Síntesis

La Iglesia San Roque está ubicada en Obispo Salguero y San Jerónimo de Córdoba Capital. En 1615, con motivo de la peste bubónica, el primer proyecto proponía la construcción de la Ermita dedicada a San Roque y San Sebastián. El obispo de Arequipa Don Diego Salguero y Cabrera, gran benefactor, poseedor de una de las fortunas más importantes de Córdoba, donó lo necesario para la construcción de esta obra, a la que sumó el contiguo Hospital San Roque, entre los años 1760 a 1800. Creó la Fundación San Roque a la que entregó las estancias de Olaen, Ayampitín y otras, más inmuebles y muchos bienes. Puso al frente de esta fundación a los Hermanos Bethlemitas. La iglesia San Roque presenta, en su fachada, un doble orden de pares de pilastras lisas, que enmarcan la entrada con el recurso del alfiz de la abertura única. Está presente el orden toscano. El interior es de una sola nave de cañón corrido estregando un espacio claramente direccionado hacia el importante altar. Se destaca el púlpito verdadera joya del arte colonial.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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La Página Web "Capillas y Templos" está registrada en la DNDA (Ver detalle)

 

 

IGLESIA SAN ROQUE (M.H.N.)

 

Fachada de la Iglesia San Roque según las visiones de Juan Kronfuss y Pedro Grenón

 

Lateral de la Iglesia San Roque según las visiones de Juan Kronfuss y Pedro Grenón

 

La Ermita de San Roque.

 

Fue el 20 de agosto de 1615, en plena época de la peste bubónica, cuando la voluntad popular, en plebiscito, eligió a San Roque como vice-patrono de la ciudad de Córdoba y el Cabildo, dispuso la erección de una ermita dedicada a San Roque y a San Sebastián.

 

"Luego, antes de acabar de firmar, dijeron la dicha Justicia y Regimiento de la Ciudad, que es cosa muy devota y necesaria que se haga una Ermita de San Roque y San Esteban, Abogados de la peste. A quienes este Cabildo y Universidad, desde luego, toman por Devotos contra la peste, para que los dichos gloriosos Santos intercedan con Dios Nuestro Señor se sirva su divina Majestad el tener misericordia con esta Ciudad y Provincia de librarlas de dichas enfermedades ... la cual Ermita se ha de hacer de cal y canto y de las limosnas que se juntasen entre los vecinos, lo mas suntuosa que se pudiere ... y en cuanto al sitio de la dicha ermita, se remita al Sr. Licenciado Antonio Rosillo, Vicario de la ciudad y a Luis Arguello Fiel Ejecutor para que esta tarde vean y elijan el dicho sitio y pongan la cruz para que allí se haga la Ermita". [AHM. Actas Capitulares, Libro5, Acta del 20/08/1615 – Citado por Grenón, Pedro en La Ermita de San Roque en Córdoba, 1926]

 

El terreno elegido estaba al oeste de lo edificado, en la intersección de las actuales calles 27 de abril y Bolívar.  

El tiempo fue pasando y la ermita no se concretaba. Varias Actas de Cabildo registran donaciones destinadas a la construcción, pero ésta no se iniciaba.

El 25 de noviembre de 1642 fallecía el capitán Angelo de Castro, madrileño, radicado en Córdoba, acaudalado comerciante que, además, era dueño de la Pampa de Olaen; muy devoto de San Roque (ver documento adjunto), dejaba en su testamento los fondos necesarios para erigir la ermita.

Además, donaba el lote para ese fin, ubicado en el lado contrario al que se había elegido para el Cabildo, es decir, hacia el este del centro, donde finalmente se erigirá la Iglesia San Roque y el hospital del mismo nombre, que fundará uno de sus nietos.

