Síntesis

La Iglesia Parroquia Nuestra Señora de La Merced de la Estancia Jesuítica de Alta Gracia, Departamento Paravachasca, Córdoba (Argentina) se asienta en tierras entregadas, el 8 de abril de 1588 y en carácter de Merced, por Jerónimo Luis de Cabrera a Juan Nieto quien construye una precaria capilla/oratorio. En 1643 las Estancia es donada al Colegio de la Compañía de Jesús. Los Jesuitas construyen la Iglesia que llega a nuestros días, la Residencia (actual Museo Casa Liniers), el Cementerio, la Ranchería, Tajamar, Molino, Batán y Obraje.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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La Página Web "Capillas y Templos" está registrada en la DNDA (Ver detalle)

 

 

 

PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED - ESTANCIA JESUITICA DE ALTA GRACIA (M.H.N.)

 

"Alta por aires serranos

y más por altos afectos

gracia que viene de Dios

y se hace paz en el huerto."

Expresa, en un bello poema, el Arq. Rodolfo Gallardo

 

Imagen de 1880 - George Pilcher - Cristina Boixadós

 

Imagen circa 1890: Archivo Fotográfico de Córdoba - Documento Fotográfico

Album de Departamento Santa María - Inventario nº 18

 

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Imágenes de 2008

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Paravachasca, era el nombre que los indios daban a una amplia región al sur de la recién fundada Córdoba de la Nueva Andalucía.

Antes de la llegada de los españoles, los aborígenes comechingones así la llamaban: Paravachasca; palabra autóctona de dudosa etimología, aparentemente traducida como "vegetación enmarañada". Tal vez, así la verían los naturales a esta amplia región que habitaban, poblada de algarrobos, chañares, cocos, espinillos, quebrachos, mistoles y molles.

Don Juan Nieto, compañero de expedición de  Don Jerónimo Luis de Cabrera, el 8 de abril de 1588, recibe en merced esas tierras, convirtiéndose en su primer propietario con los títulos de acuerdo a las leyes de la corona española, por los servicios a ella prestados. Reza el documento original que la sesión se justifica "... por cuanto Don Juan Nieto no tiene tierras donde poder sembrar y hacer sus sementeras para el sustento de casa y familia". Se describe dicha donación como "... un pedazo de tierra con un arroyo que por las dichas tierras pasa que se llama en las lenguas de los naturales 'Chican-Toltina' que está al pie de las sierras que hacía mano derecha yendo al pueblo de Anizacate".

Según testimonio del Padre Grenón, Don Juan Nieto era "... uno de esos hombres providenciales que a veces se ven en los pueblos a quienes todos tienen que acudir a solicitar ayuda, apoyo y consejos gratuitos; con frecuencia se le ve tutelar a los huérfanos y menores de edad".

Este escribano de Cabildo y luego de Gobierno, se había casado con Estefanía de Castañeda con quien tuvo una hija llamada María.

Es Francisco Compañy (1909-1965) quien, en su libro "Breve Historia de la Parroquia de Alta Gracia", asegura que, "... este señor de la Hacienda de Paravachasca, con su 'Potrero de San Ignacio de Manressa', supo hacer honor a la confianza que le fuera dispensada por el Rey, su Señor. Pronto, aquella tuvo corrales de piedra, casas, ranchos, sembradíos y, a lo que parece, con el beneplácito de los naturales que fueron entrando suavemente, sin violencias, en el plan de la vida civilizada, por la puerta del trabajo y de la religión".

 

En 1609, Don Juan Nieto fallece y la merced de Paravachasca pasa a manos de su acaudalada esposa doña Estefanía de Castañera y su hija María. Al poco tiempo, la joven fallece y la viuda, en 1612, contrae nuevas nupcias con don Alonso Nieto de Herrera, de igual apellido más sin vínculo alguno con el anterior. Este, será quien se hace cargo del manejo de todos los bienes de la familia y funda una estancia a la que le da el nombre de Nuestra Señora de Alta Gracia, en honor a la patrona de Garrovillas de Alconétar, su pueblo natal en España.

Ermita de la Virgen de Alta Gracia

Garrovillas - España

 

En 1623, fallece su esposa Doña Estefanía y él hereda, plenamente, los bienes de su esposa. Al poco tiempo, don Alonso Nieto de Herrera contrajo enlace con Juana Solís Benavente, pero volvió a quedar viudo. Esta vez, en soledad y sin descendencia de ambos matrimonios, don Alonso Nieto de Herrera, a la edad de sesenta y ocho años, decide ingresar a la Compañía de Jesús, donando a ésta todos sus bienes, que eran por demás significativos.

