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Algueró, Tomás

 

Nació por 1863 en Mora d’Ebro, pueblo enclavado en la Provincia de Tarragona, región de Cataluña, España. Llegó al país alrededor de 1887. Residió en Córdoba y en 1893 decide trasladarse a Villa del Rosario. El 30 de septiembre del mismo año se casó con Mercedes Luque, en cuyo acto manifestó ser “Arquitecto de profesión”. En Villa del Rosario, fue el responsable de la construcción de buena parte  de los nuevos edificios institucionales que se edificaron entre 1884 y los primeros años del siglo XIX.

 

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Bianchi, Giovanni Andrea (1675–1740)

 

En Campione, un pequeño pueblo italiano en el valle de Intelvi, el 24 de noviembre de 1675, nace Giovanni Andrea. Perteneció a una familia de arquitectos, constructores y artesanos,  integrantes de la famosa escuela o movimiento  de Maestri Campionesi lombardos, de gran significación en la historia del arte italiano.

Hasta los treinta años permaneció en su pueblo natal, presumiblemente vinculado al arte de la construcción. En 1716 se registra su presencia en Roma. Es en esa ciudad donde proyectó la Planta del pórtico y la fachada principal de la Basílica de San Juan de Letrán de la Farnesina, Catedral del Papa como Obispo de Roma, fechado como terminación  el 15 de enero de 1716 y llamado “Idea para San Giovanni in Laterano”. Posiblemente, la única obra que realizó en el viejo continente y además, es la única debidamente documentada que llegó a nuestros días.

Se inscribió en el Noviciado Jesuítico de Sant’Andrea al Quirinale, con la idea de venir a las misiones del Paraguay. El documento de ingreso está encabezado con la siguiente referencia: “… Fue abrazado como Coadjutor Gio Andrea Bianchi, milanés…”. Por lo tanto, aunque en mucha información americana figure como “Padre, es decir sacerdote, en realidad, fue un simple religioso  sin órdenes sagradas: “coadjutor” temporal.

Participa con un heterogéneo grupo de novicios provenientes de varios países que estaban capitaneados por los padres Bartolomé Ximéñnez y José Aguirre, venidos de las misiones del Paraguay con la tarea, entre otras, de reclutar nuevos miembros para las obras de la institución en América. Estuvo primero en Génova y luego en Sevilla, permaneciendo cuatro meses en el Noviciado, donde pudo tomar contacto con el arte del levante español.

En mayo de 1717, tres naves parten de Cádiz, en ellas viajan setenta jesuitas  españoles, italianos, suizos, un griego y dos franciscanos peruanos. El padre Lozano, integrante de la expedición dijo: “… fue la más numerosa que jamás había navegado a Indias”. Entre los italianos, por su labor en el virreinato, se destacaron Domenico Zípoli,  Giovanni Battista Prímoli y Giovanni Andrea Bianchi.

 

 

El 13 de julio de 1717, Andrés Blanqui, como se lo conoció en el Río de la Plata, a los cuarenta años de edad llegó a Buenos Aires, aparentemente con un nivel de preparación tal, en arquitectura, que le permitió desarrollar su intensa labor a lo largo de más de veinte años. En septiembre ya estaba en Córdoba, donde debía concluir el período canónico para ser recibido oficialmente por la Orden.

Es probable que haya participado en la continuación de las obras del Noviciado Nuevo, actual Residencia, donde él estuvo alojado, bajo planos del Hermano Juan Krauss. La primera noticia de su actuación como arquitecto es dada por unos pagos efectuados, en 1719, en La Calera, para la construcción de un horno de cal.  Es su primera obra en tierras americanas.

Monseñor Pablo Cabrera primero y Guillermo Furlong después,  opinan que Blanqui participó  en la construcción de la Capilla Vieja, lo cual es poco probable que haya sucedido. No hay documentación al respecto y la sencillez de la planta más la simplicidad de la fachada hacen suponer que el hermano Blanqui las hubiera resuelto con una mayor riqueza.  Distinto es lo que ocurre con el altar  por su calidad formal, superior a lo que se estilaba en la época.

En marzo  de 1720, con los Hermanos Savizaro y Guimet, en sendas carretas, parte para Buenos Aires donde permanecerá ocho años. Participó activamente en obras como la Iglesia del Pilar, proyecto de fachadas y torres para la Catedral, el edificio del Cabildo, Iglesia de San Francisco y Capilla de San Roque, Iglesia y Residencia de Nuestra Señora de Belén (San Telmo), Iglesia de Nuestra Señora de la Merced, Iglesia y Convento de Santa Catalina de Siena y la Iglesia y Colegio de San Ignacio.

Requerido por el Cabildo de Córdoba, el Hermano Blanqui es destinado a la capital de la Provincia jesuítica, participando en la que fue una de sus principales incumbencias: la prosecución de las obras de la Catedral, fundamentalmente en el proyecto del pórtico.

En 1728, el Visitador Jerónimo Herrán, escribe al Rector del Colegio de Córdoba: “… en viniendo el Hermano Andrés Blanqui dirigirá la obra de este Colegio y la del Colegio Convictorio y también la de Alta Gracia, Jesús María y San Ignacio de los Ejercicios o Calamuchita, se suerte que en ninguna se lo precise a que trabaje personalmente, sino solo a que cuando fuese necesario, vaya prontamente dicho Hermano a todas y cada una de ellas para dirigirlas…".

En esta etapa de trabajo en Córdoba, lo hizo en varias obras, aunque existe una tendencia a hacerlo participar en todas las importantes de la arquitectura colonial , en muchos casos sin una documentación respaldatoria que avale esa tesitura.

Se sabe, según D. H. Sobrón, que bajo su dirección, con o sin sus proyectos, participó en el edificio del Colegio Universidad: locales como la biblioteca, los corredores del piso superior, las bóvedas de los aposentos que miran al este. Se prolongó un corredor, se construyeron nuevas escaleras y se comenzó un claustro, levantando sus arcos del primer nivel.

En la parte reservada para habitación de los jesuitas, en el piso alto, se hicieron aposentos y un corredor. También construyó buena parte del edifico del Convictorio de Monserrat con la Capilla. Y en la quinta Santa Ana, locales para habitación.

Participó en Alta Gracia, aunque la documentación es escasa para llegar a definir con propiedad, en que obras lo ha hecho.

En Jesús María el seguro aporte de Blanqui se circunscribe al ala norte, a la construcción descripta por las Annuas de esos años como “… el nuevo edificio…”, cómoda y sólida casa habitación para los nuestros y … nueva bodega del vino”.

En su ir y venir a Córdoba, es muy probable que también haya actuado en la Estancia de Caroya, al menos en alguna supervisión. Lamentablemente el alto grado de deterioro que sufrió la construcción y su posterior reconstrucción, más la carencia de información precisa, borraron toda posibilidad de vislumbrar alguna acción de Blanqui.

En 1739, por escasos dos meses fue a Buenos Aires para dirigir  las obras del Convento de las Monjas Catalinas.  A su retorno continuó con la construcción de las bóvedas de los corredores y aposentos de la planta alta del Colegio Máximo de Córdoba.  

Después de realizar una ímproba labor a lo largo de veintitrés años, en el área de la arquitectura de Buenos Aires y Córdoba, a la edad de sesenta y cinco años, en la Navidad de 1740, los claustros de la Residencia de Córdoba lo vieron partir hacia el descanso eterno.

 

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Buschiazzo, Mario José (1902-1970)

 

El arquitecto Mario J. Buschiazzo nació en Buenos Aires, el 10 de diciembre de 1902, en el seno de una familia de arquitectos. Vivió sesenta y ocho años en los que desarrolló una encomiable labor en el ámbito de la arquitectura en distintas disciplinas.

Acceda a una medulosa bio-bibliografía que el Arquitecto Daniel Schávelzzon realizó para la Revista de la Sociedad Central de Arquitectos en julio de 1988 haciendo click aquí.

 

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Butler, Guillermo (1879 - 1861)

 

El artista nació en Génova en 1879 producto de la unión del matrimonio conformado por padre irlandés y madre italiana. La pareja viaja a Argentina con el bebé registrándolo en nuestras tierras entrado 1880 bajo el nombre de Juan Butler. A fines del siglo XIX se incorpora a la orden de Predicadores de Santo Domingo Guzmán consagrándose como Domínico y mutando su nombre por el de Guillermo.

A su inclinación religioso le suma su cercanía y predisposición por las artes teniendo como maestro a Emilio Caraffa. Durante la primera década del siglo XX continúa sus estudios en Europa donde adopta y perfecciona el puntillismo concluyendo en un estilo simplista, ingenuo y naif que lo vuelven inconfundible.

Numerosas son las exposiciones en Argentina y Europa donde fueron difundidas sus obras y significativos fueron, los premios que recibió a lo largo de su dilatada trayectoria.

Su prestigio lo llevó a ingresar a la Academia Nacional de Bellas Artes y sus obras lucen expuestas en prestigiosos Museos de Arte del país.

Otra de sus pasiones era el vitraux que lo llevó a fundar y dirigir la Escuela de Arte Cristiano. De estas obras en particular y en lo que compete a nuestro espacio temático, sugerimos disfrutarlo en la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción de Villa María.

