ORATORIO SAN IGNACIO DE LOYOLA
A fin de adquirir información sobre la historia de la región que
nos ocupa, consultamos la irremplazable obra de Víctor
Barrionuevo Imposti "Historia del Valle del Traslasierra".
De dicho trabajo podemos concluir que el antecedente que
involucra una gran superficie del valle donde está incluído
Yacanto, se lo puede situar en la merced otorgada, en 1598, por
el esposo de Beatriz de Castilla Gallinato Riberos y 16º
Gobernador del Tucumán (1595-1600) Pedro de Mercado de Peñaloza
Ronquillo al General Manuel de Fonseca Contreras casado con
Leonor de Tejeda Mexia Mirabal (1574-1640).
Circunscribiéndonos al área que nos ocupa, podemos decir que,
al sur de las propiedades de Bartolomé Olmedo (que reseñamos en
Nono) se extiende, a
partir del arroyo Las Achiras, la "Estancia de Yacanto".
En 1626, el Gobernador del Tucumán (1619-1627) Juan Alonso de
Vera y Zárate (1579-1633), se la entrega en merced a don Miguel
Maldonado, quien así lo señala en su testamento del año 1642.
Dos años después, el Alférez y Corregidor don José de Quevedo,
recibe la estancia en merced, por parte del Teniente Gobernador
del Tucumán (1643-1644) Baltazar Pardo de Figueroa y Guevara
(1619-1678).
Aníbal Montes consigna en sus investigaciones históricas que
José Quevedo, hijo de Gaspar, "... heredó sus encomiendas y
además obtuvo varias mercedes de tierras, siendo un verdadero
acaparador de estancias, según constancia del pleito del año
1653 por tierras en 'Tras la Sierra'". [Leg. 105, Escr. 1ª
del A.H.P.C.]
En 1614, contrajo matrimonio con Doña Mencia de Barrientos;
dejando una numerosa progenie.
A José de Gaspar lo heredó su hijo Ignacio, quien tuvo un largo
pleito con doña Ana de Villarroel, viuda de don Miguel Maldonado
quien reclamaba los bienes que le habían pertenecido a su
difunto marido. Alegaba que José de Quevedo "... había
usurpado la estancia de Yacanto, prendiendo fuego a las casas y
llevándose todos los papeles, animales e indios de aquella
propiedad".
A principios del siglo XVIII y ante la ausencia de adecuada
información, se intuye que estas tierras quedaron sin
propietarios o fueron ejecutadas. Esta situación dio lugar a una
división en dos fracciones: una de ellas conservó el nombre y el
casco de la vieja propiedad; mientras que la otra, al norte, da
origen a la "Estancia de San Javier".
El Capitán Cristóbal Barbosa de Araujo se estableció en el Valle
de San Javier con antelación a 1717. En ese año, por 350 pesos y
en remate público, adquirió la "Hacienda y Estancia de
Yacanto", la que estaba compuesta por solo 15 cuadras de sur
a norte, entre los arroyos Yacanto y El Mollecito,
reconociéndose como lindero "... donde está una cruz en un
arroyo seco que llaman el Mollecito"; de este a oeste no se
pudo medir dada la espesura del bosque, quedando asentado que se
extendía desde el filo de la sierra hasta el margen del río
Conlara o de la Punta. Era solo una parte de la estancia que, en
1650, perteneciera a don Miguel Maldonado.
Barbosa introdujo animales y hacienda, la sembró e hizo huertas
siendo, en realidad, el primero en hacer activa a la Estancia.
Fue Alcalde de la Santa Hermandad en 1753 e integrante del
Regimiento del Valle de Traslasierra con el grado de capitán,
teniendo por misión, defender la frontera sur contra los indios
alzados que maloneaban la región. Testó en 1764 y falleció en
Córdoba, el 17 de marzo de 1766. Era miembro de la Tercera Orden
Mercedaria y fue sepultado en la Iglesia de la Merced.
La estancia permaneció indivisa hasta 1793 (veintinueve años
después de haber testado) cuando se procede a efectuar la
división entre sus tres hijos: Teodora, Gerónimo y José Martín
Barbosa Gutiérrez quien, habiendo ya fallecido, libera que su
fracción pase a manos de los nietos de Barbosa.
Al norte de la de Yacanto, se estableció su primo don Juan Luis
Arias de Cabrera y Gutierrez (1720-?) casado con María Rosa de
Ceballos Losa Bravo (1733-1800), en la propiedad que, circa
1719, le fue entregada en merced, heredó o compró.
Según constancias, en 1755, en la propiedad de los Arias, ya
estaba en pie la capilla del "Glorioso San Francisco Javier
de Yacanto"; en torno a la cual, se fue formando el pueblo
de San Javier.
La arquitectura del Oratorio.
El Oratorio está situado en Calle Miguel Maldonado, Ruta Provincial 14,
entre las calles Eliseo Segura y Cura Gaucho, a 1670 m al sur
del Templo Mausoleo San Francisco Javier.
