Síntesis

La Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Villa del Rosario, Departamento Río Segundo, Córdoba (Argentina), tuvo dos capillas que le precedieron en esta Villa que, primero, se llamó 'Pueblo de Indios de San Joseph' y luego, 'Los Ranchos' en tierras otorgadas, en 1597 y en carácter de Merced, a Tristán de Tejeda y a Diego Castañeda en el territorio del pueblo indígena de Nobosacat. La fundación de Villa del Rosario se atribuye al Marqués de Sobre Monte el 27 de diciembre de 1795 y el título de Villa fue otorgado por el Coronel Mayor Juan Bautista Bustos el 11 de junio de 1823. La construcción de la Basílica fue iniciada por el Presbítero Aquilino Ferreyra Alvarez y la continuó el Cura José Anselmo Luque en base al proyecto del Arquitecto Osvaldo Pellerín quien falleció en el templo con el derrumbe de la cúpula. Esta obra monumental se desarrolla en planta basilical en tres naves, transepto, crucero con importante cúpula, nártex sobre el que se ubica el coro alto, presbiterio y sacristía. Sobre el altar mayor está el Camarín de la Virgen.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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BASILICA Y SANTUARIO NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

 

El martes 16 de octubre de 1894 el diario Los Principios de Córdoba, en su número 144, con el título de Fiestas Religiosas en Villa del Rosario, publicaba:

"Con esplendor y pompa nunca vistas en nuestra campaña, se han celebrado las fiestas religiosas este año con motivo de la inauguración del nuevo templo edificado en aquella importante localidad.

La fe católica, viva siempre en aquella tierra que se ha hecho célebre por los muchos sacerdotes que ha dado a la Iglesia, es la que ha levantado aquel bellísimo monumento, comparable en la bravura de sus formas con las magníficas catedrales de los tiempos clásicos del catolicismo.   

Su cúpula lanzada á los aires con imponente majestad, impresiona agradablemente al viajero haciéndole exclamar instintivamente: “Éste es un pueblo culto, un pueblo civilizado,  aunque muchas de sus casas no tengan más que una techumbre de pajas”.

 

 

El nuevo templo tan espacioso como nuestra catedral de formas correctamente severas, con una arquitectura sencilla y sublime como es la fe que lo ha inspirado convida naturalmente a la meditación y al silencio: en medio de aquellos muros todavía desmantelados y blancos como el lirio de los campos parece que se agita de una manera visible la majestad augusta del Dios omnipotente.

¡Cuán hermoso es el primer golpe de vista cuando desde la puerta principal se tiende la mirada hacia el centro!

En medio de los flamantes dorados que reflejan la luz de los hachones encendidos se destaca como una reina en su solio la imagen graciosa de la santísima Virgen del Rosario, la cual, desde su bonito camarín, parece que sonríe viendo a sus hijos postrados a sus pies ofreciéndole sus homenajes y sus plegarias y ella dándole la bendición como premio por los inmensos sacrificios  que ellos á su vez hicieron para levantarle aquel templo digno de su soberana grandeza.

 

 

La Iglesia de Villa del Rosario, es pues una obra maravillosa en su conjunto y en sus detalles; es como se la ha llamado, una basílica monumental que puede ser el orgullo y ornamento de las grandes ciudades; y hoy por hoy, podemos decir que es una gloria, no solo para el pueblo que la posee, sino también para Córdoba, y aún para la República Argentina.

... El jueves 4 por la tarde se hizo la traslación de la sagrada imagen de la Virgen de nuestra señora del Rosario de la antigua iglesia á la nueva ...

Un pueblo inmenso seguía procesionalmente a monseñor Aquilino Ferreyra que presidía la ceremonia. Momentos después llegaron los Ilmos. Obispos Toro é Isassa, el Exmo. Gobernador de la provincia y su séquito. El pueblo recibió  a los ilustres huéspedes en la puerta del nuevo templo.

... El día 6 á las 6 am Monseñor Toro hizo la traslación del Santísimo Sacramento desde la iglesia vieja a la nueva ...".

 

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En los orígenes de la Villa:

"Villa del Rosario era primeramente el pueblo indígena de Nabosacat  en cuanto a su ubicación; pero los que después lo poblaron fueron indios encomendados ...". 

En documentos del Archivo Histórico de la Provincia, puede leerse:

"... en 4 días de mayo de 1597 el muy ilustre Señor Gobernador  don Gonzalo de Abreu de Figueroa, dijo que en nombre de S.M. hacia e hizo merced a Tristán de Tejeda y a Diego Castañeda, vecinos de la dicha ciudad de un pedazo de tierras, para sus chacras y sementeras ...".

Contigua a esta merced,  "... 30 días del mes de octubre de 1594 años. El muy ilustre S. Capitán Juan de Burgos, teniente de Gobernador y Justicia Mayor, de esta dicha ciudad y sus términos de jurisdicción, por el muy ilustre Sr. Licenciado Hernando de Lerma Gobernador Capitán General y Justicia Mayor de citas Provincias de Tucumán y sus Provincias por S.M.

Dijo que en nombre de S.M. y del dicho Gobernador y por virtud del poder que tiene, que, por ser notorio no van aquí insertos, hacia e hizo merced, a Bernabé Mejía, vecino de esta ciudad, de un pedazo de tierra que esta a 7 leguas u 8 poco más o menos de esta dicha ciudad, en el Río Segundo, hacia Nabosacate en la encomienda del Capitán  Antonio de Alfaro."

Son las primeras mercedes otorgadas en la zona de la actual Villa del Rosario que a lo largo de su historia recibirá varios nombres. En mapas de 1598, su ubicación  coincide con el pueblo aborigen de NABOSACAT. Sacat o Sacate significa pueblo y Nabo es agua, charco o laguna.

 

Mapa de 1598 con la distribución de mercedes sobre el Río Segundo; es el más antiguo conservado de Córdoba (Archivo de los Tribunales de Córdoba)

Ver referencia al pie

 

 

Fue en el mencionado año cuando el Gobernador Don Pedro Mercado ordenó que fuera un visitador a hacer visita de los indios y encomiendas de la Provincia.

El Capitán Antonio de Aguilar Vellicia, Teniente de Gobernador y Justicia Mayor, Juez  Visitador, fue a las casas de Francisco de Losa, después de hacer un largo listado de los indios y sus familias, de los caciques,  dice que ... "todos los que tienen declarados son Anacones de servicio e indios asimismo de servicios; y que los ganados que tienen están en los pueblos; donde asimismo hace sus sementeras con los naturales de los dichos pueblos de Guanusacate y Nabosacate ...".

El Maestre de Campo Gerónimo de Funes y Ludueña, en 1667, recibió de Alonso de Mercado y Villacorta, Gobernador de Tucumán, una encomienda de indios por su meritoria actuación en las guerras calchaquíes. Fueron 8 familias que incorporó al trabajo en las estancias de “Guamacha”, “La Merced” y “Sauce seco”, ubicadas en las márgenes del Río Segundo.

En 1693, cuando el visitador Antonio Martines Luxan de Vargas hace su recorrido por la encomienda, estaba en manos del hijo de Don Gerónimo Funes, el Capitán Cristóbal de Funes (encomendero de segunda vida). La comunidad visitada estaba integrada por 71 indios y don Juan Piguala, que era su cacique, formula una denuncia al visitador. Manifiesta que la justicia había dispuesto, se le entregasen tierras para labranza en la estancia “La Merced”, pero el segundo encomendero jamás se las entregó. Se ponía de manifiesto un verdadero conflicto.

El proceso de integración de estas familias indígenas a la vida en las estancias, no estuvo exento de dificultades y conflictos, en parte, debido a que ya había población comarcana asentada en la zona; españoles, mestizos, esclavos e indígenas descendientes de los indios autóctonos de Guamacha y Nabosacate.

El 25 de noviembre de 1693 el capitán Don Manuel de Zevallos Neto y Estrada, alguacil mayor propietario y juez nombrado por el visitador, procedió al aumento de la superficie ordenada, a la demarcación y puesta en posesión de las tierras asignadas al cacique don Juan Piguala, en nombre de su comunidad, y le ordenó al encomendero en segunda vida, Cristóbal de Funes, la construcción de una capilla en el plazo de cuatro meses.

Esta demarcación de tierras, estableció la formación de un pueblo de indios en tierras privadas. Se lo denominó Pueblo de San Joseph. A lo largo de su existencia, aproximadamente una centuria, recibió varios nombres en documentos y cartografía de la época: San Josep de los Ranchos, San José o Los Ranchos.

