CAPILLA de la ESTANCIA de CUCHI CORRAL
(Arquitectura
ausente)
De las
tierras:
Leminbutos, llamaban los nativos a las tierras del lugar. Casa
del Pescado en lengua de Castilla. Tierras vacas en el noroeste
del Valle de Punilla, en lo que después será la zona de La
Cumbre.
Gabriel García de Frías, esposo de Lucrecia Villalba, por ser
"persona benemérita que ha servido a su majestad en las
condiciones que se han ofrecido", recibe la Merced de
Leminbutos, el 11 de enero de 1612, a través del primer
documento conocido de la zona, con la firma de Luis Quiñones y
Osorio, Gobernador del Tucumán (1611-1619).
Se expresa que "las tierras están vacas y despobladas y se
ubican a trece o catorce leguas de la ciudad de Córdoba,
pudiéndolas poblar de ganado mayor y menor, hacer sementeras,
vender, donar, y hacer de ella como la casa propia".
La realidad era que la metodología de la época producía otro
despojo: las tierras pertenecían al cacique Cachucharava, en una
superficie de tres leguas cuadradas.
Con el paso del tiempo se produjeron uniones con otras
fracciones de la Punilla, conformándose la estancia de Cuchi
Corral, que en su acepción es “Corral de Cerdos”.
La historia posterior da cuenta de numerosos litigios en que se
vieron envueltos estos territorios, además de ventas y permutas,
lo que ocasionó el desmembramiento de lugares como “Pozo de
Piedra” y “Los Pencales” que, antiguamente, pertenecieron a esta
posesión.
Doce años después del otorgamiento de la merced, estas tierras
son adjudicadas, en cartas dotales, a las hermanas Engracia y
Ventura Villalva.
En el año 1624, a raíz de disputas entre los esposos de las
herederas, se debe modificar la parte asignada a Mariana
Villalva.
A principios de 1723, se procede a efectuar la mensura de las
tierras y se provoca una controversia entre los propietarios de
Cuchi Corral y José Capdevilla, motivada por una línea de
límites.
Un documento fechado el 19 de mayo de 1754, establece que los
propietarios de Cuchi Corral eran Antonio Cabanillas y su esposa
Úrsula de Saavedra. Este nombre aparece por primera vez, ya que
en carácter de propietaria otorga una donación de quinientos
pesos a las monjas Catalinas.
Continuando con los cambios, el Coronel de Milicias Gaspar
Salcedo, en 1786, compra la fracción Leminbutos, o sea la Merced
original. Tres años después, solicita al Alcalde de primer voto,
se deslinden estas tierras y se le otorgue posesión oficial.
En el siglo XIX, en 1836, las tierras son adjudicadas a los
sucesores de Ana María del Corro, quien a su vez las había
recibido de la viuda de Salcedo, Antonia Cabanillas.
Cuenta el historiador Manuel Tassano, que en 1897, José Eguilúz
y Alejandro del Corro solicitan mensura judicial de Cuchi
Corral, relevamiento que realizó el perito Manuel Indarte,
delimitando una superficie de 5425 hectáreas.
A raíz de desavenencias que tienen origen en los distintos
trazados del camino, la estancia hace cesiones de terrenos que
reducen su superficie, aproximadamente, a tres mil hectáreas,
las que pasaron en su totalidad a Mercedes de Eguilúz, viuda de
Ayala.
Ramona Eguilúz, la última heredera de José Eguilúz y Carmen del
Corro, solicita remate público de la Estancia de Cuchi Corral.
Producido el mismo, en febrero de 1928, la propiedad es
adquirida por el comerciante cordobés, Francisco Espinosa
Amespil.
La
Revista "El Hogar" del 17 de octubre de 1930 reproduce un
texto del Dr. Ramón J. Cárcano donde el Gobernador se refiere al
nuevo propietario, con sensibilidad literaria: "... sobre la
planicie ondulada de La Cumbre está el señor de Cuchi Corral.
Poseía la fortuna y lo ha conquistado la belleza. Desde la
elevada terraza del Mirador, donde antes anidaban los cóndores,
se abre, bajo el inmenso valle del Río Pinto, contenido al
frente por la muralla azul de la Sierra Grande. Los diversos
cultivos en desorden metódico; los grupos de árboles de matices
distintos; las modestas viviendas caprichosamente ubicadas; el
ganado libre y retozón; el río, en una curva larga y lenta,
copiando los paisajes de la orilla; el sol, pintando, en cada
instante, nuevas luces, sombras y colores. Toda esta
composición, mezcla de orden y fantasía, movida, cambiada,
agitada y embellecida por el viento, la lluvia y el sol,
despierta en las almas una emoción muda y fuerte, entusiasta y
dominadora. La belleza ha seducido a la fortuna y ennoblecido al
hombre".
