La Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Villa del
Rosario,
Departamento Río Segundo, Córdoba (Argentina), tuvo dos capillas que le
precedieron en esta Villa que, primero, se llamó 'Pueblo de Indios de
San Joseph' y luego, 'Los Ranchos' en tierras otorgadas, en 1597 y en
carácter de Merced, a Tristán de Tejeda y a Diego Castañeda en el
territorio del pueblo indígena de Nobosacat. La fundación de Villa del
Rosario se atribuye al Marqués de Sobre Monte el 27 de diciembre de 1795
y el título de Villa fue otorgado por el Coronel Mayor Juan Bautista
Bustos el 11 de junio de 1823. La construcción de la Basílica fue
iniciada por el Presbítero Aquilino Ferreyra Alvarez y la continuó el
Cura José Anselmo Luque en base al proyecto del Arquitecto Osvaldo
Pellerín quien falleció en el templo con el derrumbe de la cúpula. Esta
obra monumental se desarrolla en planta basilical en tres naves,
transepto, crucero con importante cúpula, nártex sobre el que se ubica el
coro alto, presbiterio y sacristía. Sobre el altar mayor está el Camarín
de la Virgen.
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BASILICA Y SANTUARIO NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
El
martes 16 de octubre de 1894 el diario Los Principios de
Córdoba, en su número 144, con el título de Fiestas
Religiosas en Villa del Rosario, publicaba:
"Con
esplendor y pompa nunca vistas en nuestra campaña, se han
celebrado las fiestas religiosas este año con motivo de la
inauguración del nuevo templo edificado en aquella importante
localidad.
La fe católica, viva siempre en aquella tierra que se ha hecho
célebre por los muchos sacerdotes que ha dado a la Iglesia, es
la que ha levantado aquel bellísimo monumento, comparable en la
bravura de sus formas con las magníficas catedrales de los
tiempos clásicos del catolicismo.
Su cúpula lanzada á los aires con imponente majestad, impresiona
agradablemente al viajero haciéndole exclamar instintivamente:
“Éste es un pueblo culto, un pueblo civilizado, aunque muchas
de sus casas no tengan más que una techumbre de pajas”.
El nuevo templo tan espacioso como nuestra catedral de formas
correctamente severas, con una arquitectura sencilla y sublime
como es la fe que lo ha inspirado convida naturalmente a la
meditación y al silencio: en medio de aquellos muros todavía
desmantelados y blancos como el lirio de los campos parece que
se agita de una manera visible la majestad augusta del Dios
omnipotente.
¡Cuán hermoso es el primer golpe de vista cuando desde la puerta
principal se tiende la mirada hacia el centro!
En medio de los flamantes dorados que reflejan la luz de los
hachones encendidos se destaca como una reina en su solio la
imagen graciosa de la santísima Virgen del Rosario, la cual,
desde su bonito camarín, parece que sonríe viendo a sus hijos
postrados a sus pies ofreciéndole sus homenajes y sus plegarias
y ella dándole la bendición como premio por los inmensos
sacrificios que ellos á su vez hicieron para levantarle aquel
templo digno de su soberana grandeza.
La Iglesia de Villa del Rosario, es pues una obra maravillosa en
su conjunto y en sus detalles; es como se la ha llamado, una
basílica monumental que puede ser el orgullo y ornamento de las
grandes ciudades; y hoy por hoy, podemos decir que es una
gloria, no solo para el pueblo que la posee, sino también para
Córdoba, y aún para la República Argentina.
...
El jueves 4 por la tarde se hizo la traslación de la sagrada
imagen de la Virgen de nuestra señora del Rosario de la antigua
iglesia á
la nueva
...
Un pueblo inmenso seguía procesionalmente a
monseñor Aquilino Ferreyra que presidía la ceremonia. Momentos
después llegaron los Ilmos. Obispos Toro é Isassa, el Exmo.
Gobernador de la provincia y su séquito. El pueblo recibió a
los ilustres huéspedes en la puerta del nuevo templo.
... El día 6 á
las 6 am Monseñor Toro hizo la traslación del Santísimo
Sacramento desde la iglesia vieja a la nueva
...".
En los orígenes de la Villa:
"Villa del Rosario era primeramente el pueblo indígena de
Nabosacat en cuanto a su ubicación; pero los que después lo
poblaron fueron indios encomendados ...".
En documentos del Archivo Histórico de la Provincia, puede
leerse:
"... en 4 días de mayo de 1597 el muy ilustre Señor Gobernador
don Gonzalo de Abreu de Figueroa, dijo que en nombre de S.M.
hacia e hizo merced a Tristán de Tejeda y a Diego Castañeda,
vecinos de la dicha ciudad de un pedazo de tierras, para sus
chacras y sementeras ...".
Contigua a esta merced, "... 30 días del mes de octubre de
1594 años.
El muy ilustre S. Capitán Juan de Burgos, teniente de Gobernador
y Justicia Mayor, de esta dicha ciudad y sus términos de
jurisdicción, por el muy ilustre Sr. Licenciado Hernando de
Lerma Gobernador Capitán General y Justicia Mayor de citas
Provincias de Tucumán y sus Provincias por S.M.
Dijo que en nombre de S.M. y del dicho Gobernador y por virtud
del poder que tiene, que, por ser notorio no van aquí insertos,
hacia e hizo merced, a Bernabé Mejía, vecino de esta ciudad, de
un pedazo de tierra que esta a 7 leguas u 8 poco más o menos de
esta dicha ciudad, en el Río Segundo, hacia Nabosacate en la
encomienda del Capitán Antonio de Alfaro."
Son las primeras mercedes otorgadas en la zona de la actual
Villa del Rosario que a lo largo de su historia recibirá varios
nombres. En mapas de 1598, su ubicación coincide con el pueblo
aborigen de NABOSACAT. Sacat o Sacate significa pueblo y Nabo es
agua, charco o laguna.
Mapa
de 1598 con la distribución de mercedes sobre el Río Segundo; es
el más antiguo conservado de Córdoba (Archivo de los Tribunales
de Córdoba)
Ver referencia al pie
Fue en el mencionado año cuando el Gobernador Don Pedro Mercado
ordenó que fuera un visitador a hacer visita de los indios y
encomiendas de la Provincia.
El Capitán Antonio de Aguilar Vellicia, Teniente de Gobernador y
Justicia Mayor, Juez Visitador, fue a las casas de Francisco de
Losa, después de hacer un largo listado de los indios y sus
familias, de los caciques, dice que ... "todos los que
tienen declarados son Anacones de servicio e indios asimismo de
servicios; y que los ganados que tienen están en los pueblos;
donde asimismo hace sus sementeras con los naturales de los
dichos pueblos de Guanusacate y Nabosacate ...".
El Maestre de Campo Gerónimo de Funes y Ludueña, en 1667,
recibió de Alonso de Mercado y Villacorta, Gobernador de
Tucumán, una encomienda de indios por su meritoria actuación en
las guerras calchaquíes. Fueron 8 familias que incorporó al
trabajo en las estancias de “Guamacha”, “La Merced” y “Sauce
seco”, ubicadas en las márgenes del Río Segundo.
En 1693, cuando el visitador Antonio Martines Luxan de Vargas
hace su recorrido por la encomienda, estaba en manos del hijo de
Don Gerónimo Funes, el Capitán Cristóbal de Funes (encomendero
de segunda vida). La comunidad visitada estaba integrada por 71
indios y don Juan Piguala, que era su cacique, formula una
denuncia al visitador. Manifiesta que la justicia había
dispuesto, se le entregasen tierras para labranza en la estancia
“La Merced”, pero el segundo encomendero jamás se las entregó.
Se ponía de manifiesto un verdadero conflicto.
El proceso de integración de estas familias indígenas a la vida
en las estancias, no estuvo exento de dificultades y conflictos,
en parte, debido a que ya había población comarcana asentada en
la zona; españoles, mestizos, esclavos e indígenas descendientes
de los indios autóctonos de Guamacha y Nabosacate.
El 25 de noviembre de 1693 el capitán Don Manuel de Zevallos
Neto y Estrada, alguacil mayor propietario y juez nombrado por
el visitador, procedió al aumento de la superficie ordenada, a
la demarcación y puesta en posesión de las tierras asignadas al
cacique don Juan Piguala, en nombre de su comunidad, y le ordenó
al encomendero en segunda vida, Cristóbal de Funes, la
construcción de una capilla en el plazo de cuatro meses.