 

Reproducción de un mapa de 1790 donde se observa el detalle del pueblo de Los Ranchos

y el Fuerte de El Tío junto al río Segundo (Leviller 1930 :88)

 

El Padre Avelino I. Gómez Ferreryra, S.J., en 1954, decía que: "... un libro bautismal, primero de la serie, señala el comienzo de actividades parroquiales con carácter de estabilidad. Y ese libro, que registra el primer bautismo el 10 de mayo de 1704, pertenece al archivo parroquial de Villa del Rosario. Esa es la partida de nacimiento de la célebre Parroquia a una vida estable y permanente, como núcleo social perfectamente individualizado, como célula inicial de un organismo  vivo que empieza a crecer y desarrollarse en plenitud apostólica y con íntima dependencia del cuerpo jurídico de la diócesis". El libro estaba firmado por Don Pedro Carranza.

Cristóbal de Funes, testa el 6 de julio de 1705 dejando establecido que, a su muerte, cuando la encomienda pasara a cabeza de la Corona, su hijo Vicente de Funes debería ejercer como administrador y recaudador de los tributos de los indios. Daba fe. además, de la asignación de tierras realizadas años antes por mandato del visitador Luxan de Vargas [AGN, Sala IX, División Colonia, Sección Gobierno, Tribunales Administrativos, Legajo 3 Expediente 94, Fo 89-90].

Es en esta época cuando los Funes construyen la primera capilla en la encomienda de Nabosacate, que perdurará como parroquia hasta 1814.

En cuanto a la advocación, en papeles de 1740 y 1741 se nombra la capilla de N.S. del Rosario de este Río Segundo y San José, respectivamente.

Carlos Luque Colombres, en su conferencia de 1954, Génesis de la Parroquia de Villa del Rosario hace un pormenorizado análisis de los primeros tiempos y comenta:  

"... ya en 1740 su capilla propia 'de doce tirantes, pórtico, coro y sacristía', que bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, era no solo el refugio espiritual de los naturales, sino también de los criollos y españoles establecidos en el área circunvecina. ¿Cuándo había sido edificada? Todavía no hemos logrado determinarlo con certeza; pero parece probable que esa capilla fuera sucesora de la de Nuestra Señora del Rosario levantada antes de 1677 por Don Ignacio Acevedo, dueño de la estancia de ese nombre en Nabosacate, inmediata precisamente, al sitio donde se fundaría el pueblo de San José”.

El 18 de septiembre de 1745 el Pbro. Antonio Peralta y Paz de Figueroa, que es párroco desde 1735, informa sobre la gran destrucción causada por los indígenas en toda la zona.

La primera partida de defunción que se encuentra en el Archivo Parroquial de Villa del Rosario es del 20 de noviembre de 1758. La primera de matrimonio, del 1º de junio de 1759

El maestro Don José Martín de Olmos y Aguilera es designado cura y vicario de los ríos Primero y Segundo, en reemplazo del doctor José Agustín Álvarez. Desde que llegó a Los Ranchos, supo ganarse al vecindario que vio en él, no solo al cura de almas, sino al protector y concejero de las cosas terrenales.

En 1775 las encomiendas en San Joseph ya estaban extinguidas y el padrón de ese año registraba 36 tributarios y 136 pobladores. (Punta, 1995:74).

Diez años después el Marqués de Sobre Monte ordenó el relevamiento de todos los pueblos indígenas de la jurisdicción de Córdoba. La tarea recayó en Florencio Antonio García, con el objeto de aplicar las políticas tributarias borbónicas. El pueblo de San Joseph de los Ranchos no fue incluido en el listado de los pueblos de indios tributarios. Se supone que, en los planes de Sobre Monte, ya estaba el de la fundación de la Villa Real del Rosario.

En su afán de apoyar a la fundación de la villa el cura Olmos y Aguilera, en 1794, comisionó a Don Domingo Varela y don Francisco Pérez para que hieran un reconocimiento del terreno. Éstos realizaron un informe indicando la nómina de vecinos que estaban dispuestos a instalarse en el lugar, entre los cuales se encontraban varios comarcanos. 

Ante la iniciativa de la fundación los indios de San Joseph vieron vulnerados sus derechos a las tierras e iniciaron la correspondiente protesta ante las autoridades. Como debían designar un defensor para que los representaran, nombraron al antiguo poblador y defensor de naturales Francisco Bocos. Con el poco tiempo que tuvo sumado a su impericia no pudo evitar que se realizara el deslinde y mensura de los terrenos. Se designo como mensurador a Don Dalmacio Velez y ante la oposición del defensor de naturales se envió el expediente al Dr. Don Victorino Rodríguez, abogado de la Real Audiencia. Este señor consideró que no existiendo títulos sobre los derechos que invocaban los indígenas, no había ningún impedimento para declararlos vacos.

Poco tiempo después el Marqués de Sobre Monte, expidió auto de sentencia aprobando la formación de la villa y declarando que ya no existían los indios originarios de la encomienda:

 

"Vistas las diligencias y dictamen que antecede con lo expuesto por el defensor de los Naturales que se hallaban poblados dentro de los terrenos cuya mensura acaba de paracticarse y que de todo resulta que los expresados no pueden ser considerados como yndios porque apenas podrá encontrarse uno que sea ligitimamente originario de la encomienda que se tiene noticia hubo en este paraje San José y que por lo mismo no han sido tratados como tales para empadronarse y pagar tributo sino que han servido y sirven como mulatos y mestizos en la compañía de esta clase y que aún por la razón de la encomienda desvío desde su último poseedor agragarse a la Corona declararse el expresado terreno deslindado por de su Magestady en su consequencia procedase a elegir el sitio a propósito para formar una Villa de Españoles, dando lugar en ella a los expresados naturales con arreglo a las leyes de estos Reynosen quanto a las calidades del sitio para su erección con asistencia de los Españoles y Naturales". Proveyó y firmó este auto el Marqués de Sobre Monte en 22 de enero de 1795 [AGN, Sla IX, Div. Colonia, Secc. Gobierno, Tribunales Administrativos, Legajo 3, Expediente 94, Fo 67v]

 

Pese a los reclamos, la villa se fundará; la tierra se distribuirá entre los futuros pobladores. A pesar de lo dicho en el auto de sentencia por Sobre Monte, el padrón de San Joseph arrojaba un total de 224 españoles y 178 indios (Celton 1981:7). Nada ocurrió como pensaba el defensor Francisco Bocos. El insistía que al fundar una villa de españoles se debían considerar a los indios en calidad de fundadores, se les debía entregar solares en la villa y tierras fecundas para sembrar; se le debía conceder los mismos fueros y privilegios que a los españoles, eximiéndolos de pagar contribuciones. Bocos insistía en los servicios militares que habían prestado los nativos al servicio de su Majestad. [AGN. Sal IX, División Colonia, Sección Gobierno, Tribunales Administrativos, Legajo 3, Expediente 94, Fo 99v]

 

Teoría sobre el Capitán Francisco de Aguirre

 

Capitán Francisco de Aguirre

Al referirse a los orígenes, historiadores locales de acuerdo a sus investigaciones, han llegado a la conclusión de que a  principios del año 1566, una caravana conducida por el conquistador español Capitán Francisco de Aguirre, (1508-1581) a cargo de la Gobernación del Tucumán, en su búsqueda de ríos con salida  al Paraná, pasó por un poblado de indios sanavirones llamado Nabosacat. Doce familias andaluzas que integraban la expedición decidieron afincarse en el lugar.

Más allá de estas apreciaciones, conviene conocer lo relatado por Roberto Levillier, con respecto al rastro de Aguirre, en la II y III parte de su obra Nueva Crónica de la Conquista del Tucumán:

Haciendo una apretada síntesis, vemos que Aguirre, en1566, contaba con los hombres necesarios para reiniciar la conquista hacia el sur, tal como lo proyectara con Valdivia en 1551. Uniendo las distintas teorías, haciendo intervenir a los mapas de la época, donde los ríos y montañas cambian su nombre, las tribus de indios desaparecieron o fueron sustituidas por otras y los pueblos sufrieron traslados, puede llegarse a la conclusión definitiva, que en el espíritu de Aguirre estaba fundar una ciudad, en tierra de comechingones, a ochenta leguas de Santiago del Estero. Lugar que Aguirre había conocido dieciséis años antes.

