NUESTRA SEÑORA DE LA
MERCED
Antigua postal
Tiempo después de la fundación de Córdoba de la Nueva Andalucía
don Gerónimo Luis de Cabrera envió expedicionarios al sur y al
norte del río San Juan que corría a los pies de la reciente
fundación. Así, un puñado de valientes recorrió por primera vez
el hermoso y dilatado valle de la Punilla.
Luis de Abreu, Juan de Bustamante, Gabriel García Frías, Pedro
de Gandía, Bartolomé Jaimes, Tristán de Tejeda, Alonso Martín,
Miguel de Medina, Juan de Mitre, Blas de Peralta, Francisco
Pérez de Aragón y otros, en su calidad de vecinos feudatarios de
Córdoba, llegaron, a su hora, a ser encomenderos y
terratenientes a la vez.
Dice Monseñor Pablo Cabrera, después de enumerar las tierras que
cada uno poseyeron: “Pérez de Aragón, en lo que fuéle
asignado a nombre de la Corona, el primero de septiembre de
1588: “valle” o zona territorial limítrofe por el norte con los
terrenos de Jaimes y que ostentaban, para la fecha, el nombre
con que la bautizaron los españoles al visitarla: PUNILLA,
quizás por que les atacó aquí el soroche, pero no con la
intensidad que lo hiciera al aventurarse ellos por la Puna,
camino de Jujuy. Más tarde hízose extensivo dicho nombre a todo
el valle, de un extremo a otro de él, empezándose por adjudicar
el de “la Punilla de Jaimes” a los terrenos pertenecientes al
conquistador de ese apellido, a fin de distinguirlos de los de
“la Punilla de Aragón”, que, desde el fallecimiento de este,
pasaron a manos de su esposa, doña Lucrecia de Villalba”.
El suelo que pisaron estos conquistadores tenía dueños. Dice
Monseñor Pablo Cabrera: "... Los aborígenes eran de
índole mansa y muy asequibles a los beneficios de la
civilización. Su sometimiento al dominio español no impuso casi
el tributo de sangre, y el apostolado evangélico, los redujo sin
mayores dificultades a la fé”. No conocemos la mirada
aborigen.
Pasará más de una
centuria y después de numerosos pleitos, divisiones, ventas y
herencias, algunas estancias serán incorporadas al patrimonio de
la familia Caldevilla.
Los Caldevilla y la Capilla
José Caldevilla nació en 1672 en Burgos, España. Se trasladó a
América estableciéndose en Córdoba como Maestre de Campo, dueño
de varias estancias en la Punilla entre ella “El Chañar” que
compró en 1700 al Monasterio Santa Teresa y “Pescadero” a Pedro
Soria y doña María de Olmos Aguilera en 1746.Había contraído
matrimonio con doña Francisca Quintero con quien tuvo cinco
hijos:
1)
José Caldevilla Quintero
2)
Jerónimo Caldevilla Quintero
3)
Diego Caldevilla Quintero
4)
Toribio Caldevilla Quintero
5)
Miguel Caldevilla Quintero
José Caldevilla
Quintero
nació en 1714.Heredó de su padre la estancia “El Chañar” . El 8
de octubre de 1724 contrajo matrimonio con doña Manuela Moyano
Carranza y de la Cerda. Sus hijos fueron:
1) Tadeo
Caldevilla Moyano,
nacido en 1738. Cuando fallece en 1819 pide en su testamento ser
sepultado en la Capilla de "La Cañada" ubicada en su propiedad;
deja así una invalorable prueba de la existencia de la misma. Su
origen se asume hacia 1770 en plena prosperidad de la influencia
jesuítica en la zona.
2) Francisca
Caldevilla Moyano
3) Feliciano
Caldevilla Moyano ( - 1812)
4) Cornelio
Caldevilla Moyano
5) Vanancia
Caldevilla Moyano
6) Gabriela
Caldevilla Moyano
7) María Ignacia
Caldevilla Moyano
8) Vicente
Caldevilla Moyano
Cornelio Caldevilla Moyano nació en 1750. Inicia la
transformación del apellido y firma Caldevila. Falleció el 11 de
enero de 1810 y fue sepultado en el cementerio de la
Capilla de San Antonio
en el valle de la Punilla. Se había casado, el 5 de mayo de 1781
en la Catedral de Córdoba, con doña Josefa Pavón, hija legítima
de Jerónimo Pavón y Petrona Olmos de Aguilera. Sus hijos fueron:
1) José Segundo
Caldevila Pavón
2) Carlos María
Caldevila Pavón
3) José Román
Caldevila Pavón
4) Diego Román
Caldevila Pavón
5) Miguel
Caldevila Pavón
José Segundo
Caldevila Pavón había nacido
alrededor de 1783. Fue Juez de Alzada en la Punilla. Él y su
madre, Josefa Pavón, hicieron construir la Capilla de La Merced
en la Cañada de las Mercedes. Con don José Segundo se inicia la
ortografía Capdevila, que adoptarán todos los miembros de
la familia.
