SAN
ANTONIO
“
...
Declaro que esta capilla dedicada a San Antonio la erigimos con
el finado mi esposo y mi cuñado Francisco Arias …".
Así lo señalaba
en su testamento,
Doña
Magdalena Cabrera esposa de
Don
Santiago Arias de
Cabrera.
Los hermanos Francisco y Santiago, eran sucesores del Sargento
Mayor Juan Arias de Cabrera y Tovar, quien en 1671, había
recibido de su padre “una estancia y tierras nombradas San
Francisco de la Buena Vista de
El
Cano”.
El historiador Víctor Barrionuevo Imposti, en el tomo I de su
Historia de Río Cuarto señala que:
“… a la docencia evangélica
del Párroco, se agregaba la de los misioneros jesuitas, a partir
de su sede de San Ignacio de los Ejercicios”
...
“uno de ellos el
P. Pedro Martínez fue encomendado para visitar la frontera sur
en 1747, recorriendo entre otros lugares, San Francisco de
El
Cano”.
Dice el Profesor Carlos Mayol Lafferrere:
“En suma, la
Capilla de San Antonio de El Cano, rodeada de silencio y soledad,
cuidaba con unción por los lugareños, nos transmite un mensaje
del pasado y nos compromete con el futuro. Constituye un legado
espiritual único. Como tal debemos venerarla y a toda costa
conservarla, pues forma parte del patrimonio cultural cordobés”. |
La fecha probable de su construcción tiene que ser anterior a
1759, ya que en el Archivo Parroquial se encuentra la partida de
matrimonio de Magdalena y Santiago datada con ese año “en la
Capilla de
El
Cano”.
“En
los confines del antiguo Curato del Río Cuarto, a espaldas y al
pié de las sierras grandes, hallamos esta reliquia del siglo
XVIII y testimonio de la fe cristiana de los primeros pobladores
de la región que es la Capilla de San Antonio de
El
Cano”,
dice el historiador Carlos Mayor Laferrere. Al fijarse los
límites de los
Curatos a mediados del siglo XVIII, la Capilla
pasó a la jurisdicción del de Calamuchita.
El
templo está tristemente solitario en medio de un monte
achaparrado,
dentro de un campo privado. Su vecino más próximo es el
cementerio de la zona, a cuyo lado se pasa después de franquear
alambrados para llegar a ella.
La Capilla de El Cano que ha llegado a nuestros días, es de una
nave de 11,35
m
de largo por 4,60 m de ancho. Tiene sacristía del lado del
evangelio de 7,10
m
de largo por 3,55 m de ancho.
Sus paredes son de piedra de 0,98 m de espesor en la base y
hasta media altura, desde donde fue completada con muros de
ladrillos comunes, en un espesor menor, hasta el nivel de techo
y su correspondiente mojinete. En las caras norte y oeste, el
basamento original se perfiló en una combinación de líneas
rectas y curvas.
La fachada orientada al este, es muy simple ya que solo cuenta
con la puerta de ingreso de dos hojas en madera, que no es la
original.
A su dos costados, restos del muro de piedra hasta la altura del
dintel, con un borde superior inclinado, bajando hacia ambas
fachadas laterales. Un friso plano se extiende hasta la cornisa
que se encuentra a la altura del techo y por debajo del
mojinete. La culminación se da con un esbozo de tímpano que
remata en una cruz de hierro forjado.
La
reconstrucción, que se estima comenzó en 1924, se realizó a
partir de cómo estaban al momento de iniciar las tareas.
En tiempos de la luchas por la organización nacional, con el
despoblamiento que paulatinamente se fue produciendo en la
zona, la capilla se abandonó por mucho tiempo; período en el
cual se deterioró en demasía.