 

"... quiero y es mi voluntad y mando que luego que yo fallesca y pase desta presente vida, de lo mexor para de mis bienes se saquen quatromil pesos y se pongan a censso en fincas buenas y saneadas y dellos se funde una capellania en la dha. ermita del Señor San Roque y el capellan que sea nombrado diga pormi anima todos los años cinquenta missas, una cantada el día del santo y lo mismo aganlos que les sucediesen y desde luego nombro por capellan de la dha. Capellania a doña Ana Maria de Castro y Figueroa mi muger y si Dios fuer tenido que se casse a sus ijos lexitimos y refiriendo siempre el mayor al menor y el baron a la embra y ansi sucesibamente y a los ermanos lexitimos de la dha mi ija y faltando sucesión por bia neta nombro por patron de la dha. capellania al cabildo justa. y regimiento desta ciudad ... Item: mando que luego de que yo fallesca ... se ponga en execución el acabar la obra de la dha. ermita del Señor San Roque y lo que costare se saque de mis bienes”. [AHPC. Esc.1, leg.91, Exp. 1, f. 41v,42,43,49. - Citado por de Denaro, Liliana en "Buscando la identidad cultural cordobesa", 2008]

 

Ante el incumplimiento de la manda testamentaria por parte de la patrona de la Capellanía, Ana María de Castro, el Cabildo se vio en la necesidad de intimarla a ello, el 9 de noviembre de 1648, por ser "... un bien público de la ciudad". [A.M.C. Actas Capitulares, libro 9º]   

El mandato de Angelo de Castro estuvo lejos de cumplirse, ya que el primer documento que se conoce mencionando a la ermita, data de 1667. Habían transcurrido 25 años desde que Castro dejara los fondos y 42 años desde la disposición del Cabildo.

A todo ésto, el Padre Grenón asegura que se trataba de "... una capillita más no primeramente para celebrar servicio religioso, era como un monumento para guardar una imagen o una efigie, erigido como impetración de una gracia o perpetuación de un voto por un favor obtenido; su disposición era como para entrar a orar tanto el vecino de la región como los viandantes pasajeros". Agrega que "... solían levantarse en las afueras o en la campaña o en las serranías. Dos Ermitas existían en Córdoba: la de Tiburcio y Valeriano y la de San Roque".

Dice el Dr. Ernesto Quesada (citado por Kronfuss, 1918) que "... al comienzo del siglo XVI los 60 españoles que formaban su vecindario, demasiado tenían que hacer con luchar con el hambre ocasionado por la inclemencia de los años y sus propios desaciertos, y todo debían producir dentro de la propia familia, alimentación, indumentaria, habitación, oficios, pues se encontraban en pleno período de la economía doméstica, de la antigua familia romana".

 

Antecesores del Hospital San Roque.

 

Transitemos, por un instante, un camino paralelo, que llevará históricamente al encuentro entre la vieja ermita de San Roque y el hospital a fundar. 

Juan F. Cafferata, en el prólogo de la obra del Dr. Garzón Maceda "La historia de la Medicina en Córdoba", asegura que "... la hospitalización de los enfermos se realizó en Córdoba desde los remotos días de su fundación. Apenas pasan tres años de aquella fecha memorable, cuando ya aparecen las primeras iniciativas para dotar a la naciente población de un hospital, que es al mismo tiempo, el primero levantado en el nuevo mundo después de la conquista. Corresponde a Córdoba este honor de la primacía".

El 6 de diciembre de 1574, el reducido número de pobladores de la naciente Córdoba de la Nueva Andalucía, ante la plaga del gusano que tanto estrago hacía en las pocas de las mieses, decidió elegir un abogado celestial, recayendo la designación en Santa Eulalia.

El 8 de febrero de 1576 se funda la "Obra Pía y Hospital de la Advocación de la Bien Aventurada San Eulalia".