Revista "El Hogar" Año XXVI n°1096 - 17 de
octubre de 1930
Imagen de 1939 donde el Sr. Espinosa posa para la
Revista "Caras y Caretas" n°2122
Antiguas chacras de Cuchi Corral en 1940 - Imagen
de Jorge Daniel Zeballos
La Capilla:
Un humilde rancho, que era parte del casco de la estancia,
oficiaba como capilla en tiempo de los misioneros que
evangelizan a los moradores de esos territorios.
Se estima que fue construida en la segunda mitad del siglo XVII
y el propietario de la estancia, a principios de la década del
50 del siglo XX, ordenó su demolición junto a la tala de los
nogales tricentenarios que acompañaban su existencia.
La capilla estaba construida con adobe asentado en barro. Su
piso era de tierra compactada y el techo se resolvió con paja
sustentada por troncos de madera de la zona.
Su fachada tenía cierta influencia de las capillas de la
chiquitanía boliviana, aún en su infinita simplicidad.
Tenía un nártex, enmarcado en el plano anterior con dos
columnas de sección cuadrada, con base, que soportaban una viga
de tronco de madera, en cuyo punto medio descansaba un puntal,
también de tronco de madera, que sostenía la viga de cumbrera.
La estructura se completaba con leños apoyados en la viga
cumbrera y en los muros laterales, formando un techo a dos
aguas.
En perfecta simetría, tenía una puerta principal en el eje
central y dos laterales de menor tamaño. Todas de madera.
Su interior fue una sala, un tanto desguarnecida con rústicos
revoques de barro. No sabemos qué santo habrá presidido el
sagrado ámbito. ¿Bajo qué advocación habrá sido consagrada?
Casi seguro que habrá tenido su campana. Como no se recuerda
espadaña o torre campanario, debe haber estado en algunos de los
muchos nogales que la rodeaban, sombreando el lugar.
La tradición rescata la presencia del ilustre canónigo cordobés
doctor Miguel Calixto del Corro, diputado por Córdoba, electo al
Congreso de Tucumán en 1816, en las postrimerías de su agitada
vida, casi ciego, pasaba largas temporadas de descanso en la
estancia Cuchi Corral, que era propiedad de sus padres.
Cuentan que la Dra. Patricia Bustamante, sobrina del sacerdote,
en la capilla, le leía los sermones que dijera en su apostolado
y anotaba las correcciones necesarias que el cura le dictaba,
para llegar a compilarlos en dos volúmenes, que con el título de
Varios Sermones Panegíricos, se editaron en Filadelfia, en el
año 1849.
Imagen
de 1928
Dice Francisco Capdevilla de la Junta de Historia de La Cumbre, que
en la década del 40 del siglo XX, Cuchi Corral era el sitio de
moda para la realización de excursiones y picnics, además, de
haber sido elegida por el famoso paisajista cordobés José
Américo Malanca, para eternizar el lugar en bellísimas pinturas.
La existencia de la capilla rancho, los nogales algunos
tricentenarios que pueblan el lugar y la presencia del Dr.
Miguel Calixto del Corro, el 10 de diciembre de 1945,
fundamentaron que el presidente de la Nación Edelmiro Julián
Farrell (1887–1980), firmara el Decreto Nº 30.836/45 declarando
Lugar Histórico al paraje Cuchi Corral, puesto que "subsisten
aún, en buen estado, construcciones típicas de la época
colonial, entre ellas una capilla de arquitectura interesante y
nogales de extraordinaria corpulencia y belleza".
Imagen circa 1950
Pocos años después, probablemente a causa de su deterioro y a la
falta de amor de sus propietarios por la obra de los pioneros,
cayó bajo la pesada masa de los peones de la estancia.
Miguel Calixto del Corro:
El Dr. Miguel Calixto del Corro, hijo de Miguel
Antonio del Corro Bringas y Jerónima Cabanillas
Saavedra, nació en la ciudad de Córdoba del Tucumán,
el día 14 de octubre de 1775.
A la edad de 23 años recibió el grado de Dr. en
Teología en la Universidad de su provincia.
Con el comienzo del siglo XIX, en 1803 se presentó a
hacer oposición a la silla magistral del Cabildo
Eclesiástico de Córdoba en cuyo acto se desempeñó
con mucho lucimiento.