Esta demarcación de tierras, estableció la formación de un
pueblo de indios en tierras privadas. Se lo denominó Pueblo de
San Joseph. A lo largo de su existencia, aproximadamente una
centuria, recibió varios nombres en documentos y cartografía de
la época: San Josep de los Ranchos, San José o Los Ranchos.
Reproducción de un mapa de 1790 donde se observa
el detalle del pueblo de Los Ranchos
y el Fuerte de El Tío junto al río Segundo
(Leviller 1930 :88)
El Padre Avelino I. Gómez Ferreryra, S.J., en 1954, decía que:
"... un libro bautismal, primero de la serie, señala el
comienzo de actividades parroquiales con carácter de
estabilidad. Y ese libro, que registra el primer bautismo el 10
de mayo de 1704, pertenece al archivo parroquial de Villa del
Rosario. Esa es la partida de nacimiento de la célebre Parroquia
a una vida estable y permanente, como núcleo social
perfectamente individualizado, como célula inicial de un
organismo vivo que empieza a crecer y desarrollarse en plenitud
apostólica y con íntima dependencia del cuerpo jurídico de la
diócesis". El libro estaba firmado por Don Pedro Carranza.
Cristóbal de
Funes, testa el 6 de julio de 1705 dejando establecido que, a su
muerte, cuando la encomienda pasara a cabeza de la Corona, su
hijo Vicente de Funes debería ejercer como administrador y
recaudador de los tributos de los indios. Daba fe. además, de la
asignación de tierras realizadas años antes por mandato del
visitador Luxan de Vargas [AGN, Sala IX, División Colonia,
Sección Gobierno, Tribunales Administrativos, Legajo 3
Expediente 94, Fo 89-90].
Es en esta época
cuando los Funes construyen la primera capilla en la encomienda
de Nabosacate, que perdurará como parroquia hasta 1814.
En cuanto a la
advocación, en papeles de 1740 y 1741 se nombra la capilla de
N.S. del Rosario de este Río Segundo y San José,
respectivamente.
"... ya en 1740 su capilla propia 'de doce tirantes, pórtico,
coro y sacristía', que bajo la advocación de Nuestra Señora del
Rosario, era no solo el refugio espiritual de los naturales,
sino también de los criollos y españoles establecidos en el área
circunvecina. ¿Cuándo había sido edificada? Todavía no hemos
logrado determinarlo con certeza; pero parece probable que esa
capilla fuera sucesora de la de Nuestra Señora del Rosario
levantada antes de 1677 por Don Ignacio Acevedo, dueño de la
estancia de ese nombre en Nabosacate, inmediata precisamente, al
sitio donde se fundaría el pueblo de San José”.
El 18 de septiembre de 1745 el Pbro. Antonio Peralta y Paz de
Figueroa, que es párroco desde 1735, informa sobre la gran
destrucción causada por los indígenas en toda la zona.
La primera partida de defunción que se encuentra en el Archivo
Parroquial de Villa del Rosario es del 20 de noviembre de 1758.
La primera de matrimonio, del 1º de junio de 1759
El maestro Don
José Martín de Olmos y Aguilera es designado cura y vicario de
los ríos Primero y Segundo, en reemplazo del doctor José Agustín
Álvarez. Desde que llegó a Los Ranchos, supo ganarse al
vecindario que vio en él, no solo al cura de almas, sino al
protector y concejero de las cosas terrenales.
En 1775 las
encomiendas en San Joseph ya estaban extinguidas y el padrón de
ese año registraba 36 tributarios y 136 pobladores. (Punta,
1995:74).
Diez años después
el Marqués de Sobre Monte ordenó el relevamiento de todos los
pueblos indígenas de la jurisdicción de Córdoba. La tarea recayó
en Florencio Antonio García, con el objeto de aplicar las
políticas tributarias borbónicas. El pueblo de San Joseph de los
Ranchos no fue incluido en el listado de los pueblos de indios
tributarios. Se supone que, en los planes de Sobre Monte, ya
estaba el de la fundación de la Villa Real del Rosario.
En su afán de
apoyar a la fundación de la villa el cura Olmos y Aguilera, en
1794, comisionó a Don Domingo Varela y don Francisco Pérez para
que hieran un reconocimiento del terreno. Éstos realizaron un
informe indicando la nómina de vecinos que estaban dispuestos a
instalarse en el lugar, entre los cuales se encontraban varios
comarcanos.
Ante la iniciativa
de la fundación los indios de San Joseph vieron vulnerados sus
derechos a las tierras e iniciaron la correspondiente protesta
ante las autoridades. Como debían designar un defensor para que
los representaran, nombraron al antiguo poblador y defensor de
naturales Francisco Bocos. Con el poco tiempo que tuvo sumado a
su impericia no pudo evitar que se realizara el deslinde y
mensura de los terrenos. Se designo como mensurador a Don
Dalmacio Velez y ante la oposición del defensor de naturales se
envió el expediente al Dr. Don Victorino Rodríguez, abogado de
la Real Audiencia. Este señor consideró que no existiendo
títulos sobre los derechos que invocaban los indígenas, no había
ningún impedimento para declararlos vacos.
Poco tiempo
después el Marqués de Sobre Monte, expidió auto de sentencia
aprobando la formación de la villa y declarando que ya no
existían los indios originarios de la encomienda:
"Vistas
las diligencias y dictamen que antecede con lo
expuesto por el defensor de los Naturales que se
hallaban poblados dentro de los terrenos cuya
mensura acaba de paracticarse y que de todo resulta
que los expresados no pueden ser considerados como
yndios porque apenas podrá encontrarse uno que sea
ligitimamente originario de la encomienda que se
tiene noticia hubo en este paraje San José y que por
lo mismo no han sido tratados como tales para
empadronarse y pagar tributo sino que han servido y
sirven como mulatos y mestizos en la compañía de
esta clase y que aún por la razón de la encomienda
desvío desde su último poseedor agragarse a la
Corona declararse el expresado terreno deslindado
por de su Magestady en su consequencia procedase a
elegir el sitio a propósito para formar una Villa de
Españoles, dando lugar en ella a los expresados
naturales con arreglo a las leyes de estos Reynosen
quanto a las calidades del sitio para su erección
con asistencia de los Españoles y Naturales". Proveyó y firmó este auto el Marqués de Sobre Monte
en 22 de enero de 1795 [AGN, Sla IX, Div. Colonia,
Secc. Gobierno, Tribunales Administrativos, Legajo
3, Expediente 94, Fo 67v]
Pese a los
reclamos, la villa se fundará; la tierra se distribuirá entre
los futuros pobladores. A pesar de lo dicho en el auto de
sentencia por Sobre Monte, el padrón de San Joseph arrojaba un
total de 224 españoles y 178 indios (Celton 1981:7). Nada
ocurrió como pensaba el defensor Francisco Bocos. El insistía
que al fundar una villa de españoles se debían considerar a los
indios en calidad de fundadores, se les debía entregar solares
en la villa y tierras fecundas para sembrar; se le debía
conceder los mismos fueros y privilegios que a los españoles,
eximiéndolos de pagar contribuciones. Bocos insistía en los
servicios militares que habían prestado los nativos al servicio
de su Majestad. [AGN. Sal IX, División Colonia, Sección
Gobierno, Tribunales Administrativos, Legajo 3, Expediente 94,
Fo 99v]
Teoría sobre
el Capitán Francisco de Aguirre
Capitán Francisco de Aguirre
Al
referirse a
los orígenes, historiadores locales de acuerdo a sus
investigaciones, han llegado a la conclusión de que a
principios del año 1566, una caravana conducida por el
conquistador español Capitán Francisco de Aguirre, (1508-1581) a
cargo de la Gobernación del Tucumán, en su búsqueda de ríos con
salida al Paraná, pasó por un poblado de indios sanavirones
llamado Nabosacat. Doce familias andaluzas que integraban la
expedición decidieron afincarse en el lugar.
Más allá de estas apreciaciones, conviene conocer lo relatado
por Roberto Levillier, con respecto al rastro de Aguirre, en la
II y III parte de su obra Nueva Crónica de la Conquista del
Tucumán:
Haciendo una apretada síntesis, vemos que Aguirre, en1566,
contaba con los hombres necesarios para reiniciar la conquista
hacia el sur, tal como lo proyectara con Valdivia en 1551.
Uniendo las distintas teorías, haciendo intervenir a los mapas
de la época, donde los ríos y montañas cambian su nombre, las
tribus de indios desaparecieron o fueron sustituidas por otras y
los pueblos sufrieron traslados, puede llegarse a la conclusión
definitiva, que en el espíritu de Aguirre estaba fundar una
ciudad, en tierra de comechingones, a ochenta leguas de Santiago
del Estero. Lugar que Aguirre había conocido dieciséis años
antes.