En parte, la escritura de donación dada en Córdoba el 24 de junio de 1643, expresa: "... y ansi siguiendo la voluntad, de nuestro buen Dios y Señor, de mi agradable voluntad, por servir a su divina majestad otorgo por la presente que desde ahora para siempre jamás hago gracia y donación plena, perfecta e irrevocable que el derecho llama inter vivos al Colegio de la Compañía de Jesús de esta ciudad de los bienes muebles y pastos que el Señor me ha dado que son los siguientes: la Estancia nombrada Nuestra Señora de Altagracia a 5 leguas de esta ciudad, poco más o menos conforme a los títulos que de ella tengo".

El Arq. Carlos Page comenta que Alonso Nieto de Herrera, había llamado insistentemente a su sobrino Francisco Nieto a fin de dejarle todos sus bienes; pero, al arribar éste de España, manifiesta su voluntad de unirse a la Compañía de Jesús. Por tanto, Alonso "... se resolvió dejar el mundo desengañado con la muerte de su mujer y el ejemplo de su sobrino". En la Carta Anua de 1663-1666 manifiesta que, al ver al joven "... muy aplicado a los estudios y muy inclinado a la piedad y de una angelical inocencia, así se le ocurrió a su tío, que sería mejor, que los dos abandonaran el mundo para entrar en religión". Ambos ingresaron al Noviciado el mismo día.

Cuando los jesuitas llegan a la estancia, comienza una época de gran progreso. Para proveer agua a las tierras cultivables construyeron el tajamar (1653) el que era provisto por canales subterráneos y acequias que lo alimentaban desde su obra complementaria "Los Paredones".

El Hermano Coadjutor Alonso Nieto, "insigne benefactor" de la Compañía, después de veintiún años de vida religiosa regular y observante, falleció en 1661 a la edad de noventa años.

 

El templo. Antecedentes.

 

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La Iglesia de la Estancia de Alta Gracia, tiene antecedentes en una capilla que había hecho construir Alonso Nieto antes de donar sus bienes. El padre Juan Pastor le escribe al padre general Goschwin Nickel en 1654, diciéndole que "... el hermano Alonso Nieto de nuestra Compañía, insigne benefactor del Collegio de Córdoba del Tucumán, pide un jubileo a su Santidad para el día de la Fiesta de la Titular de una iglesia que está en una hacienda que a dado al dicho Collegio con licencia de V. R. se lo procurare alcanzar".

La capilla era muy precaria y los jesuitas decidieron construir otra; pero ésta, tampoco entusiasmaba mucho a Nieto, a tal punto que el padre general, el 30 de enero de 1654 le escribía al padre provincial comunicándole que "... el Hermano Alonso Nieto de Herrera desea que la Capilla que se ha hecho a Nuestra Señora de Alta Gracia sea más capaz y decente y que a la Santa Imagen se le haga un tabernáculo para que acuda más gente y aumente la devoción. Estimaré que V. R. coopere a lo que tiene dicho Hermano y le consuele solicitando el cumplimiento de su deseo, si no hubiere razón o causa considerable que lo impida".

 

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Más allá de las declaraciones de la esclava Lucía Trejo, es evidente que la actual obra no está emplazada donde la capilla de Nieto, en la "vieja estancia". Al trasladarse hicieron una de "tapial", que fue reemplazada posteriormente por la sala que hoy ocupa la biblioteca del obraje y, más adelante, se construyó la actual; tarea que demandó muchos años.

No se dispone de fecha cierta de inicio y menos definiciones del desarrollo de la obra. Solo algunas referencias como la de 1666, donde se afirma que Barrientos Francisco Quevedo, fallecido el 12 de diciembre de ese año, fue enterrado en la "... iglesia de la estancia de Altagracia, estancia de los Padres de la Compañía; y se le dijo una misa por su alma".

El padre Luis de Roca, en calidad de provincial, visita la estancia en 1723, donde se continúan las obras en la residencia, la iglesia, el cementerio y el obraje.  En 1718, se comienza a asentar las novedades en el Libro de Cuentas de la estancia. Se inscriben los inventarios cuando un padre estanciero le entrega a otro, los bienes de la estancia. El 11 de febrero de ese año, cuando el padre Lucas Zabala le entrega al padre Diego Ruiz de Llanos, dice con respecto a la iglesia: "Las alhajas de la iglesia constara de la entrega del padre José Mateo y solo añadió una alfombra que consta 1505 y consta del Libro de la Sacristía".

