Síntesis

La Iglesia Nuestra Señora del Rosario se encuentra en Punta del Agua, Departamento Tercero Arriba, Córdoba (Argentina). Las tierras corresponden a la Merced recibida por el Alférez Pedro Ferreira de Aguiar. El oratorio original de adobe y techo de paja fue levantando en 1733 en la posterior Estancia de Francisco Vázquez. Santiago y Bartolomé Vázquez construyen una nueva de material que se bendice en 1752 y el Obispo Pedro Miguel de Argandoña le da rango de vice Parroquia. La iglesia actual responde a un proyecto del constructor Juan Rosig que fue aprobado por la Curia Diocesana en 1928. El 6 de noviembre de 1937 es bendecida por Monseñor Fermín Laffite.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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La Página Web "Capillas y Templos" está registrada en la DNDA (Ver detalle)

 

 

NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

 

 

 

Capilla de los Vázquez

 

"Tercamente se resiste a morir. Sus raíces tan hondas en esa tierra del Departamento Tercero Arriba, lo alimentan con los golpes de su savia histórica. En la soledad pampeana, los primeros y corajudos habitantes levantaron una endeble capilla, movidos por su fe cristiana".

En su obra "Historia de los pueblos de Córdoba", Efraín U. Bischoff comienza de este modo su relato sobre Punta del Agua; asegurando que, por primera vez, ese nombre se reconocía en el Censo del Virreinato del Río de la Plata de 1778, apareciendo en la Carpeta Nº3 entre los 10 lugares censados en el Partido de Río Tercero e identificado como Cuartel de Punta del Agua.

 

La historia del tricentenario pueblo, Punta del Agua, comienza en el siglo XVII.  De hecho, en 1689, el Alférez Pedro Ferreira de Aguiar recibe en Merced estas tierras que estaban ocupadas por los naturales del lugar.

Recordemos aquí, las palabras de Nathan Wachtel: "Los españoles confiscaban el agua, pero también la tierra; para los indios la dominación colonial significa la desposesión de los medios esenciales de producción. En principio, el proceso resulta favorecido por el descenso demográfico y el aumento de las tierras sin cultivar. Pero como los españoles buscan también las mejores tierras, en definitiva, su ocupación acaba implicando siempre la expulsión de los indios". [González Rodríguez, 1990]

En 1708 es propietaria Dña. María Sosa, viuda de Ferreira de Aguiar. Su hija María Ferreira Aguiar, el 26 de abril de 1724 vende una porción de la Merced a Francisco Vázquez de Oporto y Jara. La transferencia implicó un monto de "... 394 pesos", y comprendía "... una legua de tierras, media de oriente a poniente de la banda donde está su población y otra media a dicho rumbo de la otra parte del arroyo que dicen Punta del Agua". [A.H.P.C., E.1 -338-4]

Francisco Vázquez con su esposa Catalina Sosa y sus hijos, crearon la "Estancia de los Vázquez", en el paraje que luego se llamaría La Punta del Agua del Arroyo Tegua.

En 1733, se construye el primer oratorio, que consistía en un rancho y una pieza con techo de paja. Fue su fundador don Francisco Vázquez, padre de Santiago Vázquez de Oporto, quien hizo reedificar la Capilla Nuestra Señora del Rosario y es probable que haya traído de España la imagen de la advocación de Nuestra Señora del Rosario destinada como Patrona de la primer capilla. [AAC. Legajo 31. Capellanías 1643-1884]

En 1735, se casó con Doña Rafaela Díaz Albarracín quien fue la segunda en ejercer, después de Santiago Vázquez, el Patronazgo de esta Capilla.

 

Descripción de la Capilla

 

"La Capilla u Oratorio de esta vice parroquia era con techo de teja sobre cinco buenos tirantes incluso el del Coro alto, con Púlpito y buena barandilla de madera torneada en el pie del Presbiterio y Coro, con torres de cuatro frentes en cuyo fondo se depositan los restos de los fieles difuntos; en seguida el campanario. y sobre la bóveda de este remata con la proporcionada linterna. Atrio y Pretil (andén descubierto que hay delante de un templo) que sirve de Cementerio, con pared en alto de más de dos varas, y Portada de Arco, todo de ladrillo en cal, como el mojinete de la Capilla, y paredes exteriores de las habitaciones de media agua en el costado del Sur y Norte, en que por puerta exterior se comunica el Cancel (Armazón con que se impide la entrada de los vientos y ruidos exteriores de la iglesias) y cuarto del Cura con la sacristía, con techos de igual construcción y material que el de la Capilla". [El Adalid Trinitario, Hdo. 8-1-1938. Citado por Romano de Gestaudo en Civitatis Mariae, 2008]

Las dimensiones de dicha Capilla u Oratorio eran de ocho varas de largo, por cinco de ancho.

 

Altar de la Vieja Capilla

 

 

Se dice que existía un inventario en medio pliego de papel común mandado a hacer y aprobado en la visita del Ilustrísimo Señor Doctor Don José de Cevallos, "... que coxxise, como coxxia, en el que daba consentimiento y fundamento para tenerla por tal Vice- Parroquia, no obstante así, para su mayor fixmesa, como también paxa evitax cualquier contxovexia".