La torre se desplomó. Se rellenó su basamento y se selló. A la
derecha del ingreso, se construyó una espadaña para alojar a dos
pequeñas y añosas campanas. La espadaña, consiste en un pórtico
cerrado con un arco de medio punto, con un barral para sostener
dichas campanas. Se accede a ellas por una escalera exterior
adosada al muro de piedra.
El interior carece de iluminación natural. Sus paredes lisas,
sin ornamentos solo tienen una hornacina en cada lateral como
para el alojamiento de un imagen y el vano sin puerta que
comunica la nave con la sacristía. En una pequeña cornisa se
apoya el cielorraso, que oculta la cubierta de chapas de zinc
con estructura de tirantes de madera, con libre caída a un agua.
El piso es de mosaicos calcáreos colocados en damero en blanco y
negro. El área del presbiterio se encuentra sobre elevada en
tres escalones. El antiguo retablo de madera policromada, ha
sido erróneamente eliminado con el advenimiento de la liturgia
post conciliar, preservándose solo el sagrario. Lo acompañan
dos imágenes antiguas, el Santo Patrono San Antonio y la de la
Virgen María y un pequeño crucifijo de madera de bella factura.
La sacristía que también carece de luz natural, conserva una
puerta original con grueso dintel de algarrobo, que la comunica
con el sector posterior de la capilla, donde también se
encuentran otras dependencias accesorias que oficiaron de casa
parroquial.
Al igual que la Capilla de La Cruz, ésta tenía su cementerio con
sección de disidentes y de todos los que por cánones no
pueden ser enterrados en lugar sagrado. De acuerdo a
documentos que se conservan, se puede afirmar que en los
memoriales testamentarios se dejaban expresas instrucciones
acerca de las exequias que se realizarían al morir.
A modo de ejemplo de lo que ocurría en la época
veamos como
testaba
en 1771,
de
propio
puño
y
con todos los detalles,
Don Antonio de Sossa Monsalve residente en Río de los Sauces:
“…
sepan quantos esta carta de mi testamento y última voluntad
vieren como yo Jerónimo Antonio de Sossa vecino de la ciudad de
Córdoba Provincia del Tucumán y recidente en el paraje de Río de
los Sauces del Partido de Calamuchita . Hallándome en mi sano
juicio y
entero conocimiento de memoria y entendimiento natural tan
cumplido cual la Divina Misericordia fue servido dármelo, aunque
enfermo del cuerpo, con achaque natural, temeroso de Muerte como
cosa tan cierta a todo viviente, aunque dudosa la hora y
deseando morir con las disposiciones que son derivadas a todo
Católico Christiano:
creendo como creo en el Ministerio de la Encarnación del Divino
Verbo en las Entrañas Purísimas de María Santísima a Nuestra
Reina y Señora Madre concebida con gracia sin Pecado original
desde el instante primero de su concepción Divina en el de la
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo tres personas
distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los demás
misterios que tiene, confiesa , cree y nos manda creer Nuestra
Santa Madre Iglesia Católica Romana en cuia fe he vivido, espero
vivir y morir tomando por mis abogados a la misma Reina de los
Ángeles, al Señor San Joseph su castísimo Esposo , a los Santos
de mi nombre, y Ángel de mi Guarda: hago y ordeno mi testamento
en la forma siguiente:
Primeramente hago entrega a Dios de mi Alma que la crió y
redimió con su Santísima sangre y el cuerpo a la tierra de la
que fui formado, el qual quiero ser sepultado en la Iglesia o
Santuario de Nuestro San Antonio Capilla del Cano con Misa de
cuerpo presente con su vigilia si fuera hora y no siéndola, se
cantará con su vigilia al día siguiente y se me seguirá un
Abbenario de misas todas en la misma capilla en la que así mismo
se me harán las honrras y cabo de año acostumbradas Missas de
vigilia cantadas: ya todo mi cuerpo
…
con el ávito del Señor San Francisco, acompañado por Cura y
Sacristán con Cruz vaja y rosas que mis albaceas pareciere.