En las Anuas de 1720-1730, el padre Lozano manifiesta que se está terminando el edificio del obraje, pero que también, "... en Alta Gracia se ha construido una hermosa capilla con bóvedas de cal y ladrillo". En septiembre de 1733, en el libro de cuentas, se asienta que se han traído 600 ladrillos para la construcción de la sacristía. El 20 de abril del año siguiente, el padre provincial, manifiesta en su memorial que, "... en viniendo el Hermano Andrés Blanqui dirigirá la obra de este Colegio y la del Colegio Convictorio, y también la de Altagracia, Jesús María y San Ignacio de los Ejercicios de suerte que en ninguna se le precise, a que trabaje personalmente dicho Hermano a todas, y a cada una de ellas para dirigirlas".

La iglesia ya estaba techada cuando llegó Giovanni Andrea Bianchi, aunque todavía faltaba mucho para concluirla. Es sumamente probable que el proyecto del edificio corresponda al hermano Johann Kraus S J. y que Giovanni Bianchi, desde su radicación en Córdoba en 1728, haya dirigido parte de la obra, en especial el obraje.

Las decoraciones finales de portada de ingreso, fachada de la iglesia y coronamiento de los claustros son atribuibles al bávaro Harschl. El padre milanés José Brassinelli es, probablemente, el autor del retablo ejecutado en algún pueblo de las misiones guaraníes.

En 1760 el padre Contucci, anotaba en un memorial que se han hecho para la fábrica de la capilla, ciento veintiocho mil ladrillos y 1.300 fanegas de cal. El muro y el portal de ingreso que cierra el lado este del Patio Mayor y la iglesia se concluyeron en 1762, fecha grabada en el portal del frente y en la base de la cruz que corona la fachada de la iglesia.

 

El templo. Su arquitectura.

 

Martín Noel, con su clásica prosapia  y su lenguaje técnico-poético, refiriéndose al estilo barroco jesuítico, decía: “La que mejor refleja precisamente en su reducida escala tales características, es Alta Gracia. Voluntad geométrica curvilínea que se acentúa en el crucero de breves brazos convexos coronados por frontones circulares".

"Gallarda es esta cúpula, al igual que las de Jesús María y Santa Catalina, pero la que traemos en tema es la que mejor se ajusta al ritmo del conjunto con sus lumbreras abombadas, consolas contrapuestas, pináculos y linterna de movidos y armoniosos dintornos condignos del estilo. Campea en ella un algo de la Capilla de San Antonio de Aranjuez".

"Una airada espadaña completa el efecto evangélico del ábside de la iglesia, trayendo en su arabesco ritmos gaditanos y del Guadalquivir. El imafronte penetrado de lo brasileño lusitano con sus donosos contrafuertes, quebrados frontones de líneas abiertas y los originales estilóbatos de las pareadas pilastras, vibran al perfilarse por encima de escalinatas pretiles y terrazas mientras la portada del convento, remedando el juego cóncavo y convexo  de las sabias estructuras apuntadas, interrumpe el muro de la clausura ... en el interior del templo remanentes hay que acreditan su antiguo ajuar y alojamiento. Entre ellos dignos de mención son el elegante confesionario y las dos hermosas puertas de bien perfilado molduraje y cuarterones labrados con óvalos, soles y filigranas”.

 

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El templo de la Estancia de Alta Gracia, Parroquia Nuestra Señora de la Merced, es de planta longitudinal de una sola nave, cubierta con bóveda de cañón corrido,  con transepto, insinuado por un  ensanchamiento espacial hacia el exterior, a través de un muro curvo generando una especie de crucero,  que sostiene una cúpula no muy peraltada, asentada en falso y bajo  tambor que descansa sobre arcos abocinados laterales, acompañando de ese modo a la delicadeza general del diseño volumétrico; mostrando al exterior un volumen limitado por planos suavemente curvados, en lugar de la usual terminación plana. En el tambor resaltan óculos ovalados, cuyos techos añaden riqueza formal al conjunto. La media naranja culmina con una linterna.

Todo esto hace que la luz juegue un papel fundamental en la percepción espacial, ya que la misma penetra suavemente desde el ingreso y a medida que se avanza su graduación va en aumento, hasta su máxima expresión en el crucero, resaltando el retablo del altar mayor, ricamente trabajado en dorado, con sus columnas salomónicas y un el elaborado coronamiento.

Reemplazando la inexistente torre campanario, se encuentra una espadaña plana con aletas laterales, arcos semicirculares en dos filas con tres aberturas para las campanas.

 

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La sacristía de planta octogonal con cupulín de movimientos ondulantes, resuelto con techos a dos aguas y en pendiente, proporcionan gracia y belleza en este tranquilo barroco colonial.