Fallece en 1861 en Buenos Aires.

 

Un grupo de amigos y artistas le ofrecen un banquete en el Colegio Lacordaire, con motivo del premio obtenido en el X Salón de Acuarelismo.

"Revistas Caras y Caretas"

nº1252 del 30 de setiembre de 1922,

nº1341 del 14 de junio de 1924 y

nº2121 del 03 de junio de 1939

 

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Cabrera, Pablo José Segundo (1857-1936)

 

Para conocer un detalle pormenorizado de su vida haga click aquí.

 

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Camilloni, Carlos (1882-1950)

 

Nacido en Ancona,  Italia, el 17 de diciembre de 1882, llegó a Buenos Aires a la edad de cinco años.

Su formación artística comenzó en esa ciudad, en “Estímulo de Bellas Artes” (hoy Academia Nacional de Pintura),  teniendo insignes maestros como Sívori, Della Valle, De la Cárcova y Lucio Correa Morales.

A los 19 años de edad, obtiene una valiosa distinción por un trabajo ornamental. Motivos indígenas, de la fauna y la flora regional, despiertan en el joven artista sus inclinaciones hacia la decoración con aplicaciones de elementos autóctonos.

Dice Efraín U. Bischoff: “… avanzó con creatividad y talento en su carrera, y paulatinamente en el ambiente cultural comenzó a destacarse su pincel. Se inclinó hacia la decoración, teniendo una exacta vibración para su dibujo y una autenticidad feliz en el colorido de sus imágenes.” , y más adelante, continúa:  “… emocionábase ante el deslumbramiento del paisaje de las serranías y de ahí que muchas de sus telas ofrecen esa impronta de su espíritu ...”.

Después de trabajar en Buenos Aires, Santa Fe y Rosario,  llega a Córdoba, en 1912, y forma parte del  equipo para la decoración de la Catedral de Córdoba conjuntamente con Emilio Caraffa. También decoró la Capilla del Seminario Conciliar y el Salón de Grados de la Universidad Nacional.

 

 

En 1917 embelleció la Iglesia de San José de las Hermanas Dominicas.

Con motivo del tercer centenario de la fundación del Monasterio de Las Teresas, en 1927,  decoró con pinturas murales el interior de la iglesia. Este es uno de sus mejores trabajos  de tipo decorativo, obra en la cual la línea de la estructura arquitectónica y la pintura, en armoniosa conjunción de tonos bajos, del arte Hispano-Americano, han logrado el ambiente místico que corresponde a una casa de oración.

En 1937 decora la Iglesia Parroquial de San Vicente. En 1941,  la de Lourdes en Alta Gracia y el Camarín de San Nicolás de Bari en La Rioja.

Desde 1928 hasta su muerte, acaecida el 15 de agosto de 1950, fue profesor de la Academia de Provincial de Bellas Artes, ejerciendo además, la docencia en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Córdoba.

No pocas colecciones públicas y privadas exhiben sus cuadros y una de las salas del Museo Provincial de Bellas Artes lleva su nombre por iniciativa de Luis Roberto Altamira cuando fue director de esa institución.

Entre sus telas más celebradas: "Iglesia de la Compañía", "Interior de mi taller", "Claustros de las Teresas", "Córdoba Vieja", "Cerros Colorados de Famatina". Pero quizá la nota más sobresaliente de su arte refinado, se halla en sus acuarelas místicas, verdaderas joyas, donde las luces y las sombras juegan envueltas en jugoso cromatismo. 

Dice el Arq. Ángel Lo Celso, en su obra Cincuenta Años de Arte Plástico en Córdoba:  “... La imponente majestad de las bóvedas claustrales, la placidez de los ambientes representados en tonos ocres y amarillos muy suyos, los altares, púlpitos, todo lo expresó en sus cuadros con rica amalgama de tintas de dimensiones tonales, teñidas a veces de algún rojo veneciano, acusado por los colgantes de felpa y de raso.”

“Frente a los trabajos de este artista y maestro se siente especialmente la calidad de su realización, la técnica segura, el gran vuelo inspirador que  guía sus pinceles y su rica vena espiritual. El natural señorío de su alma y su valía como pintor y pedagogo, hizo que los alumnos y colegas de labor docente, recuerden con gran afecto a Carlos Camilloni. Su nombre se vincula a todo un período artístico de Córdoba, haciendo un  bien inmenso en pro de su valor estético y cultural ...”.

 

Cantoría - Carlos Camilloni

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Caraffa, Emilio Angelini

 

Para conocer un detalle pormenorizado de su vida haga click aquí.

Emilio Caraffa - Autorretrato (1929) Acuarela sobre papel

Caraffa en "La Gloria del Cielo"

Cruce del Paraná

La gloria del cielo, 1913-14

Oleo sobre tela en la Catedral

El Obispo,1888 Acuarela sobre papel 61 x 45

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R. P. Dreidemie Alonso, Oscar Juan S. J.  (1903–1969)

 

Leyendo un diario de Córdoba, bajo el  título: “LA MORADA QUE QUISO EL R. P. DREIDEMIE”, con motivo del traslado de sus restos, en 1970,  desde el cementerio San Jerónimo de Córdoba, a la Iglesia de la Estancia de Jesús María, pudimos acercarnos a su vida y a su prolífica labor.

 

Había nacido el 11 de febrero de 1903, en Buenos Aires, aunque su niñez transcurrió  en Mendoza. Realizó sus estudios en el Seminario Conciliar de Villa Devoto y posteriormente en la Universidad Pontificia de San Miguel. En 1918 ingresó a la Compañía de Jesús. 

Doctor en Filosofía y Teología, escritor, licenciado en estudios arqueológicos, siendo en esta disciplina, discípulo del profesor Debenedetti, a su vez formado por el maestro Ambrosetti. Investigó los testimonios de la cultura indígena y procedió a la restauración de edificios que fueron centros históricos o religiosos.

 

Esos esfuerzos suyos permitieron que se realizaran excavaciones en el norte y oeste del país y la reconstrucción de las ruinas de San Ignacio, la Posta de Sinsacate  y  la Estancia Jesuítica de Jesús María, donde terminó de asentar su laboriosa existencia. La muerte lo sorprendió, un 14 de agosto de 1969, en momentos en que estaba dedicándose a la restauración de la Estancia de Caroya. El noble investigador del pasado, tiene su obra mayor, precisamente, en el museo de la Estancia, hoy Museo Jesuítico Nacional de Jesús María.

 

A posteriori de la declaración de la estancia como Monumento Histórico Nacional, inició allí la labor de reconstrucción del edificio, encontrándose con una villa de emergencia, por lo que debió  comenzar por realizar una tarea de carácter social, de erradicación y nuevo asentamiento de las personas que habían levantado precarias viviendas en el sitio.  Luego, la restauración propiamente dicha de la capilla y más tarde, la creación del museo, para lo que recorrió incansablemente las demoliciones de Córdoba y rescató del despojo o del olvido, verdaderos tesoros del arte colonial que, ahora recuperado y clasificados por él, tienen allí ámbito propicio para la veneración o contemplación de los visitantes.

Por cierto, no fue ésta su única labor.

Ejerció  la cátedra  en el Colegio del Salvador en Buenos Aires, de la Inmaculada Concepción en Santa fe y en Córdoba. Dictó cursos en varias Universidades Nacionales y extranjeras. Organizó en Salta el Museo Arqueológico del Norte. Fue director de la Academia Literaria del Plata. Integró la Junta de estudios de Historia Eclesiástica Argentina y la Revista “Estudios”. Fue jefe de publicaciones del Observatorio de Física Cósmica de San Miguel. Colaboró en 1964 y 1966, en la Bienal Americana de Arte de Córdoba. Presidió la Dirección Nacional de Arqueología. Fue delegado de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos para las provincias del Norte, Centro y Oeste.

Sus trabajos de investigación los reunió en libros como: Antología Castellana, El teatro en la época precolonial y colonial argentina, La Agricultura en las misiones guaraníticas  e Historia de los Establecimientos Rurales Jesuíticos, entre otros títulos.

A su gran personalidad científica unía otras condiciones del carácter que hacían sumamente agradable su trato, como la simpatía, el humor y la bondad, que no era especulación ni argucia sino auténtica y espontánea expresión de su espíritu generoso.

Guillermo Furlong S.J, en 1969, en Archivum XI, de la Junta Eclesiástica Argentina, publica una nota necrológica sobre el Padre Oscar Dreidemie, expresando en ella:

El hombre y el sacerdote superaron en él al literato y al historiador, y entre esos dos planos, estuvo el egregio profesor. No era hombre de gabinete, no era un paciente investigador en los archivos, antes, el movimiento discontinuo entraba en su rutina diaria. Temperamento sanguíneo, la actividad física estaba en sus esencias. Ello contribuía no poco a la celeridad con que acudía a un enfermo, bajaba a la iglesia a dar la Comunión, predicaba una tanda de ejercicios espirituales en La Rioja y, de inmediato, otra en Salta y, una tercera en Paraná. El servir fue en verdad una de sus grandes virtudes.”