En el citado inventario se encuentra descripta toda la riqueza que poseía el Oratorio para la necesidad de la asistencia espiritual y de lo perteneciente a esta capilla, en mayo de 1740. Es Original. [Documento Leg 180. Cuaderno 1º fs. 12 vta. Y 63 vta. Archivo Ilda Susana Ugetto de Giraudo, citado por Romano de Gestaudo en Civitatis Mariae, 2008]   

La capilla estaba debidamente alhajada y contaba con las siguientes imágenes:

"Una efigie de Nuestra Señora del Rosario, poco menos de tres cuartas de alto (73cm) de madera, es una imagen de vestir titulada “La Patrona”, por ser la primera a quien se le dio culto.

El Niño Dios es también, una imagen de vestir de 25 cm de altura.

Otra imagen, de la misma advocación llamada “La Peregrina” de hermosa estatura, un poco más alta que la anterior con su Niño Dios.

Dos nichos de madera proporcionados a las dos efigies que había de Nuestra Señora del Rosario.

Cinco coronas:

La primera, con peso de un marco y tres onzas (315,05 gramos)  

La segunda con peso de una y media onzas (141,75 gramos)

La tercera con peso de cuarto y media onza (127,57)

La cuarta con peso de una y media onza (145,52 gramos)

La quinta con onza y cuarta (35,43 gramos). Todas de plata.

La más pequeña "La Patrona", tenía una corona de plata cuyo peso era de 215,05 gramos.

La otra imagen llamada "La Peregrina" poseía dos coronas de plata y las dos restantes una para cada Niño Dios.

Una efigie de San Juan Bautista como de media vara de alto (43,3 cm).

Otra de San Antonio de Padua, de poco más de una cuarta de vara". [Romero de Gastaudo – Civitates Mariae]

 

 

El 18 de septiembre de 1752 se presentó ante el Ilmo Sr. Obispo de Córdoba del Tucumán (1745-1762), Pedro Miguel de Argandoña (1693-1775), el Capitán Don Santiago Vázquez, para solicitar que la capilla que, "... desde el tiempo de mis progenitores ..." existía en su estancia, fuese reconocida como vice Parroquia.

Como Vázquez no tenía en su poder el título correspondiente, solicitaba al Obispo que le expidiera uno "... así pa su maior firmesa, como también, pa evitar cualquier controversia”.

Aseguraba, además, que la Capilla dedicada a la Virgen del Rosario funcionó como vice Parroquia; lo que estaba demostrado por la eximición otorgada por el Obispo Joseph de Zevallos (1731-1740) del pago de la composición de Cruzada.

Santiago Vázquez sugirió, como aporte al caso, que se entrevistara a antiguos curas de la parroquia; por ejemplo, al entonces Maestrescuela del Obispado Antonio Suárez quien había servido como cura en la Capilla. El Párroco Suárez le solicitó al Obispo que permitiera que la Capilla funcionara como vice Parroquia, lo haya sido o no en el pasado "... por ser Capilla muy necessaria, por estar edificada en parage muy distante de la parroquia, y rodeada de mucha feligresía, qu repetidas veses clama por los S[an]tos Sacramentos, y además de esto, por tener todos los aliños, y aseos qu requieren en una Iglesia bien alajada, los q tal ves aún la parroquia no los tiene, y lo q es mas de notar, es, q en todo el sobredicho Curato, no ay otra Capilla q lo pueda ser". [ AAC, 31, V.31, ff. 179v – 179v.]

El Obispo Argandoña consideró los antecedentes aportados y otorgó título de vice Parroquia y concedió el patronato de la Capilla, con todos los privilegios, gracias espirituales y exenciones temporales correspondientes, a Santiago Vázquez y a su hermano Bartolomé, y tras la muerte de ellos, a sus descendientes "... en atención a la emulable aplicación del Capn. Santiago Basquez, y su exemplar familia en haber construido, adornado y costeado dicha Capilla, y sus Ornamentos de sus propias expensas y caudal". [AAC, 31, V.31, ff. 179v. – 179v.]

En el título, el Obispo afirma que la Capilla estaba a punto de ser "... estrenada" y en una referencia al margen se hace alusión a la "... nueba capilla de Punta del Agua". Santiago y Bartolomé reedificaron el templo en ese año 1752.

 

Obispo Pedro Miguel de Argandoña

 

La designación de vice Parroquia fue confirmada por el Gobernador del Tucumán (1749-1754), con residencia en Salta, Juan Victorino Martínez de Tineo y Torres (1720-1785), el 15 de noviembre del mismo año. En su resolución, autorizaba al suplicante a "... lebantar y perfeccionar ..." el templo. Además, ordenaba a "... rodear la capilla de una fortificación para que en caso de ymbas[ió]n reconoxiendose dentro del fuerte todos los Pobladores circunvezinos se defiendan y embarazen que la Iglesia de Dios sea profanada por los enemigos infieles". [AAC, 31, V31.  22-08-1774]. 

Roberto Di Stefano, en su trabajo sobre la "Expropiación del Patronato Laico de Punta del Agua", describe que "... en 1753, la Capilla tenía un coro alto, sacristía, su torre con un [h]arnero para depositar los huesos de los difuntos y los suficientes vasos sagrados, ornamentos y útiles como para que el obispo agradeciera a los patronos porque a sus espensas, y devota aplicazión se deben no solo, el costo del material de la obra, mas asimismo todos los adornos, y ornamentos que en ella se allan. Es posible que haya habido una segunda reedificación en los primeros años de la década de 1770, porque en 1774  el cura fray Isidoro Anselmi, notificó al provisor que la iglesia ya 'está concluyda' y es improbable que las obras se hayan extendido a los largo de 22 años". [ACC, 31, V31, s/f. 22-08-1774]

Convertida en vice Parroquia, el templo podría ofrecer a todos los vecinos del paraje los mismos servicios que la sede del Curato, con lo que los libraba de tener que trasladarse a Río Tercero para "desobligarse" en el período de Pascua.

