La Iglesia San Francisco Solano de San Francisco del Chañar, Departamento
Sobremonte, Córdoba (Argentina), se alza en tierras que, conocidas como
Cachi, se entregaron en 1709 a Alonso de Alfaro. En 1778, los esposos
Antonio Lescano y María Josefa Bustamante se declaran propietarios de la
Estancia Chañar en la que edificaron una Capilla con sacristía bajo
advocación de San Francisco Solano. En 1786, el Marqués Sobre Monte
funda una villa en la jurisdicción del Curato de Río Seco. En 1855, el
Gobernador Alejo Carmen Guzmán lo decretó como Villa, con el nombre de San
Francisco Solano, al viejo pueblo de Chañar. En 1886, el Canónico
Apolinario Argañaráz, ante el estado ruinoso de la Capilla, se puso al
frente de la construcción del actual templo de San Francisco Solano con
la ayuda de todo el pueblo. El 16 de julio de 1894 a las 8 de la mañana
se celebró la primer misa, de resultas de concluir con la construcción
de la bóveda, colocado el piso de material de obra y hecho el altar
provisional de cal y ladrillo.
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SAN
FRANCISCO SOLANO
Con el de un Santo Misionero
y el de un árbol campesino
te has dado, San Francisco del Chañar, un nombre
con fragancia de monte y con rezos de indios.
Estaqueado por siete caminos,
te quedaste tendido al sol
un poco, porque eres duro y sufrido
y porque eres, otro poco, soñador ...
Pueblo Viejo: fuiste Posta
sobre la ruta al Perú.
El Padre Francisco te trajo el Evangelio
con su violín y su cruz.
Pueblo Viejo: al fundarte,
te hizo Villa Real, Sobremonte, el Marqués
por tus calles, a conquistar fronteras,
pasó la Patria del Año Diez.
En tus paredes de adobe crudo
y en la humildad de tus techos de paja,
eras un poco de la Tierra de antes
tradicional, sencilla, campesina y brava.
Quizás no sea tierra de turismo.
Tú te contentas con tus paisajes;
y te sorprendes, como la tarde aquella,
ante los pinceles polícromos de Fader.
Tienes aires puros, honda agua de pozo,
buen pan, cuatro calles y una plaza;
y, para tu noble orgullo, tu “Catedral” que alza sus
torres
como si fuera tu corazón hecho plegaria.
Pbro. Luis Denardi
Los primeros tiempos de Chañar
El Maestro de Campo Alonso de Alfaro, el 2 de diciembre de 1709,
desde Tucumán, de manos del Caballero de la Orden de Santiago,
Maestro de Campo de Infantería Española, Gobernador General de
la Provincia, Don Esteban de Urizar y Arespacochaga, en nombre
de su Majestad, recibe la merced de las tierras baldías y
despobladas, conocidas con el nombre de Cachi,
jurisdicción de la ciudad de Córdoba, ubicadas entre las
estancias de San Francisco, San Pablo y Santa Ana, al norte en
dos leguas.
Seis meses después, se transfirieron los derechos sobre las
tierras al capitán Juan Pereira de Olibera. Le cupo a Francisco
de Cesar Muñoz ponerlo en posesión, por lo que citó a los
vecinos afincados en las proximidades de las tierras de Cachi y
tomando de la mano a Pereira de Olibeira los paseó por las
mismas dándole posesión de ellas “que por las partes
pobladas es hasta los linderos de San Pablo y San Francisco y
Santa Ana, y por la parte despoblada, que tira al norte dos
leguas haciendo centro en el Ojo de agua, con todos los montes,
pastos y aguadas, y todo lo demás que se contiene en dichas
tierras.”
En el testamento de fecha 14 de agosto de 1778, los esposos
Francisco Antonio Lezcano y María Josefa Bustamente, declaran
tener una estancia que se llama “Chañar”y que les
pertenece “por posesión que de ella nos dio el sargento
mayor don José Roque Farias (difunto) como Juez comisionado en
virtud del decreto de amparo que a pedido de nuestra parte libró
el Gobernador y Capitán General de la Provincia don Juan Manuel
Campero como consta de los instrumentos que existen en nuestro
poder a que nos remitimos, en caso necesario de oposición ocontradicción por el derecho que nuestra parte corresponde
siempre que cualesquiera otro no mejore su derecho ante Juez
competente”.
Declaran, también, que en la estancia tienen edificada una
capilla con sacristía, bajo la advocación de San Francisco
Solano, la que se constituye en el antecedente del actual
templo.
En su interior se encontraba la efigie del santo “... de
preciosa escultura con su diadema de plata y vestido
correspondiente adornándole su santuario con dos docenas de
pulidos lienzos colocados en sus respectivos marcos, y
proveyéndoseles los utensilios necesarios y varios sagrados y
ornamentos preciosos para celebrar el santo sacrificio, todo lo
que había sido puesto y costeado a sus propias expensas, a
excepción de una campana la que habiendo importado cincuenta y
dos pesos tuvieron en su compra la ayuda de diez pesos
declarándolo así para que conste.”