El 12 de mayo de 1566, partió el conquistador de Santiago del
Estero, rumbo al sur. Pasó por varios pueblos que aún hoy son
fáciles de ubicar. Al llegar a Nicolás Díaz, situado a 63 leguas
del punto de partida, en las inmediaciones de la actual Jesús
María, "... un grupo de catorce soldados armados, bajo el
mando de Diego de Heredia y otros antiguos tenientes de Martín
de Almendras, cercaron las carpas del jefe, de su hijo Hernando
y de su yerno Francisco de Godoy, los prendieron, echáronles
grillos, y amenazaron a sus partidarios con matarlos si
intentaban librarlos. La alevosa premeditación del golpe
quebrantó toda idea de resistencia. Al exigir Aguirre se le
dijera cual era la razón del motín, contestaron algunos
conjurados, con idea de esquivar responsabilidades y eludir el
rencor de la víctima, que era por mandato del presidente de la
Audiencia.”
Bien engrillados y custodiados, volvieron los presos a Santiago
del Estero. Es decir que Francisco de Aguirre, no llegó a
cumplir con su objetivo. Nunca llegó a Nabosacat, por lo que
esta teoría de las familias fundadoras parece no tener sustento
hasta que se documente lo contrario.
Capilla recordatoria – San
José Obrero
La
Capilla Nuestra Señora del Rosario de San Joseph de Los Ranchos,
puede ser considerada la primera en la planta urbana, en orden
de construcción, aclarando que fue anterior a la fundación de la
Villa.
En mayo
de 2011 se inauguró una réplica del Oratorio Capilla Histórica
San José Obrero, ejecutada en base a documentación existente y
con varios materiales de la época, muy cercano al asentamiento
original. Su ubicación en la planta urbana actual, es en la
manzana comprendida entre las calles San José, Olmos y Aguilera,
Malvinas Argentina y Norberto Dutari.
El acto de
fundar
Siendo propulsor el Sr. Cura Don José Martín Olmos Aguilera, el
marqués de Sobre Monte (1745-1827) fundó la Villa Real, en el
lugar del "antiguo pueblo que fue de los indios de Funes,
nominado San José” y más tarde "los Ranchos.” ... "No
hubo Rollo, ni picota ahí en donde se levantaron las viviendas,
junto al Viejo río, manso y florecido”.
El Escribano de Gobierno y Guerra, Juan Manuel Perdiel dejó
consignado en Acta que:
"El Gobernador Intendente
acompañado de mi, el escribano, Agrimensor e interesados, pasó
al sitio destinado para nueva Villa.
Y reconociendo su mensura y demarcación de cuadras, arregladas a
lo prevenido, la aprobó en todas sus partes. Y, en consecuencia,
les previno que eligiesen Patronos de su devoción para ella;
bajo cuya protección y amparo se pusiesen sus habitantes. Lo que
oído y entendido por ellos, eligieron por su Patrona, Titular de
la Iglesia, a Nuestra Señora del Rosario; y, por su Patrón, el
Patriarca San José. Y, tratando de dar nombre a la expresada
Villa, dijo el Sr. Gobernador Intendente que, en atención a
ser, el terreno, de la Corona; y por la justa veneración, amor y
respeto que todos los vasallos debemos a Nuestro Señor y rey
natural, en memoria del Augusto nuestro actual monarca el Sr.
Don Carlos IVº, que Dios prospere, de cuya real bondad espera la
aprobación de lo practicado en este asunto, en bien y utilidad
de su servicio y de estos sus referidos fieles vasallos ... se
nombrase e intitulase: Villa Real del Rosario. Lo que oído y
entendidos por todos los concurrentes e interesados, demostraron
su satisfacción en ello y sus pruebas de amor y lealtad
prorrumpiendo en repetidos vivas y aclamaciones a S.M. y salvas
en el modo que permitieron con sus armas de fuego. A que se
siguió la bendición del lugar por el Maestro Don Martín Olmos de
Aguilera, Cura y Vicario de este Partido. Y mandando su Señoría
poner la Imagen de la Santa Cruz en el lugar que debe servir de
entrada a la Iglesia, dispuso dividir la cuadra de la Plaza de
la parte del Este con frente al Oeste o Poniente en dos partes
iguales por medio de una calle de 10 varas de ancho. Resultando
dos solares de a 70 varas de frente; de los cuales destinó a la
Iglesia el de la derecha con 30 varas de frente y 75 varas de
fondo, para pórtico, sacristía, cementerio a su espalda; y las
40 de su izquierda con 75 de fondo para casa del Cura Párroco".
Concluidas las acciones propias de la fundación, el Marqués de
Sobre Monte pasó a la Capilla, en San Joseph, para asistir a la misa cantada por el
Cura Vicario D. Martín Olmos de Aguilera. A posteriori se ordenó
la publicación del Bando y su fijación en la inmediación del
sagrado recinto.
En lo atinente a la nueva Iglesia, el cuarto de los quince artículos
que conforman las reglas del Acta de Fundación, dice:
"4º - Como una de las cosas más necesarias en la población es el
templo en que los fieles deben juntarse a cumplir sus
obligaciones de cristianos se hace preciso tomar las medidas
correspondientes para su construcción en el paraje designado: y
para esto los expresados Jueces y el Procurador del Pueblo, de
acuerdo con el Cura Vicario, procurarán recoger las limosnas que
las personas de algunas facultades darán en dinero o efecto para
ella; y que concurran los demás que carecen de ellas a trabajar
personalmente en la obra. Y en el supuesto de que por estas
mismas disposiciones se deduce el permiso de este Gobierno por
el Vice-Patrono Real que en él reside, se tratará
oportunamente por los Jueces y Procurador con acuerdo del
referido Cura Vicario solicitar el correspondiente del
Ilustrísimo Señor Obispo como indispensable, antes de proceder a
su erección".
El Acta concluye:
"Ordeno y mando que se publique por Bando en concurrencia de
los interesados y habitantes de este Distrito que se hallan
presentes: y se fije un ejemplar en la inmediación a la entrada
de la Capilla actual, para que llegue a la noticia de todos y
que nadie alegue ignorancia. Dado en la Villa Real del Rosario
en 27 de diciembre de 1795 años. El Marqués de Sobre Monte".
Marqués de Sobre Monte
La fundación de la
Villa Real del Rosario se efectuó en un espacio ya pacificado,
vital para el control del comercio que circulaba por el camino
real desde el oriente del virreinato hacia Córdoba. Esta
fundación vino a consolidar la presencia española ganando, una
vez más las tierras al indígena.
El cura apostólico
Olmos de Aguilera, falleció el 16 de diciembre de 1797.
Decía Vidal
Ferreyra Videla: "Ahora, digamos ¡Adiós! a ese cura Olmos de
Aguilera, que hace años evangelizara la región. Digámosle
¡Adiós!, siguiendo sus pasos, sus largos andares de su fecunda
actuación. Basta que recordemos aquel libro de Matrícula que él
hizo en 1774, y que es inexhausta fuente de información”.
"La vida le
había esperado hasta que por su iniciativa se fundó el pueblo en
la reducción de su feligresía. Había visto poner una cruz
fundamental señaladora del lugar de una nueva iglesia. Había
dado gracias en la vieja capilla que iba a desaparecer… ¡Nunc
dimittis!".
En el tomo XXI de la "Revista de Buenos
Aires" nº 83 de marzo de 1870, se publica la "Relación
del Estado de la Provincia Intendencia de Córdoba al dejar el
mando el Marques de Sobre Monte" redactada por propia mano
en diciembre de 1797 y dirigida a su sucesor Ingeniero don
José González; de la misma extractamos, a continuación, lo
concerniente a Villa Los Ranchos:
"En el parage nombrado los
Ranchos del Río 2° camino de Santa Fé, y aún de la
carretería para Buenos Aires, está muy adelantada la
Villa que titulé de Villa Real, con espediente que
se halla en la Escribanía de Gobierno: se reunieron
sobre 80 vecinos, y se repartieron sus chacras en la
costa del río, terreno utilísimo para siembras por
ser naturalmente húmedo; la poblaban arbitrariamente
unos con el nombre de Indios sin ser tributarios,
sino por hablar hallado abandonado el terreno, que
fue de una antigua encomienda; reconocido esto,
convencidos por sí mismos de su ninguna propiedad,
pidieron ser admitidos entre las poblaciones que le
pidieron lo que se les concedió y señalada la traza
en el parage más á propósito de común
consentimiento, se les dieron sus solares, y se
señalaron ejidos, y pastos comunes, con precisión de
tener casa en el pueblo para disfrutar chacra en la
costa.