Contrajo
matrimonio dos veces: en 1802 con Doña Teresa Berdiñan y en 1819
con María de Jesús Ceballos. Del primero nacieron nueve hijos y
del segundo, tres.
Inventario:
José
Julián Sueldo, quien fue párroco de la Punilla entre 1810 y
1825, efectuó el inventario de la Capilla siendo refrendado por
los señores José Núñez y Cruz Castillo.
El
mismo consigna: “… inventario de todos los bienes y
utensilios pertenecientes a la nueva Capilla de Mercedes en el
Paraje de la Cañada, que los ha donado doña Maria Josefa Pabon
Patrona de dicha Capilla y como tal Patrona se hace cargo de
ellos bajo la correspondiente responsabilidad, y con obligación
de tener libro de Fábrica …”
Se
registran, “… pieza de la Capilla de ocho varas de largo y
cinco varas de ancho con su sacristía de cinco varas de largo y
cuatro varas de ancho, ambas piezas de adobe crudo, con techo de
teja y cañerío y de varazón con tres tirantes la pieza mayor, y
con puertas seguras con sus propias cerraduras y la mesa de
altar de adobe … una imagen del crucificado… una cruz para los
entierros… Catorce quadros de la pasión … La imagen de Nuestra
Señora de la Merced, tres cuartos de alto con vestido … corona
de plata y en ella un alfiler con una esmeralda."
La Capilla, hoy:
Está ubicada en una zona llamada Cañada de las Mercedes, en el
ejido de Villa Giardino, y la precede un cementerio colonial. La
blanca figura de su fachada denuncia una arquitectura de
estética muy sencilla. Se asienta sobre un zócalo bajo de piedra
a la vista y como proyección de la nave, el hastial, copia el
borde del techo a dos aguas apoyado en una moldura simple la
cual continua sobre el flanco izquierdo en forma horizontal y
marca el nacimiento de la espadaña de ángulo.
Tras el rectángulo vertical bajo la espadaña esta la escalera de
ladrillos que permite ingresar al coro alto y facilita el tañido
de las dos campanas alojadas en sendos vanos frontales que
culminan en arco de medio punto. Una moldura bocel a la altura
de las impostas de los arcos rodea la espadaña en todas sus
caras. La espadaña culmina con líneas curvas que simulan manos
elevadas hacia la cruz que la corona.
Todas las fachadas están terminadas con un salpicado grueso a la
cal. La planta es cruciforme. La nave principal a la cual se
ingresa por una puerta de algarrobo de dos hojas con el borde
superior en arco rebajado, mide 13,80 m de largo y 4,00 m de
ancho. La enmarcan gruesos muros de piedra y adobe de 68 cm de
espesor.
Está techada con siete cabreadas de par y nudillos, alfajías y
bovedillas a la vista, siendo su cubierta de tejas coloniales.
Conserva el piso original de ladrillones. Un pretil de
mampostería intercalado con rejas forjadas de igual altura y un
desnivel de piso, demarcan el presbiterio que culmina en el
altar de mampostería que ocupa la totalidad del testero.
Imágenes anteriores a las tareas de pintura
Imagen posterior a las tareas de pintura
En él se destacan dos pilastras con capitel que flanquean la
hornacina central, el de la Virgen de la Merced, determinando
tres calles y simulan sostener el tímpano que copia las
pendientes del techo. A ambos lados de las pilastras dos
hornacinas de menor dimensión alojan sendas imágenes. Las
hornacinas están asentadas sobre molduras rectas bajo las cuales
hay dos vanos por los que se ingresa a un recinto que contiene
otro altar de mampostería. El pequeño ambiente tiene 4,10 m de
profundidad con techo de chapa de baja altura y de una sola
agua. Se dice que este altar es anterior a la capilla y era
utilizado por las misiones evangelizadoras de los padres
jesuitas. Dos pequeñas aberturas alojadas en las paredes
laterales, bajo las cabreadas aportan iluminación al recinto.