Más adelante, los testadores manifiestan que en el “...
decurso de largos años amenazando ruina dicho santuario se
reedificó dándosele más capacidad en longitud y latitud y
fabricándose la nueva sacristía, barandas, confesionarios, coro
y corredor a la parte sud a cuya construcción contribuyeron el
Cura Excusador y Vicario Pedáneo Maestro don Juan Damasceno
Santillán y a sus exhortos, algunos devotos feligreses según las
posibilidades de sus bienes, no siendo menos la contribución
por Patrones y Fundadores de dicho Santuario y sin otro, que el
bien común espiritual, invertimos nuestros haberes limitados en
fomento de tan santa obra.”
El matrimonio Lezcano, ya casi al final del testamento, decía
tener formado un Patronato para la fundación de la Capilla, por
el Obispo doctor don Pedro Miguel de Argandoña (1693-1775), la
que fue conformada por el Gobernador y Capitán General de la
Provincia de Córdoba don Joaquín de Espinosa y Dávalos
(1758-1864), y que sus sucesores en el Patronato lo heredaban
“para gloria y honra de Dios y veneración de sus santos y para
el bien espiritual de los habitantes de este Partido.”
Los fundadores de la primera Capilla, fallecieron en diciembre
de 1785 Josefa Bustamante y en 1798, su esposo Francisco Antonio
Lezcano. Ambos fueron sepultados en el cementerio contiguo a la
Capilla San Francisco Solano.
Fúndase una Villa
en el Curato de Río Seco
Rafael de Sobre Monte y Núñez del Castillo, Marqués de Sobre
Monte (1745-1827) gobernador intendente de la Provincia de
Córdoba (1783-1797), el 25 de enero de 1796, manifestaba que
hacía tiempo que tenía la intención de establecer una villa en
la jurisdicción de este Curato, por la gran utilidad que esto
proporciona a la vida cristiana y civil.
Esperando superar los inconvenientes que se suscitaban,
encomendó recopilar la
información que podrían brindar los Curas Vicarios y Jueces de
modo de
determinar, en base a ellos, el lugar más apropiado para la
formación de los pueblos; privilegiando, en lo posible, la
ubicación de la
Parroquia y residencia del Párroco en torno a la plaza.
Tiempo después el doctor Bernabé Antonio de Aguilar Pizarro
(1757-1832, Cura Vicario de Rio Seco informó en detalle al Marqués de Sobre
Monte: “El sitio del Chañar es llano en todas
partes. La actual población tiene ya la población en cuadro
perfecto con doce familias que lo componen, fuera de varias
casas dispersas pero inmediatas a esa población.
El temperamento es de buen temple, sano y de ventilación. Tiene
beneficio de la Posta y tránsito de toda esta carrera; por cuyo
motivo son vendibles los efectos de pulpería y abastos. Asimismo
las tropas de mulas que anualmente pasan por este lugar (en el
que se puede establecer el Receptor de este ramo) hacen circular
algún dinero. El agua corriente es escasa a tiempos pero hay
beneficios de diferentes pozos que a dos varas [1,67 m] de excavación abundan en agua muy regular; no
sienten escasez. Por lo que a ninguna costa podrán hacer un gran
tajamar para sus majadas y el común de las haciendas. Mineros de
cal buena sobran. Maderas útiles no las tiene el lugar pero en
distancia de seis leguas [25,14 km] las hay de
algarrobos, quebrachos, espinillos, talas.
El terreno se dice pertenece a los Lezcanos y Cesares, pero
estos tienen sus estancias retiradas, por lo que aunque la Villa
se extienda en formación una legua, y para los ejidos y pastos
comunes se señalen dos, nada perjudicará a los demás hacendados.
Todas estas tierras son campiñas y de pan llevar. En cuanto a
las familias que deberán reunirse por los justos motivos que hay
para ello, son tantos que serán consecuentes que poco a poco se
hagan trasladar cuando sea tiempo. Los pedáneos expondrán a
Vuestra Señoría una minuta individual de ellos. No hay más ni en
pro ni en contra de Chañar."
Seguidamente pasa a referirse a las características de Río Seco,
que son similares a las de Chañar. El Juez Pedáneo don Juan
Pascual de Cabral, también envía informe sobre Rio Seco, el 25
de marzo de 1796.
El Comisionado Bartolomé de Echegoyen, el 16 de noviembre se
constituye en Chañar a fin de cumplimentar el oficio de
Sobre Monte, por el que se indicaba que se reunieran a los
vecinos para que, de estar de acuerdo con la formación de la
Villa, efectuaran las sesiones de tierras y se labraran los
documentos correspondientes.