Mando se de a las …
personas dos reales de plata sellada cada una, con lo que las
separo de mis vienes”.
Es muy probable
que,
llegado el momento, en
compañía de
familiares,
amigos y conocidos, la voluntad del muerto se haya cumplido en
la Capilla de El Cano.
Los primeros tiempos de la Estancia de San Francisco de la
Buena Vista:
Pertenecía a la familia de los Cabrera, descendientes directos
del fundador de Córdoba de la Nueva Andalucía Don Jerónimo Luis
de Cabrera Zúñiga y Toledo (1520-1574) quien se casó con la
panameña Luisa Martel de Los Rios y Mendoza (1535-15??). Cinco
fueron sus hijos, siendo el primogénito Gonzalo Martel de
Cabrera (1569-1662) quien a fines del siglo XVI, recibe una
merced de tierras denominadas LICTIN (Rio de los Sauces) y otras
tierras en Río Cuarto.
Jerónimo Luis de Cabrera y Garay (1586-1662), hijo de Gonzalo
Martel de Cabrera y María de Garay y Becerra (1559-1593), es
quien recibe en herencia la merced señalada, un extenso
latifundio que comenzaba en el Valle de La Cruz y se extendía
hacia el sur por las Sierras de los Comechingones. Estaba casado
con Isabel de Becerra y Saavedra. En 1633, tomó posesión de la
ampliación de la merced en la Estancia San Lorenzo de Lictin.
Este latifundio es heredado por Jerónimo Luis III de Cabrera y
Saavedra, apodado “el general”, quien se casó con Antonia Carbajal y Velazco y tuvieron cuatro hijos.
A
su hija legítima María Rosa Cabrera casada con Juan de Echenique
y Echenique, le deja como herencia la estancia de San Lorenzo.
(Río de Los Sauces).
A
su hijo natural, con Esperanza Tovar, llamado Juan Arias de
Cabrera y Tovar, en 1686, le dotó con tierras y estancias
“por el mucho amor que le
tenía
y para que tenga con que
sustentar conforme
a su calidad de persona”.
El 21 de enero
de 1671, en Córdoba, se escrituró a su nombre, la Estancia
San Francisco de la Buena Vista de El Cano, perteneciente a
la jurisdicción del Río Cuarto.
En 1677, Juan Arias de Cabrera y Tovar se casó con Antonia Díaz
Quiñones y tuvieron cuatro hijos, de los cuales Francisco y
Santiago Arias de Cabrera erigieron la Capilla en honor a
San Antonio.
Algunas referencias:
En el Archivo del Arzobispado de Córdoba, se encuentra un
bagaje epistolar importante del que se puede colegir algunas
referencias a la vida de la Capilla:
6
de abril de 1885: El párroco Alejo Torres informa que “...
en la
Capilla de
El
Cano está el cementerio en el atrio y no obstante se
daba allí sepultura. Ya se ha formado una comisión para la
construcción de uno nuevo y hay para ello los fondos necesarios.” |
8
de mayo de 1908: El Párroco Alejo Torres responde al
cuestionario enviado por el Obispado, en relación a la
Capilla de San Antonio: “El
curato termina al sur con el Arroyo del Canon que los separa
del Departamento y Curato de Río 4º …
que tiene ornamentos suficientes para celebrar …
tiene
casa parroquial ... en El Cano hay cementerio para disidentes.” |
20 de febrero de 1909: El Padre Alejo Torres expresa: “… Por
lo que hace a la Capilla del Cano debe renovarse prontamente
para lo cual hace tiempo que la mayor parte de los útiles están
acopiados.“ |
16 de febrero de 1913: Nota del
Sr. Federico López,
en su carácter de
Director Nacional Nº
16, solicitando al Sr. Obispo Diocesano de Córdoba
Monseñor P. Bustos que
“...
sea nombrado cura Párroco de La
Cruz, Dpto. Calamuchita al Presbítero Antonio D. Quiroga, esto
sería en caso que fuera trasladado nuestro buen cura Sr. Magnoni.” |
1923: El Párroco Gerardo Centurión informa al secretario Vicente
S.