Asentado en un predio de cuadra y media donado por Luis Nicendo
Villagra, para que el oratorio existente se convirtiera en
capilla pública, en 1861.
La obra fue dirigida por Nicolás Castellano Pinedo,
amigo del Cura Brochero, con proyecto del arquitecto Carlos C.
Massa y construída por Angel Costa.
Los trabajos se iniciaron en 1910 y se concluyeron en 1915. Cinco años después, en octubre de 1920, llegó de España la
imagen patronal de San Ignacio de Loyola.
El oratorio se ubica a 20 m de la calle, en un parque bellamente
forestado, teniendo en la línea municipal un muro bajo,
ejecutado en piedra bola del lugar. Su fachada está orientada al
oeste-noroeste.
Por la pendiente del terreno, para acceder al oratorio es
necesario sortear una escalinata, también abocinada, de ocho
escalones.
El hastial en ladrillo visto remata en un mojinete moldurado en
cuya cúspide, sobre acrótera, preside la Cruz.
A los costados, se puede observar el basamento de piedra partida
del lugar, sobre el que se asienta la obra.
Con elementos propios del arte románico, acapara la atención un
magnífico portal abocinado con sus arquitrabes adovelados,
asentados en una ancha imposta de franjas horizontales, la cual
se extiende hasta el plano frontal del imafronte. Sobre bases de
ladrillo a la vista y hasta la mencionada imposta, se
desarrollan las columnas pilastras de fuste liso y circular que
acompañan el movimiento volumétrico.
Las fachadas laterales están formadas por cuatro paños
verticales, en ladrillo visto ritmadas por cinco gruesas
pilastras revocadas, de igual diseño que las de la Iglesia San
Juan Bautista de Nono.
En el eje de cada paño, hay una ventana con arco de medio punto
con antepecho y bordeada con moldura lisa. Sobre ellas una
cornisa, que sirve de base al mojinete que oculta la pendiente
del techo y el sistema de recolección de agua de lluvia por
canaletas y evacuación por gárgolas de chapa.
La nave única tiene 16,03 m de largo y un ancho de 8,05 m. Está
techado con chapa de zinc a dos aguas con caída pluvial por
canaletas y gárgolas. Internamente la estructura se cubre con un
cielorraso de madera machihembrada a 4,96 m de nivel de piso. El
perfil del cielorraso es quebrado, un tercio horizontal faldeado
por tramos con leve pendiente descendiente.
En el cerramiento lateral norte se destacan cuatro ventanas,
ubicadas en alto nivel, que adoptan en altura la forma de medio
punto y armadas con vidrio repartido. De dimensión apreciable
dan ingreso a una buena iluminación natural al recinto. En el
cerramiento lateral sur, junto al testero se ha colocado una
puerta y sobre el dintel una ventana de menor dimensión. Luego
tres ventanas ídem a las del muro norte.
En el cerramiento de la cabecera se construyó un retablo, sobre
fondo de color beige, que termina en arco de medio punto; en el
eje central, con mayólicas se diseñó un rectángulo vertical
frente al cual se entronizó la imagen del Sagrado Corazón de
Jesús. A su izquierda la imagen de la Virgen de la Inmaculada
Concepción de María y a su derecha la imagen de San José y el
Niño.
A la derecha del retablo, sobre peana, desde 1920, se destaca la
imagen española del Santo Patrono, San Ignacio de Loyola.
A la izquierda del altar, una puerta comunica con la sacristía
que mide 4,25 m de largo por 4,20 m de ancho. Con puerta y
ventanas al exterior, vinculándose, además, con otras
dependencias menores.
Carece de torre campanario; atento a lo cual, la campana, pende
colgada de una rama de un árbol cercano, tal como era usual en
los primeros tiempos de la colonia cuando las construcciones
eran tan endebles que no soportaban su peso. La campana tiene, a la derecha de la
cruz, una leyenda que dice: "Corazón de Jesús, delicia de todos
los santos, ten misericordia de nosotros. Yacanto, 1913".
Según reza una placa colocada en el frontispicio, el 31 de julio
del año 2015, al cumplirse el centenario de la bendición del
oratorio, siendo sumo pontífice Su Santidad Francisco 1º; Obispo
Diocesano Monseñor Santiago Olivera y cura Párroco Pbro. Daniel
Peralta, se oficia la celebración religiosa en conmemoración de
los 100 años en el Día del Santo Patrono San Ignacio de Loyola.
Coordenadas.
Latitud: 32º 02’ 23,12" S
Longitud:
65º 02’ 16,29"
O
Altitud media: 783 msnm
Fuentes de consulta:
-
BARRIONUEVO IMPOSTI, Víctor: "Historia del Valle de Traslasierra" Tomos I
y II - Dirección General de Publicidad
de la Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 1953.
-
GOOGLE EARTH
-
LASCANO COLODRERO, Arturo C.: "Linajes
de la Gobernación del Tucumán" T.
2 - Establecimientos Gráficos Suc. A. Biffignandi -
Córdoba, 1936-1969.
-
MONTES, Aníbal: "El
misterio de Tras la Sierra" -
Manuscrito, 1949.
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