Reunidos los vecinos residentes en el lugar, Echegoyen les
leyó el superior despacho y “... dijeron todos a una voz,
ser el único medio de que su Majestad logre en este partido
vasallos útiles, acarreándolos a una vida civil que en la
actualidad es muy pequeña la porción de los que están dedicados
a un procedimiento regular, pues que los más, nacidos y criados
en los bosques, que el asomar aquellas pequeñas luces en la
razón los sofocan con los vicios, y brutalizados de que esta
suerte no sirven para otra cosa que para instruir en los mismos
desordenes a los que van sucediendo; que con la población
acarreándolos a ella a los que dan mérito para arrancarlos de
sus breñas, lograrán las ventajas del trato sociable, y que este
pasto racional acompañado de las instrucciones del Párroco, en
breve tiempo los impondrá en las Leyes Divinas y de la razón y
les hará mudar de costumbre; que se extrañará el idiotismo, y
que finalmente, a la vista de un Juez celoso serán desterrados
el ocio y el juego, que son las alas con que la mayor parte de
la gente vuela a los despeñaderos de la miseria y destrucción
de aquellos pocos que se dedican al trabajo.
Y que por todas estas razones y motivos es digna de aplaudirse
la idea de Su Señoría.”
Echegoyen rápidamente efectúa todos los trámites para disponer
de la donación de las tierras y el 26 de junio de 1797 habiendo
terminado con su misión, eleva el expediente a Sobre Monte.
El 31 de agosto el Sindico Procurador General de Córdoba, José
García Piedra, toma razón del expediente y dictamina sobre la
conveniencia de fundar la Villa en Chañar, cumpliendo de esta
manera con uno de los proyectos que tenía Sobre Monte desde los
inicios de su gobierno.
El marqués, con fecha 4 de noviembre, pasa el expediente al
Cabildo para su resolución y éste reunido el 1º de diciembre
informa que “no encuentran impedimento en orden a aquellas
gentes se reúnan en población porque de ella siempre resultan
conocidas ventajas a la Religión y al Estado. Sin embargo
atendiendo este IIIº Cuerpo a otras consideraciones ...”
y
comienza un rosario de argumentaciones para disuadir la
fundación de la Villa, que en realidad escondían la pérdida de
las contribuciones que no llegarían a la Capital. En larguísimo
informe, el Síndico Procurador refuta al Cabildo en forma
contundente y manifiesta que la Villa deberá ser independiente
de la Capital, si Su Majestad lo tuviese por conveniente.
El Gobernador Intendente Interino de la Provincia de Córdoba,
Nicolás Pérez del Viso, el 14 de diciembre de 1797 en
vista del informe del Sindico Procurador, resuelve dar cuenta a su
Majestad: “... con testimonio por principal y triplicado, a
efecto de que siendo de su soberano agrado recaiga la real
aprobación, concediendo a dicho lugar los privilegios, y
excenciones que expresan las Leyes de estos Dominios, en la
erección de Justicia y Ayuntamiento, su jurisdicción, escudo de
Armas, título de Villa, y demás que fuere de su real agrado.”
El expediente se extravía en España y nunca volvió resolución
alguna de su Majestad Carlos IV de Borbón (1748-1819); no
obstante ello, para las autoridades de la Gobernación
Intendencia de Córdoba, Chañar era una Villa formalmente
constituida.
Pasaron cincuenta y ocho años, y el doctor Alejo del Carmen
Guzmán (1815-1884) Gobernador de Córdoba (1852-1855), el
31 de mayo de 1855 decretó declarar Villa con la denominación de
San Francisco Solano al antiguo pueblo de Chañar.
"Está bien, vamos,
le acompaño ..."
Fray Zenón Bustos, en los albores de 1897, relataba algunos
pormenores fundacionales de la “Catedral del norte cordobés”:
“Entre los conspicuos evocadores de las olvidadas glorias de
San Francisco Solano en nuestro país descuella la figura del
distinguido canónigo de nuestro clero, don Apolinario Argañaráz
[foto continua].
Sin vinculación alguna con la antigua Villa del
Chañar, separado de ella por su residencia en
nuestra capital
[Córdoba] donde servía su canongía y por una distancia de más
de sesenta leguas con posta de camino de mensajerías, su acción
benefactora, perseverante y digna del mayor encomio por fundar
el templo que á la población faltaba, se hace menos explicable
para las conjeturas humanas, y deja traslucir más claramente el
prestigio oculto pero eficaz que el santo ejerce en la
reaparición de nuestros recuerdos.
¿Qué razón había para encontrar en el señor Argañaráz al hombre
mejor dispuesto á todo género de sacrificio, al agente más
eficaz para realizar en esa Villa el templo monumental que se
alza al apóstol argentino, cuando quizás, cuando se deseaba
hacerlo, no le profesaba sus simpatías especiales.
En el año 1889 bajó el Cura del Chañar á esta Capital,
procurando llevar al señor Argañaraz para que hiciera el
panegírico del Santo. Éste se negó, pareciéndole demasiado poco
motivo para hacer un viaje de tantas leguas.