“Nacido en Mendoza de padres franceses, ingresó en la compañía de Jesús en 1918, y actuó en Córdoba, Santa Fe, San Miguel y Buenos Aires. Doquier fue profesor de Literatura Española y Americana y, por cierto, era un placer asistir a sus clases, puesto que sabía la materia y sabía enseñarla con extraordinaria habilidad. Berceo y el Arcipreste de Hita, Lope y Quevedo, Quintana y Larra, Becquer y Gabriel y Galán se transfiguraban ante los alumnos del padre Dreidemie cuando éste en sus clases se ocupaba de ellos. Sentía por la poesía gauchesca un gran efecto y penetraba en las insondables bellezas y en el sublime mensaje de nuestro Martín Fierro”.

“La historia no fue su fuerte, pero llegó a haber un tema en la misma en el que nadie “le pisaba en poncho”, y era en lo atingente a las estancias que otrora tuvieron los jesuitas en territorio argentino, y muy especialmente en Córdoba. Por sí y por medio de otros había llegado a reunir un enorme caudal de documentos sabre ese tema y a esclarecer los orígenes y desarrollo de cada una de dichas estancias y grandemente llamaron la atención en Buenos Aires las conferencias alusivas que dio, conferencias no leídas, sino dichas con lenguaje terso, elegante y hasta cautivador.”

“Otro tema de su predilección era el tocante a la cultura de los pueblos primitivos del Noroeste argentino, sobre todo la referente a los calchaquíes y a los diaguitas, y a fin de documentarse debidamente pasó largas temporadas en los páramos salteños, catamarqueños y riojanos realizando excavaciones. Sus hallazgos fueron muchísimos y de gran relieve. En San Miguel ( Pcia. de Buenos Aires) y en el Museo de Jesús María (Córdoba) pueden verse muchas de las piezas halladas por él.”

“El citado Museo Jesuítico de Jesús María fue todo obra suya, sobre la base del que en la ciudad de Córdoba, en Caseros 141, había, con anterioridad, formado el padre Juan Pedro Grenon. Centuplicó ese material con el existente en los colegios del Salvador, de Buenos Aires y en el de la Inmaculada, de Santa fe, y supo incrementara ese total con muchísimas otras piezas, obtenidas por él. Dados su temperamento y carácter, fue el hombre ideal para ese Museo, y ello explica la presencia con que supo disponer en las diversas salas el caudaloso material. Fundador y director del Museo de Jesús maría, lo fue también del de Sinsacate y fue delegado de la Comisión Nacional en las provincias del Centro, Norte y Oeste, y fomentó doquier y sin cesa las búsquedas arqueológicas y se empeñó de continuo en el perfeccionamiento de todos los museos provincianos bajo su tutela o supervisión. Fue él quien organizó, entre otras, la magnífica Exposición Bienal Americana de Arte, que tuvo lugar en Córdoba, en 1964”.

“Director de varias revistas colegiales, ya en santa fe, ya en Buenos Aires, incluso de la revista Estudios, órgano de la Academia Literaria del Plata, supo hacerlas muy interesantes y, en cada caso, marcaron su época más brillante debido al buen gusto artístico con que las trabajaba, pero nunca tuvo facilidad de pluma y le costaba sudores escribir sobre un tema cualquiera. Nunca adquirió la habilidad de hilvanar una serie de pensamientos lógicamente ordenados y con adecuadas transiciones. En vísperas de asistir al II Congreso Internacional de Historia, en ele que tuvo una actuación brillante, nos pidió alguna monografía para presentar y el ofrecimos un trabajo, que teníamos escrito, sobre los orígenes del teatro en las regiones rioplatenses, y el original estudio, aparecido en Estudios, con su firma, sobre el presbítero Elortondo y Palacios, fue escrito por el Dr. Gustavo Martínez Zuviría, quien no quiso que apareciera con su nombre “

“Si el escritor no llegó siquiera a una discreta mediocridad, el organizador fue superior a toda ponderación, y el sacerdote llevó inmensa ventaja al organizador. Si cada una de sus conferencias era miel sobre hojuelas, como diría Fray Juan de los Ángeles, sus sermones, pláticas u homilías eran copos de sabrosísimo maná bajado del cielo. A la manera del padre Juan Marzal, por quien tanta admiración sentía, el padre Dreidemie era también él un egregio humanista cristiano, sacerdotal y apostólico “.

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Fasce, Antonio

 

De origen italiano,  estudió dibujo y pintura en Florencia bajo la dirección de consagrados artistas como Girolano, Becucci, Ángel y Dono Lombardini. Tenía antecedentes de trabajos meritorios realizados en la Iglesia de Diamante y el Obispado de Paraná (E. R.) y la Iglesia de San Francisco.

En la Iglesia de Capilla de los Remedios proyectó y ejecutó la decoración del templo y cambió íntegramente el pavimento teniendo especial cuidado de que armonizara con el resto de la decoración. Pintó los cuatro evangelistas en las pechinas, el profeta David en el tímpano; el cuadro del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo; ejecutó al fresco en el vano que queda en el frontón de la fachada, la imagen de la Virgen de los Remedios;  todo, con un profundo conocimiento de la plástica de la figura y del ornamento.

Decía un cronista de ese momento: “...De los detalles que adornan el conjunto de esta magna obra pictórica, no hablemos, nada dejan que desear en cuanto a los que expresan y sin temor a equivocarnos podemos afirmar que son los primeros que se aprecian en la Provincia por su  exquisito realismo, por su distribución artística y por su perfecta fidelidad al estilo renacimiento…“.

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Font, Antonio

 

Este prestigioso retablista nació en Mataró, Cataluña por 1854 y falleció en Córdoba en el año 1919. El profesor Infante presume que realizó estudios en la Academia de Bellas Artes de San Jorge.

Llegó a Córdoba a los 21 años, instalando un pequeño taller artesanal para construir altares de su autoría, en la primera cuadra de la calle Rivera Indarte, para pasar luego a la calle Rosario de Santa Fe. Dice el Prof. Infante que “Don Antonio enseguida vio, en nuestra Córdoba, un campo propicio. Sus innumerables  iglesias eran grandes recintos vacíos, hasta bien entrado el siglo XIX.  Había algunas que no tenían ni escaños, [solo estaban] blanqueadas por dentro …"

 

En la década de 1880, uno de sus primeros trabajos fue la pintura general , dorado y restauración de la bóvedas de la Iglesia de la Compañía de Jesús, además de la confección de un frontal de madera tallada y dorado. Realizó el altar mayor y púlpito de las Catalinas ; pintado y dorado del altar mayor de las Esclavas, el dorado del púlpito y el tabernáculo de la Iglesia de la Merced. El taller de Font tuvo trascendencia nacional.

En la Iglesia de Capilla de los Remedios es el altar mayor el que acapara la atención, perteneciendo a su taller el resto de los altares.

 

 

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Furlong Cardiff, Guillermo (1889-1974)

 

Erudito y prolífico historiador argentino, también de la filosofía – su imprescindible Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata, 1536-1810–, sacerdote católico y miembro de la Compañía de Jesús.

Hijo de inmigrantes irlandeses nació el 21 de junio de 1889 en Pueblo Aguirre, localidad fundada un año antes como estación del nuevo ferrocarril, denominada después Arroyo Seco (provincia de Santa Fe). Su primera educación fue anglófona, en el Colegio Británico St. Bartholomew de Rosario, ingresando después en el Colegio de la Inmaculada en Santa Fe, donde el jesuita Julián Hurley recondujo su vocación hasta hacerle ingresar en el noviciado de la Compañía de Jesús en Córdoba.

 

En 1905 le llevaron a España para realizar los estudios de humanidades en el Monasterio de Veruela (en Aragón, histórica institución cisterciense del siglo XII, gestionada por los jesuitas desde 1877). En España, recibió el influjo del erudito archivero Ramón O’Callaghan Forcadell (1834-1911). Fue luego trasladado a los Estados Unidos, donde concluyó sus estudios de ciencias y de filosofía, doctorándose en 1913 en la jesuita Universidad de Georgetown, en Washington.

Ejerció después como profesor de historia argentina en el Colegio del Salvador, en Buenos Aires. En 1920 volvió a España, para cursar estudios de Teología en Barcelona, frecuentando en los veranos, el sevillano Archivo de Indias, entre otros.

 

Ordenado sacerdote en 1924 regresó al año siguiente al colegio del Salvador de Buenos Aires, donde, menos cuatro años (1930-1934) en el colegio Sagrado Corazón de Montevideo (Uruguay), pasó toda su vida y contribuyó grandemente a su fama. Durante este largo tiempo, fue profesor  de literatura, historia argentina e inglés; bibliotecario varias veces, y director de la revista escolar y de Estudios, de la que fue siempre asiduo colaborador.

El 24 de junio de 1939 ingresó como miembro de número en la Academia Nacional de la Historia.

