UN DOMINGO EN CAROYA
(de la tierra cordobesa)
Sobre
un mar de viñedos y de flores
la
tarde se desmaya cual doncella,
mientras ritman y danzan sus descansos
las
campesinas gentes, porque es fiesta.
En las
chacras hay gloria, y en los nidos
amorosas querellas ...
y
musitan sus ruegos las campanas
con voz
grave y profética ...
La
"Nena", nuestra yegua - raza noble -
nos
conduce piatando en su carrera ...
y en el
viaje vivimos de las almas,
de la
fiesta y la hora el gran poema!
Allá en
la alfalfa en flor, una colona
trata
de atar el sulky, y su faena
le ha
encendido en el rostro los rosales
de su
sangre viril y quinceañera! ...
Y
cantan las acequias ... Y sus pétalos
el
naranjal florido a ratos vuelca,
y es
como un alfombrado de candores
lo que
en el suelo queda ...
Más
allá entre las vides se disputa
las
uvas en sazón una pareja
- un
gavilán audaz y una paloma
que
también hacen fiesta -
La
colonia se torna milagrosa
como
una virgen buena,
y ríen
los racimos, y los rostros,
y las
flores y el cielo y las colmenas ...
Y
mientras que sus trajes de colores
pasean
por las huertas y veredas
las
mozas de labranza, tan alegres
como
fresca eclosión de primavera.
Rezonga
un acordeón, no se por donde,
una
polka antiquísima y amena,
y se
siente el chas ... chas ... de los que bailan,
que los
perros corean ...
...
Después llega la noche, y con sus gasas
se
cubre la flor esta ...
y
agonizan en medio de las sombras
los
postreros acordes de la fiesta.
Mario
Martínez Del Río
Revista "Fray Mocho" n°590
Buenos
Aires, 14 de agosto de 1923 |