El señor Argañaraz indicó al Cura que viese á otro sacerdote, a
quien solicitó el Cura y recibió igual negativa. Sin esperanza,
tal vez vuelve el Cura a buscar y rogar al señor Argañaraz á que
le acompañase en su función del Chañar. Argañaraz vuelve a
negarse, y vuelve a indicarle que busque á otro sacerdote,
dándole el nombre; lo hace puntualmente el Cura, y al recibir
otra negativa más, vuelve a comunicar el mal resultado, y á
rogar al señor Argañaraz que lo acompañe.
Gestionando el Cura un panegírico del señor Argañaraz ignoraba
que desempeñaba una gestión trascendental en el progreso
material y religiosos de la Villa del Chañar y en el sentido de
honrar la memoria olvidada de San Francisco Solano. El señor
Argañaraz vacila en ese momento, y en un momento último la
suerte precipita la balanza en favor de la Villa del Chañar.
Tendrá ésta un momento clásico en su población, tendrá el
Apóstol un propagandista eximio de su apostolado: el señor
Argañaraz acepta la proposición del Cura y le dice: “Esta
bien, vamos, le acompaño”.
Se fueron al día siguiente por el tren hasta Sarmiento, y desde
aquí hicieron el viaje en mensajería, en dos días más, hasta el
Chañar.
En vista de la iglesia tan ruinosa que desde antiguo tenía la
población en medio de la plaza, todos veían la necesidad de
construir otra, pero hasta ese momento toda tentativa había sido
inútil.
Desde 1890 en que el señor Argañaraz se encontró, por motivo de
una misión en el Chañar, se hablaba de construir una nueva
iglesia, de asegurar la cooperación de los vecinos, y, a pesar,
de la buena voluntad de estos, no se había podido acordar.
Éste era el tema de sobremesa durante los días que habían
transcurrido de novena, hasta que el Cura ruega al señor
Argañaraz que haga versar sobre el asunto en una de sus
pláticas. Hizo su plática el señor Canónico y obtuvo el más
completo triunfo sobre el ánimo de los vecinos, decidiéndolos
efectivamente. Les recordó que éstas eran obras de la piedad de
los fieles y que, para realizarse no necesitaban de
escrituración, de compromisos por actos públicos ó actos
judiciales, como en una de tantas tentativas lo había hecho, sin
efecto alguno. Bajó del púlpito y abrió una suscrición que
excedió todas sus esperanzas de ese momento.
Él había triunfado de los vecinos, pero los vecinos triunfaron
de él.
Le pidieron que él sea el presidente de la comisión que se
formase para dirigir los trabajos del nuevo templo. El repuso,
con extrañeza, que él en ningún caso estaba indicado para
desempeñar este puesto, por ser extraño de esa localidad, por
tener sus obligaciones en la Catedral de la ciudad, y por la
distancia inconveniente á que él tendría que encontrarse, sin
poderle prestar su presencia al desempeño de ese encargo. Empero
los vecinos ruegan e instan de la manera más comprometedora
hasta que cree ineludible el compromiso el señor Argañaráz, y
sin saber cómo haya de llenar los deberes de ese puesto que le
imponían pesadísimas cargas por varios años, aceptó y se puso a
la cabeza de la comisión del señor Cura García Colmena,
[sic], Ramón Bustamante, Misael Ataide, Antolín Argañaráz y
otro señor que no recuerdo.
La fuerza que arrancó de la ciudad al señor
Argañaráz , casi sin intereses de su ministerio, obra ahora
psicológicamente sobre su voluntad y la determina sobre la obra
de Solano. El templo se hará por un extraño a la población,
lleno de obstáculos, para que más resulte el caso puesto fuera
de todo lo regular que podría esperarse.
En julio del año siguiente, 1890, se colocó
solamente la piedra fundamental, por el Ilmo. Señor Castellano,
hoy arzobispo de Buenos Aires, en los cimientos abiertos para
una iglesia de cuarenta metros de largo por quince de ancho, de
tres naves: iglesia que hoy se halla casi concluida, con dos
esbeltas torres, revocadas y habilitada la nave central, un
hermoso altar, con todos un altar más y los reboques de lo
restante, ascendiendo el costo hasta este momento a más de
sesenta mil pesos, á pesar de las economías hechas á cambio de
sacrificios personales del señor Argañaráz, la mayor parte
colectas recogidas del vecindario.
Llega casi á coronar con el éxito la conclusión del
templo, inspirado por el Apóstol argentino. San Francisco
Solano hizo del señor Argañaráz, su grande amigo y devoto, y
éste, en el entusiasmo, magnanimidad y perseverancia, después de
innumerables viajes al Chañar y vueltas al punto de sus deberes
obligados, de recorrer cuantos puntos le ofrecían esperanzas de
recursos y pasar las violencias del pordiosero, llega casi al
momento de poner el último toque a la magna y clásica obra.
Pero, en cambio, será aquella una obra que inmortalice su
nombre y la legue perpetuamente a la posteridad, al mismo tiempo
que sirva de monumento vivo en que se refleje la inmortal
memoria, en el Chañar y villas circunvecinas, del venerado
Apóstol.”