 

En 1942 fue uno de los fundadores de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina, de la que fue vicepresidente y dirigió su revista Archivum (desde 1959 hasta su fallecimiento). En 1956 tomó parte activa en la fundación de la Academia Nacional de Geografía. Comenzó sus investigaciones históricas en 1912, cuando era estudiante de filosofía. Al inicio de su docencia en el colegio del Salvador, fue tentado por la literatura. Su obra fundamental, Los jesuitas y la cultura rioplatense, se reeditó tres veces. A su lado, como complemento, se sitúan sus otros libros y artículos de revistas, principalmente sobre la labor realizada por la Compañía de Jesús  en la antigua provincia del Paraguay (las actuales Argentina, Paraguay, Uruguay, Brasil y Bolivia). Publicó estudios sobre la labor evangelizadora jesuita en las misiones guaraníes y en el Chaco.

Dio a conocer el inmenso aporte cultural de la Compañía de Jesús en todos los campos del saber humano: pintura, música, arquitectura, medicina, imprentas, etc. Publicó muchos documentos relativos a la Compañía,  especialmente del Archivo General de la Nación (Bs. As.).

Su labor característica son sus estudios críticos de obras inéditas de autores jesuitas y sus biografías respectivas. Sacó del olvido a personajes como el músico Doménico Zipoli, cuya obra, otros han profundizado después. Son de particular valor sus trabajos de cartografía y bibliografía jesuíticas.

Incursionó también en la historia civil de los países rioplatenses con estudios sobre temas como la cultura femenina en la época colonial, la filosofía, la independencia, etc.

Aunó durante su vida la labor intelectual con la pastoral. Fue director de Congregaciones Marianas y asesor de varios centros de Acción Católica, Asesor Nacional (1935-1940) y Vice Asesor (1940-1948) del Consejo Superior de la Acción Católica juvenil. Daba con maestría y entusiasmo los ejercicios a jóvenes y se destacó como director espiritual y promotor de vocaciones. Jesuita ante todo, pudo haber tomado otros caminos de obediencia, pues en su vida la vocación de historiador estaba en realidad en segundo plano. Muy servicial, supo siempre ayudar a cuantos se le acercaron como sacerdote o historiador.

Falleció en Buenos Aires el día 20 de mayo de 1974, a los 86 años de edad, mientras regresaba en subterráneo de pronunciar una conferencia. El padre Guillermo Furlong Cardiff utilizó también en algunos de sus escritos el seudónimo Francisco Talbot.

 

 

Obras Principales:

1929 - La personalidad y la obra de  Tomás Falkner.

1930 - El padre José Quiroga.

1933 - Los jesuitas y la cultura rioplatense (Buenos Aires, 1933).

1936 - Cartografía jesuítica del Río de la Plata, 3 volúmenes.

1939 - Bio-bibliografía del Deán Funes.

1944 - Bibliotecas argentinas durante la dominación Hispánica.

         - Historia del Colegio del Salvador,  3 volúmenes.

1944-1948  - Cultura colonial argentina,  7 volúmenes.

1945 - Músicos argentinos durante la dominación hispánica.

        - Matemáticos  argentinos durante la dominación hispánica

1946 - Arquitectos argentinos  durante la dominación hispánica.

        - Artesanos argentinos durante la dominación hispánica.

1947 - Médicos argentinos durante la dominación hispánica.

1948 - Naturalistas argentinos durante la dominación hispánica.

1950 - El General José de San Martín ¿Masón –Católico – Deísta?

1951 - La cultura femenina en la época colonial.

1952 - Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata.

1952 -1972 - Escritores coloniales rioplatenses,  24 monografías.

1953 -1975 - Historia y bibliografía de las primeras imprentas rioplatenses, 4 volúmenes.

1959 -1960 - Ernesto Padilla: su vida, su obra.

1960 - Los Jesuitas y la escisión del Reino de Indias

1962 - 1963 - Historia del Colegio de la Inmaculada,  5 volúmenes.

        - Misiones y sus pueblos  de Guaraníes.

1966 - El Congreso de Tucumán.

1969 - Historia social y cultural del Río de la Plata 1536-1810, 3 volúmenes.

 

Fuente:

Páginas varias de la Web. Tomadas 10/04/2014

 

 

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Gallardo, Rodolfo  (1930–1993)

 

Releyendo  al Arq. Juan Manuel Bergallo en sus comentarios biográficos sobre el arquitecto Rodolfo Gallardo, podemos enterarnos que nació en Saturnino María Laspiur, en el este cordobés, un 8 de febrero de 1930.

A pesar de los antecedentes políticos heredados de su padre el Dr. Alejandro Gallardo, que militó en la Unión Cívica Radical y fue senador provincial y luego vicegobernador de la Provincia de Córdoba (1936-1940) ; “ sus aptitudes e intereses lo llevarían a desarrollarse en otros ámbitos y así estudió y egresó de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Córdoba, donde descubrirá su verdadera vocación: la historia de la cultura y de la arquitectura en particular, y la actividad docente dentro de esa disciplina, investigando y profundizando sus contenidos en el contexto local, nacional y latinoamericano”.

Fue profesor titular de la Cátedra de Historia de la Arquitectura, en la F.A.U. de la U.N.C. , cargo obtenido por concurso, entre 1983 y 1993.

“La materia de grado, ”Historia de la Arquitectura Latinoamericana” fue creada por el Arq. Gallardo, y su programa curricular ha producido desde entonces el necesario conocimiento y reflexión, por parte de los estudiantes de la Facultad de Arquitectura, de la particular historia y realidad del medio cultural en el que estamos insertos y en el que deberán actuar profesionalmente.”

“Los mismos conocimientos curriculares fueron trasladados  a la Facultad de Arquitectura de la U.C.C., donde el Arq, Gallardo ocupó el cargo de Profesor Titular de Análisis Crítico de la Arquitectura III.”

Estudioso infatigable, realizó numerosos cursos realizados por el Instituto Interuniversitario de Especialización en Historia de la Arquitectura, con figuras de la talla de Pevsner, Argán, Taylor, Chueca Goitía, Scully, Banham y Eco.

Fue, además, miembro fundador y activo participante del Instituto Argentino de Investigaciones de Historia de la Arquitectura y Urbanismo.

En 1963, en Brasil, realizó investigaciones sobre características regionales del Barroco Mineiro. Entre 1973 y 1974, fue becario de la O.E.A., en Méjico, donde realizó estudios sobre Conservación y Restauración de Bienes Culturales.

“Desde 1969 , como profesional de la entonces Dirección de Historia, Letras y Ciencias de la Provincia, y luego, a partir del 13 de octubre de 1976, como Director de esa repartición, intervino personalmente en la restauración y puesta en valor de un importante conjunto de monumentos históricos que hoy constituyen un significativo legado para todos los cordobeses: la Casa de Caroya,  el Oratorio del Rosario de Avellaneda, las iglesias de san Roque y del Pilar en Córdoba, la Casa Natal del Cura Brochero en Santa Rosa de Río Primero y la Casa Ordoñez, ex Casa de Gobierno y sede tribunalicia, hoy sede de la Biblioteca Córdoba, entre otros.”

En base a sus méritos,  fue nombrado Vocal de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, y  Miembro de Número y luego Presidente de la Junta Provincial de Historia de Córdoba.

“Pero quizás, sean sus escritos los que mejor sintetizan su fina  sensibilidad, su vena poética, sus múltiples intereses y su amplia erudición.”

Sus escritos en la Voz del Interior en la década de 1980; La Iglesia del Bom Jesus de Matozinhos de Congonhas do Campo; La Arquitectura Religiosa de Córdoba en el período hispánico; La Casa Grande Caroya, predilecta de la Historia; Las Capillas Rurales de Córdoba; El Monserrat, trescientos años; y Las iglesias antiguas de Córdoba son algunas de sus obras que merecen destacarse.

“La perdida temprana del Arq. Gallardo el 17 de agosto de 1993, a los 63 años, enlutó a la vida cultural cordobesa y su figura, dada la trascendencia de su trayectoria, se ha acrecentado hasta hoy.”

Efraín U. Bischoff cerraba su recordatorio en las III Jornadas de Alta Gracia:

“… no es necesario hacer una circunstanciada revisión de sus títulos. Muchas veces éstos, no dan la verdadera dimensión de una personalidad. En Rodolfo Gallardo estaba un fornido estudioso y un hombre que practicaba la gimnasia de la moral y del acento amistoso, cotidianamente, con permanente lozanía. Hizo siempre lo que le dictó su corazón, en los trances de la incertidumbre y en aquellos donde sabía de su futuro éxito. Lo doloroso no es que haya muerto. Lo doloroso es que ya no podemos escuchar su palabra ni aprender la metáfora de sus lecciones.”  

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Grenón, Pedro

 

Frente la Capilla de Santa Ana en Córdoba Capital, una plazoleta, casi totalmente cubierta por un hermoso palo borracho, evoca el nombre del Padre Pedro Grenón.

Este sacerdote jesuíta fue un historiador preocupado por el patrimonio de Córdoba. Tuve la dicha de conversar en varias oportunidades sobre temas relacionados con la historia del jesuitismo.  Por alguna razón que desconozco, una imagen me viene a la memoria sobre otras muchas: ya muy mayor, con su larga sotana que hacía tiempo había pasado de negra a gris ratón, con una brocha en una mano y en la otra un balde con cal, lentamente pintaba de blanco los graffitis de inapropiadas leyendas que habían pintado en la  fachada del Colegio de Las Huerfanas mientras que, amablemente, saludaba a los transeuntes.