La fachada muy elaborada, mira al este, y se presenta en tres áreas verticales. La central con su puerta de ingreso de doble hoja de madera tallada, coronada por un arco con orejones, sobre ella la importante ventana coral, ambas enmarcadas por pares de pilastras apareadas, propias del barroco italiano tardío, rematadas por un entablamiento mixtilíneo y quebrado, preludiando la presencia de la cúpula. Las áreas laterales son más bajas y se vinculan a la central por medio de las volutas superiores rematando en pináculos piramidales.

 

   

 

En el colorido interior del templo se destaca el retablo principal, el cual, es el centro de atención por excelencia. Es de madera tallada dorada a la hoja, con cuatro columnas salomónicas y coronado con dos ángeles sentados en la cornisa superior. Posee grandes efectos luminosos que surgen de su inquietante y movida planta. En tiempos de la expulsión se encontraba su sagrario "... con cortinas de brocato de tela". Del lado del evangelio tenía otro sagrario y de "... bastante uso, con puerta de una mano, cerradura y llave, con dos columnas chicas a los lados y tiene de alto y ancho dos tercias". Sobre el sagrario había una urna para depositar el Jueves Santo.

 

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En los cabezales del transepto se conservan dos altares de ladrillo estucados compuestos aún, de "... dos columnas y varias molduras y cornisas de lo mismo pintado de colores y embutidos cuatro cristales redondos de una cuarta, y bajo dos de ellos están varias reliquias de Santos mártires con sus cartelitos. El púlpito, con su tornavoz de estupendo diseño rococó está realizado en madera tallada dorada a la hoja con medallones esmaltados en tonos verdes y azules".

 

 

El volumen de la obra se destaca del entorno por su ubicación en un alto del terreno precedido por un atrio semicircular al cual se accede por tres escalinatas.

La iglesia, considerada por Buschiazzo, como "... el más barroco y movido de los edificios de las estancias cordobesas", está definida por formas curvas que se manifiestan en su planta y en su alzado, siendo un ejemplo único en nuestro país  y "... se encuadra, aunque algo tímidamente en la audacia de la curva barroca europea como límite para definir un espacio de particulares connotaciones psicológicas y simbólicas".

 

   

Video 1996

 

 

La expulsión ...

El padre José Manuel Peramás (1732-1793) y el padre Gaspar Juárez (1731-12801) testigos presenciales de aquel violento atropello, narran en sendos documentos lo sucedido. Se encontraban en la estancia: el cura Pedro Nolasco López, el administrador Juan de Molina y el obrajero Francisco Benito, cuando el 14 de julio de 1767, los soldados llegaron a Alta Gracia, para hacer cumplir en ella, la orden de expulsión que Carlos III, intimada por su Real Decreto del 2 de febrero de 1767. En ese momento, Alta Gracia contaba con cerca de 300 esclavos, alrededor de 4000 cabezas de ganado, unos 8000 yeguarizos y más de 4000 ovejas.

 

 

Anota el padre Peramás en su "Diario del destierro" que "... el padre Nolasco iba á decir Misa cuando llamaron á la portería. Iba por cabo un ciudadano de Córdoba, llamado Casas, muy conocido por su nacimiento y mucho más por sus obras, las que le merecieron hacerse señalado, pues le faltaba una oreja. Este, pues, se encontró con el P. y le dijo: 'Dese V. R. preso por que ya se acabó la Compañía para siempre',  y esto con tanto orgullo y alegría, como si en ello fuera a ganar mucho, siendo así que iba á perder tanto él y todos los demás de estas Provincias, como lo conocía otro de los que le acompañaban, llamado Cabrera que hablando con el P. Molina le dijo 'Ah! Padre, Dios quiere castigar á estas tierras; sacando á VV. RR. ya no tenemos seguridad; vendrán los indios'. Intimándoles el decreto, pidieron la plata y no encontraron más de 10 pesos. Casas se mostró tan celoso, que mandó estuvieran 4 soldados con bayoneta calada asistiendo á la misa para consumir al Señor. Tapiaron la puerta de la Iglesia, que era hermosa, y por la tarde remitió los sujetos".

Los padres fueron conducidos prisioneros a Córdoba y encerrados en el refectorio del Colegio, junto a sus compañeros jesuitas y para el día 22 se determinó la salida de Córdoba a Buenos Aires, camino al destierro.

Eusebio Uzedo quedó a cargo de la estancia y lo sucedieron Lorenzo de las Casas, Francisco Calvete y el subteniente Pedro Bermúdez. Se hace el primer inventario de todos los bienes, el que fuera anotado en el año 1771, ante el escribano Pedro Antonio de Sosa.

 

Juntas de Temporalidades. Nuevos propietarios.