Lorenzo Suarez de Figueroa (1530-1595), Teniente Gobernador de Córdoba, es el alma de la creación del Hospital Santa Eulalia. Don Arturo G. Lazcano Colodrero en su libro "Cabildantes", expresa que Suárez de Figueroa, "... en 1578, fundó el Hospital de Santa Eulalia, a cuyo fin donó él mismo, una cuadra de su propiedad de cuatro solares, con más otra próxima a la acequia, y para dote de la casa y hospital, una chacra de su hacienda situada al principio de la Cañada; un ornamento entero de preste y altar e imagen con cáliz, patena y vinajera de plata, frontal y casulla de seda; un diezmo de trigo y maíz y cebada por año, y doscientas fanegas de maíz, trigo y cebada que donó en el acto de la fundación". Hace otras donaciones que están registradas en el "Libro de Mercedes", constituyéndose este noble varón, en el factor principal de la creación del hospital y en su generoso benefactor.

Si bien no se tiene información sobre su construcción, instalación y comienzo de funcionamiento, se estima que, cuando el 5 de enero de 1577, se designa Mayordomo del establecimiento al Alcalde don Pedro Deza, ya estaba prestando servicios.

El 2 de noviembre de 1613, el Cabildo solicita a los "Hermanos de San Juan" residentes en Potosí, su traslado a Córdoba para hacerse cargo del "Santa Eulalia".  Lo estarán hasta 1737, fecha en que dejó de funcionar el hospital, aunque algunos autores aseguran que en el año 1700 ya no prestaba servicios.

Queda determinado que hubo un intervalo de por lo menos cincuenta años sin hospital alguno, en esta ciudad de las "jaculatorias", ni médico oficial que tratase a los enfermos y, en particular, a los pobres que tal fuera el humanitario pensamiento de los fundadores.

 

Sobre la situación de Córdoba, recogemos la negativa opinión del jesuita Carlo Gervasoni, emitida en 1729: "Esta ciudad de Córdoba, en que ahora me encuentro, la reputo la más miserable de cuantas hay en Europa y América, por cuanto lo que se ve aquí es de lo más mezquino; las casas (exceptuando muy pocas de ladrillos y de un solo piso) son de tierra cruda. Nuestro colegio es bello, pero todavía pertenece una parte en la misma forma y la habitamos; parte es de ladrillo, pero como está sin bóveda, es el italiano de que hablé en otra mía, pero ocupado en Buenos Aires, después de haber fabricado aquí al Sr. Obispo, una Catedral muy hermosa". (Kronfuss, 1918)

 

Mapa Ciudad de Córdoba - 1802

 

La iglesia de San Roque.

 

La capellanía de San Roque, creada por testamento de Angelo de Castro, tuvo por patronos a Ana de Castro, Diego, Fernando, Pedro y Gerónimo Salguero de Cabrera. Finalmente, el cargo correspondió a Diego Salguero de Cabrera, quien juzgó que la capellanía corría serio riesgo de perderse al estar administrada en forma incorrecta.

El 16 de enero de 1756, le solicitó al Alcalde del Cabildo que buscara "... los instrumentos de Escrituras Públicas, Testamentos y Particiones y lo demás que hicieren a favor de la Capellanía del Señor San Roque, pues por no tener los instrumentos, se van introduciendo muchos en la finca de la dicha capellanía y está en términos de perderse, como juntamente mandarle que con toda brevedad me dé testimonio o testimonios de dichos instrumentos que estoy pronto a satisfacer sus derechos". [ AHPC. Sección Hospital San Roque. T. 2, leg. 3, exp. 1 f. 1 a 4]

Salguero ordenó esta Capellanía y la aplicó para la nueva iglesia.