El 12 de mayo de 1566, partió el conquistador de Santiago del Estero, rumbo al sur. Pasó por  varios pueblos que aún hoy son fáciles de ubicar. Al llegar a Nicolás Díaz, situado a 63 leguas del punto de partida, en las inmediaciones de la actual Jesús María, "... un grupo de catorce soldados armados, bajo el mando de Diego de Heredia y otros antiguos tenientes de Martín de Almendras, cercaron las carpas del jefe, de su hijo Hernando y de su yerno Francisco de Godoy, los prendieron, echáronles grillos, y amenazaron a sus partidarios con matarlos si intentaban librarlos. La alevosa premeditación del golpe quebrantó toda idea de resistencia. Al exigir Aguirre se le dijera cual era la razón del motín, contestaron algunos conjurados, con idea de esquivar responsabilidades y eludir el rencor de la víctima, que era por mandato del presidente de la Audiencia.”

Bien engrillados y custodiados, volvieron los presos a Santiago del Estero. Es decir que Francisco de Aguirre, no llegó a cumplir con su objetivo. Nunca llegó a Nabosacat, por lo que esta teoría de las familias fundadoras parece no tener sustento hasta que se documente lo contrario.

 

 

Capilla recordatoria – San José Obrero

 

La Capilla Nuestra Señora del Rosario de San Joseph de Los Ranchos, puede ser considerada la primera en la planta urbana, en orden de construcción, aclarando que fue anterior a la fundación de la Villa. 

En mayo de 2011 se inauguró una réplica del Oratorio Capilla Histórica San José Obrero, ejecutada en base a documentación existente y con varios materiales de la época, muy cercano al asentamiento original. Su ubicación en la planta urbana actual, es en la manzana comprendida entre las calles San José, Olmos y Aguilera, Malvinas Argentina y Norberto Dutari.

 

 

El acto de fundar

 

Siendo propulsor el Sr. Cura Don José Martín Olmos Aguilera,  el marqués de Sobre Monte (1745-1827) fundó la Villa Real, en el lugar del "antiguo pueblo que fue de los indios de Funes, nominado San José” y más tarde "los Ranchos.” ... "No hubo Rollo, ni picota ahí en donde se levantaron las viviendas, junto al Viejo río, manso y florecido”.

El Escribano de Gobierno y Guerra, Juan Manuel Perdiel dejó consignado en Acta que:

 

"El Gobernador Intendente acompañado de mi,  el escribano, Agrimensor e interesados, pasó al sitio destinado para nueva Villa. Y reconociendo su mensura y demarcación de cuadras, arregladas a lo prevenido, la aprobó en todas sus partes. Y, en consecuencia, les previno que eligiesen Patronos de su devoción para ella; bajo cuya protección y amparo se pusiesen sus habitantes. Lo que oído y entendido por ellos, eligieron por su Patrona, Titular de la Iglesia, a Nuestra Señora del Rosario; y, por su Patrón, el Patriarca San José. Y, tratando de dar nombre a la expresada Villa, dijo el Sr. Gobernador Intendente  que, en atención a ser, el terreno, de la Corona; y por la justa veneración, amor y respeto que todos los vasallos debemos a Nuestro Señor y rey natural, en memoria del Augusto nuestro actual monarca el Sr. Don Carlos IVº, que Dios prospere, de cuya real bondad espera la aprobación de lo practicado en este asunto, en bien y utilidad de su servicio y de estos sus referidos fieles vasallos ... se nombrase e intitulase: Villa Real del Rosario. Lo que oído y entendidos por todos los concurrentes e interesados, demostraron su satisfacción en ello y sus pruebas de amor y lealtad prorrumpiendo en repetidos vivas y aclamaciones a S.M. y salvas en el modo que permitieron con sus armas de fuego. A que se siguió la bendición del lugar por el Maestro Don Martín Olmos de Aguilera, Cura y Vicario de este Partido. Y mandando su Señoría poner la Imagen de la Santa Cruz en el lugar que debe servir de entrada a la Iglesia, dispuso dividir la cuadra de la Plaza de la parte del Este con frente al Oeste o Poniente en dos partes iguales por medio de una calle de 10 varas de ancho. Resultando dos solares de a 70 varas de frente; de los cuales destinó a la Iglesia el de la derecha con 30 varas de frente y 75 varas de fondo, para pórtico, sacristía, cementerio a su espalda; y las 40 de su izquierda con 75 de fondo para casa del Cura  Párroco".

     

Concluidas las acciones propias de la fundación, el Marqués de Sobre Monte pasó a la Capilla, en San Joseph, para asistir a la misa cantada por el Cura Vicario D. Martín Olmos de Aguilera. A posteriori se ordenó la publicación del Bando y su fijación en la inmediación del sagrado recinto.

En lo atinente a la nueva Iglesia, el cuarto de los quince artículos que conforman las reglas del Acta de Fundación, dice:

 

"4º - Como una de las cosas más necesarias en la población es el templo en que los fieles deben juntarse a cumplir sus obligaciones de cristianos se hace preciso tomar las medidas correspondientes para su construcción en el paraje designado: y para esto los expresados Jueces y el Procurador del Pueblo, de acuerdo con el Cura Vicario, procurarán recoger las limosnas que las personas de algunas facultades darán en dinero o efecto para ella; y que concurran los demás que carecen de ellas a trabajar personalmente en la obra. Y en el supuesto de que por estas mismas disposiciones se deduce el permiso de este Gobierno por el Vice-Patrono Real  que en él reside, se tratará  oportunamente por los Jueces y Procurador con acuerdo del referido Cura Vicario solicitar el correspondiente del Ilustrísimo Señor Obispo como indispensable, antes de proceder a su erección".

 

El Acta concluye:

 

"Ordeno y mando que se publique por Bando en concurrencia de los interesados y habitantes de este Distrito que se hallan presentes: y se fije un ejemplar en la inmediación a la entrada de la Capilla actual, para que llegue a la noticia de todos y que nadie alegue ignorancia. Dado en la Villa Real del Rosario en 27 de diciembre de 1795 años. El Marqués de Sobre Monte".

 

 

Marqués de Sobre Monte

 

La fundación de la Villa Real del Rosario se efectuó en un espacio ya pacificado, vital para el control del comercio que circulaba por el camino real desde el oriente del virreinato hacia Córdoba. Esta fundación vino a consolidar la presencia española ganando, una vez más las tierras al indígena.  

El cura apostólico Olmos de Aguilera, falleció el 16 de diciembre de 1797.

Decía Vidal Ferreyra Videla: "Ahora, digamos ¡Adiós! a ese cura Olmos de Aguilera, que hace años evangelizara la región. Digámosle ¡Adiós!, siguiendo sus pasos, sus largos andares de su fecunda actuación. Basta que recordemos aquel libro de Matrícula que él hizo en 1774, y que es inexhausta fuente de información”.

"La vida le había esperado hasta que por su iniciativa se fundó el pueblo en la reducción de su feligresía. Había visto poner una cruz fundamental señaladora del lugar de una nueva iglesia. Había dado gracias en la vieja capilla que iba a desaparecer… ¡Nunc dimittis!".

 

 

En el tomo XXI de la "Revista de Buenos Aires" nº 83 de marzo de 1870, se publica la "Relación del Estado de la Provincia Intendencia de Córdoba al dejar el mando el Marques de Sobre Monte" redactada por propia mano en diciembre de 1797 y dirigida a su sucesor Ingeniero don José González; de la misma extractamos, a continuación, lo concerniente a Villa Los Ranchos:

"En el parage nombrado los Ranchos del Río 2° camino de Santa Fé, y aún de la carretería para Buenos Aires, está muy adelantada la Villa que titulé de Villa Real, con espediente que se halla en la Escribanía de Gobierno: se reunieron sobre 80 vecinos, y se repartieron sus chacras en la costa del río, terreno utilísimo para siembras por ser naturalmente húmedo; la poblaban arbitrariamente unos con el nombre de Indios sin ser tributarios, sino  por hablar hallado abandonado el terreno, que fue de una antigua encomienda; reconocido esto, convencidos por sí mismos de su ninguna propiedad, pidieron ser admitidos entre las poblaciones que le pidieron lo que se les concedió y señalada la traza en el parage más á propósito de común consentimiento, se les dieron sus solares, y se señalaron ejidos, y pastos comunes, con precisión de tener casa en el pueblo para disfrutar chacra en la costa.