Hoy se trata de la construcción
de la iglesia en la plaza para la que hay varias
ofertas del vecindario, y están ya construidas 36 ó
8 habitaciones siendo los Jueces y encargados de la
población don Francisco Pérez, y don Domingo Varela,
y aún para ayudarles en esto último don Pedro Amador
González; parece pues que el estado de esta
población merece llevarse adelante".
Marqués de Sobre Monte
En reunir los materiales, buscar los constructores, efectuar las
colectas, trazar los planos, realizar los cálculos ya han pasado
tres años; en 1798, la obra de la segunda iglesia comienza.
Dice Constanza González Navarro en su trabajo: "Los informes
de don Ambrosio Funes también develaron que algunas
irregularidades se habían cometido con posterioridad a la
fundación de la villa, entre ellas el hecho de que muchos
vecinos a quienes se les había distribuido tierras eran
propietarios ausentistas, y otros habían recurrido a prácticas
especulativas (arrendando las tierras asignadas). Estas razones
y otras, no fueron suficientes para persuadir a la justicia para
que devolvieran a los indios de San Joseph las tierras que había
ocupado desde que el visitador Luxan de Vargas realizara la
demarcación. No obstante, el expediente labrado condicionó y
promovió la posterior emisión de una Cédula Real del 29 de
agosto de 1803, donde se denegó la confirmación real de la
fundación de la Villa. Pasará un tiempo más hasta que esta
confirmación lograra efectivizarse”.
La vida de la Villa del Rosario sufre un impacto el 10 de agosto
de 1810 que se prolongará por nueve días, tiempo de permanencia
en ella, del ex virrey Santiago de Liniers y sus compañeros
contrarrevolucionarios (desarrollado en El paso de “CLAMOR”).
Quedan algunas secuelas en las relaciones internas de la curia
del lugar.
Avanzando en el tiempo, a fines de 1813, el Presbítero Dr. Don
Estanislao Learte, en carta al Obispo del Curato de Río 2º,
después de comentarle que había visitado las Capillas del Tío y
de Arroyito, le dice:
"Permítame V. S. I. le hable con confianza como Padre y
le haga, por lo menos una débil pintura de las miserias de estas
Iglesias.
Y empezaré por la que tenemos hasta el presente en esta Iglesia
(de Villa del Rosario) que hace de Parroquia. De esta, Señor,
tengo la satisfacción que el Padre Jubilado Pacheco que hablará
con S. S. I. ha entrado en ella, y yo apenas me explicaré con
decir que la casa del Señor de los Cielos y tierra es la más
indecente que hay en el lugar; y aunque no hecha escondrijo de
ladrones, pero si , habitación y cueva de ratones que la tienen
toda minada y traspasada; su arquitectura pésima y ruinosa a
causa de uno y otro, sucia e inmunda; y es un nuevo misterio
casi el creer que el Dios de la Majestad no rehuse el bajar a
un lugar tan ajeno de su gloria y tan impropio para su
adoración: siendo aún más decente los ramadones de las canchas,
en que se congrega la gente, que éste nuestro Oratorio".
La descripción que hace el Padre Estanislao Learte, recién
llegado a la Villa, se refiere a la primer Capilla, ya que la
segunda, es decir, la ordenada por Sobre Monte, a pesar de haber
pasado quince años, aún está en construcción.
Por ese entonces, trabajan incansablemente el cura párroco
Estanislao Learte y su ayudante el franciscano fray Pedro Luis
Pacheco. También residía en el lugar el presbítero Felipe
Ferreyra, que con intermitencias era cura, teniente – cura, o
simplemente, sacerdote estante en la Parroquia. Decididamente,
Pacheco y Ferreyra no congeniaban. La inadecuada relación surge
de los documentos emanados por ellos mismos, donde se recriminan
mutuamente no ser fieles a la Revolución.
El cura Ferreyra había manifestado una gran adhesión a Liniers
lo que lleva a Pacheco a decir: "Bien lejos de dar pruebas de
patriotismo …ha tirado terriblemente contra el Sistema, ha
mantenido chasques en Santa fe y caballos prontos para
incorporarse a los marinos luego que ocuparan aquel punto".
Ferreyra replica "... sus intenciones no se aducen sino a
revivir sus intenciones … Y consiguientemente privarme del
complemento que me propuse de la Casa de Señor … no lo movía
otro objeto que el dispendio de intereses a mayor precio en
Maestros y peones asalariados".
Las desavenencias se prolongan en el tiempo, Learte informa al
Obispo.
En correspondencia de la época, puede observarse el avance de la
construcción. Así, el Padre Fray Pedro Luis Pacheco, el 14 de
enero de 1814, le escribe al Sr. Obispo Dr. Don Rodrigo Antonio
de Orellana (1756-1822):
"El Infierno se ha desenfrenado luego que se ha puesto
mano a la Iglesia de Los Ranchos.
El sujeto que V. S. sabe ha empezado a persuadir que no ayuden
los fieles. Pero, aparte de esta oposición, se ha adelantado
tanto con 8 albañiles que siguen trabajando, que no dudo
prometerme podrá colocarse
[terminarse] para Carnaval".
A fines de enero, en otra carta le dice al Obispo: "De
todo mi respeto: Para Carnaval se coloca esta Iglesia.
Y como tengo ánimo de seguir el crucero, que sin él queda muy
imperfecta y con poco cabe para el pueblo que concurre".
En marzo, volvía a escribir: "Ya queda colocada esta
Capilla; la cual solemnidad celebramos el Domingo de Carnaval
[20 de febrero de 1814] con Patencia del Sacramento en los tres días;
para lo que obtuvimos el permiso y la aprobación del Sr.
Provisor, a quien ocurrimos con el P. Pacheco en la angustia del
tiempo, exponiéndole la voluntad presunta y licencia de S.S.I.,
esta ya este pueblo avisado de esto y parecernos ser una
concesión general de la Silla Apostólica para todas las
Parroquias de estos tres días".
Iglesia Parroquial en 1815 por A. Miller -
"Caminos Reales del Este cordobés"
Al cabo de 16 años (1798-1814) ha quedado inaugurada la Nueva
Iglesia Parroquial de Villa del Rosario, la segunda de este
pueblo." Esto no significa que obra esta concluida.
En carta del 16 de junio de 1814 después de relatar
desavenencias con el Presbítero Felipe Ferreyra, le dice al
Obispo: "Pero el Padre Pacheco [el mismo que escribe]
está armado de sentimientos bien contrarios a la negra
venganza. Esta
Iglesia se halla, en el día, en el estado siguiente: Una torre
concluida; la otra a la mitad. Las paredes de vigor o sostén con
4 varas de elevación poco más o menos. El coro en sólo
enmaderado. Las decoraciones del frontis a medio andar. Y el
crucero en cimientos. Es indispensable concluir la torre
dimidiade; porque, de lo contrario el empuje será desigual. Las
paredes piden, más que todo, su conclusión, pues son cajones de
cal y ladrillos rellenos de adobes y barro; que como aún no
están cubiertas arriba, de cal y ladrillo, reciben y absorben
las goteras de las tejas: y, lejos de ayudar, en este estado, al
edificio, debilitan los febles muros que la sostienen. Como el
mes de Marzo se vino inmediatamente, y, con él los vientos y
fríos, no quisieron los albañiles seguir trabajando; y me fue
preciso contraerme solamente a preparar materiales, para
continuar en el mes de Septiembre, antes que empiecen las aguas.
De facto tengo todo el adobe necesario y bastante ladrillo
cortado".
Es éste
un detallado informe, de donde se pueden colegir técnicas y
modalidades de construcción de principios del siglo XIX.
El 28 de abril de 1816, en esta Iglesia Parroquial de Villa del
Rosario o “Beneficio del Río Segundo” se realizó Misa Solemne y
Te Deum, después que pueblo y autoridades presentaron juramento
de fidelidad al Supremo Congreso de Tucumán, reunido ese año.
Reconstrucción de Planta y Fachada, según el Ing.