Documentos existentes en repositorios de la ciudad de Córdoba, citados por el Padre Grenón S.J., dan cuenta de la existencia de la capilla e iglesia de San Roque desde la primera década del 1700. Antonio Peralta, en 1706 dispone, en cláusula testamentaria, que su cadáver sea sepultado "... en la iglesia y Capilla del glorioso San Roque". [A. de T. P. 1.99, F.123]

En Acta Capitular del 14 de noviembre de 1710 "... se pide a este Cabildo certifique lo incomodo y costoso de la Parroquia del Sr. San Roque para funciones de Catedral. Del cual se le pidió testimonio, y en el interno que le trae, acordamos uniformemente que para dar dicha certificación se vea, reconozca y mida dicha Parroquia de largo, de ancho con las demás circunstancias necesarias que convengan para darla". [A.M.I. 20, F. 1212]

Un documento de 1737, se redacta con un encabezamiento que consigna "... en la ciudad de Córdoba y en los extramuros de ella y cerca de la Ermita y Capilla del Sr. San Roque". [A. de T. P1, 133, F. 39]

No hay mayor acuerdo entre destacados investigadores como Juan Kronfuss, Pedro Grenón S.J., Guillermo Furlong Cardiff S.J., Antonio Lascano González, Arq. Rodolfo Gallardo, Dr. Félix Garzón Maceda sobre la autoría del proyecto y los años en que se ejecutó.

 

Planta según Juan Kronfuss

 

Juan Kronfuss, tal vez, fue el primero en ocuparse de este templo; en 1918, escribía que "... la iglesia de San Roque estaba concluida desde antes del año 1761, pero su consagración no tuvo lugar hasta el año 1765. Al respecto nos consta que la construcción no podía acomodarse a la idea morisca de los arcos, con los cuales querían adornar los constructores a la iglesia. No hay que culpar de ello a los constructores porque se empeñaran en construir grandes iglesias que no guardaban relación con la población, su número y capacidad. Solamente esa idea religiosa les ha dado la fuerza y energía necesarias para llegar a ese hermoso resultado".

En su libro "Arquitectura Colonial en la Argentina" incluye palabras del historiador José Ignacio Santillán Vélez que asegura que "... esta iglesia estaba construida desde 1760 a sesenta y uno, pero no consagrada hasta el año 1765. Como dejamos dicho, el templo de San Roque fue construido del peculio exclusivo de monseñor Salguero. De canteras de su propiedad se extrajo la cal y los ladrillos fueron quemados en el mismo terreno en que la obra se levanta. Los ornamentos de iglesia, cuadros, imágenes y adornos que a su vez fueron adquiridos con su propio peculio, eran nuevos y ricos; avaluándose la obra, con estos últimos detalles, en más de cincuenta mil pesos".

Antonio Lascano González en su libro "Monumentos Religiosos de Córdoba Colonial", al describir la Iglesia de San Roque en 1941, dice que "... algunos historiadores, al referirse a las construcciones que los inolvidables arquitectos jesuitas Prímoli y Blanqui efectuaron en la ciudad de Córdoba, les atribuyen también la paternidad de la iglesia San Roque. Tal suposición resulta un anacronismo; Blanqui falleció en Córdoba en 1742 y Primoli en Candelaria, Misiones en 1747, y la Iglesia de San Roque estaba concluida en 1760 ó 1761. La suposición nace posiblemente del perfecto equilibrio de líneas que acusa y la similitud de ciertos detalles con los de algunos trabajos característicos de Prímoli y Blanqui; pero no olvidemos que para la época en que San roque se concluyó, otro arquitecto jesuita, Harls, dirigía trabajos en Santa Catalina, donde existe una sacristía cubierta con una graciosa cúpula semejante por su solución a la de San Roque. Destaco esta coincidencia, cronológica y plástica, porque puede tener importancia para la orientación de las conjeturas".

Al respecto, Guillermo Furlong, S.J. opina que, "... mientras no se conozca con precisión quien sea el autor de los planos de la iglesia y convento de Santa Teresa en la ciudad de Córdoba y de la Iglesia de San Roque en la misma ciudad, habrá que atribuir una y otra construcción al Hermano Blanqui. Que el autor de Santa Teresa y de San Roque es el mismo parece indicarlo la fachada de ambos templos. Efectivamente, en ambos edificios la portada de medio punto con impostas está encerrada por un rectángulo bien acusado; en las dos fachadas se aplica el orden toscano; el último cuerpo de la torre y el de la espadaña tiene cornisa denticular; los nichos y recuadros que adornan Santa Teresa aparecen en el remate de San Roque y en la base de la torre, y para mayor analogía, cuatro pirámides coronan a ambos templos". (Furlong, 1946)  

El Arq. Rodolfo Gallardo, ve en esta obra una impronta italiana "... debida, sin duda, al modelo de las Teresas, dejado por el jesuita Andrés Blanchi, que López utilizara, y al orden toscano de su imafronte".