Hoy se trata de la construcción de la iglesia en la plaza para la que hay varias ofertas del vecindario, y están ya construidas 36 ó 8 habitaciones siendo los Jueces y encargados de la población don Francisco Pérez, y don Domingo Varela, y aún para ayudarles en esto último don Pedro Amador González; parece pues que el estado de esta población merece llevarse adelante".

Marqués de Sobre Monte

 

En reunir los materiales, buscar los constructores, efectuar las colectas, trazar los planos, realizar los cálculos ya han pasado tres años; en 1798, la obra de la segunda iglesia comienza.

Dice Constanza González Navarro en su trabajo: "Los informes de don Ambrosio Funes también develaron que algunas irregularidades se habían cometido con posterioridad a la fundación de la villa, entre ellas el hecho de que muchos vecinos a quienes se les había distribuido tierras eran propietarios ausentistas, y otros habían recurrido a prácticas especulativas (arrendando las tierras asignadas). Estas razones y otras, no fueron suficientes para persuadir a la justicia para que devolvieran a los indios de San Joseph las tierras que había ocupado desde que el visitador Luxan de Vargas realizara la demarcación. No obstante, el expediente labrado condicionó y promovió la posterior emisión de una Cédula Real del 29 de agosto de 1803, donde se denegó la confirmación real de la fundación de la Villa. Pasará un tiempo más hasta que esta confirmación lograra efectivizarse”.

La vida de la Villa del Rosario sufre un impacto el 10 de agosto de 1810 que se prolongará por nueve días, tiempo de permanencia en ella, del ex virrey Santiago de Liniers y sus compañeros contrarrevolucionarios (desarrollado en El paso de “CLAMOR”). Quedan algunas secuelas en las relaciones internas de la curia del lugar.

Avanzando en el tiempo, a fines de 1813, el Presbítero Dr. Don Estanislao Learte, en carta al Obispo del Curato de Río 2º, después de comentarle que había visitado las Capillas del Tío y de Arroyito, le  dice:

 

"Permítame V. S. I. le hable con confianza como Padre  y le haga, por lo menos una débil pintura de las miserias de estas Iglesias. Y empezaré por la que tenemos hasta el presente en esta Iglesia (de Villa del Rosario) que hace de Parroquia. De esta, Señor, tengo la satisfacción que el Padre Jubilado Pacheco que hablará con S. S. I.  ha entrado en ella, y yo apenas me explicaré con decir que la casa del Señor de los Cielos y  tierra es la más indecente que hay en el lugar; y aunque no hecha escondrijo de ladrones, pero si , habitación y cueva de ratones que la tienen toda minada y traspasada; su arquitectura pésima y ruinosa a causa de uno y otro, sucia e inmunda; y es un nuevo misterio casi el creer que el Dios de la Majestad  no rehuse  el bajar a un lugar tan ajeno de su gloria y tan impropio para su adoración: siendo aún más decente los ramadones de las canchas, en que se congrega la gente, que éste nuestro Oratorio".

 

La descripción que hace el Padre Estanislao Learte, recién llegado a la Villa,  se refiere a la primer Capilla, ya que la segunda, es decir, la ordenada por Sobre Monte, a pesar de haber pasado quince años,  aún está en construcción.

Por ese entonces, trabajan incansablemente el cura párroco Estanislao Learte y su ayudante el franciscano fray Pedro Luis Pacheco. También residía en el lugar el presbítero Felipe Ferreyra, que con intermitencias era cura, teniente – cura, o simplemente, sacerdote estante en la Parroquia. Decididamente, Pacheco y Ferreyra no congeniaban. La inadecuada relación surge de los documentos emanados por ellos mismos, donde se recriminan mutuamente no ser fieles a la Revolución.

El cura Ferreyra había manifestado una gran adhesión a Liniers lo que lleva a Pacheco a decir: "Bien lejos de dar pruebas de patriotismo …ha tirado terriblemente contra el Sistema, ha mantenido chasques en Santa fe y caballos prontos para incorporarse a los marinos luego que ocuparan aquel punto".

Ferreyra replica "... sus intenciones no se aducen sino a revivir sus intenciones … Y consiguientemente privarme del complemento que me propuse de la Casa de Señor … no lo movía otro objeto que el dispendio de intereses a mayor precio en Maestros y peones asalariados".

Las desavenencias se prolongan en el tiempo, Learte informa al Obispo.

En correspondencia de la época, puede observarse el avance de la construcción. Así, el Padre Fray Pedro Luis Pacheco, el 14 de enero de 1814, le escribe al Sr. Obispo Dr. Don Rodrigo Antonio de Orellana (1756-1822): 

"El Infierno se ha desenfrenado luego que se ha puesto mano a la Iglesia de Los Ranchos. El sujeto que V. S. sabe ha empezado a persuadir que no ayuden los fieles. Pero, aparte de esta oposición, se ha adelantado tanto con 8 albañiles que siguen trabajando, que no dudo prometerme podrá colocarse [terminarse] para Carnaval".

A fines de enero, en otra carta le dice al Obispo: "De todo mi respeto: Para Carnaval se coloca esta Iglesia. Y como tengo ánimo de seguir el crucero, que sin él queda muy imperfecta y con poco cabe para el pueblo que concurre".

En marzo, volvía a escribir: "Ya queda colocada esta Capilla; la cual solemnidad celebramos el Domingo de Carnaval [20 de febrero de 1814] con Patencia del Sacramento en los tres días; para lo que obtuvimos el permiso y la aprobación del Sr. Provisor, a quien ocurrimos con el P. Pacheco en la angustia del tiempo, exponiéndole la voluntad presunta y licencia de S.S.I., esta ya este pueblo avisado de esto y parecernos ser una concesión general de la Silla Apostólica para todas las Parroquias de estos tres días".

 

Iglesia Parroquial en 1815 por A. Miller - "Caminos Reales del Este cordobés"

 

Al cabo de 16 años (1798-1814) ha quedado inaugurada la Nueva Iglesia Parroquial de Villa del Rosario, la segunda de este pueblo."  Esto no significa que obra esta concluida.

En carta del 16 de junio de 1814 después de relatar desavenencias con el Presbítero Felipe Ferreyra,  le dice al Obispo: "Pero el Padre Pacheco [el mismo que escribe] está armado de sentimientos bien contrarios a la negra venganza. Esta Iglesia se halla, en el día, en el estado siguiente: Una torre concluida; la otra a la mitad. Las paredes de vigor o sostén con 4 varas de elevación poco más o menos. El coro en sólo enmaderado. Las decoraciones del frontis a medio andar. Y el crucero en cimientos. Es indispensable concluir la torre dimidiade; porque, de lo contrario el empuje será desigual. Las paredes piden, más que todo, su conclusión, pues son cajones de cal  y ladrillos rellenos de adobes y barro; que como aún no están cubiertas arriba, de cal y ladrillo, reciben y absorben las goteras de las tejas: y, lejos de ayudar, en este estado, al edificio, debilitan los febles muros que la sostienen. Como el mes de Marzo se vino inmediatamente, y, con él los vientos y fríos, no quisieron los albañiles seguir trabajando; y me fue preciso contraerme solamente a preparar materiales, para continuar en el mes de Septiembre, antes que empiecen las aguas. De facto tengo todo el adobe necesario y bastante ladrillo cortado".

Es éste un detallado informe, de donde se pueden colegir técnicas y modalidades de construcción de principios del siglo XIX.

El 28 de abril de 1816, en esta Iglesia Parroquial de Villa del Rosario o “Beneficio del Río Segundo” se realizó Misa Solemne y Te Deum, después que pueblo y autoridades presentaron juramento de fidelidad al Supremo Congreso de Tucumán, reunido ese año.

 

Reconstrucción de Planta y Fachada, según el Ing. J. Alvarez Luque que conoció la iglesia

 

Creación de la Villa

De regreso de una expedición contra los indios del Chaco, le cupo al Gobernador de la Provincia de Córdoba, Juan Bautista Bustos (1779-1830) otorgar el título de Villa:

“Don Juan Bautista Bustos, Coronel Mayor de los Ejércitos de la Nación, General en Jefe, Gobernador Supremo, Capitán General de esta Provincia y Socio de la Legión de Mérito de la República de Chile, etc.