J. Alvarez Luque que conoció la iglesia
Creación de la Villa
De regreso de una expedición contra los indios del Chaco, le
cupo al Gobernador de la Provincia de Córdoba, Juan Bautista
Bustos (1779-1830)
otorgar el título de Villa:
“Don Juan Bautista Bustos, Coronel Mayor de los Ejércitos de la
Nación, General en Jefe, Gobernador Supremo, Capitán General de
esta Provincia y Socio de la Legión de Mérito de la República de
Chile, etc.
Juan
Bautista Bustos
Por cuanto concurren muy justas y calificadas razones para
distinguir al Pueblo llamado los Ranchos de esta Provincia con
el título de Villa siendo de las más recomendables, la de que
sus vecinos particulares y naturales han contribuido a su
población y asistido a la pacificación de toda la Provincia en
tiempo de su turbulencia y la de tener en su localidad los
requisitos que piden las leyes de la materia , vengo en erigir
en Villa al expresado lugar con el título y denominación de tal
Villa del Rosario.
Y
de que su distrito ha de ser todo el territorio del Curato del
Río Segundo Abajo que le ha estado hasta aquí demarcado.
Con la restricción de que, por ahora, no se ha de formar
Ayuntamiento; que sólo han de ser elegibles por este Gobierno un
Síndico del Común y dos Alcaldes Ordinarios: el uso para ejercer
la jurisdicción ordinaria y el otro para que la administre por
sustitución en las ausencias, impedimentos y enfermedades del
primero. Bajo de cuya única restricción mando que se le guarden
y hagan guardar por todas las Justicias de esta Provincia las
demás excepciones, privilegios que las Leyes y Ordenanzas
conceden a los lugares exigidos en Ciudad o Villa.
Para lo cual hice expedir el presente titulo firmado por mí,
sellado con el de las Armas de la Provincia y refrendado por mi
Secretario Interino; el que se tomará razón en esta Ilustre
Municipalidad; y se publicará en forma auténtica en la erigida
Vila, archivándose en el Juzgado Ordinario de su comprensión.
Dado en Córdoba a 11 de junio de 1823.
Juan B. Bustos.
Francisco Bedoya, Secretario Interino."
La Basílica
Lentamente, después de la batalla de Caseros (03/02/1852), con
el comienzo de la institucionalización del país, los pueblos
del interior comenzaron a progresar en todos sus aspectos,
habiendo dejado atrás el peso de las movilizaciones y la guerra
civil que les demandó tanto esfuerzo.
El 2 de septiembre de 1858, el presbítero Aquilino Ferreyra, en
su informe: “Razón de las capillas y Oratorios públicos del
Curato del Río 2º abajo",
decía con respecto a la Capilla de Villa del Rosario (la
segunda):
“Parroquia: esta Capilla esta situada en la Villa del Rosario es
de treinta varas de largo y de siete y media de ancho, muy
pequeña para el número de gente que concurre a ella, y
pasamentada.
Carece de toda propiedad temporal, pues esta en terrenos del
estado. Se sostiene con los dios
[dineros] de Fábrica”.
Los vecinos de Villa del Rosario, con su pequeña capilla que
hacía casi 65 años que estaba en pie, comenzaron a pensar en la
necesidad de erigir un nuevo templo, en consonancia con su
profunda tradición religiosa y su rango de Parroquia. En esa
época varios pueblos de Córdoba, estuvieron en la misma sintonía
y llegaron a concretar valiosas obras de carácter europeizante
con la intervención de calificados profesionales y mano de obra
entregada por inmigrantes.
Las gestiones para el nuevo templo, que sería el tercero en el
actual éjido de la
Villa, en orden de construcción, las inició el Presbítero
Aquilino Ferreyra y Alvarez (1824-1910) y las continuó el cura
José Anselmo Luque (1856-1930), ambos serían Obispos Auxiliares
de Córdoba.
En 1886 se coloca la piedra fundamental y dos años
después, cuando toma la tarea Monseñor Lindor Ferreyra
(1855-1935) (foto), la iglesia esta “con las paredes de una nave a
la altura de los marcos de las puertas”.
El nuevo párroco dotado de un talento práctico extraordinario,
sin mucha tecnología, ni muchos cánones, amante entusiasta de
cuanto significara un progreso para su pueblo natal o su
parroquia, se había trazado un plan de actividad pastoral que
comenzaba con la construcción de un grandioso templo parroquial
para 2000 personas, colegios religiosos, casa de ejercicios
espirituales, bancos, hospital, imprenta, fomento
al comercio y al agro.
Comenta Avelino Gómez Ferreyra, S.J.:“...
el
plan era genialmente simple y simplemente genial, pero en la
opinión de todos – menos en la de Don Lindor – una verdadera
locura y una pretensión descomunal, que solo podía caber en
cerebros atacados por delirios de grandeza. Allá por 1890 o
antes, en medio del atraso material que caracterizaba a las
poblaciones de tierra adentro, sin fortunas sólidas capaces de
apoyar tan colosales proyectos, cuando el país se estremecía
ante el colapso financiero y económico que provocó la caída del
Presidente Juárez Celman y bajaba vertical y desastrosamente su
signo monetario; cuando ninguna población de provincia, aun de
superior categoría , hubiera podido atreverse a los lujos que
pretendía ahora una aldea como “la Villa” , aquel plan era lisa
y llanamente una locura o una verdadera provocación a la
Providencia. Y Don Lindor creyó que era más bien lo segundo. Y
se plantó como delante de un tren en marcha, frente a la
Providencia, la cual – según parece—no tuvo más remedio que
mantener su palabra y rendirse ante esa fe que era capaz de
trasladar montañas...".
El proyecto de esta monumental basílica fue encargado al
arquitecto italiano Osvaldo Pellerín, quien también estuvo a
cargo de la dirección de obra hasta el 31 de diciembre de 1891,
día en que se produjo el inesperado derrumbe de la cúpula cuando
estaba próxima a su finalización. Este accidente produjo la
muerte del arquitecto Pellerín junto a tres de sus ayudantes:
Emilio Gigena, Venancio Martínez y Pedro Villalba.
Esta tremenda contingencia produjo, por mucho tiempo, un cúmulo
de
angustias y de miedo hasta que el Ingeniero español
Tomás Algueró se hizo cargo de la
continuación de la obra hasta su finalización. El 2 de octubre
de 1894 se procedió a inaugurar la Iglesia de Nuestra Señora del
Rosario de Villa del Rosario.
En ese entonces, el templo aún no estaba concluido. El 3 de
octubre de 1900, la Municipalidad de la Villa otorga un subsidio
de 20 pesos mensuales hasta la terminación de la torres.
El 31 de enero de 1901, el corresponsal del diario Los
Principios le escribía al Director: “El pueblo de Villa del
Rosario, que siempre se ha mostrado generoso cuando se trata de
obras pías, demuestra una vez más su generosidad, no
omitiendo sacrificio alguno para cooperar cual según su
circunstancia á la construcción de las hermosísimas torres del
templo que se trabajan actualmente y que son dirigidas por el
hábil arquitecto Tomás Algueró.
La iniciativa de esta obra magna, que así la podemos titular,
dada la escasez de recursos del pueblo, es debida á un celoso y
prestigioso vecino de ésta, cuyo nombre omito por no ofender su
modestia.
La obra está ya muy adelantada habiéndose colocado una cruz en
una de las torres, pudiendo asegurar que dentro de cuatro ó
cinco meses, veremos nuestro templo concluido, orgullo del
Departamento.
La comisión encargada para la construcción de dicha obra, está
compuesta por los caracterizados vecinos de ésta, señor cura
párroco D. Lindor Ferreyra, señor Pedro Carballo, Pbro. Raúl
Ludueña y señor Pedro N. Luque”.
Con antelación a su visita pastoral, el Obispo de Córdoba, Fr.
Zenón Bustos O.F.M.
(1904-1925) envía un amplio cuestionario a los Curatos. El 29 de
julio de 1906, D. Lindon Ferreyra, le responde,
en lo referido a detalles de la iglesia:
"13:
Creo que esta defendida de la humedad y que no exige
reparaciones.
14:
La iglesia tiene puertas seguras y se cuida por un sacristán y
un ayudante. Se abre a las 5 ½ de la mañana y se cierra de 10
a.m. hasta 2 p.m. las llaves se llevan a la mesa del cura. En la
noche se cierra después del rosario ó cuando se ha retirado la
gente
...
16:
La iglesia tiene cinco altares: el mayor y el de la Sma. Virgen
consagrados por el Sr. Obispo
[Reinaldo] Toro (1888-1904), en la fecha de la colocación de
la iglesia. El del S.C. de Jesús y de S. José son de madera; el
último de la Purísima de mampostería
...