En 1778, los feligreses eran 138; de los cuales, "... catorce españoles casados, ocho naturales libres y tres de esclavos; diez y seis adultos españoles; Adultos Naturales: libres veinte y cuatro; y veinte Adultos esclavos; diez y nueve Párvulos españoles, veinte y tres Párvulos libres y ocho párvulos esclavos".

 

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Al frente, Capilla de Vázquez; detrás, la actual Nuestra Señora del Rosario

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Los viajeros por la Posta

 

Arturo J. Vázquez Avila en su estudio "Capilla de los Vázquez" describe que "... hacia el año 1748 comenzaron a aparecer las primeras postas a lo largo de los caminos reales al Alto Perú y a Chile, al principio en forma precaria, y más adelante reguladas mediante un decreto real del virrey Juan José Vértiz de 1782. El Camino Real a Chile tenía 16 postas en su tramo cordobés. Una de ellas era Punta del Agua, la cual fue declarada posta oficial de la Carrera de Buenos Aires a Chile el 8 de marzo de 1779. El primer Maestro de Posta fue José Roque Vásquez y Garay, sobrino de don Santiago".

Walter B. L. Bose en su "Córdoba, centro de comunicaciones Postales en las Provincias del Río de La Plata" se ocupa de ampliar consignando que la responsabilidad y administración recayó, el 9 de mayo de 1805, en su sobrino Don José Ramón Vázquez. Y en 1826, el autor asegura que era atendida por "... un viejo negro".

Particularmente en el siglo XIX, movidos por las más dispares razones, llegaron a estas tierras muchos viajeros de distintas nacionalidades y profesiones. Son los que dejaron testimonios escritos de sus aventuras por el Nuevo Mundo. Esas obras constituyen un repertorio permanente donde buscar el detalle muchas veces complementario y otras, sencillamente curioso de las condiciones de vida, las modalidades y los hábitos de nuestros antepasados. Sus actividades pudieron estar orientadas hacia la investigación científica, la diplomacia o el comercio; también se trató de militares, hacendados, aventureros, piratas, cuando no aficionados a las cosas nuevas y exóticas.   

El comandante de Frontera y de Armas del Partido de Cuyo, Don Joseph Francisco de Amigorena, al llegar a Mendoza, procedente de la ciudad de Buenos Aires, con fecha 6 de febrero de 1787, redacta el informe "Descripción de los Caminos, Pueblos, Lugares, que hay de Buenos Aires a la de Mendoza, en el mismo Reyno".  El autor asegura que su texto es una "... relacion esacta de todos los Parages en que hay Población ó Casas, con las leguas de distancia de unos a otros Poblados distinción del parage donde hay Posta, Río de buena o mala agua, Pozos, arroyos, Lagunas, etc. Explicación de los Parages donde se separan y reúnen los Caminos con un computo del numero de vecinos que havita en ellos, y sus inmediaciones, quales viven de la cria de Ganados, y quales de las Sementeras, con otras noticias que contribuyen a formar una idea caval de el actual estado de los Paises comprehendidos entre el Rio de la Plata y la Cordillera de Chile esto es de los inmediatos a los mismos Caminos que aquí se descriven".

 

    

En lo que a la Posta de Punta del Agua se refiere así como los tramos previos y posteriores a la misma, son descriptos con cuidadoso detalle:

"A la Posta de la Cañada (se pagan 6 leguas): Pierdese de vista el Rio 3º y a las tres leguas se pasa un Arroyo de buena agua permanente; aquí seve á la parte del Sur una Casa con su Arboleda; es Puesto de la Estancia que por aquí tiene un Lazo. Hay buena Majada de Ovejas, mucho Ganado, Bacuno, Cavallada, Yeguada y Mulada, que venden para el Perú. Poco más al sur sobre el mismo Arroyo esta la Estancia de Cabral, tiene mas de 16 personas de familia y gran provisión de Ganado Bacuno, Lanar, Cavallada y Mulada, de que hace sus ventas por Salta y Mendoza. La Posta se compone de un Cuarto con una Estaca de Tronco sin foso, inmediato un Aposento para Correos y Pasageros, todo a la orilla de un Arroyo permanente. El Mro. de Posta que es un Hacendado rico de estos Pagos tiene su Casa sobre el Rio 3º. Y aquí solo mantiene unos criados que sirven de Postillones y despachan a los Correos. En esta Estancia hay gran número de animales como Bacas, Caballos, Yeguas, y Mulas de que hacen comercio para el Peru".

"A la Punta del Agua (se pagan 6 leguas): Tres leguas y media de la Posta se atraviesa un Bosque de mas de una de ancho. Dentro de él hay dos Ranchos con sus Puestos que tienen los dueños de estas tierras. Hay dos o tres Lagunas de agua llovediza que suele conservarse años enteros como no haya mucha seca. Sobre el arroyo de tegua (que ya por aquí trae poca agua) está la Posta propia de Dn. Roque Bazquez. La Casa cubierta de teja, y con su espacioso corredor es muy decente aunque no tiene defensa; inmediata esta la Capilla que también es muy regular, y tres casas, de las quales una tiene su fuerte estacada aunque sin foso. Viven en la Población mas de 40 Personas; y Dn. Roque tiene mucha porción de ganado especialmente Bacuno".

