SAN
PEDRO APOSTOL
"Mamá Josefa", de los primeros tiempos de San Pedro.
"Uno de esos atardeceres fríos y lloviznosos cuando -
seguramente - ya no se sabía como tenernos entretenidos y en
orden, oímos una voz - la de cualquiera de 'los grandes':
-'Pónganse a ver fotografías'.
Y
nos dieron un álbum. Uno de esos típicos álbumes de familia que,
en los comienzos del siglo, era de poner a la vista ...
... ¿Qué hay en algunos papeles fotográficos, capaz de
reproducir con las líneas, los halos personales y superar, en
fidelidad, la fidelidad de los espejos fieles? Aquel era un
retrato; estaban en él, la silueta y el alma: la vida,
trasvasada y, en la figura, entera.
-'¿Y esta viejita?', preguntaría alguno de nosotros, 'los
chicos'.
-'Es mamá Josefa', contestaría alguno de 'los grandes'.
-'La bisabuela de ustedes, mi abuelita', agregaría la madre sin
desprenderse del trabajo del instante.
Nosotros nos quedaríamos, sin duda, como se quedan los niños
ante lo nuevo que los toma sin violencia; entre asombrados y
estúpidos. Pasarían, desde entonces, los días. Oiríamos a cada
rato, hablar de 'mamá Josefa'.
-'Todavía lee sin anteojos'.
-'Se conserva muy hermosa y muy blanca'.
-'No hay a quien no ayude en San Pedro'.
Vivía en San Pedro, allá, en 'las Sierras Grandes', frente a
Villa Dolotes, que nacía, pujante, al pie del Champaquí.
-'Todos la quieren'.
-'Se levanta muy temprano pues has días que al alba vienen a
llevarla para algún enfermo'.
-'Rato que le sobra lo dedica a sus libros de medicina. Es muy
estudiosa'.
-'¡Y que desinterés! No hay memoria de que haya exigido nunca
retribución, ni de haya negado nunca, en cualquier hora, a los
enfermos'.
-'Cuando no se encuentra capaz lo dice. Así el que puede, busca
un doctor donde sea'. Oímos, ciertamente, hablar mucho de 'mamá
Josefa', de su preocupación por servir a las gentes, de sus
curas. No dejaban de mentarles los parientes que escribían
seguido de San Pedro. Yo iba a mirarla en el retrato del álbum.
Hasta entonces no había visto el manto más que en las mujeres de
la calle. ¿Por qué lo tendría ella?.
-'Así se visten las señoras ancianas'.
Dos o tres años más tarde vino a quedarse en casa poco más de un
mes. Era la viejita del retrato: dulce, simple, buena. Temprano,
no más, salía, solita, para Santo Tomás. Llevaba,
magníficamente, sus noventa años muy cumplidos. Por la tarde y
de noche, mis padres y 'los grandes' y algunos parientes la
rodeaban. Se hablaba, invariablemente de San Pedro. De su
creciente abandono, de su empobrecimiento, de las gentes, de la
vieja casa, de los fantasmas, de las almas en pena, de las luces
del cementerio, de los llanos, de los perros que perdieron los
dueños, de medicina popular y de milagros. Solo 'mamá Josefa',
en San Pedro, proyectaba su vida al futuro: buscaba libros de
medicina y recibía 'glóbulos homeopáticos' de Buenos Aires. 'Los
chico' oíamos inmóviles aquellos relatos. ¿De qué mundos
agonizantes, muertos y resucitados procedía 'mamá Josefa'? ¿Qué
era ese San Pedro tan trágico, tan lleno de eternidades y
hechicerías, donde 'mamá Josefa' curaba y hasta hacía milagros?
'Los chicos' nos íbamos a dormir confundidos y angustiados.
Hasta que llegaba el sueño; cada noche era una noche en San
Pedro: fantasmas, llantos de perros, ayes de almas, luces,
pasos, voces, puertas que se abren, ventanas que se golpean ...
y sin embargo nadie, nadie. A lo más, el viento y la noche. Así
veíamos San Pedro. Y de ahí venía 'mamá Josefa'; y allí
regresaría en pocos días más".
[Extracto
del Capítulo XXI "En dar y darse maduran los años" del
libro "Infancia y Vocación, cuaderno íntimo de un médico"
del Dr. Jorge Orgaz donde se recuerda a Doña Josefa Cortés de
Soria, moradora de los primeros tiempos de San Pedro. La lectura
de estas líneas motivó la necesidad de conocer el pueblo y la
Parroquia de San Pedro Apóstol. Acceda al capítulo completo
haciendo
click aquí]