Nosotros creemos que la falta de documentación fehaciente sobre el período de construcción y el o los autores del proyecto de la misma, dejan a estos temas, por el momento, en el campo de las conjeturas. Sí, está demostrado que, la iglesia que llegó a nuestros días, que no es la primera en el lugar, fue mandada a construir por Don Diego Salguero y Cabrera, con su propio peculio.

 

Su arquitectura.

 

Iglesia San Roque - Perspectiva según Juan Kronfuss

 

Está ubicada en la esquina noroeste formada por las calles Obispo Salguero y San Jerónimo, con su fachada principal mirando al este sureste. Para la descripción de su arquitectura, tomamos algunos conceptos vertidos por el arquitecto Rodolfo Gallardo en "Las Iglesias Antiguas de Córdoba", publicado en 1990, más nuestros aportes actuales.

La fachada principal muestra un doble orden de pares de pilastras lisas, que enmarcan la entrada con el recurso del alfiz de la abertura única. Dichas pilastras con basa y capitel, cierran los dos laterales del imafronte.

 

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Una robusta cornisa la separa del siguiente nivel, que es de menor altura, donde siguen otras dos pilastras por lado de la ventana coral, con un círculo decorativo arriba tangente de la segunda cornisa. Por sobre ésta se continua con cuatro perillones la vertical que viene desde el nivel de piso. Los perillones enmarcan un nicho clásico, que culmina en un frontis recto, y flanquean dos volutas, inspiradas en el Gesú Romano.

 

 

La torre campanario está resuelta en tres estratos. En el inferior tres pilastras con basa y capitel, ídem a las descriptas. Sobre ellas continuación de la importante cornisa, que la separa del segundo tramo, el cual presenta paños verticales rehundidos, apareados los que en la parte superior contienen aberturas en arco de medio punto; todo esto a los cuatro vientos. En momentos en que el Obispo hace entrega del Templo, cada uno de las ocho aberturas contenía una campana.

 

 

 

Las esquinas de la torre presentan chaflanes cóncavos hasta la destacada cornisa provista de banda denticular, que cierra el segundo nivel.

En el tercer cuerpo, sobre tambor octogonal con cornisa y óculos en cada cara, se asienta la cúpula con esbelta linterna que posee abertura vertical a los cuatro vientos culminando con la veleta, formada por banderola con corte interior generando dos lengüetas y terminando con la Cruz griega de brazos ahusados.

En la base, cubriendo todo el retiro, se le ha adicionado un pesado macizo bajo, chaflanado de destino incierto. El mismo se repite en el ángulo sur de la iglesia, unido al primer contrafuerte.

 

 

Adosada a la torre se conserva lo que fue la sala de ingreso al Viejo Hospital, construida a fines de 1798; siendo lo único que sobrevive del nosocomio, en la línea de calle Salguero. Su fachada retoma la línea municipal y está resuelta sencillamente con muros planos con un portal de madera de dos hojas en su eje de simetría, acompañada en los laterales por pilastras almohadilladas. El imafronte culmina con un tímpano clásico con acrótera y cruz finamente forjada en hierro.

En el muro lateral, sobre la calle San Jerónimo, sólidos contrafuertes ritman la pared, desnuda de aplanado, y permite ver la textura de mampostería de verdugada, consistente en la alternancia de ladrillos y piedras.