18:
El piso de la iglesia es de madera, tiene doce años y está en
perfecto estado.
23:
Hay campanario y cuatro campanas.
24:
Hay una sacristía y las puertas se cierran con llave".
El 19 de marzo de 1916 el Presbítero Ramón F. Varas, eleva al
Sr. Cura y Vicario Monseñor D. Lindor Ferreyra el “Nuevo
Inventario de la Parroquia y Capillas de Villa del Rosario – Año
1916 – Iglesia Parroquial":
"1:
La Iglesia Parroquial construida de ladrillo cocido asentado en
cal, y mide por el exterior sesenta metros con treinta
centímetros de largo, por veinte y cuatro metros con veinte
centímetros de ancho. Esta revocada en el interior y el frente.
Tiene cúpula en forma de medio limón, y dos torres, también
revocadas; un pórtico con piso de mosaico, y un hermoso cancel
de cedro lustrado, con dos vidrieras grandes y dos chicas. El
piso interior es de madera machihembrada. Tiene tres puertas al
frente, correspondientes a las tres naves, las cuales tienen sus
respectivas bóvedas; y una puerta en cada costado lateral. Las
hojas de las puertas son de algarrobo, y se cierran por dentro
con fuertes barras de fierro. Tiene coro, que abraza las tres
naves, teniendo en la del centro una baranda de fierro. En el
costado norte tiene una escalera de material para subir al coro
y al campanario, en el cual hay una campana grande y tres
medianas. En la escalera de material se apoyaba otra de madera,
para acceder al campanario sin ir al coro.
La iglesia tiene además pretil de verjas de fierro, sostenidas
en pilares de material sobre zócalos de id., todo revocado en
portland, y tiene tres puertas, que se cierran con hojas del
mismo metal. Del mismo estilo, pero sin revocar, son los pilares
y zócalos de la verja del costado sud, que van a terminar en
otra puerta de fierro, que queda entre las verjas y la tapia de
una propiedad particular
...
2:
Un camarín, que consiste en un altar con retablo y un nicho con
cristal al frente, todo de madera, pintado y dorado, con cuatro
columnas doradas, dos doseles con un ángel cada uno, y un
sagrario pequeño. La mesa del altar esta toda cubierta por una
piedra de mármol".
A
lo largo de 63 páginas manuscritas, el Padre Varas, detalla
de
modo
pormenorizado
cada uno de los elementos que integran la Parroquia en ese
momento.
En julio de 1922, Monseñor Lindor Ferreyra, nombró una Comisión
Pro decoración del Templo. Esta
inició sus tareas y con un presupuesto de 25.000 $
se dieron comienzo a los trabajos preparatorios consistentes en
la eliminación de las filtraciones de humedad en los techos,
especialmente en la cúpula.
El ingeniero civil Luis Dutari, estuvo a cargo de la dirección
técnica de la obra, responsabilizándose de recubrir los techos
con baldosa francesa; remover o picar los revoques de la bóveda
y reconstruirlos a la vez de
impermeabilizarlos
y recubrir las cúpulas con azulejos, todo ello por un monto de
32.800
$.
En 1925, se contrató al artista plástico Emilio Estanger, quien
pintó en las pechinas, dentro de marcos dorados, a los cuatro
evangelistas: Lucas, Marcos, Mateo y Juan.
En las fiestas patronales de 1925, Monseñor José Anselmo Luque,
Obispo Auxiliar de Córdoba (1914-1930) treinta y nueve años
después de haber promovido la construcción de este templo,
cuando era Párroco, inauguraba la decoración general de la
basílica. Paredes, pilares y bóvedas se estucaron imitando
mármoles ocres, verde claros y rojizos.
En este año se colocaron en las ventanas de la nave central, los
vitrales que representan a los quince misterios del Rosario,
construidos por el taller de E. Elouvri de Buenos Aires.
En 1936, se cambió la baranda del comulgatorio por una de mármol
blanco.
La tarea de recubrimiento de las cúpulas, encargada y no
realizada por el Ing. Dutari, se concretó
recién en la década del 60, ejecutándose con venecita color
celeste destacando la doble nervadura con color azul. En esa
misma época se revocaron las paredes exteriores norte, oeste y
sur.
Con respecto al equipamiento litúrgico fue incorporándose a
través del tiempo. En el año de la inauguración, el estanciero
Ramón Alvarez, donó el delicado púlpito, obra del calificado
escultor francés Enrique Arístides Pellici.
Los altares menores
fueron donados por familias de la Villa, entre 1913 y 1916,
siendo varios de ellos, producto del renombrado taller de
Antonio Font.
El órgano de tubos se colocó en el coro en 1906. Fue fabricado
por la Casa Giacomo Locatelli de Bérgamo, Italia; siendo
ensamblado por el constructor de órganos Donatto Sangaletti de
Buenos Aires.
Cuatro años después se instalaron en las naves del transepto,
dos vitrales procedentes del taller G.P. Dagrand de Burdeos,
Francia. Representan la Ascensión de Jesucristo y la Asunción de
María.
Desde el año 2009, se están ejecutando trabajos de mantenimiento
y restauración. El más importante consistió en la submuración
con 183 micro pilotes inyectados hasta una profundidad de doce
metros, con una presión de doce toneladas.
Se han efectuado reparaciones en las cúpulas y en sectores del
exterior. Los
inadecuados revestimientos de madera puestos para ocultar los
deterioros producidos por el ingreso de humedad y que no habían
solucionado el problema, se están reemplazando con granito gris mara.
Continúan los trabajos, los cuales son
de alto costo.
La arquitectura de la Basílica
Esta obra monumental se desarrolla en planta basilical con tres
naves, transepto, crucero con importante cúpula, nártex sobre el
que ubica el coro alto, presbiterio; sacristía y dos depósitos
contiguos. Por sobre el altar mayor se ubica el camarín donde se
aloja la imagen de la Virgen del Rosario.
La nave central, el transepto y el presbiterio se cubren con
bóvedas de ladrillos con arcos generatrices levemente rebajados.
El cuerpo espacial esta ritmado en cinco tramos. Los arcos
fajones de la bóveda son pareados y entre ambos un tensor de
acero contribuye a absorber los momentos generados por aquella.
Hacia lo alto, se exponen amplios lunetos que alojan ventanas que culminan en medio punto.
Detalla el Arq. Sergio Marchetti: “El espacio central se
articula con arcos de medio punto que dividen las naves
laterales. Se destacan las monumentales pilastras pareadas de
sección semicircular que integran los pilares y sus capiteles
compuestos que soportan el entablamento."
Continúa Marchetti: "Tiene gran presencia
visual el friso decorado con una greca dorada y la cornisa
bastante saliente que va recorriendo todo el perímetro del edificio,
interrumpiéndose sólo en el coro, pues aquí el entablamento
desaparece y toda la pared se cubre con estucos que en su parte
semicircular inscribe una figura de venera o estrías cóncavas.
Este motivo se repite en la pared del fondo del presbiterio
integrando el gran retablo principal que se compone de una parte
inferior de impronta clasicista conformada por dos hornacinas de
medio punto y el sagrario en su parte central. Una balaustrada
remata la composición que sirve de baranda al camarín de la
Virgen en su parte superior donde se ubica el altar del líneas
neobarrocas."
En el crucero una ágil cúpula sobre tambor de sección octogonal
con importante aventanamiento, sobre el que se asienta la media
naranja de perfil ligeramente apuntado rematando con la linterna
y cruz de hierro forjado.
Exteriormente el tambor tiene aplicada una doble columna en cada
uno de los vértices que se continúa visualmente en la
cúpula con nervios pareados. Esta masa azulada es un verdadero
hito en la planta urbana de la Villa.
Las naves laterales, más bajas que la central, están cubiertas
con bóvedas de crucería.
En los mencionados tramos, estas naves alojan los altares
menores, siendo ellos, desde el pié al presbiterio; del lado
del Evangelio: Nuestra Señora del Valle, Nuestra Señora del
Perpetuo Socorro, San Francisco Javier, San Antonio de Padua,
Sagrado Corazón en el transepto y de la Crucifixión en el
lateral del presbiterio. Del lado de la Epístola, en igual
sentido: Santo Domingo, Niño Jesús, Inmaculada Concepción, San
José en el transepto y Nuestra Señora del Carmen, al lado del
presbiterio. Las capillas cabeceras de las naves
laterales están realzadas con cúpulas con lucernas aventanadas.