Nacen San Pedros.
Después de la Batalla de Caseros (03 de febrero de 1852) y de
dieciséis largos años de gobierno se produjo, en abril de aquel
año, la caída del Gobernador (1835-1852) Manuel López
"Quebracho" (1780-1860) quien dejó una Provincia devastada, con
gran inestabilidad y donde las distintas fuerzas políticas
luchaban para detentar el poder.
Alejo del Carmen Guzmán (1815-1884) ocupará el cargo de
Gobernador durante el período 1852-1855. Una de sus primeras
medidas fue la de evitar la dispersión de las poblaciones de
campaña propiciando la reorganización de una Provincia arruinada
por las duras luchas fratricidas.

Manuel López "Quebracho" y Alejo del Carmen
Guzmán
Entre otras decisiones de gobierno, del Carmen Guzmán promovió
la formación de villas en el interior provincial para facilitar
la administración de justicia, la enseñanza pública y el régimen
municipal. La Villa de San Pedro, por pedido de los vecinos
nucleados entorno de la vieja capilla, sería una de ellas.
"Propendiendo el Gobierno al adelantamiento de la Provincia y
deseando por lo mismo que en ese Departamento se establezca una
villa en el local más aparente, invitará Ud. a esos vecinos con
el objeto de que los que gusten ser fundadores de ella hagan una
presentación al Gobierno firmada por todos, solicitando la
licencia correspondiente e indicando el lugar donde deba
situarse aquella, para comprar el terreno por cuenta del Estado,
en caso de no pertenecer a éste el que se elige, a fin de que
puedan los solicitantes emprender sus trabajos con brevedad y
sin tropiezos". [Barrionuevo Imposti, 1994].
En estos términos y con fecha 13 de setiembre de 1852, se
dirigía el nuevo Gobernador al Juez de Alzada del Departamento
San Javier, Don Ignacio Castellano sin imaginar que no sería con
brevedad y menos aún, sin tropiezos.
Comenzaba, así, el proceso de fundación de San Pedro en torno de
la Capilla homónima.
Hecha la consulta por parte de Don Ignacio Castellano, una
veintena de vecinos con total complacencia hacia la iniciativa
del Gobernador de fundar una villa, propusieron que se situara
en "... el lugar donde se halla la Capilla de San Pedro",
en la margen norte del Río de Los Sauces. La capilla se
construyo en 1823, tratándose de una pieza de quince metros de
largo.
El 21 de abril de 1853, habiendo tomado conocimiento por las
decisiones emanadas de los vecinos, el Gobernador dicta el
siguiente decreto:
"Convencido el Gobierno de la utilidad y conveniencia que
traería a la Provincia, para su mayor adelanto y progreso, la
formación de una villa en el departamento de San Javier que, por
su población, cultura, industria, es una parte muy principal del
territorio de la Provincia. Art. 1°: Fúndase en el Partido del
Río de Los Sauces, Departamento de San Javier, en donde se halla
situada la Capilla de San Pedro, una Villa que denominará Villa
de San Pedro". [A.H.P.C. Copiador de notas
T.5 f278-279]
Se nombra la Comisión Fundadora integrada por el Juez de Alzada
Don Ignacio Castellano como Presidente; el Comandante General
del Departamento Don Genaro Funes, el Juez de Primera Instancia
del Partido Don Mamerto Gutiérrez y el Sr. José María Gutiérrez.
El 18 de mayo de 1853, la Comisión se constituyó en el sitio
elegido por los vecinos en la margen norte del Río de Los