 

Juan Bautista Bustos

 

Por cuanto concurren muy justas y calificadas razones para distinguir al Pueblo llamado los Ranchos de esta Provincia con el título de Villa siendo de las más recomendables, la de que sus vecinos particulares y naturales han contribuido a su población y asistido a la pacificación  de toda la Provincia en tiempo de su turbulencia  y la de tener en su localidad los requisitos que piden las leyes de la materia , vengo en erigir en Villa al expresado lugar con el título y denominación de tal Villa del Rosario.

Y de que su distrito ha de ser todo el territorio del Curato del Río Segundo Abajo que le ha estado hasta aquí demarcado.

Con la restricción de que, por ahora, no se ha de formar Ayuntamiento; que sólo han de ser elegibles por este Gobierno un Síndico del Común y dos Alcaldes Ordinarios: el uso para ejercer la jurisdicción ordinaria y el otro para que la administre por sustitución  en las ausencias, impedimentos y enfermedades del primero. Bajo de cuya única restricción mando que se le guarden y hagan guardar por todas las Justicias de esta Provincia las demás excepciones, privilegios que las Leyes y Ordenanzas conceden a los lugares exigidos en Ciudad o Villa.

Para lo cual hice expedir el presente titulo firmado por mí, sellado con el de las Armas de la Provincia y refrendado por mi Secretario Interino; el que se tomará razón en esta Ilustre Municipalidad; y se publicará en forma auténtica en la erigida Vila, archivándose en el Juzgado Ordinario de su comprensión.

Dado en Córdoba a 11 de junio de 1823. Juan B. Bustos. Francisco Bedoya, Secretario Interino."

 

La Basílica

Lentamente, después de la batalla de Caseros (03/02/1852), con el comienzo de la institucionalización del país, los pueblos del interior comenzaron a progresar en todos sus aspectos, habiendo dejado atrás el peso de las movilizaciones y la guerra civil que les demandó tanto esfuerzo.

El 2 de septiembre de 1858, el presbítero Aquilino Ferreyra, en su informe: “Razón de las capillas y Oratorios públicos del Curato del Río 2º abajo", decía con respecto a la Capilla de Villa del Rosario (la segunda): “Parroquia: esta Capilla esta situada en la Villa del Rosario es de treinta varas de largo y de siete y media de ancho, muy pequeña para el número de gente que concurre a ella, y pasamentada. Carece de toda propiedad temporal, pues esta en terrenos del estado. Se sostiene con los dios [dineros] de Fábrica”.

Los vecinos de Villa del Rosario, con su pequeña capilla que hacía casi 65 años que estaba en pie,  comenzaron a pensar en la necesidad de erigir un nuevo templo, en consonancia con su profunda tradición religiosa y su rango de Parroquia.  En esa época varios pueblos de Córdoba, estuvieron en la misma sintonía y llegaron a concretar valiosas obras de carácter europeizante con la intervención de calificados profesionales y mano de obra entregada por inmigrantes.

Las gestiones para el nuevo templo, que sería el tercero en el actual éjido de la Villa, en orden de construcción, las inició el Presbítero Aquilino Ferreyra y Alvarez (1824-1910) y las continuó el cura José Anselmo Luque (1856-1930), ambos serían Obispos Auxiliares de Córdoba.

 

En 1886 se coloca la piedra fundamental y dos años después, cuando toma la tarea Monseñor  Lindor  Ferreyra (1855-1935) (foto), la iglesia esta “con las paredes de una nave a la altura de los marcos de las puertas”.

El nuevo párroco dotado de un talento práctico  extraordinario, sin mucha tecnología, ni muchos cánones, amante entusiasta de cuanto significara un progreso para su pueblo natal o su parroquia, se había trazado un plan de actividad pastoral que comenzaba con la construcción de un grandioso templo parroquial para 2000 personas, colegios religiosos, casa de ejercicios espirituales, bancos, hospital, imprenta, fomento al comercio y al agro.

 

Comenta Avelino Gómez Ferreyra, S.J.: “... el plan era genialmente simple y simplemente genial, pero en la opinión de todos – menos en la de Don Lindor – una verdadera locura y una pretensión descomunal, que solo podía caber en cerebros atacados por delirios de grandeza. Allá por 1890 o antes, en medio del atraso material que caracterizaba a las poblaciones de tierra adentro, sin fortunas sólidas capaces de apoyar tan colosales proyectos, cuando el país se estremecía ante el colapso financiero y económico que provocó la caída del Presidente Juárez Celman y bajaba vertical y desastrosamente su signo monetario; cuando ninguna población de provincia, aun de superior categoría , hubiera podido atreverse a los lujos que pretendía ahora una aldea como “la Villa” , aquel plan era  lisa y llanamente una locura o una verdadera provocación a la Providencia. Y Don Lindor creyó que era más bien lo segundo. Y se plantó como delante de un tren en marcha,  frente a la Providencia, la cual – según parece—no tuvo más remedio que mantener su palabra y rendirse ante esa fe que era capaz de trasladar montañas ...".

El proyecto de esta monumental basílica fue encargado al arquitecto italiano Osvaldo Pellerín, quien también estuvo a cargo de la dirección de obra hasta el 31 de diciembre de 1891, día en que se produjo el inesperado derrumbe de la cúpula cuando estaba próxima a su finalización. Este accidente produjo la muerte del arquitecto Pellerín junto a tres de sus ayudantes: Emilio Gigena, Venancio Martínez y Pedro Villalba.

Esta tremenda contingencia produjo, por mucho tiempo, un cúmulo de angustias y de miedo hasta que el Ingeniero español Tomás Algueró se hizo cargo de la continuación de la obra hasta su finalización. El 2 de octubre de 1894 se procedió a inaugurar la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Villa del Rosario. 

En ese entonces, el templo aún no estaba concluido. El 3 de octubre de 1900, la Municipalidad de la Villa otorga un subsidio de 20 pesos mensuales hasta la terminación de la torres.

El 31 de enero de 1901, el corresponsal del diario Los Principios le escribía al Director: “El pueblo de Villa del Rosario, que siempre se ha mostrado generoso cuando se trata de obras pías, demuestra una vez más su generosidad, no omitiendo sacrificio alguno para cooperar cual según su circunstancia á la construcción de las hermosísimas torres del templo que se trabajan actualmente y que son dirigidas por el hábil arquitecto Tomás Algueró.

La iniciativa de esta obra magna, que así la podemos titular, dada la escasez de recursos del pueblo, es debida á un celoso y prestigioso vecino de ésta, cuyo nombre omito por no ofender su modestia.

La obra está ya muy adelantada  habiéndose colocado una cruz en una de las torres, pudiendo asegurar que dentro de cuatro ó cinco meses, veremos nuestro templo concluido, orgullo del Departamento. 

La comisión encargada para la construcción de dicha obra, está compuesta por los caracterizados vecinos de ésta, señor cura párroco D. Lindor Ferreyra, señor Pedro Carballo, Pbro. Raúl Ludueña y señor Pedro N. Luque”.

Con antelación a su visita pastoral, el Obispo de Córdoba, Fr. Zenón Bustos O.F.M. (1904-1925) envía un amplio cuestionario a los Curatos. El 29 de julio de 1906, D. Lindon Ferreyra, le responde, en lo referido a detalles de la iglesia: "13: Creo que esta defendida de la humedad y que no exige reparaciones. 14: La iglesia tiene puertas seguras y se cuida por un sacristán y un ayudante. Se abre a las 5 ½  de la mañana y se cierra de 10 a.m. hasta 2 p.m. las llaves se llevan a la mesa del cura. En la noche se cierra después del rosario ó cuando se ha retirado la gente ...  16: La iglesia tiene cinco altares: el mayor y el de la Sma. Virgen consagrados por el Sr. Obispo [Reinaldo] Toro (1888-1904), en la fecha de la colocación de la iglesia. El del S.C. de Jesús y de S. José son de madera; el último de la Purísima de mampostería ... 18: El piso de la iglesia es de madera, tiene doce años y está en perfecto estado. 23: Hay campanario y cuatro campanas. 24: Hay una sacristía y las puertas se cierran con llave".

