CAPILLAS CHACARERAS del ESTE CORDOBES
En una neblinosa mañana de mayo estamos recorriendo caminos de
la otra pampa, ésa que por sus antecedentes bautizaron la Pampa
Gringa; que en nuestra provincia se asienta en la zona este del
departamento San Justo y colinda con el de Castellanos, el oeste
del departamento Las Colonias, buena parte de los Departamentos
San Martín y Las Colonias y el oeste de San Cristóbal en la
vecina Santa Fe.
Hace muchos años que ya no vemos pasar los sulkys, las volantas,
las chatas, las viejas corte y trillas, tampoco escuchamos
hablar el piamontés; pero hubo un tiempo, en las últimas
décadas del siglo XIX y principios del XX, que esta región se
pobló con inmigrantes italianos que dejaron el viejo mundo en
pos de una aventura.
¡ Andoma fé l’América !
En un enero muy frío, la nieve lo cubre todo. Los 30 km. que
separan el caserío de Trana de la ciudad de Turín fueron
difíciles de recorrer. La mujer y el pequeño esperan de pie en
el andén de la Gran Estación. Los dos están en silencio.
A su alrededor un tumulto se abraza, llora y se despide.
Ellos están solos.
En unos minutos partirá el tren que los llevará a Génova, el
barco parte mañana. Es una madre y su hijo emprendiendo un viaje
inmenso, en distancia y en pérdidas.
Perder la tierra, la familia, un amor; dejarlo todo a cambio de
una promesa. Carlo tiene apenas dos años y mira el rostro de su
madre sin comprender demasiado; Capitolina le devuelve una
sonrisa.
Pocas veces volverá a sonreír. Fueron años muy duros, de hambre,
de frío, de guerra.
En el bolsillo de su pesado abrigo está la carta de su hermana
que la espera en el sur del mundo, donde el trigo crece fácil,
donde las vacas son gordas y el sol siempre calienta la frente.
Sólo la esperanza justifica tanto dolor.
El tren anuncia la partida, es el momento en el que todo
comienza....
La Terra Promessa todavía está muy lejos.
Miles de historias diferentes acompañan a los hombres y mujeres
europeos, que fueron atraídos por los tentadores planes de
colonización de nuestro país.
Santa Fe y Entre Ríos fueron las primeras provincias receptoras
de la ola inmigratoria. En la zona del este cordobés se demoró
unos años el asentamiento y recién desde 1886 con la Ley de
Colonización hasta fines del siglo, los agricultores extranjeros
compraron pequeñas fracciones de tierras incultas que pagaban en
varias cuotas anuales. Esta es la etapa que el Dr. Roberto A.
Ferrero denomina “Etapa de Colonización Privada por Venta”,
posterior a la “Etapa de Colonización Mixta”.
En el Departamento San Justo junto a los grandes colonizadores
santafesinos como José B. Iturraspe, Luciano Leiva y Camilo
Aldao, actuaron audaces inmigrantes como Gorchs, Colombetti,
Clucellas, Boero, Lanfranchi y otros que, primero se
enriquecieron como agricultores o comerciantes y luego se
aventuraron a fundar pueblos, nuevos establecimientos agrarios y
lotear grandes extensiones de campo.
Entre 1882 y 1892, el desarrollo del ferrocarril fue muy
importante y los colonos se asentaban a lo largo del “camino de
fierro”. Dice el Dr. Roberto Ferrero: “... surgía el trigal,
el almacén de ramos generales, la estación ferroviaria como su
centro nervioso, la iglesia, los acopiadores de granos, y en
poco tiempo una nueva localidad y una nueva colonia se sumaba a
las existentes ...”.
Esta pampa del este cordobés de grandes pajonales, monte bajo y
tierras fértiles pero incultas, donde el agua no sobraba, fue la
“terra promessa” de los piamonteses.
No fueron los únicos, también hubo lombardos, novareses,
genoveses, pero en ínfima proporción.