Álvarez: “... la distancia de la Cruz a la Capilla de El Cano
es de diez leguas
...
son de muy poco movimiento El Cano y el Quebracho.” |
1924: El día 26 de agosto, el Párroco Mascone comunica a
Monseñor Dr. José A. Luque, Vicario General y Gobernador de
la Diócesis de Córdoba acerca del gran deterioro de la
capilla:
“Por encargo de los vecinos del Cano le manifiesto a Su Señoría
que se tiene en depósito unos tres mil pesos para reedificar la
capilla del Cano que fue volteada hace más de seis años, y hasta
la fecha nadie inicia el trabajo, que una vez que se principiara
el trabajo todo el vecindario ayuda, a si me lo han manifestado,
no esperamos que se inicie el dicho trabajo una vez que fuera
trasladado el Sr. Magnoni, le pido en el nombre de la Santísima
Virgen que nos mande el cura que pido en nombre de todo el
vecindario”. |
El Padre Juan J. Fassi, en nota del año 1935, en “El Heraldo de
Reducción”, manifiesta que: “… A fines de 1749, el Dr. Pedro
Miguel de Argandoña, Obispo de Córdoba del Tucumán, dispuso la
división de los Curatos a través de una línea trazada desde la
jurisdicción de la Punta (La Cruz de José Antonio) que debía
pasar por
San Antonio de El Cano
hasta la Dormida
del Avestruz. Desde allí, otra línea al S.E. debía pasar por el
paraje del zanjón hasta el Saladillo, en el deslinde con Rio
Tercero. Y otra línea determinaría el límite oriental, a ocho
leguas al E. de Loreto en el deslinde de Santa Fe. Quedando para
el Curato de Calamuchita, la siguiente distribución:
Sede
Parroquial: Capilla del Rosario de Soconcho;
Capillas:
San Javier de Calamuchita,
San Ignacio de Ejercicios,
San Agustín,
Los Reartes,
Santa Rosa,
Río de los Sauces
y
San Antonio de
El Cano.” |
Monumento
Histórico
de Interés
Municipal:
A solicitud
del “Grupo de Historia” de la localidad de Río de los Sauces, el
Honorable Concejo Deliberante, a través de la Ordenanza
Municipal Nº 204/99, declara a la Iglesia de San Antonio del
paraje El Cano, MONUMENTO HISTÓRICO DE INTERÉS MUNICIPAL, el
día 2 de noviembre de 1999.
En los considerandos de dicha Ordenanza se lee:
“Que esta antiquísima construcción colonial que era de piedra, con
paredes de 0,90 cm. de espesor y su planta de 14 m de largo por
5,50 m de ancho y al costado izquierdo tenía sacristía
comunicada con el templo por una abertura sin puerta.
Que el techo pudo ser de dos aguas, recubierto con paja o caña
sostenido por tres cabriadas de madera dura. Al frente y
contiguo a la capilla estaba el cementerio.
Que el tiempo y el descuido la desmoronaron en parte, siendo
refaccionado en 1924, con el agregado de elementos nuevos. Se
agregó la espadaña que alberga dos añosas campanas, se cambió la
puerta original. Más tarde perdió el valioso altar de madera,
dos vinagreras de plata y un misal del siglo XVIII.
Que por constituir un legado espiritual único, este bien patrimonial
debe ser conservado y venerado, no solo para los lugareños sino
para toda la provincia”.
Datos complementarios:
La
celebración del día de San Antonio se lleva a cabo los 13 de junio
de cada año.
Ubicación geográfica:
Latitud:
32º 37’ 15.65’’ S
Longitud: 64º 37’ 34.71’’ O
Elevación: 762 msnm
Fuentes de consulta:
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