

    La Fiesta Patronal es el 24 de septiembre, día de la Virgen de la Merced o Nuestra Señora de las Mercedes, advocación mariana venerada por los católicos de la bienaventurada Virgen María.

  • 75° Aniversario.

    En 1992 y con motivo del 75° Aniversario de la Capilla, la Comunidad de Luyaba coloca una placa en carácter de agradecimiento.   

 

Coordenadas.

Latitud: 32º 08’ 59,00" S

Longitud: 65º 03’ 28,00" O

Altitud media: 707 msnm

 

Iglesia de Nuestra Señora del Carmen de Luyaba y vista aérea (Google Earth)

 

 

 

Fuentes de consulta:

  • BARRIONUEVO IMPOSTI, Víctor: "Historia del Valle de Traslasierra" Tomos I y II - Dirección General de Publicidad de la Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 1953. (1)

  • CALDCLEUGH, Alexander: "Travels in South America. During the years 1819/20/21" - John Murray - Londres, 1825 y "Viaje por América del Sur. Durante los años 1819/20/21" - Ediciones Argentinas Solar - Buenos Aires, 1943. (2)

  • DE DENARO, Liliana: "Un largo camino evangelizador: el Obispado de Cruz del Eje" - Editorial Centro de Estudios Brocherianos - Córdoba, 2016.

  • Diario "Los Principios": "Capilla de Luyaba, Departamento San Javier" - Córdoba, 27/02/1897.

  • Diario "Los Principios": "La Paz (San Javier) - El templo de Luyaba" - Córdoba, 12/07/1899.

  • DOCUMENTOS DE ARTE ARGENTINO: "En los senderos misionales de la arquitectura cordobesa" - Cuaderno XV - Buenos Aires, 1942.

  • FAMILY SEARCH

  • FERREYRA ALVAREZ, Avelino: Diario "El Bien Público" - Montevideo (Uruguay) - martes 17 de mayo de 1960.

  • FERREYRA ALVAREZ, Avelino: "El Padre Torres" - Universidad Nacional de Córdoba - Dirección General de Publicidad - Córdoba, 1962.

  • FURLONG CARDIFF, Guillermo, S.J.: "Arquitectos Argentinos durante la dominación hispánica" - Editorial Huarpes S. A. - Buenos Aires, 1945.

  • GRENON, Pedro S.J.: "Un valor cartográfico. Un mapa de Luyaba de 1816" - Diario "Tribuna" -Córdoba, 21/10/1926.

  • GOOGLE EARTH

  • LAZCANO GONZALEZ, Antonio: "Monumentos Históricos de Córdoba Colonial" - S. de Amorrortu e hijos - Buenos Aires, 1941.

  • ORDEN DE LA MERCED ARGENTINA

  • VILLER, M., CAVALLERA, F., de GUIBERT, J. S.J. (autores originales) y RAYEZ, A., DERVILLE, A., SOLIGNAC, A. S.J. y el concurso de un gran número de colaboradores (actualizaciones): "Dictionnaire de Spiritualité Ascétique et Mystique Doctrine et Histoire" - Tomo X - Mabille/Mythe - Beauchesne - París, 1980.

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