En el exterior, sobre el techo inclinado, podemos observar
varios
gruesos contrafuertes ejecutados para absorber los empujes de la
bóveda central. Sobre ellos, placas de acero para ajustar los
tensores que ligan ambos inicios de bóveda y se encuentran sobre
la cornisa en el arranque de los arcos fajones pareados.
El nártex está cubierto con bóvedas de medio punto combinadas
con crucería en correspondencia con los portales de ingreso.
La fachada. que mira al este-sureste, está retirada de la línea municipal, generando un
atrio que tuvo hasta después del Concilio Vaticano II, un pretil
con muros de base y rejas de hierro forjado.
Dice el arquitecto Sergio Marchetti, que “... la fachada
sigue los cánones academicistas italianos de influencia
Neorenacentista tan desarrollados en nuestro medio durante el
siglo decimonónico por los profesionales europeos emigrados
hacia nuestro país. Su organización evidencia el espacio
interior de tres naves con arcos de medio punto en cada una de
ellas y tres ventanas del coro. Sobresalen seis pilastras
estriadas de orden monumental con capiteles compuestos y
basamento liso que termina a la altura de la imposta de los
arcos. El entablamento es liso y está ligeramente quebrado en el
ancho del frontis triangular que junto a las cuatro pilastras
que lo soportan parecen jerarquizar el ingreso."
“Dos torres campanarios de elegantes proporciones definen la
fachada. Están compuestas de un cuerpo inferior almohadillado
más bajo que el superior, donde dos pares de pilastras
estriadas con capiteles Corintios enmarcan cada uno de los
arcos. El entablamento aquí se interrumpe por un círculo a
manera de reloj, que arranca desde clave del arco, continuando
la cornisa la misma forma curva, recurso muy usado en iglesias
del período barroco. Las torres rematan en chapiteles
acebollados con base de planta octogonal y sus respectivas
cruces de hierro forjado, sobresaliendo a la vista de cualquier
observador el color azul de los mosaicos en que están revestidos
dichos chapiteles, como así también la cúpula y el tímpano del
frontis...”.
Las fachadas laterales y posterior, no recibieron
especial tratamiento por parte del arquitecto diseñador,
quedando solo como resultado de la composición volumétrica. Se
destacan la presencia visual de las cúpulas, en especial la del
crucero, y las dos torres.
Foto de Gustavo Pavón
Es preciso hacer mención a la intervención sufrida
en la fachada sur.
Video - Año 2012
En el año 2003 se realizó una obra de arte comunitaria
consistente en un mural con técnica de esgrafiado. “Epopeya de
la Villa”, lleva por nombre, y relata la historia de la
localidad en una superficie de 3 m de alto por 50 m
de largo; “... se eligió la
Basílica Menor Nuestra Señora del Rosario,
como sitio para la expresión, por ser éste el monumento más
representativo del lugar ...", comentó
la Directora del Museo.
Las autoridades municipales, el Sr. Cura Párroco del momento,
vieron el hecho desde el mural y no desde el valioso Monumento
Histórico Provincial. “Olvidaron” dar participación a las
correspondientes
autoridades y les resultó cómodo usar “el
monumento más representativo del lugar”, para demostrar la
capacidad alcanzada en un curso de muralismo.
Esta intervención viola algunos artículos, en especial el 5º, de
la Carta de Venecia 1964, principal documento de los acuerdos y
resoluciones del II Congreso Internacional de Arquitectos y
Técnicos de Monumentos Históricos, con la participación del
ICOMOS, realizado en esa ciudad.
Dice el Artículo 5:
"La
conservación de los monumentos se beneficia siempre con la
dedicación de éstos a una función útil a la sociedad, esta
dedicación es pues deseable pero no puede ni debe alterar la
disposición o el decoro de los edificios. Dentro de estos
límites se deben concebir y autorizar todos los arreglos
exigidos por la evolución de los usos y las costumbres."
Una excelente expresión artística en su tipo, con una
inadecuada elección del soporte para la misma.
Antecedentes del partido adoptado por el Arq. Pellerín
Opina el arquitecto Sergio Marchetti, que esta basílica “... a
pesar de ser una obra del siglo XIX período caracterizado por el
eclecticismo, su diseñador denota un delicado uso de las
proporciones y órdenes clásicos, pero inspirados a través de la
reinterpretación que el renacimiento hizo de los mismos. Su
aspecto exterior es sobrio y muy clasicista, en tanto que el
interior tiene la influencia de algunas obras Manieristas...”.
Sin conocer la formación académica del arquitecto Pellerín, casi
podemos afirmar que, al igual que muchos diseñadores de iglesias
a partir del siglo XVII, se inspiró en modelos emblemáticos de
Europa.
La planta basilical en cruz latina, crucero y gran
cúpula tiene como fuente de inspiración la obra que Giacomo
Barozzi da Vignola (1507-1573) plasmara en la Iglesia del Gesù
(1568-1584)y que fuese la principal de la Orden Jesuítica en Roma.
Un
templo que revolucionó el concepto renacentista del espacio
litúrgico y abrió el camino al siguiente estilo que le
sucedería: el barroco.
Desde entonces sirvió como modelo de los
posteriores templos jesuíticos y se extendió al resto del mundo
cristiano.
En esta basílica, se aplican los componentes distintivos del
esquema de Vignola, con algunas variantes como el caso de las
capillas laterales que son un poco más abiertas pero que
igualmente se desarrollan entre contrafuertes que no aparecen en
el exterior, dando como resultado fachadas laterales lisas. Otra
diferencia está en el nártex, ya que San Ignacio opinaba que los
feligreses debían entrar directamente al templo y darse
frontalmente con Dios.
Con respecto al diseño adoptado en la fachada, la influencia
corresponde a la obra del arquitecto florentino, León Battista
Alberti (1404-1573) figura polifacética del renacimiento y a su
Basílica Sant´Andrea de Mantua, (1414-1782), Lombardía, Italia.
En esta obra el arquitecto logró conjugar un frente de templo tetrástilo, con pilastras, entablamento y frontis del ancho del
templo, y un orden monumental de arco romano central y pequeños
arcos y hornacinas añadidas al muro decorativo y no ya
estructural como eran las columnas. Surgió un “esquema
albertiano”, el cual, llevado a los tratados de arquitectura,
prolongará su uso durante los períodos del manierismo y el
barroco. Seguramente el arquitecto Pellerín en las Academias de
Bellas Artes de su país estudió estos tratados.
A
la hora de diseñar el interior de la basílica, como habitante de
Venecia que fue, probablemente analizó la obra del arquitecto
veneciano Andrea Palladio (1508-1580) y en especial la Iglesia
de San Giorgio Maggiore (1568-1576) en Venecia, Italia.
Palladio estructura el espacio con un orden de
pilastras de escala monumental, de sección semicircular y
capiteles compuestos dispuestas una en cada pilar. El
entablamento vuela a la altura de las pilastras produciendo un
movimiento ritmado a lo largo de todo el desarrollo. Pellerín
usó ese criterio, solo que utilizó columnas pareadas.
El paso de "CLAMOR"
Una relación publicada en los Anales de la Biblioteca de Buenos
Aires con el título de “Relación de los últimos hechos y fin
heroico del General Liniers”, da cuenta del paso por Villa
Los Ranchos, del “Libertador”, como lo llamaban los lugareños.
Santiago Liniers
Los traían prisioneros desde La Aguadita, 50 leguas de Córdoba,
camino a Buenos Aires, a donde nunca llegarían. Aún cuando no
tuvieran la certeza o no la quisieran ver, la muerte se les
anticiparía.
“... Al exmo. Sr. D. Santiago Liniers, Jefe de Escuadra, ex
Virrey Interino de las Provincias del Río de la Plata, que hacía
más de un año que residía en Alta Gracia , lo acompañaban: el
Ilustrísimo Sr. Obispo D. Rodrigo Orellana; el Sr. Gobernador de
Córdoba y Brigadier de la Armada D. Juan Gutiérrez de la Concha;
Don Santiago Alejo de Allende, Coronel del Ejército y del
Regimiento Provincial de Córdoba; el Ministro Tesorero de la
Real Hacienda de la Provincia de Córdoba, Don Joaquín Moreno; el
Dr. D. Victorino Rodríguez, Teniente Letrado del mismo Gobierno
e Intendencia de Córdoba. Los seis apresados pasaron 9 días en
la Villa, desde el 10 de agosto de 1810.”
“... y teniendo que demorarse (los presos) para componer un
coche que se le había descompuesto, se alojaron en la casa del
respetable Presbítero el Maestro Don Felipe Ferreyra; quien
desplegando su fidelidad a la Nación (española) usó con estos
señores toda su generosidad y nada perdonó para obsequiarlos y
servirlos ...”.