"A la Posta de Sta. Barbara (se pagan 6 leguas): Caminanse por la orilla del citado Arroyo de Tegua. A las quatro leguas se encuentra el Puerto de san Javier que és del mismo Dn. Roque Vazquez, se compone de tres ó quatro Ranchitos en que viven 16 á 20 personas. La Posta es un Rancho sin ninguna defensa, pero tiene buenos Cavallos; y asi en ella como en otros dos Ranchos inmediatos habrá 16 personas, que viven de la Cria de sus cortas porciones de Animales".

 

Si su interés es acceder al relato específico que abarca el trayecto transitado por Don Joseph Francisco de Amigorena dentro del territorio cordobés, haga click aquí.

Por el contrario, si su deseo es tomar contacto con la integralidad del documento y por ende, de todo el viaje, haga click aquí.

 

Entre los primeros que dejaron testimonio de Punta del Agua, podemos citar a Thaddaeus Peregrinus Xaverius Haenke (1761-1816); se trata del naturalistas que participó en la "Expedición Malaspina", primera gran experiencia científica organizada por los reyes Carlos III y IV a sus colonias en América, entre los años 1789 y 1794. Para tal empresa, fue designado como "Físico botánico comisionado por su Majestad Católica".

Haenke anotó, en su diario de ruta, que "... el 9 [de febrero de 1794] muy de madrugada continuamos nuestro camino por llanuras interminables hasta perderse de vista, y a las cuatro leguas llegamos a la Punta del Agua en donde está la posta, una capilla y tres vecinos, situada en la llanura más nivelada que se encuentra en todo el camino desde Mendoza, rodeada de una empalizada bien conservada para frutales y granos de todo género, pero falta el agua, porque el arroyo de Tegua, que dista siete leguas y antes fertilizaba estos campos, se pierde a una cierta distancia y en su lugar se ven precisados los vecinos a valerse de algunos pozos providenciales que podrían dar agua como a 200 cabezas de ganado, estando prohibido a los pasajeros darla a sus caballerías sin expresa licencia. Esta falta de agua es tan considerable que hay jornadas en donde se camina de seis y siete y más leguas, sin encontrarla absolutamente para caballería de paso, mucho menos para el crecido número de ganado de toda clase que pasta por los campos, y que tiene por esta causa que caminar diariamente distancias crecidas, para buscar aquel artículo principal de la subsistencia. La precisión en que nos ponía la diligencia de nuestro viaje de ver amanecer diariamente y aún de correr todavía, algunas horas después de puesto el sol, las llanuras interminables de las pampas que a manera del dilatado océano un horizonte hermoso y despejado bajo un cielo de los más despejados y serenos, y el deseo de sacar algún partido del tiempo nos hacen observar en varias ocasiones la duración del crepúsculo y calcular la depresión del sol cuando apuntaba o se confundía con el horizonte de luz crepuscular".

Después de dar una serie de datos de mediciones de latitud y valores del tiempo, continúa con la descripción del territorio, ahora en dirección a la posta Cañada de Luca apuntando que "... desde la Punta del Agua sigue camino llano por espacio de tres leguas entre bosques de arbolitos espesos de diversas especies de mimosas, y algún trecho después de pasado el bosque se encuentra una laguna que parece dispuesta por la naturaleza para que las bestias que han carecido de agua en la jornada anterior hallen aquí abundancia con que apaciguar la sed. Es tanto el ganado de toda clase que concurre allí a beber que es casi imposible enumerarlo".

 

Tadeo Haenke y su libro "Viaje por el Virreinato del Río de la Plata"

 

También en el siglo XVIII, Sebastián de Undino y Gastelú, Capitán del Regimiento de Voluntarios de Caballería de Milicias Diciplinadas de la ciudad de Mendoza, en su viaje de retorno a Buenos Aires, por el camino de las postas en 1799 y después de aclarar que entre la Posta de Santa Bárbara y la de Punta de Agua distan 6 leguas, describe que "... en toda esta distancia que se compone de un suelo muy llano y pelado solo se ven algunos algarrobos y chañares cuando el camino se arrima al arroyo. La casa de la posta fue en otro tiempo la más bien construida de toda la carrera, pero en el día se va acercando a su ruina por no repararse. Con todo conserva la mayor parte de sus piezas construidas de ladrillo, con buena techumbre, puertas y espacioso corredor. Inmediata se halla una capilla en buen estado y una casa defendida por una fuerte estacada. No falta que comer y a veces se encuentra pan. Esta estancia fue de los ex jesuitas, y se llama de la Punta de Agua, porque hasta aquí suele alcanzar la del arroyo de Tegua, bien que en años secos se queda mucho más arriba".

Siguiendo su ruta hacia la Cañada de Lucas y "... caminada media legua éntrase en un monte de grandes algarrobos y chañares que tendrá como dos leguas de travesía, es muy hermoso y hay sus lagunas a trechos que recogen agua cuando llueve, luego se sale a campo limpio".     