Sauces. Comienzan los problemas. El suelo era medanoso, había
escasez de agua y estaba muy próximo a las barrancas del río.
Además, los propietarios del lugar estaban en ferviente
oposición a la demarcación, debido a las viviendas que se
perdían como consecuencia del modo de desarrollo del proyecto.
La Comisión consideró que la localización no era favorable y
pidió autorización al Gobierno para efectuar la fundación en la
margen sur, donde las condiciones del terreno eran más
favorables y, además, los pobladores ofrecían terrenos en
donación.
El 6 de julio de 1853, a solicitud de la Comisión Fundadora, el
Gobernador Delegado Gerónimo Yofre autorizó el cambio de lugar
aduciendo que "... no ha sido la mente del Gobierno el que en
la banda del norte fuese precisamente colocada la villa".
Recomendó elegir la mejor ubicación en la margen sur.
Don Gabriel Maldonado en nombre de algunos vecinos del "Paso
del León", ofreció nueve manzanas en la banda sur y 300
pesos en donación si allí se fundaba la villa. Intervino el
Pbro. Juan Vicente Brizuela solicitando a la Comisión que
hiciera una revisión del lugar; hecho ésto, la misma, se expide
de modo favorable eligiendo dicho sitio para la fundación.
Ante este panorama, Mamerto Gutiérrez y Genaro Funes presentaron
su renuncia a la Comisión por entender que la fundación debía
realizarse en la banda norte donde la Capilla de San Pedro.
La Comisión indicó la continuación de los trabajos en la banda
sur. El Cura Brizuela, con la ayuda del joven Uladislao
Castellano, trazó el plano de la villa. Con gran entusiasmo
comenzó a vender unas cuarenta unidades de los terrenos donados
a los pobladores solicitantes. Pero, "... no quieren
emprender trabajos sin que venga antes la aprobación del
Gobierno".
Informes de situación de ambas facciones en pugna fueron
enviadas al Gobernador Guzmán quien, por decreto de fecha 4 de
enero de 1854. dispone que "... la Villa de San Pedro mandada
a formar por decreto del 21 de abril del año ppdo., fuera
fundada en la margen sud del Río de Los Sauces, en el paraje
denominado de Paso del León ...", donde hoy se encuentra
Villa Dolores. [A.H.P.C. Leyes y Decretos, Tomo
7, f.246 vta. a 247 vta.]
El cambio de localización de la villa acrecentó la marcada
rivalidad entre los vecinos de ambas bandas del Río de Los
Sauces.
A pesar de lo dispuesto por el Gobernador Guzmán,
Don Juan Ahumada había insistido enérgicamente que
la villa se fundara en la margen norte junto a la
Capilla de San Pedro donde estaban los terrenos y
acequia de su madre Doña Cecilia Funes. En la
segunda mitad de 1855, Ahumada es nombrado Juez
Pedáneo de Primera Instancia del Río de Los Sauces
(norte) y pudo afianzar una buena relación política
con el nuevo Gobernador (1855-1858 y 1863-1866) Don
Roque Ferreyra (1810-1885).
En una extensa misiva de fecha 31 de diciembre de
1855, Ahumada se dirige al Gobernador relatando la
fundación realizada en San Pedro (norte)
manifestando razones, expresando verdades y otras no
tanto; pero, de modo fundamental, solicitaba en
nombre propio y de sus vecinos que se le restituyese
lo que él consideraba como derecho adquirido "...
decretando nuevamente el establecimiento de la Villa
de San Pedro en donde está situada la Capilla, como
antes se nos concedió". |