El 19 de marzo de 1916 el Presbítero  Ramón F. Varas, eleva al Sr. Cura y Vicario Monseñor D. Lindor  Ferreyra el “Nuevo Inventario de la Parroquia y Capillas de Villa del Rosario – Año 1916 – Iglesia Parroquial":

"1: La Iglesia Parroquial construida de ladrillo cocido asentado en cal, y mide por el exterior sesenta metros con treinta centímetros de largo, por veinte y cuatro metros con veinte centímetros de ancho. Esta revocada  en el interior y el frente. Tiene cúpula en forma de medio limón, y dos torres, también revocadas; un pórtico con piso de mosaico, y un hermoso cancel de cedro lustrado, con dos vidrieras grandes y dos chicas. El piso interior es de madera machihembrada. Tiene tres puertas al frente, correspondientes a las tres naves, las cuales tienen sus respectivas bóvedas; y una puerta en cada costado lateral. Las hojas de las puertas son de algarrobo, y se cierran por dentro con fuertes barras de fierro. Tiene coro, que abraza las tres naves, teniendo en la del centro una baranda de fierro. En el costado norte tiene una escalera de material para subir al coro y al campanario, en el cual hay una campana grande y tres medianas. En la escalera de material se apoyaba otra de madera, para acceder al campanario sin ir al coro.  La iglesia tiene además pretil de verjas de fierro, sostenidas en pilares de material sobre zócalos de id., todo revocado en portland, y tiene tres puertas, que se cierran con hojas del mismo metal. Del mismo estilo, pero sin revocar, son los pilares y zócalos de la verja del costado sud, que van a terminar en otra puerta de fierro, que queda entre las verjas y la tapia de una propiedad particular ...

2: Un camarín, que consiste en un altar con retablo y un nicho con cristal al frente, todo de madera, pintado y dorado, con cuatro columnas doradas, dos doseles con un ángel cada uno, y un sagrario pequeño. La mesa del altar esta toda cubierta por una piedra de mármol".

A lo largo de 63 páginas manuscritas, el Padre Varas, detalla de modo pormenorizado cada  uno de los elementos que integran la Parroquia en ese momento.

En julio de 1922, Monseñor Lindor Ferreyra, nombró una Comisión Pro decoración del Templo. Esta inició sus tareas y con un presupuesto de 25.000 $ se dieron comienzo a los trabajos preparatorios consistentes en la eliminación de las filtraciones de humedad en los techos, especialmente en la cúpula.

El ingeniero civil Luis Dutari, estuvo a cargo de la dirección técnica  de la obra, responsabilizándose de recubrir los techos con baldosa francesa; remover o picar los revoques de la bóveda y reconstruirlos a la vez de impermeabilizarlos y recubrir las cúpulas con azulejos, todo ello por un monto de 32.800 $.

En 1925, se contrató al artista plástico Emilio Estanger, quien pintó en las pechinas, dentro de marcos dorados, a los cuatro evangelistas: Lucas, Marcos, Mateo y Juan.

 

 

En las fiestas patronales de 1925, Monseñor José Anselmo Luque, Obispo Auxiliar de Córdoba (1914-1930) treinta y nueve  años después de haber promovido la construcción de este templo, cuando era Párroco, inauguraba  la decoración general de la basílica. Paredes, pilares y bóvedas se estucaron imitando mármoles ocres, verde claros y rojizos.

 

 

En este año se colocaron en las ventanas de la nave central, los vitrales que representan a los quince misterios del Rosario, construidos por el taller de E. Elouvri de Buenos Aires.

En 1936, se cambió la baranda del comulgatorio por una de mármol blanco.

La tarea de recubrimiento de las cúpulas, encargada y no realizada por el Ing. Dutari,  se concretó recién en la década del 60, ejecutándose con venecita color celeste destacando la doble nervadura con color azul. En esa misma época se revocaron las paredes exteriores norte, oeste y sur.

Con respecto al equipamiento litúrgico fue incorporándose a través del tiempo. En el año de la inauguración, el estanciero Ramón Alvarez, donó el delicado púlpito, obra  del calificado escultor francés Enrique Arístides Pellici.

 

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Los altares menores fueron donados por familias de la Villa, entre 1913 y 1916, siendo varios de ellos, producto del renombrado taller de Antonio Font.

 

 

El órgano de tubos se colocó en el coro en 1906. Fue fabricado por la Casa Giacomo Locatelli de Bérgamo, Italia; siendo ensamblado por el constructor de órganos Donatto Sangaletti de Buenos Aires.

 

 

Cuatro años después se instalaron en las naves del transepto, dos vitrales procedentes del taller G.P. Dagrand de Burdeos, Francia. Representan la Ascensión de Jesucristo y la Asunción de María.

 

 

Desde el año 2009, se están ejecutando trabajos de mantenimiento y restauración. El más importante consistió en la submuración con 183 micro pilotes inyectados hasta una profundidad de doce metros, con una presión de doce toneladas. 

Se han efectuado reparaciones en las cúpulas y en sectores del exterior. Los inadecuados revestimientos de madera puestos para ocultar los deterioros producidos por el ingreso de humedad y que no habían solucionado el problema, se están reemplazando con granito gris mara.

Continúan los trabajos, los cuales son de alto costo.

 

La arquitectura de la Basílica

Esta obra monumental se desarrolla en planta basilical con tres naves, transepto, crucero con importante cúpula, nártex sobre el que ubica el coro alto, presbiterio; sacristía y dos depósitos contiguos. Por sobre el altar mayor se ubica el camarín donde se aloja la imagen de la Virgen del Rosario.

 

 

La nave central, el transepto y el presbiterio se cubren con bóvedas de ladrillos con arcos generatrices levemente rebajados. El cuerpo espacial esta ritmado en cinco tramos. Los arcos fajones de la bóveda son pareados y entre ambos un tensor de acero contribuye a absorber los momentos generados por aquella.

 

 

Hacia lo alto, se exponen amplios lunetos que alojan ventanas que culminan en medio punto.

 

 

Detalla el Arq. Sergio Marchetti: “El espacio central se articula con arcos de medio punto que dividen las naves laterales. Se destacan las monumentales pilastras pareadas de sección semicircular que integran los pilares y sus capiteles compuestos que soportan el entablamento."

 

 

Continúa Marchetti: "Tiene gran presencia visual el friso decorado con una greca dorada y la cornisa bastante saliente que va recorriendo todo el perímetro del edificio, interrumpiéndose sólo en el coro, pues aquí el entablamento desaparece y toda la pared se cubre con estucos que en su parte semicircular inscribe una figura de venera o estrías cóncavas. Este motivo se repite en la pared del fondo del presbiterio integrando el gran retablo principal que se compone de una parte inferior de impronta clasicista conformada por dos hornacinas de medio punto y el sagrario en su parte central. Una balaustrada remata la composición que sirve de baranda al camarín de la Virgen en su parte superior donde se ubica el altar del líneas neobarrocas."

 

 

En el crucero una ágil cúpula sobre tambor de sección octogonal con importante aventanamiento, sobre el que se asienta la media naranja de perfil ligeramente apuntado rematando con la linterna y cruz de hierro forjado.

 

 

Exteriormente el tambor tiene aplicada una doble columna en cada uno de los vértices  que se continúa visualmente en la cúpula con nervios pareados. Esta masa azulada es un verdadero hito en la planta urbana de la Villa.

 

 

Las naves laterales, más bajas que la central, están cubiertas con bóvedas de crucería.

En los mencionados tramos, estas naves alojan los altares menores, siendo ellos, desde el pié al presbiterio; del lado del Evangelio: Nuestra Señora del Valle, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, San Francisco Javier, San Antonio de Padua, Sagrado Corazón en el transepto y de la Crucifixión en el lateral del presbiterio. Del lado de la Epístola, en igual sentido: Santo Domingo, Niño Jesús, Inmaculada Concepción, San José en el transepto y  Nuestra Señora del Carmen, al lado del presbiterio.  Las capillas cabeceras de las naves laterales están realzadas con cúpulas con lucernas aventanadas.

 

 

En el exterior, sobre el techo inclinado, podemos observar varios gruesos contrafuertes ejecutados para absorber los empujes de la bóveda central. Sobre ellos, placas de acero para ajustar los tensores que ligan ambos inicios de bóveda y se encuentran sobre la cornisa en el arranque de los arcos fajones pareados.

El nártex está cubierto con bóvedas de medio punto combinadas  con crucería en correspondencia con los portales de ingreso.

La fachada. que mira al este-sureste, está retirada de la línea municipal, generando un atrio que tuvo hasta después del Concilio Vaticano II, un pretil con muros de base y rejas de hierro forjado.