Ya en el siglo XIX, el banquero, filántropo y viajero inglés de ascendencia suiza Peter Schmidtmeyer (1772-1829) describe en su obra "Viaje a Chile a través de los Andes" de 1820 que "... después de dejar Fraile Muerto y de viajar otras setenta millas desde allí, llegamos a Punta de Agua, otra pequeña aldea con una capilla, cuya casa de posta está en un lugar retirado y consiste, como en muchos otros, en una pequeña vivienda, que más parece rancho que casa, pero que tiene cerca unas ruinas que indican la existencia anterior de un buen edificio y que ahora sirve para cocinar y hacer funcionar allí un telar. Al entrar en este rancho, nos impresionó el porte de la esposa del maestro de posta, que no era solamente el de una dama, sino de una gran señora de buen tono. Tenía una silueta alta y elegante, bellos ojos y un semblante delicado, con restos de una gran belleza. Más tarde se nos dijo que estos atributos pertenecen a muchas de las mujeres de Córdoba, donde ella había nacido. En verdad ya habíamos visto, entre el sexo femenino del camino, una buena silueta, con bellos ojos y rasgos, hermosos dientes, asomándose por entre la mugre de un rancho, como si la naturaleza no permitiera que su obra más bella permaneciera oculta bajo un vestido rústico y desaliñado; un cabello desgreñado y un desaseo general. Pero aquí, pasamos repentinamente de la vista a la belleza rústica a formas elegantes y una apariencia que podría haber adornado un salón europeo. Aquí vimos el algarrobo y las cochinillas con sus matas cerca de la casa, cuyos dueños las amasaban en forma de torta para teñir. Hacen ponchos y otros artículos para vestidos y tapicería principalmente carpetas, que son muy parecidas a las ricas alfombras inglesas y se usan para sentarse o acostarse en ellas".

 

"Viaje a Chile a través de los Andes" de Peter Schmidtmeyer con litografías de Agostino Aglio

 

Al año siguiente, el ex Embajador británico en Río de Janeiro Alexander Caldcleugh (1795-1858) viajó por el sur de Córdoba en la convulsionada época de las autonomías provinciales.

El 4 de marzo de 1821, después de pasar una mala noche de truenos y relámpagos en Cañada de Lucas, anotó en lo que será "Viajes por América del Sur", que "... todo mejoró, la gente muy honrada e industriosa, en la casa tejían mantas y fabricaban jabón casero; también extraen el álcali de una planta que abunda mucho en las cercanías; la quinoa o quimoa y también ataco; esta planta tiene una flor amarilla y la queman cuando está verde, obteniendo considerable provecho. Hasta Punta de Agua hicimos seis leguas que, según mi baquiano, eran más de ocho, pasamos la cañada por terrenos muy bajos encontrando montes de mimosas de escasa vegetación. Cruzamos una arria de mulas procedente de San Juan que conducía vinos para Buenos Aires y supimos por los arrieros que los indios estaban a cierta distancia en dirección sur. Atravesamos unos malezales cubiertos de flores muy fragantes y llegamos a Punta de Agua en mejores condiciones. El agua era la mejor que habíamos encontrado desde hacía tres días. El dueño de casa era un hombre bien educado; nos sentamos a la mesa con la familia y se nos sirvió carne asada y caldo. Aquí determiné cambiar de régimen de vida y comer a mediodía como por la noche. La yerba mate me había resultado muy tonificante y consumía tanta como mi baqueano. Hay en este lugar una iglesia, pero no se practica el culto por no tener cura".

 

Alexander Caldcleugh y su libro "Viajes por América del Sur"

 

El viajero inglés Robert Proctor, comienza el Capítulo I de su libro "Narraciones del Viaje por la Cordillera de los Andes" informándonos que, "... el 8 de diciembre de 1822, nos embarcamos en Gravessend a bordo del Bergantín Cherub cargando 206 toneladas de mercaderías para Buenos Aires".

El 20 de marzo de 1823, junto a su esposa, un niño, dos sirvientas y un criado, parte hacia la lejana Lima en el Perú en un carretón para las mujeres y una carretilla para los equipajes; forman parte de la expedición el correo y varios peones.

Extraemos de su relato que "... esta tarde cruzamos una región boscosa, antes incendiada en muchas millas, y los troncos negros de los árboles hacían efecto muy fúnebre. Después de la jornada más larga desde que dejamos Buenos Aires, es decir setenta millas, llegamos a Punta de Agua [29 de marzo de 1823], donde conseguimos buen hospedaje en lo tocante a provisiones, pero nos vimos obligados a colgar una frazada por falta de puerta en el cuarto. Como tenía los dientes casi arrancados por los asados de capón flaco, comida que parecía estirar cuerdas de guitarra que masticar carne, resolví probar el hervido, una especie de caldo o sopa. El país, el 30 y especialmente el 31, presentaba aspecto muy salvaje y se levantaban por todo, cerros rugosos con poquísimo verdor. A lo lejos veíamos la lista azul de la Sierra de Córdoba".

 

Robert Proctor y su libro "Narraciones del Viaje por la Cordillera de los Andes"

 

John Miers (1789-1879) era un londinense que amaba las flores, longevo, apasionado botánico, prolijísimo dibujante, observador sagaz y de una probidad científica sin claudicaciones. En 1824, pasó por Punta de Agua y lo plasmó en uno de los capítulos titulado "De Buenos Aires a Mendoza por el camino de las postas". Del mismo extraemos que "... la posta de Punta de Agua se encuentra a seis leguas de Cañada de Lucas; está situada en las afueras de un pueblito, que se distingue de lejos por las torres de la iglesia. El maestro de posta es un mezquino que, en vez de satisfacer las necesidades del viajero, le prodiga su molesta garrulidad y pomposidad; porque, si bien no es un viejo español, tiene por lo menos alguna sangre europea en las venas lo que eleva su autoimportancia varios grados por encima de los nativos. Su rancho es miserable, mugriento, y los caballos que provee de lo peor que darse pueda".