 

 

El padre Pedro Grenón, nació en la colonia agrícola de Esperanza, Pcia. de Santa Fe, el 26 de julio de 1878, siendo el primogénito del hogar formado por Don Ignacio Grenón, nacido en el cantón de Valais (Suiza) y de Doña Rosalía Mettant, nacida en  Saint-Maurice, cantón de los Grisones. Sus abuelos fueron los jefes de la expedición colonizadora que por primera vez se levó a cabo en nuestras tierras, fundando conjuntamente con la acción del Gobierno, la primera colonia agrícola llamada Esperanza en el año 1856.

 

Casa paterna en Esperanza - Santa Fe

(Primera edificación de la Colonia construída con ladrillos cocidos)

Dibujo de Pedro Grenón

Inició sus estudios primarios en la escuela local prosiguiéndolos en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe, con el propósito de ser sacerdote.  Ingresa en el Noviciado de los jesuitas,  en Córdoba en el año 1898, y luego es enviado a España y estudia humanidades (1901-1903), un año de filosofía (1903-1904) en Veruela y dos (1904-1906) en Tortosa. Tras enseñar en el Colegio San José de Valencia (1907-1908) cursó la teología (1909-1911) nuevamente en Tortosa.

El 26 de julio de 1911, es ordenado sacerdote jesuita en la Iglesia del Jesús de Tortosa  y en 1912 hace la tercera probación en Manresa.. Al regresar al país se desempeñó como profesor de francés e historia en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe. El trasladado a Córdoba en 1914, donde comienza a trabajar con los vecinos de los barrios más pobres de la ciudad y los leprosos de Chañar.

Sus superiores le encargaron historiar todo lo referente a la Compañía. Fue fundador de la Academia de Historia de Córdoba, miembro de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina, miembro de la Junta Provincial de Historia, vocal del Congreso Argentino del Norte y Centro, Consejero de la Primera Semana de la Historia de Córdoba, presidente de la Comisión de Nomenclador de calles y monumentos de Córdoba, delegado al Centenario de la fundación de Villa Dolores, premiado por su Historia de Laguna Larga.

 

 

En 1973 donó a la Municipalidad de Córdoba, toda su producción literaria e histórica. Murió el 3 de abril de 1974, en la Clínica Reina Fabiola de Córdoba.

 

PRINCIPALES  OBRAS:

1916 - La ermita de San Tiburcio y Valeriano.

1920 - Los Funes y el P. Juárez,  2 volúmenes.

         -  Origen de la Iglesia de la Compañía  en Córdoba,  R. A. Estudios históricos.

         -  El Colegio Monserrat: lo que fue y lo que es y lo que no es.

1922 - Piedras bezares: estudios históricos coloniales.

         - Isfran: una página de historia y literatura colonial.

1923 -1925 - Alta Gracia: primera parte

          - Álbum de cartas coloniales.

1923-1933 -  Documentos históricos 24 volúmenes.

1924 - Los Pampas y la frontera del sur.Documentos para la historia de la Reducción.

         - Mártires de la patria cordobeses.

         - Cartas inéditas de Belgrano ( en Córdoba).

         - Juegos coloniales. 

         - Literatura femenina.

1925-1926 - Un gran torneo de historia sobre los orígenes de la Universidad de  Córdoba.

         - Boletín del Instituto de investigaciones históricas

         - Cartografía cordobesa.

1926 – Las aventuras de Learte.

1927 - El sargento  Espinola : relación documental santiagueña 1784-1788.

         - Obsequio  patriótico del General Belgrano a Córdoba.

         - Un grupo de cuadros antiguos cordobeses.

         - Portadas cordobesas.

         - Monumentos de piedra del pasado de Córdoba. Mosaico de construcciones mura   les subsistentes de la época colonial. 

1930 - El libro de Mercedes.

         - Villa del Rosario: documentos para su historia.

1931 - Coches históricos.

         - El libro de ejidos.

1933 -  Sables históricos.

1937 - Apuntes para la biografía del doctor Duarte Quiroz y su obra,

1938 - La Compañía de Jesús en Córdoba: documentación de su establecimiento.

1941 - La Calera: noticia ilustrada de la primera y aristocrática villa veraniega de las sierras de Córdoba.

        - La Catedral de Córdoba.

1942 - Familia y escudo del Pbro. Ignacio Duarte Quirós: fundador del Colegio Monserrat     

1943 - Fascículos de la Biblioteca  4

1945 - Mi álbum gráfico de motivos del pasado.

1948 - Noticia de Domingo Zípoli, músico y jesuita.

        - San Martín y Córdoba.

1950 -1951 - Nuestra primera música instrumental. Revista de estudios musicales.

1939 -1963 - La ciudad de Esperanza, 6 volúmenes.

1955 -1958 - Las renuncias de bienes en la Provincia del Paraguay. Siglo XVII.

        - Las renuncias de bienes en la Provincia del Paraguay. Siglo XVIII.

1956 - La simpa tasada.

1958 - El fundador de Córdoba Don J.L. de Cabrera.

1963 - Un plano histórico de la Universidad.

1972 -  El trigo  y su molienda.

 

Fuentes de consulta:

MOYANO  ALIAGA  Alejandro. J.: Bibliografía  del  P. Grenón S.J.(1916-1963)

 

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Kronfuss, Juan

 

En territorio del Imperio Austrohúngaro, a orillas del Danubio, el 19 de julio de 1872,  nacía Johannes Kronfuss.

 

“…fueron su padre Mateo Kronfuss y su madre María Ertlbauer los que lo enviaron río arriba a la capital del Imperio, a la Viena bohemia de los Habsburgo, del Belvedere y del Castillo de Schönbrunn, de la Iglesia de San Carlos de Borromeo y del Palacio Imperial. Había recorrido el Ringtrasse donde sobre el anillo de las viejas murallas se construía la Avenida de Circunvalación, en una euforia constructiva que levantaba importantes obras públicas, llegado también a la alegría de los bares del bosque donde el violín arrancaba las melodías de los Strauss y Franz Lehar comentaba sus éxitos de la Viuda Alegre y el Conde de Luxemburgo …”.

 

En 1893 tomó la decisión de estudiar arquitectura y partió para Munich, en la Alemania meridional. Llegó, ávido de aprender, a la Real Facultad de Ciencias Técnicas de Baviera donde concluye sus estudios de ingeniero en 1897. Allí también, en ese centro artístico de exquisita cultura, pasa muchas horas aprendiendo pintura, dibujo, grabados.

Por dos años consigue empleos en la Municipalidad y otra vocación, la de la docencia se perfila ya en él, al desempeñarse con competencia en la Escuela Industrial de Bamberg.

Habiendo salido triunfante en el Examen Absolutorial para el ramo de la Arquitectura, vuelve a Viena para unirse a la bella Ernestina Handl, el 10 de octubre de 1898.

Ya instalados en Munich, donde Kronfuss ejerce su tarea docente, cuatro años después, nace su único hijo Herwart Elmer.

Construye la Sinagoga y las Tiendas Tietz en Bamberg, en la Alta Franconia, el Hotel Imperial en  Karisbab a orillas del Ohre en Bohemia, el Hotel Astoria en San Petersburgo, capital del Imperio de los Zares.

Gana el Concurso del Panteón en Francfort Am Main, el 3º Premio en el Concurso de una Escuela en Colmar, en los Vosgos, Francia; el 2do.  Premio del edificio de la Facultad de Arquitectura en Munich.

Muy lejos de esas obras, en el sur del continente americano, cuando nuestra Argentina estaba gobernada por un cordobés, el Dr. José Figueroa Alcorta, (1895-1898), la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires,  que todavía funcionaba en la Manzana de las Luces, se vio en la necesidad de contar con nuevas instalaciones para su alumnado. Es por ello que,  inspirada en los cánones establecidos en la década del ochenta, cuando la fundación de la ciudad de La Plata, se llama a un Concurso Internacional del cual resulta ganador Johannes Kronfuss. Su lema fue “Fiat Lux”, ganó los 10.000 pesos oro del Primer Premio, el derecho de ver realizado su proyecto y el de tener a su cargo la dirección técnica de la obra.  

“Votre projet Fiat Lux premier prix, firma Krause – Doyer” (dos de los jurados), le notificaban el 14 de noviembre de 1908. 

Al año siguiente, el 3 de abril, firma contrato con el Ing. Carlos Massini, Director General de Arquitectura de Obras Públicas de la Nación. En Bamberg, Bayern, trabaja afanosamente sobre el proyecto de Argentina y en febrero de 1910, año del Centenario, llega a Buenos Aires, con su esposa y su hijo de 8 años.

Como el contrato exigía la residencia en Buenos Aires “… mientras duren los trabajos y proveedurías …”, prácticamente “quemó las naves”, como Cortés. Vendió sus muebles en Europa, rescindió todos sus contratos, dejó el Profesorado de Bamberg.

Venía a entregarse de lleno a la fecunda obra que le esperaba en Argentina. Venía siguiendo su viaje al oeste, en la Ruta del Sol, venía lleno de encendidos bríos, ávido de lanzarse a acometer la empresa, tensa la fibra de su espíritu sensible”.