Parroquia San
Francisco Solano
La vieja capilla que los esposos Lescano había erigido con
antelación a 1778, prestó sus servicios durante muchos años,
pero a finales del siglo XIX ya estaba en malas condiciones. La
feligresía sentía la necesidad de renovarla.
El Provisor Vicario Capitular y Gobernador del Obispado en sede
vacante, doctor don Eduardo Ramírez de Arellano el 18 de
noviembre de 1858, al dividirse el Curato de Río Seco en dos
secciones, nombró primer cura párroco de Chañar, al Pbro. Pedro
Martín Valdés, quien estuvo al frente de la Parroquia hasta
julio de 1860.
El Canónico Magistral Licenciado Apolinario
Argañaráz, el 19 de julio de 1886, siendo párroco el R. P.
Juan B. Correa, reunió en la antigua casa parroquial al Jefe
político del Departamento Sobremonte Claudio Argañaráz, Ramón
Bustamante, Mario Gómez y Pedro Oliva, para anunciarles que se
había decidido formar la Comisión pro-templo nuevo y que había
que constituirla a la brevedad ya que la capilla “que se
hacía uso para el culto amenazaba ruina, y que sería un gasto
perdido el que se hiciera para recomponerla, porque su mala
construcción de barro crudo apenas le permitiría unos años mas
sin entrar en nuevos gastos de reparaciones, si no se caía del
todo”.
Se formó la comisión presidida por el Padre Correa y
se le solicitó al Obispo Diocesano doctor Juan C. Tissera el
nombramiento oficial de la misma, llegando la autorización en el
mes de septiembre. Comenzaron a ingresar las primeras
donaciones, entre las cuales estaba la acordada por el
Gobernador Ambrosio Olmos que otorgaba una subvención de
cincuenta pesos mensuales para la construcción del templo.
El canónico Apolinario Argañaráz procedió a adquirir el terreno
y casa donde se construiría el futuro templo. Esteban Sabaini
era el vendedor y le aclaraba al cura párroco, que si bien
“... aparecía como comprado por la señora Carmen E. de Olmos y
donado por esta a la Iglesia lo cierto es que dicha señora solo
había contribuido con cincuenta pesos, y los trescientos más que
importaba eran de otras limosnas de otras personas ...”
La escritura pública se labró el 17 de octubre de 1887, y en
ella se hacía constar que tenía una extensión de
“... diez metros
seiscientos dos milímetros de frente a la plaza de la Villa y
en la manzana oeste, y por sesenta y nueve metros doscientos
ochenta milímetros hacia el oeste hasta dar con la calle pública
en la cual solo tiene nueve metros quinientos veinte y seis
milímetros de frente formando una superficie de ochocientos
cinco metros treinta y ocho centímetros cuadrados.”
Trescientos cincuenta pesos fue el valor de la venta.
Este terreno se adosaría al que con fecha 28 de julio de 1889,
la Comisión compró al ex cura párroco Juan Correa, en el cual
había
“... edificada una pieza con que se había ensanchado el
oratorio que servía para el culto público desde que se derrumbó
el templo antiguo.”
El canónigo licenciado Apolinario Argañaraz , el 1º de febrero
de 1889, es designado por el Obispo Fray Reginaldo Toro
(1888-1904), como Director General de la obra, “... para que
como tal y de acuerdo con la Comisión proceda a contratar su
construcción y arbitrar los recursos necesarios para su
terminación debiendo antes presentar los correspondientes planos
y presupuestos.”
Manos a la obra:
el 20 de noviembre de 1889 el canónico Argañaraz se trasladó a
San Francisco de Chañar y procedió a la distribución de tareas
entre los vecinos para que la obra del nuevo templo se pusiera
en marcha. Él fue el encargado de hacer realizar los planos,
buscar al arquitecto proyectista y recolectar los recursos; Misael Ataide debía encargarse de hacer quemar la cal y el
acopio de arena
“... y de todo lo demás que él pudiera dirigir y
encaminar al objeto indicado”; Ramón Bustamante sería el
encargado de contratarle a Francisco Murillo "... todo el material
cocido para la obra, según bases dadas, su acopio y recibimiento
al pie de obra".
Ruggero Bianchini, arquitecto italiano, nacido en Macerata, con
estudio en Sucre 62 de la ciudad de Córdoba fue el profesional
designado, por el presbítero Argañaraz, para la tarea del
proyecto y dirección técnica del templo.
Al año siguiente, el 3 de julio, se firmó el contrato entre los
miembros de la Comisión Directiva Pro-templo y Antonio Previatto
como constructor; este se comprometía a construir el templo de
"... tres naves, con dos sacristías y dos portadas colaterales a
las naves externas, y dos torres con sujeción a los planos
presentados y aprobados en su oportunidad".
Se determinaba
que el templo debería tener un largo de cuarenta metros por
diecinueve de ancho, siendo el alto de las paredes de la nave
del medio de doce metros y nueve el de las naves laterales. Se
determinó que los cimientos fueran de un metro de profundidad.