 

John Miers y su libro "Travels in Chile and La Plata"

 

A comienzo del año 1824, pasó por Punta del Agua la "Misión Muzi". Fue José Ignacio Cienfuegos Arteaga (1762-1845) clérigo domínico, Obispo de Concepción quien, en nombre del Gobierno, solicitó a la Santa Sede, que nombrase un representante político para Chile. El Sumo Pontífice Pío VII, nombró en 1822 a Monseñor Juan Muzi como Vicario Apostólico de Chile y como compañero de la Misión al canónico D. Juan María de los Condes de Mastai. La extensa crónica de la Primera Misión Pontificia a Hispano América fue escrita por el secretario de la misma, Abate Giuseppe Sallusti y publicada con el nombre de "Misión Apostólica de Juan Muzi en el Estado de Chile".

Lo singular es que Giovanni María Mastai Ferretti (1792-1878), veintidós años después de su paso por el lugar sería consagrado, el 16 de junio de 1846, como Papa Pio IX desarrollando el pontificado más largo de la historia.

En la "Breve Relación del viaje a Chile hecho por el canónico Juan María Mastai Ferreti de Sinigaglia", tomamos la cita referida a la zona que nos ocupa: "... por la mañana del 25 [enero de 1824], día domingo, celebré misa [en la posta de Arroyo San José] y se partió para Punta de Agua, conjunto de 4 ó 5 chozas y posta, 32 leguas distante de Córdoba y 11 de San José, de donde habíamos partido. Nos dijo la mujer del maestro de posta que aquí se contaba la mitad del camino de Buenos Aires a Mendoza. Muchas cosas, dijo, pues [era] bastante habladora y tan curiosa que pretendía leer un pliego que había [sido] dirigido a San José, o por mejor decir, al Fraile Muerto, cuyo Párroco lo había expedido a San José, de parte del Gobernador del Obispado y del Cabildo [Eclesiástico] de Córdoba. En este [pliego o carta] se felicita a Monseñor por su llegada, se expresan los mas bellos sentimientos de adhesión a la Sede Apostólica y se daban a Monseñor las facultades ...". En una observación, aclara Sallusti, que no se detuvieron en la siguiente posta de Cañada de Lucas, por haberla encontrado "... muy mala e incapaz de habitación para todos. El maestro de posta en Punta del Agua era un hermano del señor canónico Vázquez, provisor y Vicario Capitular de Córdoba, por lo cual fueron muy bien atendidos". Por la tarde, y después de recorrer 9 leguas llegaron a la posta de Santa Bárbara.

 

 

Un par de meses después, el 20 de marzo de 1824, el político, historiador y viajero norteamericano Samuel Greene Arnold (1821-1880) pasó por la Provincia de Córdoba y en su libro "Viaje por América del Sur", dejó descriptas las mujeres y las costumbres musicales de estas tierras: "... partimos a las 7 y ½ y llegamos a la primera posta [Punta del Agua] a 4 leguas; a las 9, cruzando un territorio muy bonito, cubierto de bellas mimosas, que parecían acacias con espinas y otras muchas variedades. La posta tiene una linda arboleda, llena de grandes bandadas de loros, cotorreando a todo lo que dan, y al revolotear, presentan un aspecto brillante cuando volvían sus espaldas al sol. Desayunamos en el coche con armadillo asado frío que, sin el caparazón, se parece al pato asado y no se diferencia mucho en el sabor. Comimos un casal con pan y sandías, un alimento de primer orden en las pampas. Nos dieron melones y manzanas silvestres y también nos acompaña una joven muy bonita con quien mantuve una larga conversación. Recuerdo, que es un verdadero picaflor, como lo llaman aquí; tocó la guitarra y la cortejó animadamente durante 2 horas; luego partimos a las 11".

 

Samuel Greene Arnold y su libro "Viaje por América del Sur"

 

 

Actual Capilla de Punta del Agua

 

Elba Andrea Romano de Gastaudo en su trabajo "Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Punta del Agua” para "Civitatis Mariae" dice que, en 1921, el Vicario Capitular de la Arquidiócesis de Córdoba Obispo José Anselmo Luque  visitó la Capilla y fue entonces cuando recomendó a la feligresía la conveniencia de la edificación de un nuevo templo que fuese más amplio que el existente, sugiriendo que arbitraran los medios para reunir los fondos necesarios para poder encarar la construcción.

La población aceptó el reto y con mucho sacrificio, a lo largo de siete años, lograron reunir un monto de dinero como para comenzar la obra.

El proyecto fue realizado por el constructor Sr. Juan Rosig, residente en Buenos Aires. Los planos fueron aprobados por la Curia Diocesana en octubre de 1928.

 

 

El día 14 del mismo mes y año, se colocó la piedra fundamental, dando así comienzo a la obra, en la que se trabajará a lo largo de un año, al cabo del cual, deben suspenderse los trabajos por falta de fondos.  

El 1 de junio de 1935, el arzobispo de Córdoba Monseñor Dr. Fermín Emilio Lafitte (1888-1959), visitó la obra, asombrándose de sus dimensiones y del avance de la misma. Exhortó a los presentes a redoblar esfuerzos para continuar con los trabajos y ponerla en funciones.