Don Roque Ferreyra |
Para cumplimentar con lo solicitado, el gobierno requiere que
los vecinos procedan a donar tres cuadras cuadradas para la
fundación. Frente a ésto y con presteza, Ahumada responde que
"... los propietarios del lugar donde se debe fundamentar la
población de la villa están dispuestos a ceder las tres cuadras
cuadradas". [A.H.P.C. Gobierno, Caja 244,
Carpeta 1 - 1856]
El Gobernador Ferreyra, con fecha 27 de febrero de 1856, expide
el decreto con el cual concedió categoría de Villa al vecindario
de la Capilla, en la margen norte. En su parte resolutiva
disponía "... la demarcación de la Villa de San Pedro".[A.H.P.C.
Gobierno, Leyes y Decretos, Tomo 8, f. 287 a 289 vta.]
Con este decreto quedaron fundadas dos Villas de San Pedro: la
del sur del Río de Los Sauces fundada por el Gobernador Guzmán
en 1853 y la del norte por decisión del Gobernador Ferreyra.
Esta homonimia perdurará por dos años hasta que el Pbro. Juan
Vicente Brizuela trajo de La Rioja una imagen de la Virgen de
los Dolores para ser instalada en la Nueva Villa de San Pedro;
así, en 1858, ésta comenzó a llamarse Villa de los Dolores.
Dice Barrionuevo Imposti que "... el año 1856 es un año de
lucha en el Río de Los Sauces a una y otra margen, los
pobladores pugnan por hacer prevalecer sus respectivas empresas
fundadoras. Es un torneo inusitado por aventajar a la otra
villa. Y en torno a esta fecunda carrera, norteños y sureños se
zahieren con pullas y enconos". [Barrionuevo
Imposti, 1953]
La Capilla de San Pedro.
Por aquellos tiempos, la humilde capillita que había sido
construída en 1823 se encontraba en muy malas condiciones.
Don Ignacio Castellano había sido reemplazado, el 5 de abril de
1856, por Don Pedro Gutiérrez en el Juzgado de Alzada. A su
solicitud, el Gobernador Ferreyra emitió un decreto del 15 de
mayo de 1858 por el cual se destinarían las multas del
departamento y la venta de los animales mostrencos en beneficio
de la Capilla de San Pedro. [A.H.P.C. Gobierno,
Copiador de Notas, Tomo 1, 1856-1857]
Esto generó una nueva disputa ya que el Gobernador Guzmán había
concedido esos derechos a la Capilla de la banda sur. Los
reclamos fueron denegados, quedando en firme lo dispuesto por el
Gobernador Ferreyra.
El historiador Víctor Barrionuevo Imposti, en su documentada
obra "San Pedro y San Pedro", relata que "... los
sampedrinos del norte emprendían una suscripción para construir
una nueva Capilla de San Pedro que sustituyera a la antigua. El
Gobernador Ferreyra, que estaba en la Villa de San Pedro a
comienzo de 1858, le prestó todo su apoyo, como era de esperar.
Juan Padilla, Daniel Montiel y Domingo Pereira fueron
comisionados para recoger los fondos de dicha suscripción; Juan
Ahumada sería tesorero y Pedro Gutiérrez fue nombrado
'administrador de los fondos y obras del nuevo templo de San
Pedro'. Luis Argüello, quien había hecho la demarcación del
pueblo, sería el sobrestante de la construcción. El Gobernador
también involucró en la obra a José María Salazar, Sebastián
Cortés, Amancio Soto, Nicandro Soto y José Rivero".
División del Departamento y Curato.
El dos veces Gobernador (menos de un mes en 1831 y durante el
período 1858-1860) Mariano Fragueiro (1795-1872), por Decreto
del 4 de diciembre de 1858, dividió el Departamento San Javier
en dos jurisdicciones territoriales y administrativas. El Sector
Sur con 1652 kilómetros cuadrados conservaría el mismo nombre
mientras que el Sector Norte, de 3327 kilómetros cuadrados y con
seis pedanías, se llamó San Alberto en homenaje al Obispo Fray
José Antonio de San Alberto (1727-1804). ["El
Imparcial" n°772 del 05/12/1858]
 |