Confiando en sus luces y actividad el claustro de Doctores le
encomendó una comisión cerca del Virrey y del Soberano (si
hubiese sido necesario recurrir a él) para recabar el
cumplimiento de ciertas Reales Cédulas de Carlos III, por las
cuales se mandaba que no pudiesen regentear las cátedras de
aquella Universidad sino miembros del clero secular. Esto tenía
lugar en 1806, y en el mismo año fue nombrado cura interino de
la ciudad de Salta, destino que sirvió hasta fines de 1808. |
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El Dr. del Corro fue del número de aquellos argentinos que
presintieron y concurrieron a acelerar la revolución americana.
A fines del año de 1809 hizo circular en Córdoba un escrito que
se suponía hecho en Buenos Aires, contraído a despertar los
instintos de independencia y de libertad en el pueblo. El primer
aniversario del 25 de Mayo celebrado en Córdoba, fue solemnizado
en el templo con una oración pronunciada por el Dr. del Corro,
oración que más tarde dedicó su autor a la Asamblea Nacional.
No deja de ser curioso el modo como el sacerdote católico y el
hombre de una revolución democrática se explican por una sola
boca desde el pulpito y en lengua española acerca de la
legitimidad originaria del poder. "Es ya un dogma político
(dice el Dr. Corro en la 2º parte de su oración) que la
autoridad de los Reyes emana originariamente de la voluntad de
los pueblos. Sea cual fuere el origen de las sociedades, lo
cierto es que a ninguno, a excepción de los Reyes de Israel, ha
conferido Dios inmediatamente la autoridad y el derecho de
reinar. Cuando San Pablo escribiendo a los Romanos, asegura que
toda potestad viene de Dios: non est potestas nisi a Deo; no
quiso decir con esto que era Dios el que inmediatamente la
concedía; este sería un absurdo que contrasta enormemente con el
origen e historia de todos los reinos e imperios. Aunque las
obligaciones que resultan del pacto, de las promesas y
convenciones, se fundan en aquella ley eterna que manda a todos
ser fieles a ella, ¿habremos de decir por eso que la acción o
derecho que de ellas nace venga inmediatamente de Dios? A la
verdad si buscamos el origen primordial de todas las
obligaciones, hallaremos no ser otro que Dios y su justicia.
Pero distingamos los derechos y por ellos conoceremos más bien
el origen inmediato de toda autoridad."
Al comenzar el año 1816 le nombró la provincia de Córdoba
Diputado al Congreso reunido en Tucumán; pero no pudo tener la
gloria de poner su nombre al pie del Acta de Declaración de la
Independencia que hace tan célebre a aquella reunión de
patriotas ilustres. Cuando aquella declaración tuvo lugar el Dr.
del Corro, en su carácter de Diputado, desempeñaba la importante
comisión de interceder por la paz interior, y de inducir a la
provincia de Santa Fe, a la Oriental dominada por Artigas y al
Paraguay, a que enviasen sus Representantes al Congreso de la
Nación.
En 1829, mientras era otra vez rector de la Universidad, fue
designado representante de Santiago del Estero en la convención
que acordó dar a José María Paz, la jefatura militar de la Liga
del Interior, en las operaciones contra Juan Manuel de Rosas.
Luego fue Diputado a la Legislatura. En 1831, al ser apresado el
General Paz, se retiró de la vida pública. Estuvo radicado en la
Estancia de Cuchi Corral y ya ciego, volvió a la Ciudad de
Córdoba donde falleció el 16 de septiembre de 1841.
Foto publicada en
"Historia de la Iglesia en la Argentina"
Fuentes de consulta:
-
CAPDEVILLA, Francisco - La Cumbre Diario del siglo XX
– Tomo I.
-
CAPDEVILLA, Francisco – De Leminbutos a Cuchi Corral
- Tomado de Facebook – juntahistorialacumbre 17/12/2013
-
CABRERA, Pablo, Presb. - PUNILLA, desde el dique al
Uritorco – Editorial Pereyra. Córdoba, 1931.
-
GUTIERREZ, Juan María – Apuntes biográficos de
Escritores, Oradores y hombres de Estado de la República
Argentina, Tomo VII – Imprenta de Mayo, 1860.
-
CAYETANO BRUNO - Historia de la iglesia en la Argentina -
1967
-
TASSANO, Manuel - "Revelaciones Históricas del Valle de
Punilla - Sierras de Córdoba 1585/1930" - J. Lajouane &
Cia. Editores - Buenos Aires - 1931
-
Revista
"Caras y Caretas" n°2122 - Año XLII - 10/06/1939
- Biblioteca Nacional de España
-
Revista "El Hogar" Año XXVI n°1096 - 17/10/1930 -
Ibero Amerikanisches Institut Preuβischer Kulturbesitz
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