Se formó una comisión de hombres, con el Párroco Francisco de Santa Inés al frente, y organizaron una gran colecta para poder recaudar más dinero para continuar con la construcción.

Logrado ésto, se contrató al Sr. Alberto Arzubialde como constructor de la obra. Las tareas se reanudaron el 14 de junio de 1937 continuándose hasta la terminación del templo dejándolo en condiciones para su inauguración.

Para las Fiestas Patronales del 6 de noviembre de 1937, Monseñor Fermín Lafitte presidió el acto de inauguración impartiendo la bendición al nuevo Templo Nuestra Señora del Rosario de Punta del Agua.

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Su arquitectura

 

El templo está ubicado en calle Padre Francisco Askúnaga, en el corazón de la manzana y frente a la plaza San Martín. Su frente, con orientación este-sureste, está a 33 m de la línea municipal precedido por un espacioso jardín que oficia de atrio.

 

 

La fachada principal es de carácter vertical, resuelta en tres estratos. Cuatro pilastras lisas se desarrollan desde piso hasta el nivel de culminación de fachada.

En el paño horizontal inferior se destacan tres vanos ojivales, entre pilastras, siendo el central el menos apuntado y con mayor ancho, jerarquizando el ingreso.

Una cornisa horizontal de bordes rectos, que se extiende hasta el primer tramo de las fachadas laterales, separa del paño medio, donde se plasmaron tres grandes ventanales góticos que, a la hora de la ejecución, los vidrios seguramente tonalizados, se reemplazaron por mampostería revocada, obteniendo un resultado distinto al concebido.

 

  

En el paño superior asentado en una cornisa igual a la anterior, que va a estar presente en toda la longitud de las fachadas laterales, están los faldones que ocultan las pendientes de los techos y en el eje de simetría, se improvisó una espadaña con dos campanas, culminado en una gran cruz de hormigón.  

El proyecto del constructor Juan Rosij, contemplaba la ejecución de una torre campanario con chapitel de estilo gótico que llegaba a los 55 m de altura, verdadera culminación visual del templo y símbolo de su acercamiento a Dios. Por razones económicas no se pudo concretar.

Las fachadas laterales, donde el ladrillo quedó a la vista, se presentan como un volumen horizontal desarrollado en siete paños marcados por seis contrafuertes, encargados de absorber los empujes de las bóvedas. En el nivel superior, bajo la descarga de las aguas del techo, recorre toda la fachada una cornisa que en los contrafuertes adopta una forma angular. En el centro de cada paño, salvo en el anterior y el posterior, en un nivel medio superior, se encuentran las ventanas ojivales.

 

 

A la altura del testero, se observa el volumen de las sacristías de menor altura que la nave, y sobre él, parte del ábside y la bóveda de horno, ambas revocadas.

En la fachada posterior, un volumen horizontal correspondiente a las sacristías tiene enclavado en su eje de simetría, el volumen del camarín de la Virgen, revocado y blanco sobre fondo de ladrillos a la vista. En un plano posterior, parte del ábside con su correspondiente bóveda. Mas atrás, el perfil de la nave con su ático culminando en cruz de hormigón.

 

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Se ingresa al templo pasando por el nártex de 3,80 m de profundidad, cuyos muros registran arcos ojivales ciegos, conteniendo el central la puerta batiente doble de madera por la cual se accede primero, al soto coro y luego a la magnífica nave única, de planta rectangular con ábside en el testero., cuyas medidas son 31,20 m de largo y 10,10 m de ancho.

 

 

 

A los pies de la nave, del lado del evangelio, una empinada escalera permite el acceso al coro alto el cual, a través de tres vanos ojivales esta unido al ambiente, de uso indefinido, generado sobre el nártex. Una ventana rectangular en el muro de fachada, permite ingreso de iluminación al sector.

Los muros laterales están ritmados en cinco tramos por columnas lisas de sección circular con basa y capitel simplificado, capaz de contener los nervios que a él llegan.  

Punto de gran atención es la bóveda de crucería gótica que cubre la nave, compuesta de arcos ojivales que se cruzan diagonalmente, arcos formeros entre tramos y los perpiaños en muros, constituyendo el esqueleto de soporte de los plementos que cierran la bóveda.  Las claves están a una altura de 15,37 m del solado que es de mosaicos calcáreos.

Las bóvedas están protegidas con estructura de cabreadas y cubierta de chapa de zinc a dos aguas.    

Los muros están tratados con almohadillado corrido, y en cada tramo contienen las ventanas ojivales con vidrios fijos de colores que dan al recinto una tonalidad muy cálida.

 

 

Un desnivel de dos escalones y el comulgatorio de mármol blanco, delimitan el presbiterio, de 6,07 m de profundidad, donde se aloja el altar de líneas muy simples con su Sagrario y Custodia. Flanqueado del lado del evangelio por la imagen de la Virgen del Rosario, armoniosamente alhajada y del lado de la epístola, dentro de una hermosa hornacina la antigua imagen de la Virgen del Rosario “La Patrona”, proveniente de la Capilla de los Vázquez.

 

 

Sendas escaleras adosadas al ábside conducen al colorido Camarín de la Virgen con el Niño, protegida por la trilogía Padre, Hijo y Espíritu Santo. De ambos lados del Presbiterio se accede a la sacristía y contra sacristía de generosas dimensiones que se encuentran vinculadas por un paso detrás del ábside y debajo del Camarín de la Virgen.