Don Mariano Fragueiro |
En consonancia, como era de práctica, a la división política le
correspondía la misma división eclesiástica por lo que el
Gobernador del Obispado (1859-1873) en sede vacante Dr. Eduardo
Ramírez de Arellano (1797-1873), por Decreto del 24 de diciembre
de 1858, dividió el antiguo Curato de San Javier "... en dos
Curatos y Vicarías Pedáneas". ["El
Imparcial" n°807 del 23/01/1859]
Esta división contribuyó a calmar la rivalidad entre San Pedro y
Villa de los Dolores pues, en adelante, pasaban a pertenecer a
distintos curatos y ambas podrían ser sedes parroquiales y
municipalidades respectivamente. Las Municipalidades de San
Javier y San Alberto cesarán en funciones en 1860 por la escasez
de sus recursos. Por otra parte, aquellas reyertas pueblerinas
fueron superadas por las graves convulsiones de la guerra civil.
[Barrionuevo Imposti, 1994]
En los comienzos de la iglesia de San Pedro se avanzaba más
lento que la de la banda sur; pero, a diferencia de ésta,
"... no estaba sola". La acompañaba la primera escuela del
Departamento.
En una carta del 20 de noviembre de 1856, el Juez de Alzada
Pedro Gutiérrez le decía al Gobernador Ferreyra que "...
tenemos ya la escuela, que se abrió el 16 de septiembre, ya con
más de 20 niños y serán muchos más conforme vayan tomando, de
los más a menos eficacia del preceptor y con más razón cuando se
trabaje la casa con ese destino, que ha de ser de más capacidad
y más bien preparada. Los fondos que hasta ahora se disponen son
de 184$ inclusive alguna parte pequeña de multas, y los demás
son productos de mostrencos, de los que se ha gastado algo en un
mesón para la escuela, un cepo para seguridad de los
delincuentes criminales y compostura de una arma para servicio
de los jueces". [Barrionuevo Imposti, 1953]
El terremoto de Mendoza del 20 de marzo de 1861.
Cayetano Bruno en su "Historia de la Iglesia en la Argentina"
reproduce lo que comentaba como testigo Pompeyo Lemos en
relación al sermón del Padre Funes
"Una hora antes de la catástrofe, más de siete mil mendocinos
yacíamos humildemente prosternados en el polvo de la antigua
plaza de armas, escuchando la palabra en un padre jesuita, tan
pronto amenazadora, sentenciosa y precursora de terribles
castigos, como cariñosa y humilde. Predicaba en el atrio del
templo de la iglesia matriz, en el costado sur de la plaza,
donde provisoriamente habían establecido un púlpito y decía con
énfasis: de dos Mendoza que hay en el mundo una deberá
desaparecer. Tenedlo en cuenta".


Ruinas de la Iglesia de San Francisco ("Caras
y Caretas" n°77)
Por su parte, el médico chileno Wenceslao Díaz expresaba:
"Súbitamente a las ocho y treinta y seis minutos [de la
noche] se hizo sentir un estruendo sordo, como el producido
por muchos carros que ruedan junta y rápidamente sobre un
terreno abovedado; casi al mismo tiempo un estremecimiento
ligero puso en conmoción a todos los edificios, haciéndolos
oscilar suavemente de este a oeste. A la oscilación siguió sin
la menor interrupción un sacudimiento brusco y poderoso del
occidente, seguido de otro no menos fuerte. Y todas las casas,
todos los templos, la ciudad toda, quedaron en dos segundos
destrozados y tendidos por tierra. Los hombres y los animales no
pudieron tenerse en pie y rodaron como las construcciones. El
fragor ocasionado por los edificios que desplomaban y caían,
aumentaba la confusión y el espanto. El polvo que se elevó en la
atmósfera ocultó el cielo y la luna a todos los que tenían la
fortuna de hallarse salvos, y amenazó con ahogar el aliento en
el pecho de los que comprimidos entre los escombros respiraban
con dificultad".
Esa noche, la Capilla de San Pedro, una pieza de 18 varas de
largo construída en 1823 quedó reducida a escombros. [Barrionuevo
Imposti, 1994]
Había que volver a comenzar.
Parroquia San Pedro Apóstol.
El 7 de junio de 1867, varios años después del terremoto
mendocino, el Pbro. Francisco Ignacio del Rosario Aguirre
bendijo la piedra fundamental de la nueva iglesia de San Pedro.
La falta de recursos económicos demoró la construcción y los
servicios religiosos de prestaban en una humilde casa.
El 18 de noviembre de 1869, el Pbro. José Gabriel del Rosario
Brochero (1840-1914), hoy Santo José Gabriel Brochero, fue
asignado al Departamento San Alberto, al oeste de las Sierras
Grandes. San Pedro era la sede parroquial del Curato y allí
llegó el joven sacerdote de 29 años, después de tres días de
viaje en mula a través de las Sierras Grandes, sin caminos. Era
el día 27 del mismo mes.
Dice Liliana de Denaro que "... cuando llegó el flamante Cura
Brochero a la sede de su Parroquia se encontró con una villa muy
deteriorada porque había padecido el embate de sucesivas
montoneras que provocaron la pérdida de diversos vecinos con
ideas políticas opuestas y hasta el sitio de la localidad.
Además, como el federalismo dejó de tener hegemonía política,
los grupos sobrevivientes de estas montoneras se dedicaban a
asaltar las localidades transerranas para sobrevivir".
En el tiempo en que el Cura Brochero estuvo en San
Pedro, pudo techar la capilla. Según se publicó, el
28 de marzo de 1883 en el Diario El Interior de
Córdoba, contó con la colaboración de "...
dieciséis colegiales de Loreto que habían ido a
pasar las vacaciones. Brochero tenía el propósito de
concluir su Capilla para un día determinado y se
puso a trabajar y dirigir su conclusión, secundado
por los jóvenes estudiantes que amasaban la cal y
tiraban ladrillos sin rendirse en la tarea,
seducidos por el ejemplo del virtuoso Cura. En el
tiempo que se había enunciado se cantó en la Capilla
la primera Misa.
En carta al Pro Secretario del Obispado, el 10 de
junio de 1870, el Cura le decía:
"Deseando este vecindario celebrar con toda
solemnidad la fiesta del Glorioso Príncipe de los
Apóstoles, Patrón tutelar de esta Villa, me dirijo a
Ud. solicitándole ... el permiso correspondiente de
exponer el Santísimo Sacramento en el día de la
fiesta". |