Del lado del evangelio, como uno de los brazos de la cruz un
espacio de 6,97 m por 3,88 m de ancho se integra a la nave
principal a través de un vano con arco subtendido de medio
punto. Tiene una puerta de algarrobo en la cara oeste y venta en
el muro norte. Está techada con chapa a la vista asentadas en
cabreadas de algarrobo. El piso es de tablones cortos de
algarrobo asentados a junta ancha.
Del lado de la epístola, el otro brazo de la cruz, mide 4,05 m.
de largo por 3,88 m de ancho.
El techo es de la
misma tipología que el de la nave principal, solo que está
colocado a menor altura y la cubierta es de chapa de zinc
pintada en color rojo. El piso original es de baldosones
cerámicos. En el centro del muro oeste tiene puerta de algarrobo
de una sola hoja y ventana en el muro norte.
La antigua imagen de la Virgen de la Merced de 50 cm de alto
vivió una misteriosa desaparición que obligó a su reemplazo por
una de 1,30 m de altura tallada durante el siglo XVII en madera
policromada. Es esta última la que cada 24 de setiembre es
retirada y homenajeada en la procesión y consiguiente misa de la
"Fiesta Patronal de la Cañada". El acontecimiento reúne lo
religioso con la actividad tradicionalista de Villa Giardino y
del Valle de Punilla. Hacia 1980 la antigua y pequeña Virgen fue
restituida por quienes actuaron como custodios por varias
generaciones.
Camposanto
El espacio que se desarrolla frente a la capilla, rodeado
por un muro bajo, está ocupado por un Cementerio, el que es
considerado el más antiguo de la región.
Se encuentran tumbas, aun anteriores a 1830 y ha funcionado
hasta, aproximadamente, el año 1940.
En 1819, se tiene asentado en los libros registrales del
cementerio que el propietario de la Estancia de La Cañada
Tadeo Caldevilla pide en su testamento, ser sepultado en la
Capilla.
Bajo los añosos pinares descansan en paz diferentes grupos
étnicos como zambos, mulatos, indios, esclavos o libertos y
blancos.
Allí están los restos de Cépides y Antón, los indios que
tallaron el San José, en madera de algarrobo, que esta en
el altar de la Capilla. También esta la donante de la
imagen, Lucrecia Villalba.
En el Archivo del Arzobispado de Córdoba, quedó registrado
un singular episodio respecto de este cementerio y el que
correspondía a la
Capilla de Las Chacras.
El presbítero Ambrosio Raynoldi, el 18 de noviembre de 1878,
informaba al Arzobispado que “… en la Pedanía de San
Antonio hay dos Capillas denominadas de N. S. de la Merced,
una en la Cañada y otra en Chacras, distantes no mas de una
legua entre ellas, cada una cuenta muy pocos vecinos y por
la mayor parte solidariamente pobres.
En vista del muy poco poblado y tan pobre, en consideración
de la vecindad de las dos Capillas, y de actual escasez de
recursos, el suscripto, oído el parecer de los
contribuyentes, y de la comisión nombrada, juzgó oportuno se
haga un solo cementerio, colocado en el medio entre las dos
Capillas… Así mismo suplico se me conceda … bendecir el
nuevo cementerio ya construido en Dolores, como también el
de las Capillas de la Cañada y Chacras, cuando sea
concluido.”
El 9 de marzo siguiente, el Pbro. Ambrosio Raynodi pedía
“… inutilizar los cementerios de las Cañada y de las
Chacras, por ser colocados en el mismo petril de las
Capillas … y que por tanto el suscripto resolvió se hiciera
un nuevo cementerio, colocado en el medio entre las dos
Capillas, el cual se edificó sobre el mismo camino carril y
dista cerca de diez y ocho cuadras de cada capilla. Por lo
tanto, pido la autorización necesaria para bendecirlo cuanto
antes.”
El cementerio de la Cañada, aunque desactivado, permaneció
hasta nuestros días, mientras que el de las Chacras
desapareció, quedando de la capilla, solo ruinas.
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Datos complementarios:
Latitud :
31º 02´39,02" Sur
Longitud :
64º 28´ 29,65" Oeste
Altitud :
1025 m
Fuentes de consulta:
-
CABRERA, Pablo Pbro.: "PUNILLA,
desde el Dique al Uritorco" - Editorial Pereyra -
Córdoba, 1931.
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HISTORIA Y GENEALOGÍA
HISPANOAMERICANA – "Los Capdevila"
https://geneasud.blogspot.com.ar/2014/08/los-capdevila_25.html
-
HUBER. Norberto E. - “Paisaje y Vida del Valle Cordobés
San Roque”. Editorial Copiar. Córdoba, 2001.
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