 

Una Cédula Real del 27 de marzo de 1769 crea las Juntas de Provinciales y Municipales de Temporalidades. En Córdoba, con un presidente y tres vocales se creó la Junta el 11 de junio de 1770, teniendo como obligaciones más importantes, la de fiscalizar las administraciones y organizar las ventas de todos los bienes confiscados a los jesuitas.

La de Alta Gracia, al igual que el resto de las estancias, fue muy mal administrada, sufriendo un desmantelamiento en su aparato productivo, dando pérdidas a lo largo de los cinco años. El gobernador Juan José de Vértiz y Salcedo (1718-1799) fue quien, en 1772, dispuso el remate público de las estancias y demás bienes. 

Don José Rodríguez fue quien, por 44527 pesos, adquirió la estancia de Alta Gracia en remate público, prometiendo pagarla en tres cuotas a lo largo de nueve años, otorgando en garantía su propiedad de Córdoba, la vivienda que compartía con su esposa doña Felipa Catalina Ladrón de Guevara, conocida como la "Casa del Virrey", actual Museo Provincial Marqués de Sobre Monte.

En 1786, fallece don José, sin aportar un peso por la compra efectuada. Los herederos solicitaron nuevo plazo y rebajas en el monto de lo adeudado. Se hace cargo de la administración su hijo Manuel Antonio Rodríguez permaneciendo en funciones durante diez años. La Junta amenazó ejecución y embargo de bienes, ya que la deuda había crecido a 69.017 pesos y la concreta el 26 de agosto de 1789, para cubrir la deuda.

El 11 de mayo de 1796, el gobernador intendente marqués de Sobre Monte, junto al cura rector de la Catedral Dr. José Tristán y Moscoso y otras autoridades, cumplidas todas las formalidades de rigor, asignan la venta por remate a don Juan del Signo (testaferro) quien, a posteriori, manifiesta que la compra la había hecho a favor de don Antonio Arredondo y don Victorino Rodríguez. Este último, conspicuo funcionario de la Corona que será fusilado junto a Liniers 14 años después en cercanías de la Posta de Cabeza de Tigre.

Al poco tiempo, ambos compradores pactan la división de la extensa propiedad. Los puestos principales y la mitad de los esclavos quedan para Arredondo. Todas las construcciones del casco de la Estancia y las tierras circundantes para Victorino Rodríguez hasta su venta.

 

El 17 de enero de 1810, un nuevo propietario entra en la historia de la estancia, el héroe de las invasiones inglesas, don Santiago de Liniers y Bremond (1753-1810).

La cifra que se estipuló para la venta fue de 11 mil pesos. Pocos días después, Liniers le comentaba a su amigo Antonio de Letamendi que "... he colgado la espada para empuñar el arado; cuando considero que la casa e iglesia, toda de piedra, ladrillo y cal, todo de bóvedas, si fuese a edificar no se podrían hacer [por] menos de 150.000 pesos, me asombro de mi adquisición".

Santiago de Liniers

 

El efímero paso de Liniers por Alta Gracia con todas sus ilusiones y proyectos, tuvieron un punto final en el Monte de los Papagayos, entre las Postas de Cabeza de Tigre y Lobaton, el 26 de agosto de 1810. Estaba convencido que debía defender al Rey, pero fue "pasado por las armas" junto a sus infortunados compañeros, transformándose en la primera víctima de la revolución que daría la independencia. Al decir de Paul Groussac, "... los últimos héroes de la Patria Vieja, fueron las primeras víctimas de la Patria Nueva".

Diez años después, el 13 de mayo de 1820, don José Manuel Solares (1782-1868), vecino del lugar, escritura a su nombre la estancia, que había comprado en remate, el anterior 31 de agosto. El "Patriarca de Alta Gracia", íntimamente ligado a la educación a lo largo de toda su vida, puede ser considerado el fundador de Alta Gracia; como dicen sus biógrafos "... sí lo es, real y concretamente, porque dio vida o sea creó, organizó y delimitó la vida de Mercedes", como fue su deseo que se llamara.

 

 

José Manuel Solares nació en Córdoba en diciembre de 1782, tenía 38 años cuando adquirió la estancia; siendo el noveno dueño se mantuvo al frente de ella hasta su muerte, acaecida en agosto de 1868. Habíase casado con Doña Concepción Llanes y Berrotarán sin dejar descendencia ni herederos; todas sus energías se encaminaron a procurar el bien de los demás, siendo uno de aquellos genios benéficos, cuya memoria bendicen los hombres de generación en generación. A su muerte donó los terrenos que dieron origen a la Villa de Alta Gracia.