Santo José Gabriel Brochero |

Su arquitectura.
El templo está ubicado frente a la Plaza San Martín, en las
esquinas que forman las calles Coronel Olmedo y 25 de Mayo. Con
su fachada principal orientada al sudeste, la que se halla
retirada 13 m de la línea municipal, generando un amplio atrio
abierto en dos de sus lados y sobre elevado tres escalones sobre
el nivel de vereda.


El imafronte, en estilo ecléctico, está compuesto por tres
cuerpos bien diferenciados, adosados y ordenados en un eje de
simetría vertical. El central es un rectángulo con el hastial
superpuesto, semejando un tímpano trunco por la elevación de la
espadaña. Posee moldura pronunciada y greca debajo de ella. Los
cuerpos laterales, levemente rehundidos con el plano del
central, se manifiestan como rectángulos que culminan en un
ático romántico con molduras u grecas.

La fachada, con 20,9 m de ancho, tiene un buen basamento
constituído por un zócalo de color más oscuro que el resto de la
misma con revoque liso. Tres puertas de doble hoja batiente y
paño superior fijo permiten el ingreso al templo acusando la
planta del mismo. La central es de mayor ancho, marcando su
importancia. Están contorneadas por una banda blanca que se
destaca sobre el fondo color ladrillo y terminan con dintel en
arco escasamente apuntado.
El cuerpo central con textura rugosa, tiene pilastras aplicadas
en sus bordes laterales cuya altura coincide con la inferior de
los techos de las naves laterales. Se ha decorado la fachada en
forma simétrica, con líneas y planos en degradé hasta tomar el
ancho de la espadaña la que posee una abertura con arco de medio
punto donde se alojan dos campanas. Culmina en forma triangular
coronada con una cruz de hierro forjado.
Sobre la puerta principal se destaca un óculo circular bordeado
con moldura blanca que constituye la ventana coral.


La fachada lateral orientada al este-noreste, que comienza con
zócalo de un metro y culmina con un borde que oculta el sistema
de desagüe pluvial es muy simple. Solo dos ventanas fijas
ojivales y tres bajadas pluviales matizan el plano liso. Un
mural representando a San Pedro "conversando" con el Santo José
Gabriel Brochero monopoliza la visión del conjunto.


Se ingresa al templo por una puerta cancel de madera de cedro
con dos hojas batientes y una en cada lateral. A los pies de la
nave principal se ubica el coro alto con balaustrada de madera
ingresándose al mismo por una muy angosta escalera circular.



La disposición espacial del templo es con planta basilical de
tres naves, inscripta en un rectángulo cuyas medidas interiores
son 29,53 m de largo y 20,02 m de ancho; todo desarrollado en
una arquitectura austera. La nave central de tiene un ancho de
7,49 m y está ritmada en seis tramos con gruesas columnas y
cubierta con bóveda de cañón corrido, cuya generatriz es un arco
escarzano con refuerzos exteriores en arco. El cenit de la
bóveda se encuentra a 12,13 m del nivel de piso.
Los muros tienen un espesor de un metro siendo la luz de cada
arco formero de 3,80 m. En cada columna están aplicadas
pilastras apareadas con basa y capitel. Llegan hasta la imposta
de desarrollado volumen, sobre la cual un muro de cuatro metros
de altura, será el último tramo de soporte de la bóveda. En
estos paños se ubican ocho ventanas fijas, en correspondencia
con los ejes de los arcos, aportando iluminación al recinto.