Ellos provenían de una región montañosa poco fértil del norte de
Italia, que por aquellos años sufría una profunda crisis
agraria. Debían defenderse con un terreno de 4 ha. promedio por
productor.
Como dice Nora Daniele, en su libro Orígenes de Porteña,
“En
Piamonte, la casa paterna ya no daba albergue para tantos y la
tierra no producía lo suficiente para el sostén de toda la
familia; decididos, inconscientes y soñadores, dieron el gran
salto y llegaron a América en busca de nuevos rumbos; nuestro
país les brindó la inmensidad de las pampas y llanuras junto con
la benignidad de su clima como queriéndoles hacer contraste al
frío y montañoso Piamonte. Por una cuestión de subsistencia
emigraron, pero echaron profundas raíces en nuestro suelo,
formaron aquí sus hogares y construyeron las bases de
generaciones de argentinos cuya única preocupación fue la de
producir, aún teniendo que soportar la etapa más ingrata de
nuestra historia económica.”
“El piamontés no fue el agricultor singularmente técnico, pero
supo que en las tierras vírgenes basta quebrarlas y luego
sembrarla, aunque ello suponga un trabajo rudo y sacrificado;
sobrios, perseverantes, soportaban fácilmente las rudas tareas
del campo; de vida sencilla y humilde conservaron sus costumbres
y usos, de tal modo que en las manifestaciones de la vida
social se notó uno que otro rasgo de la tierra que habitaban El
anhelo por conseguir bienestar que encontraban reinante a sus
alrededores, producía la extensión de los trabajos y una
actividad febril.”
“Traían consigo un hábito: el del trabajo honrado; una
filosofía: la del sentido común y dos grandes pasiones; la
ganancia y el ahorro.”
El escritor italiano Edmundo De Amicis, (1846-1908) autor de de
la famosa obra “Corazón, diario de un niño” comentaba en
1884 que, al visitar las colonias de la “Pampa Gringa”, se
asombró de la gran cantidad de piamonteses que poblaban la
región:
“Un enjambre de jovenzuelos y de niños se llamaban por sus
nombres entre la multitud, con los diminutivos acostumbrados de
los piamonteses, y reconocí la pronunciación del Alejandrino,
del de Pinerolo, del de la Provincia de Cuneo y de otros
lugares, cuya acentuación era tan clara como la de la misma
madre patria.”
“Algunos, llamados por mis compañeros, empezaron a acercarse; a
los pocos momentos me vi en derredor una multitud que me hurtaba
por todas partes. No tuve necesidad de preguntar a nadie, me
dirigieron en seguida la palabra ellos con avidez. Me relataron
todos de que país eran. Yo soy de Caluso. Yo soy de Gallanico.
Yo de San Segundo. Yo de Dromero. Muchos eran de los alrededores
de Pinerolo. ¿Cómo va por allá? me preguntaban. Algunos me
pidieron noticias de sus parientes como si fuese natural que yo
los conociera. Otros se quedan admirados y reían de contento
entre ellos mismos, oyéndose citar el nombre del antiguo alcalde
o el del secretario del Ayuntamiento de su pueblo.”
Por su parte, el presbítero Edgar Gabriel Stoffel manifiesta
que: “... la centralidad del piamontés que en la vida
cotidiana llega a suplantar al idioma oficial de nuestro país,
pone de manifiesto la supremacía como grupo étnico y económico
de los hablantes originales y sus descendientes - que siendo ya
argentinos - se identifican por varias generaciones con la
lengua recibida. Esto implica no solo la conservación endogámica
del dialecto sino también la asunción del mismo por otros
italianos que se encuentran en minoría frente a ellos,
inmigrantes de otras nacionalidades e incluso los nativos que
por razones laborales debían aprenderlo para entenderse con los
propietarios de las chacras.”
Sacaron de sus valijas, no solo las modestas ropas, sino,
también su identidad cultural, necesaria para construir un
tejido social en un suelo donde casi todo estaba por hacer. La
religión que traían de sus “paeses” les sirvió para
sentir el apoyo de una divinidad superior y funcionó como un eje
organizador de las comunidades agrícolas que poco a poco iban
creciendo en la inmensidad de la llanura cordobesa.