 

 

Dice el arquitecto Sergio Marchetti, que “... la fachada sigue los cánones academicistas italianos de influencia Neorenacentista tan desarrollados en nuestro medio durante el siglo decimonónico por los profesionales europeos emigrados hacia nuestro país. Su organización evidencia el espacio interior de tres naves con arcos de medio punto en cada una de ellas y tres ventanas del coro. Sobresalen seis pilastras estriadas de orden monumental con capiteles compuestos y basamento liso que termina a la altura de la imposta de los arcos. El entablamento es liso y está ligeramente quebrado en el ancho del frontis triangular que junto a las cuatro pilastras que lo soportan parecen jerarquizar el ingreso."

 

 

“Dos torres campanarios de elegantes proporciones definen la fachada. Están compuestas de un cuerpo inferior almohadillado más bajo que el superior, donde dos pares de  pilastras estriadas con capiteles Corintios enmarcan cada uno de los arcos. El entablamento aquí se interrumpe por un círculo a manera de reloj, que arranca desde clave del arco, continuando la cornisa la misma forma curva, recurso muy usado en iglesias del período barroco. Las torres rematan en chapiteles acebollados con base de planta octogonal y sus respectivas cruces de hierro forjado, sobresaliendo a la vista de cualquier observador el color azul de los mosaicos en que están revestidos dichos chapiteles,  como así también la cúpula y el tímpano del frontis...”.

 

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Las fachadas laterales y posterior, no recibieron especial tratamiento por parte del arquitecto diseñador, quedando solo como resultado de la composición volumétrica. Se destacan la presencia visual de las cúpulas, en especial la del crucero, y las dos torres.

 

Foto de Gustavo Pavón

 

 

Es preciso hacer mención a la intervención sufrida en la fachada sur.

 

Video - Año 2012

 

En el año 2003 se realizó una obra de arte comunitaria consistente en un mural con técnica de esgrafiado. “Epopeya de la Villa”, lleva por nombre, y relata la historia de la localidad en una superficie de 3 m de alto por 50 m de largo; “... se eligió la Basílica Menor Nuestra Señora del Rosario, como sitio para la expresión, por ser éste el monumento más representativo del lugar ...", comentó la Directora del Museo.

Las autoridades municipales, el Sr. Cura Párroco del momento, vieron el hecho desde el mural y no desde el valioso Monumento Histórico Provincial. “Olvidaron” dar participación a las correspondientes autoridades y les resultó cómodo usar “el monumento más representativo del lugar”,  para demostrar la capacidad alcanzada en un curso de muralismo.  

Esta intervención viola algunos artículos, en especial el 5º, de la Carta de Venecia 1964, principal documento de los acuerdos y resoluciones del II Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos de Monumentos Históricos, con la participación del ICOMOS, realizado en esa ciudad.

Dice el Artículo 5: "La conservación de los monumentos se beneficia siempre con la dedicación de éstos a una función útil a la sociedad, esta dedicación es pues deseable pero no puede ni debe alterar la disposición o el decoro de los edificios. Dentro de estos límites se deben concebir y autorizar todos los arreglos exigidos por la evolución de los usos y las costumbres."

Una excelente expresión artística en su tipo, con una inadecuada  elección del soporte para la misma.

 

Antecedentes del partido adoptado por el Arq. Pellerín

 

Opina el arquitecto Sergio Marchetti, que esta basílica  “... a pesar de ser una obra del siglo XIX período caracterizado por el eclecticismo, su diseñador denota un delicado uso de las proporciones y órdenes clásicos, pero inspirados a través de la reinterpretación que el renacimiento hizo de los mismos. Su aspecto exterior es sobrio y muy clasicista, en tanto que el interior tiene la influencia de algunas obras Manieristas...”.

Sin conocer la formación académica del arquitecto Pellerín, casi podemos afirmar que, al igual que muchos diseñadores de iglesias a partir del siglo XVII, se inspiró en modelos emblemáticos de Europa.

 

La planta basilical en cruz latina, crucero y gran cúpula tiene como fuente de inspiración  la obra que Giacomo Barozzi da Vignola (1507-1573) plasmara en la Iglesia del Gesù (1568-1584)y que fuese la principal de la Orden Jesuítica en Roma.

Un templo que revolucionó el concepto renacentista del espacio litúrgico y abrió el camino al siguiente estilo que le sucedería: el barroco.

Desde entonces sirvió como modelo de los posteriores templos jesuíticos y  se extendió al resto del mundo cristiano.

 

En esta basílica, se aplican los componentes distintivos del esquema de Vignola, con algunas variantes como el caso de las capillas laterales que son un poco más abiertas pero que igualmente se desarrollan entre contrafuertes que no aparecen en el exterior, dando como resultado fachadas laterales lisas. Otra diferencia está en el nártex, ya que San Ignacio opinaba que los feligreses debían entrar directamente al templo y darse frontalmente con Dios.

Con respecto al diseño adoptado en la fachada, la influencia corresponde a la obra del  arquitecto florentino, León Battista Alberti (1404-1573) figura polifacética del renacimiento y a su Basílica Sant´Andrea de Mantua, (1414-1782), Lombardía, Italia.

 

 

En esta obra el arquitecto logró conjugar un frente de templo tetrástilo, con pilastras, entablamento y frontis del ancho del templo, y un orden monumental de arco romano central y pequeños arcos y hornacinas añadidas al muro decorativo y no ya estructural como eran las columnas. Surgió un “esquema albertiano”, el cual, llevado a los tratados de arquitectura, prolongará su uso durante los períodos del manierismo y el barroco. Seguramente el arquitecto Pellerín en las Academias de Bellas Artes de su país estudió estos tratados. 

A la hora de diseñar el interior de la basílica, como habitante de Venecia que fue,  probablemente analizó la obra del arquitecto veneciano Andrea Palladio (1508-1580) y en especial la Iglesia de San Giorgio Maggiore (1568-1576) en Venecia, Italia.

 

 

Palladio estructura el espacio con un orden de pilastras de escala monumental, de sección semicircular y capiteles compuestos dispuestas una en cada pilar. El entablamento vuela a la altura de las pilastras produciendo un movimiento ritmado  a lo largo de todo el desarrollo. Pellerín usó ese criterio, solo que utilizó columnas pareadas.

 

El paso de "CLAMOR"

 

Una relación publicada en los Anales de la Biblioteca de Buenos Aires con el título de “Relación de los últimos hechos y fin heroico del General Liniers”, da cuenta del paso por Villa Los Ranchos,  del “Libertador”, como lo llamaban los lugareños.

 

Santiago Liniers

 

Los traían prisioneros desde La Aguadita, 50 leguas de Córdoba, camino a Buenos Aires, a donde nunca llegarían. Aún cuando no tuvieran la certeza o no la quisieran ver, la muerte se les anticiparía.

“... Al exmo. Sr. D. Santiago Liniers, Jefe de Escuadra, ex Virrey Interino de las Provincias del Río de la Plata, que hacía más de un año que residía en Alta Gracia , lo acompañaban: el Ilustrísimo Sr. Obispo D. Rodrigo Orellana; el Sr. Gobernador de Córdoba y Brigadier de la Armada D. Juan Gutiérrez de la Concha; Don Santiago Alejo de Allende, Coronel del Ejército y del Regimiento Provincial de Córdoba; el Ministro Tesorero de la Real Hacienda de la Provincia de Córdoba, Don Joaquín Moreno; el Dr. D. Victorino Rodríguez, Teniente Letrado del mismo Gobierno e Intendencia de Córdoba. Los seis apresados pasaron 9 días en la Villa, desde el 10 de agosto de 1810.”

“... y teniendo que demorarse (los presos) para componer un coche que se le había descompuesto, se alojaron en la casa del respetable Presbítero el Maestro Don Felipe Ferreyra; quien desplegando su fidelidad a la Nación (española) usó con estos señores toda su generosidad y nada perdonó para obsequiarlos y servirlos ...”.

“... y todo produjo el deseado efecto de que en los 9 días que permanecieron en Los Ranchos, fueron visitados y tratados de todos cuantos lo solicitaban. Llegando a tal punto que su Ilustrísima (el Obispo) acompañado del Presbítero Ferreyra y de un Religioso de la  Merced salió a visitar la Iglesia Parroquial y otra (Iglesia) que se estaba edificando a más de cuarto de legua de distancia. El párroco de este lugar Don Manuel Aguirre nunca se  presentó a saludar a su Obispo”.

En la relación se hace referencia a un plan de fuga muy bien estructurado que le presentaron a  Liniers y que éste agradeció, pero rechazó de plano. Se insiste en una dudosa actuación por parte del Deán G. Funes.