Después de meditar ante la tumba que guarda sus restos en la Iglesia de Alta Gracia y cuyo epitafio reza: "Las lágrimas del niño, de la viuda desamparada y del pobre desvalido se derraman en esta fría losa al recordar a su benefactor", Santiago Estrada, bisnieto de Liniers, exclamaba en una nostálgica página escrita relatando la visita al lugar de sus antepasados:

 

"Esta losa cubre las cenizas de un hombre honrado a quien la gente de los alrededores llamaban el Patriarca de Alta Gracia; de un cristiano que había restablecido en aquellos lugares los hábitos sencillos de los antiguos tiempos; de un juez oficioso dirimía amigablemente las querellas de los vecinos, sujetando sus acciones a la ley de Dios;  de un amigo fiel que ha conservado vivas las tradiciones de mi familia, salvándolas del olvido en el corazón sin malicia de los pobres y  de los pastores".

 

La Junta de Temporalidades había otorgado el patronato de la Iglesia a la familia Rodríguez, como primeros propietarios privados de la estancia. Conservan el patronato en la venta a Liniers. Solares la ostenta durante su vida y lo hereda su sobrino, Telésforo Lozada, quedando anotado en el punto 25 del testamento de aquel que "... ordeno y mando que la expresada Villa sea titulada de Mercedes y que para la Iglesia de Altagracia nombré su patrono a Don Telésforo Lozada quien se encargará del patronato luego de mi fallecimiento, así lo declaro para que conste".

 

Parroquia Nuestra Señora de la Merced de Alta Gracia.

 

Para describir los acontecimientos de la Parroquia de Alta Gracia, consultamos la obra del cura Francisco Compañy en la que asegura que se puede iniciar la historia de la existencia de la Parroquia, a partir de la división de la diócesis decretada, en 1780, por el Obispo carmelita fray José Antonio de San Alberto (1727-1804).

Obispo Fray José Antonio de San Alberto

 

Asegura Compañy que, "... sesenta años de permanencia bajo la dirección de los religiosos de la Compañía de Jesús, una Orden exenta de jurisdicción episcopal, disciplinada, influyente y adornada de numerosos privilegios, parece que terminó por crear, entre los moradores de la Estancia de Nuestra Señora de Alta Gracia, una verdadera ausencia de sentido parroquial. Acostumbrados a recurrir para todo a los sacerdotes de la Orden, prácticamente olvidaron que tenían un párroco".

Esta situación abrió las puertas a un enojoso pleito en el año 1700, debiendo aclarar antes de describirlo, que el Concilio de Trento dio a la entidad eclesiástica llamada PARROQUIA, un reconocimiento de suma importancia.

El Promotor Fiscal del Obispado de Córdoba acusó a los religiosos de la Compañía de arrogarse atribuciones parroquiales: bautizos, matrimonios, funerales; para los esclavos, familiares, sirvientes, indios y otras personas seglares que vivían fuera de la residencia, en las rancherías y puestos de la estancia y casas de campo.

Ante el favorable fallo del Tribunal el conflictivo Obispo fray Manuel Mercadillo (1643-1734), por auto del 6 de agosto de 1701 y entre otras cosas, declaró nulos todos los matrimonios celebrados ante los religiosos de la Compañía, tanto en la ciudad como en las estancias, de un año atrás e incursos los sacerdotes autorizantes en las penas previstas por el Concilio de Trento.

En la tarde del 4 de octubre de 1701, los comisionados por el Obispo acompañados por el Juez del Partido y el cura párroco de Río Segundo se apersonaron en la Estancia Nuestra Señora de Alta Gracia y procedieron a clausurar la iglesia. Se hicieron bajar las campanas y se clausuraron las puertas exteriores. Luego se lo declararon "desierto" quedando a partir de ese momento convertido en "capilla y oratorio interior". Al mismo tiempo, se le indicaba al "Maestro Don Pedro Carranza, cura del Partido de Río Segundo y sus Anexos" que construyera una ramada, lo más decorosa posible para celebrar misa y comunicar la nueva situación a los fieles.

Monseñor Pablo Cabrera, dice que hubo "... sorpresa, consternación y angustia si no, también, crispar de puños, prodújose a la noticia de aquel acto, expoliación, secuestro, asalto o como se lo apellidare, lo mismo en el villorrio que en las localidades vecinas y especialmente en las rancherías o gentes de servicio del histórico establecimiento". 

El 4 de febrero de 1702 se resuelve el pleito y se conviene que "... los jesuitas pedirían licencia al Obispo para ejercer funciones parroquiales en sus estancias, dando cuenta al Párroco de todo lo actuado en sus estancias, solo con relación a los esclavos. En cuanto a los sirvientes, jornaleros y demás gente libre de sus rancherías y casas de campo, los jesuitas eran libres de entenderse con los respectivos párrocos, para poner a salvo los derechos parroquiales".