En el testero se desarrolla el presbiterio con el altar mayor
luciendo un lenguaje neoclásico propio del historicismo del
siglo XVIII. Compuesto por un alto basamento de madero y tres
calles flanqueadas por columnas circulares lisas símil mármol
con basa y capitel corintio. En la hornacina de la calle central
se rinde homenaje a la imagen de San Pedro Apóstol, en la del
lado del Evangelio se ubica la de la Virgen de la Merced y en la
del lado de la Epístola nos encontramos con la de San Pablo.


Las naves laterales de 4,93 m de ancho por 25,34 m de largo
culminan en sendos altares. Las mismas están techadas con losas
planas formadas por perfiles metálicos y bóvedas aplanadas con
una leve pendiente al exterior. La altura mayor es de 7,20 m
sobre el nivel del piso y la menor de 6,88 m. Detrás de la nave
de la Epístola está la Sacristía cuyas medidas son 5,33 m por
3,30 m. En los muros que son espalda de los exteriores, se
desarrollan arcadas ciegas con aplicación de pilas apareadas.

En el exterior, las dos fachadas están fuertemente intervenidas
por el equipamiento urbano. El tendido eléctrico, la telefonía y
la iluminación si bien son servicios vitales no deberían ser
causales de una agresión visual sobre el patrimonio
arquitectónico. Apostamos a que las empresas, tanto públicas
como privadas, procedan con responsabilidad dándole solución a
esta problemática.