El estado argentino le deparará una triste sorpresa. Sobre el terreno en que se debía construir la Facultad, se hizo otro edificio y el solar por el cual se había canjeado, fue vendido antes de comenzar la obra.

Ante esta circunstancia tan negativa, decide renunciar al contrato, aún sin reclamar compensaciones; lo hizo en 1911 y en febrero de 1913 se concretó el acto administrativo con la firma del Presidente Victorino de la Plaza. Se perdió de esta manera, la posibilidad de contar con un valioso edificio por la jerarquía del proyecto y por los fines didácticos que perseguía.      

Entre los años mencionados tuvo muchos trabajos que lo retuvieron en el país. Intervino en el Hotel de Inmigrantes, una portentosa obra de un país en crecimiento.

 

 

Los alemanes de Buenos Aires, contrataron a  su connacional, para diseñar el Cementerio Alemán. Kronfuss tenía un especial interés en todo lo relacionado con el arte funerario, tal vez, proveniente de su formación romántica. En 1922, cuando ya estaba radicado en Córdoba, la editorial Biffignandi publicó su libro, Monumentos Funerarios con cien modelos de panteones llenos de alegorías y  adaptados a las características de la persona que debía enterrarse.

Anclado en Buenos Aires, comenzó a frecuentar a sus compatriotas, en esos primeros años de la década del diez, y recibe varios trabajos que resolverá en los términos de los precursores del Movimiento Moderno, con marcada presencia del Art Nouveau, en sus versiones alemanas y austríacas. Diseña la Iglesia Húngara, en calle Freire 1739, y los edificios de compañías importadoras como Staudhaus de calle Bernardo de Irigoyen 330, el Wolf y Schöeder de calle Moreno 433 y el Hirsch y Zollfre de Cangallo 1843. Proyecta la Casa de Comercio Mercantil y Cía. de Bs. As, y varios hoteles y chalets de lujo en Rosario y Buenos Aires.

En Bvd. Oroño 1170 de Rosario, levanta la mansión de la familia Martínez Zinny y en Buenos Aires, la de la familia Martínez de Hoz, en Martín Aguado 2881, hoy sede de la Embajada de Turquía.

Es en esta obra donde se marca un encuentro que lo traerá, definitivamente a la ciudad de Córdoba.  En efecto, conoce al Dr. Ramón J. Cárcano, cuya hija Carola se había casado con Miguel Alfredo Martínez de Hoz, propietario de la mencionada obra.

Por Decreto 5500 Serie A, el gobernador de Córdoba Dr. Ramón J. Cárcano, el 6 de agosto de 1915, lo nombra Director General de Arquitectura de la Provincia.

… Allí se inicia una amistad que durará toda la vida. Ramón J. Cárcano, abogado, político, diplomático, estadista, escritor, historiador, y Juan Kronfuss hombre de gran sensibilidad artística, arquitecto, pintor, profesor universitario, esteta, transitaban por caminos convergentes, cuya meta por ambos soñada, era la valoración de nuestro patrimonio …”.

 

En 1916 construye la ampliación de la Legislatura Provincial y el Museo de Arte Emilio Caraffa, siendo este último, hijo directo del Museo Politécnico de la Provincia y el segundo proyecto que produjo para el museo que llegó a nuestros días.

En ambos edificios están presentes las líneas curvas así como las superficies ovaladas tan propias del barroco germánico.

 

“Esta es la piedra de mayor trascendencia que haya vivido Córdoba después de la consolidación del dique San Roque, esta misma semana”, dijo el 10 de diciembre de 1921 el entonces ministro de Obras Públicas de la Provincia, Fernando Romagosa, en el acto en que se colocaba en barrio San Vicente la piedra fundamental del primer plan masivo de viviendas de la Provincia de Córdoba y que fuera proyectado por Kronfuss en estilo neocolonial. Las 99 viviendas se entregaron en el año 1926.

En el mismo año de este proyecto, hizo el de la Cárcel de Encausados y al año siguiente el Hospital para Tuberculosos Nuestra Señora de la Misericordia.

En 1925, en el comienzo de la segunda gobernación de Cárcano, integró junto a destacadas personalidades, tales como Arq. Martín Noel, Dr. Miguel Ángel Cárcano y el  Pbro. Dr. Pablo Cabrera, la Comisión Asesora ad-honorem para restaurar le llamada Casa del Marqués de Sobremonte.  

En el mismo año, proyectó la Capilla y Hospital Vicente Agüero en la ciudad de Jesús María, verdadera joya neocolonial. 

“… Para ese entonces ya Kronfuss había dejado en Córdoba sus obras fundamentales y la ciudad por él descubierta y sus cercanas sierras, lo habían visto largas horas anotar en pesados cartabones los datos de antiguas molduras, los forjados hierros de alguna reja o las talla que el indígena arrancara a los tableros de algarrobo de las viejas puertas, con ingenua gracia y acendrado fervor”.

Al mismo tiempo  que la ciudad incorporaba sus trabajos, en la Universidad, la Legislatura, hospitales, escuelas, casas para obreros,  baños públicos, viviendas de categoría, iba naciendo el libro,  Arquitectura Colonial en la Argentina, editado por Biffignandi, en 1927.  A 85 años de su aparición sigue siendo un material de permanente consulta.

 

 

El Arq. Rodolfo Gallardo se preguntaba el … por qué este interés de Kronfuss por la Arquitectura Colonial de Córdoba, o mejor aún por qué fue en Córdoba y no en otra parte donde se encendió la chispa de su interés por la arquitectura del período hispánico que luego abarcará más extenso territorio, hemos  llegado a una conclusión metafísica que linda en el campo de las afinidades selectivas, aquellas en las que el observador-artista sintió reencontrarse con los genes de su Danubio natal, de la Selva Negra, donde artistas bávaros y franconianos dejaron el repertorio formal del barroco que recorre desde las intelectualidades de las configuraciones espaciales al detalle artesanal, fresco e ingenuo, nacido en el microclima de la vivencia del arte.

“Ese “Barroco de las Cortes Católicas” como lo llama Arnold Hauser, que había llegado al río de la Plata por obra de los hermanos coadjutores jesuitas Arls, Kraus, Wolff, Weger, Roth, Balthazar, Schmidt, cuya presencia reconoció en Córdoba y que le permitiría, con toda naturalidad, terminar el frente de la Universidad en líneas del barroco alemán [1916], cambiando la impronta italianizante con que había sido revestido a fines del siglo.

“Es que Kronfuss se sintió parte integrante de esa pléyade de artistas que dejaron en las soledades de los valles serranos y “Ad Majoren Dei Gloriam” la inspirada y tensa vibración de sus espíritus”.

 

En 1927, proyectó un edifico de 80 oficinas en Moreno al 300 de Capital Federal, una de las mejores piezas del art decó porteño y un hito de la influencia Mitteleuropa en el país. En la actualidad, prolijamente restaurado, se convirtió en hotel boutique (foto a la izquierda).

En 1930 proyectó El Cortijo, residencia de Vicente Agüero en  Jesús María.

En 1933 diseña el Templete a Vélez Sarsfield, en la Biblioteca Mayor de la U.N.C., conjuntamente con los profesores Arqs. Salvador Godoy y Jaime Roca y el artista Carlos Camiloni.

 

A fines de 1938, propuso dotar a Córdoba de una Casa de Gobierno. Ya en la época del gobierno de Cárcano, desde la Dirección de Arquitectura había proyectado un verdadero Palacio, oponiéndose vivamente a la demolición del Cabildo, como había ocurrido en otras provincias y radicándola en la Plaza Gral. Paz. La obra no se llegó a concretar.

 

  

Dice el Arq. Carlos A. Page: la figura de Kronfuss trasciende los límites del tiempo que le tocó vivir. La valorización de nuestro patrimonio fue una obsesión incansable. Largas jornadas utilizadas para tomar apuntes de nuestra arquitectura colonial, sus molduras, herrerías, tallas indígenas. Pretendía revivir nuestra propia historia a través de la recreación de la arquitectura colonial convirtiéndola en un “revival” nacional. Con esto bregaba por despertar el sentimiento de lo nuestro y desechar la mera repetición foránea, que se importan en los diseños arquitectónicos. Utilizó todos los medios disponibles para difundir sus ideas, en aquellos años compartidos con una sensible intelectualidad que buscaba nuestra propia identidad. Actuó principalmente desde la docencia, pero también transfirió sus propios hallazgos a través de sus escritos, conferencias y por cierto sus maravillosos dibujos.

 

 

“La vigencia del pensamiento de Kronfuss, después de más de medio siglo, constituye un valor cultural de la talla de alguien que fue pionero y artífice de nuestra propia historia. Fue el precursor, el maestro que marcó el camino que hoy la gran mayoría de los profesionales reconocemos: el respeto por nuestro patrimonio construido, como referencia tangible de nuestra identidad cultural”.    

El 29 de mayo de 1944 falleció en Córdoba.

 

Fuentes consultadas:

AGÜERO, Ana Clarisa:  El Espacio del Arte. Editorial de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la U.N.C. Córdoba, 2009.

GALLARDO, Rodolfo: Prólogo para  ARQUITECTURA COLONIAL en la  ARGENTINA por Juan Kronfuss. Editorial Era, Córdoba, 1982.