 

 

El nuevo templo se terminó de construir hasta donde los recursos lo permitieron, se habilitó y fue entonces, cuando en la vieja y querida Capilla de los Vázquez, comenzó el proceso de demolición.

Aún se preguntan en el pueblo: ¿Por qué la demolieron? ¿Quién dio la orden de demolición? ¿No pensaron en el valor patrimonial de ese bien?

Permítasenos ensayar una respuesta, en base a las imágenes disponibles:

El “certificado de defunción” fue firmado por varios actores:  

  • Quien realizó el proyecto, constructor Sr. Juan Rosij, por colocar el atrio del nuevo templo casi superpuesto a los fondos de la capilla existente. Es probable que solo haya cumplido premisas de diseño solicitadas por la comitente, a pesar de disponer de una gran superficie de terreno.

  • La Curia Diocesana, que aprobó los planos sin observaciones.

  • Quienes efectuaron el replanteo de obra, sin tomar la decisión de reubicarla, para el caso de que se hubiera querido mantener el antiguo templo.

Tal los acontecimientos, el ingreso al nuevo templo exigía, indefectiblemente, la demolición del viejo.  

 

Datos complementarios

 

Coordenadas geográficas:

Latitud: 30° 34' 32" Sur

Longitud: 64° 48' 40" Oeste

Altitud: 282 msnm

 

 

 

 

Fuentes de consulta:

  • AMIGORENA, Francisco Josef de: "DESCRIPCIÓN DE LOS CAMINOS, PUEBLOS, LUGARES, QUE HAY DESDE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES A LA DE MENDOZA, EN EL MISMO REINO" - Presentación de José Ignacio de Avellaneda- Cuadernos de Historia Regional Nº11, Vol. IV, abril 1988 - División de Historia del departamento de Ciencias Sociales de Universidad Nacional de Luján (Eudeba).  

  • ARNOLD, Samuel Greene: "Viaje por América del Sur 1847-1848" - Editorial Emece. Buenos Aires, 1951.

  • BISCHOFF, Efrain U.: "Historia de los Pueblos de Córdoba" – Junta Provincial de Historia de Córdoba, Córdoba 2012.

  • BOSE, Walter B. L.: "Córdoba, centro de comunicaciones Postales en las Provincias del Río de La Plata" - Documento .pdf (Consultado 11/12/2021).   

  • CALDCLOUGH, Alexander: "Viajes por América del Sur" - Buenos Aires, 1943.

  • DI STEFANO, Roberto: "Del Estado a la Iglesia: la expropiación del patronato laico de Punta del Agua" – Revista Reflexâo, vol.40, e 194632 - Pontifícia Universidae Católica de Campiñas, Brasil (Fecha de consulta: 1 de diciembre de 2021).

  • GOMEZ FERREIRA, Avelino Ignacio, S.J.: "Viajeros Pontificios al Río de La Plata y Chile (1823-1825): La Primera Misión Pontificia a Hispano-América relatada por sus Protagonistas" - Gobierno de la Provincia. Córdoba, 1970.

  • GONZALEZ RODRIGEZ, Adolfo Luis: "La pérdida de la propiedad indígena. El caso Córdoba, 1573" -1700. Anuario de Estudios Americanistas, 1990.

  • Google Earth

  • HAENKE, Tadeo: "Viaje por el Virreinato del Río de la Plata" - Buenos Aires, 1943.

  • HERRANZ, Gustavo: "Una vida tricentenaria cargada de milagros" – Diario La Voz del Interior. Nota 208505-1 - Córdoba, 9 de diciembre de 2003.

  • MIERS, John: "Viaje al Plata 1819 – 1824" - Editor Solar/Hachette, Buenos Aires, 1968.

  • PROCTOR, Roberto: "Narraciones del Viaje por la Cordillera de los Andes y Residencia en Lima y otras partes el Perú en los años 1823 y 1824" – Talleres Gráficos Argentinos L. J. Rosso. Buenos Aires, 1920.

  • Revista "Caras y Caretas": N°779 del 06 de setiembre de 1913 - Biblioteca Nacional de España.

  • RÍO Manuel: "Historia Argentina, La Iglesia, su historia y sus relaciones con el Estado (1810-1928)" -  Tomo V - Plaza y Janés S.A. Buenos Aires, 1968.

  • ROMANO DE GASTAUDO, Elba Andrea: "Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Punta del Agua" – CIVITATIS MARIAE, Galeón Editorial. Córdoba, 2008. 

  • SEGRETI, Carlos S. A.: "Córdoba ciudad y Provincia (siglos XVI – XX)" - Junta Provincial de Historia de Córdoba, Córdoba, 1973.

  • SCHMIDTMEYER, Peter: "Viaje a Chile a través de los Andes" - Editorial Claridad. Buenos Aires, 1947.

  • UNDIANO Y GASTELÚ, Sebastián de: "Itinerario de Mendoza a Buenos Aires por el camino de las postas escrito en Mendoza en 1799" - Sociedad de Historia Argentina, Anuario de Historia Argentina. Buenos Aires, 1941.

  •  VÁZQUEZ AVILA, Arturo J.: "Capilla de los Vázquez" - Quiendestiende Blogs. (Fecha de consulta: 15 de diciembre de 2021)

  • Agradecemos al Sr. Humberto Caffaratto y Sra.; al Dr. Gustavo Orgaz; a la Sra. Elba A Romano de Gastaudo y al Sr. Presidente Comunal Daniel Cabrera, por las atenciones prestadas y la información brindada para este trabajo.

 

 

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