¡Fin del conflicto!

Alta Gracia ingresa a la vida parroquial como un "Anejo", es decir, que es una iglesia subordinada a la vida parroquial de otra, en este caso de la de Villa Los Ranchos. Se la llamó "Parroquia de Anejos". Se reabrió la iglesia y así permanecerá hasta el luctuoso episodio de 1767, al cual nos hemos referido en el apartado anterior.

La parroquia de Alta Gracia en su historial de 242 años ha ido variando su jurisdicción, su sede e incluso su nombre. En el año 1700 aparece unida a la parroquia de Río Segundo.

En tiempos de la Junta, Alta Gracia pertenecía al Curato de la ciudad de Córdoba, con sede en la Catedral. Se nombró como cura al Dr. Juan Justo Rodríguez (1751-1832), hijo de Manuel Rodríguez, a su vez patrono de la iglesia.

En algunos documentos de principios del siglo XIX, aparece la designación de Curato o Parroquia de la Primera Sierra, estimando que esta puede haber sido una denominación de carácter vulgar.

Los archivos parroquiales, hasta aproximadamente 1820, registran el nombre de Parroquia de la Lagunilla o Parroquia de la Candelaria de La Lagunilla o Parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria de La Lagunilla, debido a que la capilla de la Estancia La Lagunilla funcionaba como parroquia.

El curato de Anejos, creado por el Obispo fray José Antonio de San Alberto, con sede en la Capilla Nuestra Señora de la Candelaria de la Estancia de La Lagunilla, tuvo una primera división el 18 de noviembre de 1858; oportunidad en que el Ilustrísimo Obispo de Córdoba Monseñor Eduardo Rodríguez de Arellano, divide también el curato quedando la parroquia de Alta Gracia con el nombre de Anejos Sur.

Luego el 12 de octubre de 1894, Anejo Sur toma el nombre de Santa María, siendo el primer cura párroco el Dr. Pedro Vicente Ferreyra (1750-1814). La iglesia pasa a llamarse Parroquia de Santa María, designación que se mantiene a lo largo de treinta años.

El presbítero Ramón Amado Liendo, párroco de Alta Gracia desde 1924 hasta 1932, dispuso el nuevo nombre: Parroquia de Alta Gracia.

Actualmente los sellos provistos por el Arzobispado de Córdoba la designan como Parroquia de Nuestra Señora de la Merced de Alta Gracia.

El 20 de abril de 2012, en una columna de opinión publicada en "Sumario - El diario de los viernes" y titulada "¿250 años de qué?", el Arq. Carlos Page aborda la presente temática. (Acceda al documento)

 

La longeva Lucía Trejo.

 

Juan Justo Rodríguez (1751-1832) fue uno de los sacerdotes más caracterizados de su época. Fue Cura de Anejos, de Punilla, de la Catedral, además de canónico magistral, chantre, arcediano, provisor y gobernador del Obispado, buen periodista, escritor e historiador.

Monseñor Pablo Cabrera acerca una partida de defunción perteneciente a la época de Rodríguez, que revela un caso de longevidad realmente extraordinaria:

 

“En esta Capilla de Alta Gracia, en veintiocho de marzo de mil setecientos y ochenta, en compañía de los RR. PP. fray Bernardo Rospigliosi y de Fray Fermín Oliva, ambos mercedarios, y que habían concurrido a celebrar la Semana Santa, yo el Cura y Vicario enterré el cuerpo de Lucía Trejo, negra de esta Estancia de Alta Gracia. Murió con todos los sacramentos, y según declaraciones jurídicas que por orden de Su Majestad se tomaron, de edad de siento setenta y seis años, o de 178 quizás; pues según se desprende de las declaraciones de la famosa negra, debió nacer en 1602 o 1604. Fue esclava y conoció al Ilmo. Señor Trejo, segundo obispo de esta Provincia, que falleció [el año] de 1614, y para que conste, lo firmo: Dr. JUAN JUSTO RODRIGUEZ".  

 

 

Declaraciones Patrimoniales.