Visión desde el atrio de la Parroquia
Una semblanza del pueblo.
El historiador Víctor Barrionuevo Imposti, a mediados de 1950,
escribía sobre como era la situación de San Pedro a principios
del siglo XX: "La influencia del ferrocarril en Villa Dolores
ha sido decisiva. La población abandonó su modorra de aldea
serrana e inició una etapa de actividad y adelantamiento a
expensas de San Pedro que se vio abandonada por lo más
caracterizado de su comercio y su población. Según una leyenda
que pretende explicar la decadencia de San Pedro, el Cura
Brochero había solicitado más de una vez a este vecindario la
colaboración necesaria para sus empresas y no la obtuvo. Cuando
el Párroco abandonó su propósito y fue a sentar reales en Villa
del Tránsito exclamó, contemplando una vez más aquella
floreciente población, promesa de gran ciudad: '¡San Pedro,
caerán tus casas vencidas por el tiempo y no se levantarán
más!'. Hoy los ruinosos edificios de la villa, duramente
castigados por la mano del tiempo, tienen el melancólico dejo de
los recuerdos. Y hay en todo, un manto frío y silencioso de
caducidad. [El autor supone que es Brizuela y
no Brochero quien lo dijo]. Lo cierto es que la
verdadera causa de la decadencia de San Pedro fue el surgimiento
absorbente de Villa Dolores por la llegada del ferrocarril".
[Barrioneuvo Imposti, 1953]
En versos llenos de ternura, el poeta Salomón Sebas, le dice a
la ruinosa Villa San Pedro:
"Tus hijos ilustres regaron guadales
con sangre nutrida de amor y de fe,
y allí en los escombros de viejos tapiales
se guarda un pasado que nunca se fue.
Tus calles festonan añosos talares
que el tiempo inclemente no pudo matar,
y en la plaza heroica modestos rosales
al filo de auroras parecen besar.
********
Un día el futuro volverá a tu suelo;
el hirviente arado cambiará la faz,
es fértil y justo tu anhelo
y siempre fue noble tu prosperidad.
No importan tus ruinas, tampoco tu suerte;
en la santa espiga se afianza el honor,
aguarda tranquila que el sol reluciente
trocará en diamante tus campos en flor.
"El Imparcial", Diario de Córdoba.
Este diario se distribuyó en Córdoba desde 1856 a 1869. Era de
práctica en esa época que "... junto a los artículos de fondo
se publicaban diariamente un número importante de cartas para
entablar ya sea con miembros de la Legislatura, del Gobierno o
con el de otro diario, debates intensos que la mayoría de las
veces no versaban sobre argumentos: acometían contra las
personas, sus actos y sus dichos. El formato carta robustecía
las posibilidades combativas de las columnas de opinión y
constituía un instrumento productivo a partir del cual las voces
parecían multiplicarse en el espacio gráfico, en un intercambio
sin fin como forma de cooperación en un juego agonal".
Todo el proceso de fundación de San Pedro en la banda norte y
San Pedro en la banda sur quedó reflejado en "El Imparcial"
en muchos números a lo largo de varios años. El formato
carta fue el elegido por los dos bandos en pugna para
desacreditarse mutuamente. También se publicaban las
resoluciones de Gobierno. Era la pantalla de esa época para
exponer los pareceres y fundamentos de cada una de las partes,
al norte y al sur del Río de Los Sauces. A los dichos de unos se
correspondían las réplicas de otros.
Por ser las más descriptivas de las situaciones que se
plantearon en el proceso fundacional, reproducimos dos de ellas:
-
Carta de "Un anticuario", "El Imparcial"
N°214, Córdoba, 22/10/1856: En esta carta, con el seudónimo
de "Un anticuario" un vecino del Departamento San
Javier expone las viscisitudes y rivalidades que ocurrieron
durante la fundación de Villa de San Pedro en el Paso del
León. [Acceda
a la misma]
-
Carta de "Los vecinos de la plazuela del médano",
"El Imparcial" N°292, Córdoba, 28/01/1857: Un sanpedrino
replica duramente a "Un anticuario" desacreditando el
lugar del Paso del León y elogia los adelantos del
vecindario de la capilla antigua en la banda norte. [Acceda
a la misma]
Datos complementarios.
El 28 de junio de 2019 se presentó en la Cámara de Diputados el
proyecto de ley para declarar Monumento Histórico Nacional a las
Capillas Brocherianas.
El texto de la Declaratoria fue presentado por los Diputados
Adriana Mónica Nazario, Alejandra María Vigo y Paulo Leonardo
Cassinerio e involucra a las siguientes Capillas: San Vicente,
del Carmen de Altautina, de Ciénaga de Allende, de San Pedro y
Nuestra Señora del Rosario de Panaholma ubicadas en el
Departamento San Alberto de Córdoba.
Ubicación georeferenciada.
Latitud: 31°56'08" Sur
Longitud: 65°13'06" Oeste
Altura sobre el nivel del mar: 514 m


Fuentes de consulta:
-
ORGAZ, Jorge: "En dar y darse maduran los años" del
libro "Infancia y Vocación, cuaderno íntimo de un médico"
- Editorial Assandri - Córdoba, 1953.
-
Se agradece al Dr. Gustavo Orgaz por la información
suministrada.
-
Revista "Caras y Caretas" N°77 - Biblioteca Nacional de
España.
-
BARRIONUEVO IMPOSTI, Víctor: "San Pedro y San Pedro" -
Cuadernos de Historia 38 - Junta Provincial de Historia de
Córdoba, 1994.
-
BRUNO, Cayetano S.D.B.: "El terremoto de Mendoza del 20
de marzo de 1861" - Historia de la Iglesia en la
Argentina. Volumen 10 - Editorial Don Bosco - Buenos Aires,
1975.
-
BRUNO, Cayetano S.D.B.: "El Cura Brochero" - Historia
de la Iglesia en la Argentina. Volumen 11 - Editorial Don
Bosco - Buenos Aires, 1976.
-
CHUNCANIA.COM: "Separados al nacer: Dolores y San Pedro"
- 21 abril 2017.
-
DE DENARO, Liliana: "Tras las huellas del Venerable Cura
Brochero", Corintios 13, Córdoba, 2007. [1]
-
SALINARDI, Julio: "Obras son amores no buenas razones" -
Lerner Editorial SRL - Córdoba, 2007. [2]
-
BARRIONUEVO IMPOSTI, Víctor: "Historia del Valle de
Traslasierra" - Tomo II - Dirección General de
Publicidad de la UNC - Córdoba, 1953.
[3]

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