“... y todo produjo el deseado efecto de que en los 9 días que
permanecieron en Los Ranchos, fueron visitados y tratados de
todos cuantos lo solicitaban.
Llegando a tal punto que su Ilustrísima (el Obispo) acompañado
del Presbítero Ferreyra y de un Religioso de la Merced salió a
visitar la Iglesia Parroquial y otra (Iglesia) que se estaba
edificando a más de cuarto de legua de distancia. El párroco de
este lugar Don Manuel Aguirre nunca se presentó a saludar a su
Obispo”.
En la relación se hace referencia a un plan de fuga muy bien
estructurado que le presentaron a Liniers y que éste agradeció,
pero rechazó de plano. Se insiste en una dudosa actuación por
parte del Deán G. Funes.
”... El 15 de agosto solicitó Ferreyra permiso a Orien [José
María Urien, ayudante de campo], para que celebrase el Sr.
Obispo el santo sacrificio de la Misa en aquella festividad [Asunción
de la Virgen], cuya privación mortificaba infinito a Su
Ilustrísima, que es muy espiritual. Y solo consiguió por
respuesta que el reo de Estado no podría decir misa.
Viendo Ferreyra que sus esfuerzos habían sido inútiles, se valió
de una mujerzuela a quien obsequiaba Orien
(sic); y, por este conducto de ignominia, se consiguió que
al día siguiente 16, dijese Misa el Sr. Obispo y en ella
comulgaron, con espiritual devoción y recogimiento interior los
5 señores restantes; luego, todos juntos renovaron entre sí el
juramento que habían hecho de fidelidad a Fernando VII y a la
Nación española de defender sus derechos y derramar su sangre
por la justa causa que seguían. Esta Comunión, sin pensarlo
ellos, fue el sagrado Viático que a los 10 días entraron en la
eternidad."
Todo lo narrado en último término, se desarrolló en la capilla
de San Joseph, la que se encontraba a la hora de
la Fundación por Sobre Monte.
“... Sin cosa digna de notarse caminaron hasta el 25
de agosto que hicieron noche en la Posta de Gutiérrez, que dista
67 leguas de Córdoba y 101 de Buenos Aires, bien ajenos a que
esta era la última noche de su vida...”.
Al
día siguiente, en Monte de los Papagayos, el mismo Urien,
gritaría: ¡¡fuego!!.
La misma Capilla fue frecuentada por el general Manuel Belgrano,
a cargo del Ejército Auxiliar del Norte, que permaneció
acampado a cuatro cuadras al noreste, en “Paso de las Tropas”,
Villa de los Ranchos, a lo largo de 22 días de marzo de 1819.
Basílica Menor
En el 313, tras el Edicto de Milán promulgado por Constantino el
Grande (313-337), el imperio romano aceptó oficialmente la
religión cristiana. Desde entonces, los cristianos utilizan la
tipología arquitectónica basilical para la construcción de sus
nuevos templos.
Independientemente de la concepción arquitectónica, un templo
puede titularse “Basílica” por prerrogativa del Sumo
Pontífice.
En sentido litúrgico, son basílicas aquellas iglesias que
obtengan el privilegio papal por su importancia, por
circunstancias históricas o por aspectos relevantes, como ser
foco espiritual de una comunidad que es santuario para la
multitud de devotos que acuden a ella.
Se clasifican en basílicas mayores y basílicas menores. El
título fue introducido por el Papa Bonifacio VIII en el año
1300.
En el mundo cristiano existen cuatro Basílicas Mayores: Basílica
Papal de San Juan de Letrán; Basílica Papal de San Pedro en el
Vaticano, Basílica Papal de San Pablo Extramuros y Basílica
Papal de Santa María la Mayor. Todas están en Roma, Italia.
El Papa Benedicto XVI, en el año 2006, renombró estas Basílicas
mayores, que se denominaban “ patriarcales” a “Basílicas
Papales” y otorgó igual título a: Basílica Papal de San
Francisco de Asís y a la Basílica Papal de Santa María de los
Ángeles en la Porciúncola, Assisi, Italia.
El resto de las iglesias que han sido nombradas basílicas, por
Breve Apostólico, son menores. Todas las catedrales,
según el derecho canónico, son
consideradas basílicas menores.
Los privilegios otorgados a estas basílicas incluyen una
determinada precedencia con derecho a uso del canópeo (un
dosel parecido a un paraguas) y una campana llamada
tintinábulo. Ambas son utilizadas en las procesiones a la
cabeza del clero en los actos oficiales y el uso de la capa
magna para el rector o los miembros del capítulo si
los hubiera. También tienen privilegios con las indulgencias
plenarias.
En Argentina (según GCatholic.com) hay 45 basílicas y en la
Provincia de Córdoba, 10.
La iglesia Nuestra Señora del Rosario fue nombrada BASÍLICA, el
14 de enero de 1955, por Breve Apostólico del Papa Pio XII
(1939-1958), siendo Arzobispo de Córdoba Monseñor Fermín Emilio
Lafitte (1888-1959).
Por lo expuesto, el apelativo: menor, tal vez, podría obviarse.
La Basílica y Santuario Nuestra Señora del Rosario de Villa del
Rosario, fue declarada Patrimonio Provincial por decreto Nº 6216
del 15 de septiembre de 1986.
El 23 de diciembre de 1997, el Consejo Deliberante de la
Municipalidad de Villa del Rosario, dicto la “Ordenanza
referida a la Declaración de Interés Histórico Municipal y
Componente del Patrimonio Arquitectónico de la Ciudad de Villa
del Rosario”. Ordenanza Nº 457-A-97.
Datos complementarios:
Latitud: 31º 33'
16,21"S
Longitud: 63º 32'
11,73"
O
Elevación: 250 msnm
Fuentes de consulta:
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AGN - Sala IX. División Colonia. Tribunales Adminstrativos.
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Gaudencio – 200 Años Después de Villa de Los Ranchos –
Tomo 2 - Editorial Tramas. Córdoba, julio de 1994.
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Año Jubilar en la
Villa Levítica 1704-1954 – Revista Eclesiástica del
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GRENON, Pedro –
VILLA DEL ROSARIO: documentos para su
historia- Editorial Biffignandi, Córdoba, 1930.
LEVILLER, Roberto –
Nueva Crónica de la Conquista del
Tucumán. Vol. 2 - Editorial Nosotros. Buenos
Aires, 1930
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Génesis de la Parroquia de
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de Córdoba, Vlo. XXXI, Córdoba, 1954
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Basílica de Villa del Rosario, Provincia de Córdoba,
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Intendencia de Córdoba al dejar el mando el Marqués de Sobre
Monte" - "Revista de Buenos Aires" Tomo XXI nº 83 de
marzo de 1870.
SERRANO, Antonio –
LOS COMECHINGONES – Imprenta de la
Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba, 1945
WIKIPEDIA, la enciclopedia libre –
Basílica Menor –
Información tomada el 16/10/2012.
WIKIPEDIA, la enciclopedia libre –
Capilla Histórica de San
José Obrero - Información tomada el 16/10/2012.
La imagen del mapa de 1598 corresponde a: "Historia Argentina - desde la Prehistoria hasta 1829 - Vol.
1" - Colegio Nacional de Buenos Aires y Pagina 12 - Pág.
119
Agradecemos al Cura Párroco de la Basílica y Santuario de
Villa del Rosario Oscar Norberto Audisio
(1956-2017), médico
cardiólogo, por las atenciones recibidas.
Agradecemos a Julio María Echevarría por sus aportes
fotográficos.
Diario Los Principios de Córdoba.
FERREYRA VIDELA, Vidal: "Oratorios, capillas e iglesias
en el Río Segundo. Archivum Tomo II - Cuad. 2; Junta de
Historia Eclesiástica Argentina". Editorial Huarpes SA -
Buenos Aires, 1944.
"La iglesia desaparecidad: Villa del Rosario, 1814-1894"
- Imprenta Sellares, Buenos Aires, 1962.
GONZALEZ NAVARRO, Constanza: "Los indios desnaturalizados
del Valle Calchaquí en Córdoba: de rebeldes a fieles
soldados del pueblo de San Joseph de los Ranchos en
condiciones de posibilidad de la reproducción social en
sociedades pre hispánicas y coloniales tempranas en las
Sierras Pampeanas" - Centro de Estudios Históricos
Carlos S. A. Segreti - Córdoba, 2015.