KIERNAN, Sergio: El espíritu de Europa central.- m2. Página 12. Buenos Aires, 8 de julio de 2006 . 

PANZETTA, Mariana: La creación del Museo Caraffa en el proyecto modernizador de Córdoba. Revista Teórica. Córdoba.

Sugerimos visitar: http://poschenrieder.de/2015/bamberger-familienspuren/

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López, Martín S.J. (1686-1726)

 

Nació junto a los Pirineos, en la pequeña población de Hecho, provincia española de Huesca,  el 10 de noviembre de 1686 . Pasó su infancia en las estancias de Aragón y a la hora de comenzar sus estudios se trasladó a una población ya desaparecida de Zaragoza. Aprendió filosofía y se acercó al padre Miguel Jerónimo Monreal, quien lo condujo a la vida religiosa. A pesar de que el Padre Provincial no quería admitir jóvenes en el Noviciado en esa época, se trasladó a Roma y allí consiguió ser admitido por el Padre General.

A  los 23 años de edad, ingresó a la Compañía de Jesús y el 11 de febrero de 1710, comenzó su viaje a América del Sur, junto a otros 45 futuros misioneros. Ocho meses después piratas holandeses interrumpieron su viaje; lo apresaron al igual que a otros 33 misioneros destinados a Chile, siendo arrojados en Lisboa sin sus pertenencias.

A pesar de los 14.000 pesos que se lograron recolectar en la capital portuguesa como para que la misión no fracasara, se vieron forzados a regresar a Sevilla.  En esta ciudad  se desempeñó como profesor de filosofía.

Por fin partieron de Cádiz, llegando a Buenos  Aires el 8 de abril de 1712. En esta Provincia Jesuítica del Paraguay, Martín López comenzaba su vida como jesuíta. Estudió en el Noviciado de Córdoba. Pasó a Santiago del Estero, donde realizó sus últimos votos en 1726. Fue allí donde, entre sus habituales actividades pastorales, se encargó de la construcción de la Casa de Ejercicios.

Su destino definitivo será la Estancia de San Ignacio de los Ejercicios, de Calamuchita, establecimiento agrícolo-ganadero, que formó desde sus comienzos. En el transcurso de 1728 el padre Provincial lo designó “Procurador General” de la Estancia.

Pasó a residir en forma permanente en la Estancia, siendo liberado de toda actividad que no sea la específica de la administración de la misma, acompañado por el hermano portugués Domingo Duarte.

Realizó una eficaz y prolija tarea, formando y llevando adelante una importante empresa, la más extensa Estancia Jesuítica, recibiendo en varias oportunidades múltiples elogios por parte del padre General de la Compañía.

Cuenta su biógrafo el Padre Orozs que todos los domingos o días festivos se juntaba una verdadera muchedumbre, en especial de negros esclavos, para escuchar las arengas del padre López; quien “amaba ponerse debajo de todos, huyendo de las prefecturas más esplendidas que ofrecía Roma, las acciones notables hechas por él, apocarlas. La fuerza en el decir y otras cosas de donde se siguiera celebridad o fama, incubarlas. Ingenioso en atribuir a Dios y a los otros el éxito de los trabajos.”

Intenso fue su trabajo en los diez primeros años de esta estancia y el día que cumplía los cincuenta años de edad, el 10 de noviembre de 1736, dejó de existir en su lugar de trabajo. En la Compañía  se lo recuerda como el "Padre Estanciero" por antonomasia.

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Moyano Oscariz, José

 

Don José Moyano Oscariz, “ hidalgo notorio”, nació en Córdoba alrededor de 1689 y tomó como segundo apellido el de su abuela paterna.

Su padre fue el maestre de campo don Gil Moyano Cornejo, quien a su vez,  era hijo del capitán Melchor Moyano Cornejo y de doña María de Oscariz Beamont y Navarra.

Su madre fue doña Antonia de las Casas y Ceballos, quien a su vez, era hija del capitán Francisco de las Casas y de doña María Jaime de Ceballos.

Don José, tuvo el grado de maestre de campo en la carrera de las armas y fue alcalde de segundo voto en 1712, en el cabildo de Córdoba. De primer voto en los años 1736, 1752 y 1762.

El 25 de junio de 1720 adquiere a doña Isabel Moyano Cornejo las tierras que por primera vez se mencionan como “Candonga”.

El 14 de agosto de 1730, se casó con doña Josefa Sarmiento de Ceballos, que testó el 22 de junio de 1786. Era hija del sargento mayor Francisco Sarmiento de Figueroa y de doña Pabla de Ceballos. Moyano Oscariz era algo mayor cuando se casó, tenía un capital de más de siete mil pesos. De este matrimonio no hubo sucesión.

Fue procurador general de la ciudad en 1737 y desde el 2 de julio de 1738 ocupó el cargo de regidor propietario, por renuncia que en su favor hiciera don Ignacio de las Casas y Ceballos. El 6 de septiembre de ese año, el gobernador don José de Santiso y Moscoso lo confirmó en el cargo, ejerciéndolo prácticamente hasta suerte acaecida el 4 de junio de 1778.

Se puede señalar que, probablemente, fue el último encomendero que hubo en Córdoba con los indios de Ministalalo, de los que recibió investidura en segunda vida el 9 de abril de 1739, por fallecimiento de su padre.

El 21 de mayo de 1770, otorgó testamento in scriptis; constando en él, su propiedad  sobre la capilla y estancia “El Rosario de Santa Gertrudis” y la disposición de fundación de una capellanía. El 28 de noviembre de 1774 dio poder para testar y sus albaceas labraron su testamento el 22 de junio de 1778.

Al día siguiente de su muerte, fue enterrado sin pompa, con el hábito de San Francisco, en la Capilla del Señor Crucificado de la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced.

Tomado de CANDONGA, revelaciones históricas

De Alejandro Moyano Aliaga. Córdoba, 1976

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Nena, Alfiero

 

Alfiero Nena nace en Treviso (Italia) el 17 de octubre de 1933 y recibe de su padre y maestro la pasión por las esculturas en hierro. Estudia en Venecia, accede a la Medalla de Plata de la Academia de Bellas Artes de Venecia por su obra "Autunno" con tan solo 17 años y finalmente se radica en Roma como Docente de la Cátedra en el Instituto Estatal de Arte Sacro de la Capital de Italia.

Se especializa en el uso del hierro, bronce, terracota y resinas. Con ellas vuelca su expresionismo hacia el arte religioso o motivos que sintetizan el drama de la condición humana.

En 1998 el Dr. Nelson Filippi visita el taller de Nena en Roma juntamente con un amigo de ambos: Giorgio Todrani. De ese encuentro, nace el deseo espontáneo del artista que una de sus obras, en testimonio de solidaridad, se emplace en la Provincia de Córdoba.

Durante el Jubileo del 2000, el "Lux Mundi" es premiado en un concurso realizado por una Comisión del Vaticano como "La Escultura del Siglo" y entronizado en la Basílica de Santa María del Pueblo en Roma.

El boceto de "Lux Mundi" bendecido por Juan Pablo II el 20 de abril de 2000 es entronizado honrando la Iglesia Parroquial de Bell Ville.

La obra de 3,8 metros de alto es fuertemente expresionista, una cruz insinuada donde un Cristo crucificado asemeja flotar en el aire con los brazos extendidos reflejando ofrecimiento y acogimiento. Hierro y bronce en una conjunción de fuerza, amor y piedad.

 

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Pons, Rosendo

 

Este Maestro Albañil, de origen español, tenía su residencia en la ciudad de Córdoba, en calle Velez Sarsfield 143. En 1890, comenzó la construcción de la iglesia de la Villa del Tránsito en el Dep. San Justo, proyectada por el Ing. Baravino.

En el año 1908, construyó el edificio Departamental de la Villa de Tulumba, por licitación pública, de acuerdo al proyecto y planos aprobados por el Gobierno de Córdoba.

Integró el equipo de construcción de la Iglesia de Capilla de los Remedios.

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Rodríguez Sesmero González, Alejandro (1848-1913)

 

Nació en Gijón, Asturias, España en 1848.

Cursa estudios  de Maestro de Obras en la Real Academia de la Purísima de Valladolid.  Más tarde, egresó como arquitecto de la Escuela Especial de Arquitectura de ese país, institución creada por la Reina Isabel II en 1884 y que actualmente es la Facultad de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid.

Durante el período 1866 y 1869 colabora con su padre Domingo Rodríguez Sesmero, de igual profesión, como delineante de la Diputación Provincial de Valladolid.

 

Entre 1873 y 1888, trabajaron en varias obras en Vigo y Pontevedra, siendo incluidos entre los  máximos exponentes del eclecticismo arquitectónico de la ciudad viguesa.

Se desempeñó como arquitecto municipal interino de Vigo en 1875-1876 y entre éste año y 1887 se desempeña como Director Facultativo de Pontevedra.

Una de sus primeras obras en esa ciudad, fue el palacete de Méndez Núñez (1887), al que siguió el edificio del Ayuntamiento, obra ecléctica, con una gran elegancia propia del III Imperio francés.