 

El 14 de mayo de 1941, la estancia de Alta Gracia fue declarada Monumento Histórico Nacional por Decreto Nº 90732/41 donde se lee "... estancia jesuítica de Córdoba, con colegio y templo. Este último de gran originalidad, en cuya construcción intervino el arquitecto hermano Blanqui, se concluyó en 1726". (Acceda al Decreto)

El 26 de marzo de 1954, por Decreto (ampliatorio) Nº 4724, "... decláranse monumentos históricos los siguientes inmuebles situados en la provincia de Córdoba ... la estancia jesuítica de Alta Gracia que integran: la iglesia y sacristía, la casa vivienda (hoy llamada 'Casa del Virrey'), el obraje, el mirador, el tajamar, y las ruinas de lo que fueron el viejo molino y batanes". (Acceda al Decreto)

El 23 de septiembre de 1965, por decreto Nº 8.293, el Presidente Arturo U. Illia, declara de "utilidad pública" a la "Estancia de Alta Gracia". Se debieron efectuar seis expropiaciones para integrar el actual patrimonio que compone la estancia.

El 29 de noviembre de 2000, en Cairns, Australia, como parte del sistema Jesuítico Cordobés, la Estancia Jesuítica de Alta Gracia, las otras Estancias y la Manzana de la Compañía compuesta de Iglesia, Capilla Doméstica, Residencia de los Padres, Rectorado de la U.N.C. y Colegio Monserrat, fueron declaradas por la UNESCO: Patrimonio de la Humanidad y según la nueva designación: Patrimonio Mundial.

 

Vieja fotografía del ingreso a la Residencia

 

Forma parte de la estancia jesuítica de Alta Gracia, que fuera destinada por los padres de la Compañía para contribuir con el mantenimiento del Colegio Máximo y el templo, en Córdoba.  Este centro rural estaba integrado por la Residencia (actual museo), la Iglesia, (actual Parroquia Nuestra señora de la Merced) el Obraje donde se desarrollaban las actividades industriales, la Ranchería (vivienda de negros esclavos), el Tajamar (dique de 80 m de largo), los Molinos Harineros, el Batán (edificio que alberga una máquina movida por el agua y compuesta por mazos de madera cuyos mangos giran sobre un eje para golpear, desengrasar los cueros y dar consistencia a los paños) y otras construcciones que datan de los siglos XVII y XVIII.

 

 

 

La visión de Juan Kronfuss.

 

 

Galería de imágenes en el recuerdo.

 

Imágenes de la primera mitad del Siglo XX

 

 

Datos complementarios:

Ubicación

31º 25’ 14”  latitud sur

64º 11’ 28”  longitud oeste

Altura media: 562 m.s.n.m.

 

 

 

 

Fuentes de consulta:

  • BUSCHIAZZO, Mario J., Estancias Jesuíticas de Córdoba, Filmediciones Valero, Buenos Aires.

  • COMPAÑY, Francisco - "Breve Historia de la Parroquia de Alta Gracia" - Ediciones de Argentina Cristiana - Córdoba, 1965.

  • DELTROZZO, Marta y FREGUGLIA de NANZER, Teresa Estancia de Alta Gracia, Documentos para una historia de la arquitectura argentina. Arquitectura colonial argentina. Ed. Summa, Buenos Aires, 1987, pag. 51.

  • FRASER, JOHN FOSTER: "The Amazing Argentine - A new land of enterprise" - New York, 1914.

  • FURLONG CARDIFF, Guillermo, S.J., Arquitectos Argentinos durante la dominación hispánica - Editorial Huarpes, S.A. - Buenos Aires, 1945.

  • GALLARDO, Rodolfo (Ver Biografía), La Estancia de Alta Gracia, Diario La Voz del Interior, 28/01/1985.

  • GRACIA S.J., Joaquín, Los jesuitas en Córdoba, Ed. Espasa Calpe, Buenos Aires, 1940.

  • KRONFUSS, Juan, Arquitectura Colonial en la Argentina - Editorial A. Biffignandi, Córdoba

  • LAZCANO GONZALEZ,  Antonio, Monumentos Históricos de Córdoba Colonial - S. de Amorrortu e hijos, Buenos Aires, 1941.

  • NOEL, Martín- Documentos de Arte Argentino. Cuaderno XIV La trayectoria Puneña y el Barroco Jesuítico. Academia Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, 1942.

  • PAGE, Carlos Alberto. La Estancia Jesuítica de Alta Gracia -Ediciones Eudecor, Córdoba, 2.000.

  • Revista "Caras y Caretas" n°1886 del 24 de noviembre de 1934 - Biblioteca Nacional de España.

  • Revista "Plus Ultra" n°33 de 1919 - Ibero Amerikanisches Institut Preuβischer Kulturbesitz.

  • Estampas de Córdoba y Monumentos Coloniales de Córdoba.

 

Imagen de 1918

 

Revista "Plus Ultra" n°33 - enero de 1919 - Fotografía de González Garaño

 

 

 

"Patio del Monasterio" - Foto de "The Amazing Argentine - A new land of enterprise", 1914

 

 

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