Los muros del templo en su parte más débil debían ser de 0,65
m y en las principales de 1,20 m. Y las columnas redondas del
centro de 0,80 m en su base inferior y 0.70 m en la
superior. Las torres debían tener 22 m desde la base hasta
las cruces. El interior del templo, sacristía, frente y demás
accesorios serían revocados con buena mezcla de cal, arena y
polvo de ladrillos.
Se establecía, además, que la iglesia tendría cinco puertas: una
al costado de cada una de las naves laterales y
"... tres al
frente de la plaza y de estas la mayor sería de quicio y
tendría cuatro metros de alto".
Desde el punto de vista económico se pudo indagar en los
archivos que al arquitecto Previatto, la Comisión debía
adelantar la suma de quinientos pesos tan luego este hiciera el
replanteo del templo y comenzara con la excavación de cimientos
y
"... asi se principien a llenar los mismos, se deberían dar por
el término de seis meses, 400,00 $ mensuales a contarse desde el
primero de agosto del corriente año [1890] según
los trabajadores que emplee: esto importa que si esta cantidad
es mucha para los obreros, se le dará menos, y pasado ese tiempo
de los seis meses, se le dará solo la suma de doscientos pesos a
lo más mensualmente, si la comisión no cree necesario continuar
con el mismo personal, lo que se le avisará con un mes de
anticipación".
Las obras se realizaron sin mayores inconvenientes, salvo el
accidente del obrero Cesar Astolfo quien en 1893, cayó desde la
torre y perdió su vida, produciendo una gran consternación en el
pueblo. El canónico Argañaráz, en carta, cargada de
convicciones, le decía a su amigo Bustamante, que
"... el
accidente le era inexplicable y Satanás estará muy humano
creyendo triunfar cada vez que suscita dificultades o pone
obstáculo a la marcha regular de la obra; se engaña el perverso,
Dios puede más que él, la obra seguirá. El culto divino a la
Sagrada escritura se engrandecerá, la Santísima Virgen con el
glorioso San José y el patrón Solano quebrantarán mil veces más
su cabeza infernal, y la generación presente y las venideras
irán a ese templo y todos dirán: GLORIE TIBI DOMINE, a ti Señor
la Gloria de alabanza que te es debida".
Están registrados pormenorizadamente todos los gastos que se
efectuaron a lo largo de la obra, llevando la misma al costo
total de 47.071,85 $ m/n c/l. La mano de obra correspondió al
67,14 % y el material comprado fue del 32,86 %.
El 16 de julio de 1894, habiéndose concluído la construcción de
“...
la bóveda, puesto un piso de material de obra, hecho el altar
provisional de cal y ladrillo, a las ocho de la mañana de ese
día se celebró la primera Misa.”
De la misma participó una
gran cantidad de feligreses, "... en acción de gracias, por tan
señalado beneficio, quedando todos alegres y reconocidísimos a
la infinita Bondad Divina por haber alcanzado lo que por tantos
años habían deseado y pedido tener un templo digno en la tierra
de su Divina Magestad".
Catedral del norte
cordobés
Desde el entorno rural, junto a las palmeras caranday, se
destaca la presencia monumental de la iglesia, y desde la planta
urbana sobresale como el más imponente edificio, el que
observado en su configuración volumétrica impacta por su riqueza
y por la delicadeza de sus detalles.
Una reja de hierro forjado, separa el predio, de la calle San
Martín, hoy devenida en peatonal y con solado empedrado.
Orientada al este, al estar retirada de la línea municipal
genera un espacio a modo de atrio desde el cual se ingresa al
pórtico que con un frente de 9,49 m, avanza 7,00 m con
respecto al plano principal de la fachada.
La planta es de tipo basilical, con influencia románica, de tres
naves, con 16,30 m de ancho por 31,00 m de largo.
La nave central de gran altura, está flanqueada por tres tramos
de columnas dobles, de orden jónico con fuste de sección
circular, lisas y con un ligero éntasis. Las columnas están
asentadas en un basamento unificado y sobre ellas se desarrollan
los tres arcos formeros, que sostienen la imposta,
volumetricamente muy trabajada, base de la bóveda de cañón
corrido con generatriz de arco de medio punto que cubre la nave
central.
En la línea del presbiterio se marcan los dobles arcos
triunfales asentados sobre pilastras que impactan en el
desarrollo de la imposta.
En la bóveda, en correspondencia con los ejes de los arcos
formeros unas ventanas ovales con vidrios multicolores y en el
presbiterio las tres rectangulares y de mayor dimensión,
otorgan una cálida iluminación al sagrado recinto.
En el testero se desarrolla el ábside del presbiterio, el cual
está sobre elevado dos escalones sobre el piso de la nave. Dos
puertas colocadas a sendos lados conectan con la sacristía y con
la contra sacristía. Cada una mide 6,10 m. por 7,10 m. y la
sacristía está techada con una muy alta bóveda de rincón de
claustro, nervada exteriormente. Tienen conexión con el exterior
con puerta de doble batiente.