 

Casa Consistorial de Pontevedra

 

Con su padre Domingo, tiene documentadas más de doscientas obras de distinto calibre, en Vigo. En 1882 realizaron juntos el Teatro Cervantes.

En 1880 reformó la capilla pontevedresa de la Virgen del Camino y en 1883 proyectó el asilo de Caldas de Reis. También proyectó el Mercado Municipal de Pontevedra  y el Grupo Escolar, terminado en 1892.

Proyectó edificios, calles, túneles, acueductos, plazas, fuentes,  viaductos de hierro, prolífica labor que contribuyó a la nueva ciudad urbana.

El 31 de diciembre de 1888, solicita la legalización de su título ante la Dirección  General de Instrucción Pública. El motivo era que había decidido viajar a la Argentina.  La Escuela Especial de Arquitectura de Madrid le otorga el visto bueno a los pocos días.

Llegó a la Argentina en enero de 1889, año en que el Gobierno argentino lo nombró profesor titular de la “Cátedra de Arquitectura y Dibujo Arquitectónico“, en la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas,  en lo que hoy es la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba; constituyéndose en el primer arquitecto docente de aquella  facultad.

El 19 de diciembre de 1890, Alejandro solicitó el reconocimiento de su título español de arquitecto y también le fue concedida la nacionalidad argentina. En febrero de 1891, solicita al Decano de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas la autorización para obtener el título de Ingeniero Nacional. Una comisión especial presidida por el vice Decano Oscar Döering, el 16 de marzo, lo habilita para desempeñarse como arquitecto o ingeniero.      

La actuación más importante en Córdoba está relacionada con su trabajo en las profundas transformaciones arquitectónicas hechas en el Colegio Convictorio, la Universidad, la Iglesia y el Noviciado, obras de los jesuitas, para servir como sede de la nueva Universidad Nacional.

 

Universidad a inicios del siglo XX

 

Para contar con una universidad a nivel de las europeas, el arquitecto Sesmero realizó un detallado  proyecto que es como un compendio de todas sus realizaciones anteriores en Galicia, especialmente el Ayuntamiento y la Diputación de Pontevedra.

El 28 de febrero de 1893, terminó de definir el proyecto que  se completaba con “una memoria descriptiva, un minucioso estado de ubicación y el presupuesto de todas las unidades de obra“. Los trabajos se terminaron el 24 de julio de 1897.

Sigue desempeñándose como profesor, reemplazando al Ing. Carlos Cassaffouth en la “Cátedra de Hidráulica y Proyectos de Planos y Presupuestos“. Desde mayo de 1900 se desempeñó como profesor de las cátedras “Arquitectura I“ y “Arquitectura II“.

Entre otras destacadas intervenciones en la ciudad de Córdoba se encuentra el peritaje y levantamiento de planos del edificio del Club “El Panal”, que en 1894, le encomienda la Justicia argentina.

En 1894, también, la comisión promotora de la construcción del templo de la localidad de Capilla de Remedios, le solicitó, dado su prestigio profesional, un informe técnico sobe lo que ya se había construido. 

El 15 de mayo Rodríguez-Sesmero, firmó como ingeniero un "Informe sobre el estado de las obra ejecutadas en la construcción del nuevo templo de Nuestra Señora de los Remedios", formulando varias observaciones, en especial sobre el diseño de la cúpula y de la  fachada. A raíz de las observaciones marcadas, que eran de peso, el ingeniero-arquitecto, en julio del mismo año, es nombrado director técnico de la obra y se desempeñó hasta la finalización, en 1904. 

Participó como jurado en numerosos concursos y fue uno de los promotores del Centro de Ingenieros de Córdoba, siendo el único arquitecto que formó parte de la primera junta directiva en1899.

El miércoles 22 de octubre de 1913, una larga y penosa encefalitis puso fin a su vida, en Barrio Gral. Paz de la ciudad de Córdoba. 

Después de un largo juicio sucesorio, nada recibieron sus herederos, salvo el recuerdo de una obra bien hecha a uno y otro lado del Atlántico.

Fuente: PORTELLA SANDOVAL, Francisco José -  Alejandro Rodríguez-Sesmero, un arquitecto ecléctico en fines del siglo XIX: de Galicia a la República Argentina.  Universidad  Complutense de Madrid.

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Tessandori, Luis

 

Luis Tessandori (1897 – 1974) fue un artista argentino que supo inmortalizar el Valle de Traslasierra. Pintor, ceramista y músico, egresó de la Academia Nacional de Bellas Artes en el año 1917. Invitado por su maestro Fernando Fader, viaja a Deán Funes a trabajar en plainair. Fascinado por el paisaje cordobés, se instala en San Javier y luego definitivamente en un poblado inigualable al pie de las Sierras Grandes, La Población.

 

El análisis minucioso hasta científico de Fader y la fuerza incólume de Bernaldo de Quirós, con quién también tomó clases, se atisban en sus primeras experiencias. Circa 1930 se despoja de la influencia de sus maestros y recala en un naturalismo exacerbado, cuya búsqueda está dirigida a plasmar el alma del paisaje serrano. Transita por el impresionismo, fiel exponente en la captación de la luz y en la habilidad para bocetar y pintar al aire libre.

Reconocido en la historia del arte argentino como el más relevante animalista nacional, junto a su maestro, le confiere a las figuras serranas, gran soltura dibujística, fundiéndose en una atmósfera armoniosa, silente.

Consustanciado con el paisaje de Traslasierra, expresa en su poética un amplio contenido social. Representa al trabajador de campo en múltiples faenas, utilizando una amplia paleta tonal acorde con el paisaje rural, incorporando en su temática la vegetación autóctona y la arquitectura popular.

Abordó el tópico costumbrista exaltando a los gauchos serranos inmersos en un espacio escenográfico, sugiere en sus obras un clima de profunda serenidad. Nos legó una serie de boliches de campo impregnados de gran intimismo, exalta planos en la anatomía animal, de empaste moderado, paleta  de tierras y fríos e  incorpora una luz fina, tenue. Las ondulaciones del terreno, pircas, ranchos, se van alejando imbuidos en una suave perspectiva.

Enamorado de la vida serrana, sencilla, encuentra Tessandori en La Población y pueblos aledaños la escenografía de una cotidianeidad definida. Sale al hallazgo del paisaje luminoso, frente a las aguadas y sembradíos, aparece como testimonio omnipresente: el animal serrano, cabras, vacas, chivos y caballos.

La iconografía testimonia la emoción intensa del pintor frente a lo irrepetible de la naturaleza, tal  como asevera: “… La naturaleza es mi maestra, mi guía, mi consejera”. De este modo nos brinda una actitud panteísta de la vida, exaltando no sólo la expresión en la estructura de las formas, sino los asuntos populares con sublime dignidad, alejado de las corrientes vanguardistas imperantes en nuestro medio.

Luis Tessandori es un paradigma de la plástica argentina. Nos ha legado una obra auténticamente personal, única, logrando combinar la armonía con el sentimiento, interpreta los momentos efímeros de la vida con magistral poesía. El Atelier del artista emplazado en su propiedad, abierto al público desde 1999, atesora obras patrimoniales. Oleos, acuarelas, dibujos en sepia, carbonilla, lápiz y bocetos. Se exhiben cerámicas, objetos personales, fotografías, documentación, premios y condecoraciones.

El  “Atelier de Luis Tessandori” se ha convertido en el centro cultural y artístico más destacado de la zona; como patrimonio, tangible e intangible, es un destino emblemático en La Población.

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Vespignani, Ernesto

 

Don Bosco quería que sus hijos fuesen no solo ejemplares religiosos  sino que estuviesen también, debidamente preparados en el saber profano. Un caso realmente destacable es el del Padre Salesiano Ernesto Vespignani, nacido en Lugo, Italia. Trabajó varios años en nuestro país, falleciendo en Buenos Aires un 4 de febrero de 1925.

En su carácter de discípulo de Camilo Boito cultivó los estilos neomedieval y románico lombardo con elementos florales.

Se distinguió en arquitectura religiosa con tal competencia que mereció las siguientes distinciones:

Buenos Aires, 1910: Primer Premio, Medalla de Oro en la Exposición Industrial del Centenario.

Montevideo, 1920: Primer Premio, Medalla de Oro, en el Primer Congreso Panamericano de Arquitectos. 

Santiago de Chile, 1923 y 1924: Primer Premio, Medalla de Oro, por sus trabajos de arte religioso, en el Segundo Congreso Panamericano de Arquitectos.

Lima: Medalla especial otorgada por el Gobierno del Perú  por el hermoso frente del templo de  María Auxiliadora.

Fue miembro correspondiente de la Real Academia de San Lucas; autor de los proyectos de los templos de San Carlos y Santísimo Sacramento de la Capital Federal,  la Catedral de Viedma, el Santuario de Nuestra Señora de Itatí (Corrientes), la iglesia del Rodeo (Mendoza), Iglesia Nuestra Señora de la Merced en Tucumán, Colegio San José en Rosario, Templo Sagrado Corazón y de María Auxiliadora de Colonia Vignaud, María Auxiliadora en la ciudad de Córdoba y otros.

 

María Auxiliadora de Córdoba

Catedral de Viedma

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