”... El 15 de agosto solicitó Ferreyra permiso a Orien  [José María Urien, ayudante de campo], para que celebrase el Sr. Obispo el santo sacrificio de la Misa en aquella festividad  [Asunción de la Virgen], cuya privación mortificaba infinito a Su Ilustrísima, que es muy espiritual. Y solo consiguió por respuesta que el reo de Estado no podría decir misa. Viendo Ferreyra que sus esfuerzos habían sido inútiles, se valió de una mujerzuela a quien obsequiaba Orien (sic); y, por este conducto de ignominia, se consiguió  que al día siguiente 16, dijese Misa el Sr. Obispo y en ella comulgaron, con espiritual devoción y recogimiento interior los 5 señores restantes; luego, todos juntos renovaron entre sí el juramento que habían hecho  de fidelidad a Fernando VII y a la Nación española  de defender sus derechos y derramar su sangre por la justa causa que seguían. Esta Comunión, sin pensarlo ellos,  fue el sagrado Viático que a los 10 días entraron en la eternidad."

Todo lo narrado en último término, se desarrolló en la capilla de San Joseph, la que se encontraba a la hora de la Fundación por Sobre Monte.

“... Sin cosa digna de notarse caminaron hasta el 25 de agosto que hicieron noche en la Posta de Gutiérrez, que dista 67 leguas de Córdoba y 101 de Buenos Aires, bien ajenos a que esta era la última noche de su vida...”.

Al día siguiente, en Monte de los Papagayos, el mismo Urien,  gritaría: ¡¡fuego!!.

La misma Capilla fue frecuentada por el general Manuel Belgrano, a cargo del Ejército Auxiliar del Norte, que permaneció  acampado a cuatro cuadras al noreste,  en “Paso de las Tropas”, Villa de los Ranchos, a lo largo de 22 días de marzo de 1819.

 

Basílica Menor

En el 313, tras el Edicto de Milán promulgado por Constantino el Grande (313-337), el imperio romano aceptó oficialmente la religión cristiana. Desde entonces, los cristianos utilizan la tipología arquitectónica basilical para la construcción de sus nuevos templos.

Independientemente de la  concepción arquitectónica, un templo puede titularse “Basílica” por prerrogativa del Sumo Pontífice.

En sentido litúrgico, son basílicas aquellas iglesias que obtengan el privilegio papal por su  importancia, por circunstancias históricas o por aspectos relevantes, como ser foco espiritual de una comunidad que es santuario para la multitud de devotos que acuden a ella.

Se clasifican en basílicas mayores y basílicas menores. El título fue introducido por el Papa Bonifacio VIII en el año 1300.

En el mundo cristiano existen cuatro Basílicas Mayores: Basílica Papal de San Juan de Letrán; Basílica Papal de San Pedro en el Vaticano, Basílica Papal de San Pablo Extramuros y Basílica Papal de Santa María la Mayor. Todas están en Roma, Italia.

El Papa Benedicto XVI, en el año 2006, renombró estas Basílicas mayores, que se denominaban “ patriarcales” a “Basílicas Papales” y otorgó igual título a: Basílica Papal de San Francisco de Asís y a la Basílica Papal de Santa María de los Ángeles en la Porciúncola, Assisi, Italia.

El resto de las iglesias que han sido nombradas  basílicas, por Breve Apostólico, son menores. Todas las catedrales, según el derecho canónico, son consideradas basílicas menores.

Los privilegios otorgados a estas  basílicas incluyen una determinada precedencia con derecho a uso del canópeo (un dosel parecido a un paraguas) y una campana llamada tintinábulo. Ambas son utilizadas en las procesiones a la cabeza del clero en los actos oficiales y el uso de la capa magna para el rector o los miembros del capítulo si los hubiera.  También tienen privilegios con las  indulgencias plenarias.

En Argentina (según GCatholic.com) hay 45 basílicas y en la Provincia de Córdoba, 10.   

La iglesia Nuestra Señora del Rosario fue nombrada BASÍLICA, el 14 de enero de 1955, por Breve Apostólico del Papa Pio XII (1939-1958), siendo Arzobispo de Córdoba Monseñor Fermín Emilio Lafitte (1888-1959).  

Por lo expuesto, el apelativo: menor, tal vez, podría obviarse.

La Basílica y Santuario  Nuestra Señora del Rosario de Villa del Rosario, fue declarada Patrimonio Provincial por decreto Nº 6216 del 15 de septiembre de 1986.

El 23 de diciembre de 1997, el Consejo  Deliberante de la Municipalidad de Villa del Rosario,  dicto la “Ordenanza referida  a la Declaración de Interés Histórico Municipal y Componente del Patrimonio Arquitectónico de la Ciudad de Villa del Rosario”. Ordenanza Nº 457-A-97.

 

Datos complementarios:

Latitud: 31º 33' 16,21" S

Longitud: 63º 32' 11,73" O

Elevación: 250 msnm

 

 

 

Fuentes de consulta:

  • Archivo Arzobispado Córdoba.

  • AGN - Sala IX. División Colonia. Tribunales Adminstrativos.

  • DERRA, Gaudencio – 200 Años Después de Villa de Los Ranchos – Tomo 2 - Editorial Tramas. Córdoba, julio de 1994.

  • GOMEZ FERREYRA, Avelino Ignacio, S.J. – Año Jubilar en la Villa Levítica 1704-1954 – Revista Eclesiástica del Arzobispado de Córdoba – Julio-agosto 1954, Córdoba.

  • GRENON, Pedro – VILLA DEL ROSARIO: documentos para su historia- Editorial Biffignandi, Córdoba, 1930.

  • LEVILLER, Roberto – Nueva Crónica de la Conquista del Tucumán. Vol. 2 -  Editorial Nosotros. Buenos Aires, 1930

  • LUQUE COLOMBRES, Carlos – Génesis de la Parroquia de Villa del Rosario- Revista Eclesiástica del Arzobispado de Córdoba, Vlo. XXXI, Córdoba, 1954

  • MARCHETTI, Sergio A. _ Tesina: Los altares retablos de la Basílica de Villa del Rosario, Provincia de Córdoba, Argentina. Siglo XIX. – DIPLOMADO EN PATRIMONIO CULTURAL LATINO AMERICANO. IDENTIDAD, CATALOGACIÓN Y CRITERIOS DE CONSERVACIÓN. Universidad Blas Pascal. Córdoba, 2005.

  • SOBRE MONTE, Marqués de: "Relación del Estado de la Provincia Intendencia de Córdoba al dejar el mando el Marqués de Sobre Monte" - "Revista de Buenos Aires" Tomo XXI nº 83 de marzo de 1870.

  • SERRANO, Antonio – LOS COMECHINGONES – Imprenta de la Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba, 1945

  • WIKIPEDIA, la enciclopedia libre – Basílica Menor –  Información tomada el  16/10/2012.

  • WIKIPEDIA, la enciclopedia libre – Capilla Histórica de San José Obrero - Información tomada el 16/10/2012.

  • La imagen del mapa de 1598 corresponde a: "Historia Argentina - desde la Prehistoria hasta 1829 - Vol. 1" - Colegio Nacional de Buenos Aires y Pagina 12 - Pág. 119

  • Agradecemos al Cura Párroco de la Basílica y Santuario de Villa del Rosario  Oscar  Norberto Audisio (1956-2017), médico cardiólogo, por las atenciones recibidas.

  • Agradecemos a Julio María Echevarría por sus aportes fotográficos.

  • Diario Los Principios de Córdoba.

  • FERREYRA VIDELA, Vidal: "Oratorios, capillas e iglesias en el Río Segundo. Archivum Tomo II - Cuad. 2; Junta de Historia Eclesiástica Argentina". Editorial Huarpes SA - Buenos Aires, 1944.

  • "La iglesia desaparecidad: Villa del Rosario, 1814-1894" - Imprenta Sellares, Buenos Aires, 1962.

  • GONZALEZ NAVARRO, Constanza: "Los indios desnaturalizados del Valle Calchaquí en Córdoba: de rebeldes a fieles soldados del pueblo de San Joseph de los Ranchos en condiciones de posibilidad de la reproducción social en sociedades pre hispánicas y coloniales tempranas en las Sierras Pampeanas" - Centro de Estudios Históricos Carlos S. A. Segreti - Córdoba, 2015.

    

 

 

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