Es de destacar el altar de mármol y el retablo finamente
trabajado. En el eje del altar sobre el Sagrario, esta la Cruz
en un baldaquín, sobre el cual, en una hornacina la imagen del
Sagrado Corazón. Flanqueado en sendas peanas por la Virgen María
Auxiliadora del lado izquierdo y por la Virgen Inmaculada del
lado derecho.
En la línea de comienzo del presbiterio, del lado del evangelio,
está el púlpito y en correspondencia, del lado de la epístola,
la figura convocante de San Francisco Solano con la cruz en su
derecha y el violín en la izquierda.
En los pies de la nave central, sobre la puerta cancel de
cedro, se desarrollan el coro alto y sobre él, un segundo coro,
ambos con sus correspondientes ventanas corales. Esta concepción
coral es única en la Provincia de Córdoba.
Las naves laterales, de reducido ancho, se extienden hasta la
línea del presbiterio, culminado con sendos altares, detrás de
los cuales están las sacristías.
En correspondencia con las columnas y arcos de la nave
principal, en los muros externos, están materializadas las
pilastras pareadas y los correspondientes arcos ciegos, con
sendos altares en el paño central. En el eje de cada espacio, a
la altura de los capiteles de las pilastras, ventanas con forma
de cuadrifolio y vidrios multicolores colaboran con la
iluminación otorgando una marcada calidad ambiental al
conjunto.
Las naves laterales están techadas con losas formadas por
perfiles metálicos y bóvedas aplanadas, ubicadas levemente por
arriba de la culminación de los arcos.
La fachada de marcado carácter monumental, de perfecta simetría,
se desarrolla con una base de treinta metros.
El pórtico dístilo en primer plano, con un conjunto de cinco
columnas y una pilastra en los ángulos anteriores, soportan un
friso con el arco de medio punto, la imposta y el tímpano con
pináculos en el inicio y una gran cruz de hierro forjado en la
culminación.
En el plano principal de la fachada se destacan las tres
puertas, ingreso a cada nave. La principal, ingresando por el
pórtico, esta coronada por una leyenda:
A SOLO DIOS
REI INMORTAL DE LOS SIGLOS HONOR Y GLORIA
1900
Indicando la fecha que corresponde a la terminación del templo.
Majestuosas son las dos torres caladas que culminan con
cupulines y linterna, siendo la norte la que contiene las
campanas. El espacio entre ambas torres es cerrado por un ático
engalanado con molduras y merlones que también rodean a ambas
torres por debajo de las aberturas caladas. Coronando en el
centro, un gran cáliz con la representación de la hostia en
hierro forjado que lleva calado el monograma IHS.
En los extremos de la fachada, cuerpos separados por una
abertura techada con bóveda de cañón contienen las escaleras
para conectase con los dos coros altos y el campanario. Un muro
cuyo coronamiento tiene una pendiente igual al tímpano del
pórtico hace de cierre teniendo su comienzo en la imposta de la
torre y su culminación en la linterna.
Todo el frente esta tratado con revoque símil piedra, resuelto
con una gran riqueza de relieves produciendo profundos
claroscuros entre llenos y vacios, arcos y dobles columnas, las
torres caladas con sus cúpulas ornamentadas y el “bordado” de
sus remates.
El tratamiento textural exterior de ladrillo finamente trabajado
en el volumen del cuerpo posterior y ábside, se vuelve casi una
obra maestra en sus ornamentos y remates superiores.
El 10 de mayo de 2010, el gobierno de Córdoba, inauguró las
obras de restauración de la “Catedral del Norte” y plaza de San
Francisco del Chañar. Buena falta le hacía al templo una puesta
en valor, pero lamentablemente, no se hizo con la profundidad
necesaria. A seis años de la tarea, se puede constatar el gran
deterioro ocasionado por las filtraciones de las cubiertas.
Clama una nueva intervención.
Video - Año 2014
Canónico
Apolinario Argañaráz (1854-1904)
Cuando la Catedral del Norte cordobés estaba terminada, en un
diario de Córdoba se pudo leer:
† Ayer en esta
A una avanzada edad rindió ayer
[7 de junio de 1904] su vida al Creador el benemérito
sacerdote con cuyo nombre encabezamos estas líneas. La muerte ha
sido repentina causada por un sincope cardíaco, en momentos que
se preparaba para predicar el sermón que hemos anunciado en la
Catedral.
El señor canónico Argañaraz tenía grandes méritos adquiridos en
su larga carrera sacerdotal. Nacido en Villa del Rosario fue
ordenado sacerdote en 1859.
Por muchos años ha sido profesor del Seminario, y del Colegio
Nacional Monserrat; y después cura rector de la Catedral por
ocho años. En se tiempo edificó la hermosa capilla del
Cementerio San Jerónimo.
De espíritu verdaderamente sacerdotal, toda su vida la dedicó al
servicio de la Iglesia, siendo muy edificante su celo cada vez
que tuvo que acompañar á los misioneros ó á los curas de campaña
en la predicación y administración de los Sacramentos. De
carácter sencillo y franco, inspiraba confianza á los fieles y
sabía hacerse estimar de todos.