Para rogar por la fecundidad de la tierra que trabajaban, para
agradecer la ausencia de pestes y enfermedades, el
restablecimiento de seres queridos de alguna dolencia; muchos
colonos construyeron pequeñas capillas, en alguna esquina de su
campo, en homenaje a los santos patronos de sus pueblos natales,
impulsados por la fe y agradecimiento a Dios, ante la soledad y
el desarraigo.
Rodeadas de sembradíos, con alguna línea de paraísos o
eucaliptus, a veces cerradas con algún alambrado con puerta a
modo de atrio, siempre cargadas de historias de sacrificios e
inclemencias y sobre todo de fe, fueron puntos de unión de los
colonos inmigrantes caracterizados por el amor a la tierra, al
trabajo y a la familia.
La más antigua de las capillas de esta Pampa Gringa es la de San
Grato, data de 1888 y está situada en la zona rural de Freyre
Este. Fue construida por la familia Cerutti y la festividad es
el día 7 de septiembre. En el mismo sector, en el campo de su
propiedad, la familia Pinarolo, en 1893, levanto una capilla
bajo la advocación de Nuestra Señora de las Gracias.
Las que han llegado a nuestros días, más de treinta en el área,
han sido levantadas con fondos de los primeros colonos o sus
descendientes y de la misma manera las siguen sostenido.
Arquitectónicamente, pueden no ser destacables, muchas no
contaban con la autorización de la iglesia oficial, pero guardan
un gran valor patrimonial para el área chacarera en cuestión,
como registro de un pasado que fue una verdadera epopeya social
y económica.
Los
invitamos a conocer algunas de ellas:
Las manos entrelazas, el misal sostenido con los dedos pulgares
y el rosario entre los otros, cabeza cubierta con la mantilla
oscura, inclinada en señal de respeto y sumisión. En coro, que
se escuchaba desde lejos, tantísimas veces han rezado la oración
que, desde niños, han aprendido:
Pare nòstr, ch'it ses ant ij Cej,
ch'a sia santificà tò nòm,
ch'a ven-a tò regn,
ch'as fasa toa volontà,
coma 'n cel parèj an tèra.
Dane ancheuj nòstr pan cotidian,
e përdon-ne ij nòstri débit,
coma noi i-j përdonoma ai nòstri debitor.
E fane nen droche an tentassion,
ma liber-ne da la mal, amen.
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Pinceladas históricas.
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Acerca de Porteña en 1899. Diario "Los Principios".
Con la firma del "Corresponsal Viajero", dos
artículos publicados en el Diario "Los Principios" en
mayo y en noviembre de 1899, se ocupan de describir la
actividad productiva y comercial de Porteña; así como,
también, del entorno natural de la naciente comunidad de Porteña. (Acceda
a dicho material)
Fuentes de consulta:
-
ALBARRACÍN, Santiago J.: "Bosquejo Histórico,
Político y Económico de la Provincia de Córdoba" - Edición
Oficial, Córdoba, 1889.
-
DANIELE, Nora: "Orígenes de Porteña 1892–1985". Edición
Biblioteca Alfonsina Storni. Impresiones El Labrador. s/f.
-
FERRERO, Roberto A.: "La colonización agraria en Córdoba"
– Junta Provincial de Historia de Córdoba – Córdoba, 1978.
-
FERRERO, Roberto A.: "La Pampa Gringa cordobesa" -
Ediciones del Corredor Austral. Córdoba, 2003.
-
POLIOTTI, Edmundo: "Estampas de ayer (Otros recuerdos
de la 'Pampa Gringa')" - S/e. Rosario, 1994.
-
STOFFEL, Edgar G., Pbro.: "La 'Terra Promessa' de
los Piemonteses. Etnicidad, dialecto y religiosidad", 2014.
-
Diario
"Los Principios" - Córdoba (Argentina), jueves 18 de mayo
y viernes 17 de noviembre de 1899.
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