A pesar de su avanzada edad era laborioso y tenaz en sus
empresas. El hermoso templo de San Francisco Solano en Chañar se
debe sobre todo á su iniciativa y á sus trabajos. La muerte le
ha sorprendido en la construcción de un gran colegio para niñas
en Chañar.
Cuando la ley de matrimonio civil vino á cohibir las conciencias
católicas, el fue uno de los abnegados sacerdotes que quisieron
demostrar con los hechos la violencia que con ella se hacía á
las conciencias. Fue conducido preso á esta ciudad
[Córdoba] desde La Rioja donde se encontraba, motivando este
hecho una enérgica protesta del Ilustrísimo Señor Toro.
Por sus méritos y largos servicios fue ascendido a la dignidad
de Canónigo, y ocupaba actualmente la silla de Chantre del
Cabildo Diocesano. Así mismo ha desempeñado el cargo de
secretario del obispado en tiempo de Mons. Arellano, y del
vicario capitular doctor Emiliano Clara; y últimamente por
ausencia del Obispo y vicario general ha quedado varias veces á
cargo del Gobierno de la diócesis.
LOS PRINCIPIOS tiene motivos de especial gratitud para el
ilustrado sacerdote que muchas veces ha honrado hasta estos
últimos tiempos sus columnas con producciones impregnadas de
altos sentimientos de fé y llenas de bien atinadas
observaciones.
Paz en la tumba del distinguido sacerdote y cristiana
resignación a sus deudos.
Por el lugar
Antes de la presencia de la popularmente llamada “Catedral del
Norte Cordobés” pasaron por el lugar varias personalidades de la
historia de nuestro país: Belgrano, Lamadrid, Lavalle, Facundo.
En las inmediaciones, Liniers tenía su estancia de Pozo del
Tigre.
El Supremo Entrerriano Francisco “Pancho” Ramírez
(1786-1821) se encontró con la muerte, a corta distancia, sobre
el camino real; el historiador Hernán Brienza, en su
libro "Valientes" y bajo el título
"Hermoso viento", recreará con atrapante prosa,
el asesinato del caudillo en el invierno de 1821 y
la historia de vida de su amada María Delfina.
Los pagos de San Francisco del Chañar cobijaron al político de sotana Eleodoro Fierro (1840-1911),
conocido como el “Cura Fierro”. En 2005, Tribuna
Digital de Río Tercero describe en una nota, la
fructífera y multifacética vida del sacerdote. (Click aquí).
Fue cuna del gobernador Ramón J. Cárcano (1860-1946).
En 1959, más cercano a nuestros días,
el líder político latinoamericano y revolucionario Ernesto
“Che” Guevara (1928-1967), en pleno iniciático viaje con una
bicicleta a motor, frecuentó el Leprosario del lugar
dejando una anécdota que fue recuperada por Jon Lee
Anderson en su libro
"Che Guevara, una
vida revolucionaria". (Click aquí).
Publicidad Revista El Gráfico de 1950:
Ernesto Che Guevara sobre una bicicleta de Meccanica Garelli
de Milán
Datos Complementarios
Monumento
Histórico Provincial
La iglesia San Francisco Solano de San Francisco del Chañar,
Departamento Sobremonte, por Decreto Nº 1711 del 22 de julio de
1993, ingresó a la Nómina de Bienes Históricos Culturales con
Declaración Protectora Provincial (Ley de Protección de
Patrimonio Cultural Provincial Nº 5543) - Agencia Córdoba DAC y
T. Dirección de Cultura. Subgerencia de Patrimonio Cultural y
Museos.
Coordenadas
29º
47’ 11.46” Sur
63º 56’ 32.36” Oeste
Altura sobre el nivel del mar : 690 msnm
Fuentes de consulta:
ARCHIVO HISTÓRICO DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA. Escribanía
Nº 2 – Legajo 112 - Expediente Nº8.
ARCHIVO PARROQUIAL de San Francisco del Chañar.
BISCHOFF, Efrain U. – NORTE, NORTE, NORTE...Su leyenda y
su historia. Marcos Lerner Editora. Córdoba, 1991.
FOGLIA, María Elena y GOYTÍA, Noemí – Los Poblados del
Norte Cordobés-Edición de la Secretaría de Turismo de la
Provincia de Córdoba. Córdoba, 1993.
LOS PRINCIPIOS, 11 de marzo de 1897 - San Francisco
Solano por Fray Zenón Bustos.
NUÑEZ, Marta - San Francisco del Chañar. Dos siglos de
Vida - 1978.
JON LEE
ANDERSON - Che Guevara, una vida revolucionaria (pag.
67 a 69).
Scardin, Francesco: "Vita italiana nell'Argentina,
Impressione e note di viaggio" - Talleres Gráficos Rosso
- Buenos Aires, 1903.
Agradecemos al Diácono Héctor Luis Muiño por su deferente
atención.