 

 

Los seis contrafuertes fueron hechos, con antelación a 1776, para contrarrestar los empujes de la bóveda, interrumpiendo una serie de cinco arcos tribolados y sus pies de sostén, que vinculan las formas a la plástica altoperuana, y corroboran la idea de que sirvió de modelo la iglesia de las Carmelitas Descalzas de Santa Teresa.

Observando la planta de dicho muro, por sus espesores y proporciones, pareciera que el dimensionamiento de los contrafuertes fue producto de un cálculo estructural muy conservador.

 

Planta Iglesia - Relevamiento del Arq. Carlos Mica de la Dirección de Patrimonio Municipal

 

En esta fachada, en correspondencia con el crucero y desde el último contrafuerte hasta el testero de la nave, se ha antepuesto una construcción, de un solo nivel, integrante del edificio de la ex Morgue Judicial que fuera proyectado por el Ingeniero Félix T. Garzón, construido en 1920, siendo propiedad de la Fundación San Roque.

 

Foto de la derecha: Vista desde la azotea de la Morgue

 

Vista desde el techo del coro alto

 

La fachada norte, interior, está precedida por el ex convento de los Bethlemitas, construido a fines del siglo XVII y ampliado en planta alta, siendo inaugurado el 15 de marzo de 1922. Sectores de esta construcción están siendo intervenidos para poder restablecer el Museo Histórico del Hospital, que fuera inaugurado en 1970.

El interior es de una sola nave de cañón corrido, cuya generatriz es un arco carpanel, con arcos fajones, entregando un espacio claramente direccionado hacia la cabecera, donde un importante altar en forma de templete escalonado concita la atención. Tiene una longitud de 40,79 m y una altura en la clave de 11,98 m.

 

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Como hemos hecho en anteriores obras, recorremos ambos paramentos laterales, sur y norte. El ritmo de los tramos se marca con arcos fajones y pilastras con basa y capitel fusionado en la imposta.

La entrada da al naciente, y transpuesto el cancel, que está en el sotocoro abovedado cuya altura en la clave es de 6,19 m; lo que visualizamos a ambos lados, sendos confesionarios de madera labrada, embutidos en el muro y pilastras que en este tramo son tres, muy cercanas.

 

 

En el tercer tramo del lateral sur se despliega una colección de exvotos de San Roque, una muestra de los siglos XIX y XXI, diseñada por el investigador Sergio Barbieri. Puede leerse las indicaciones sobre el tema: "El exvoto es una manifestación espontánea que nace de la fe y la concreción material. En él se reflejan las alegrías, tristezas y esperanzas del pueblo. Posee el valor de lo popular, de lo auténtico, de lo anónimo. Es la concreción de un dialogo directo con lo sobrenatural sin intermediación de los rituales del culto".

Llama la atención, la gran cantidad de exvotos de plata que se exhiben; oficio de plateros que, en su momento culminante, por su cantidad y competencia, dio el nombre a una calle: la "Calle de los Plateros". Estas expresiones son el claro indicio del fervor popular que acompaña al Santo, cuya celebración es el 16 de agosto.

 

Luego, la puerta lateral de gran envergadura, cuatro hojas de madera con vidriado superior, que comunica con calle San Jerónimo. Exteriormente se abre a un pequeño atrio enrejado, que hace que se use con mayor frecuencia que el portal principal. El altar instalado en el tramo siguiente, el quinto, está dedicado al Sagrado Corazón.

 

 

A su lado, el magnífico púlpito que, con su tornavoz es, junto con el de la Basílica de la Merced, uno de los más claros ejemplos de la artesanía colonial del país; se trata de una talla de madera con motivos fitomorfos dorados sobre fondo rojo.

El púlpito tiene en la parte superior un tornavoz que en su cara interna muestra el símbolo de la paloma, representando el Espíritu Santo, de la que emergen rayos hacia todos los lados, como la luz de inspiración divina para la interpretación del mensaje evangélico. Su taza es también de marcada importancia.

 

 

En el sexto tramo, la nave que tenía un ancho 7,14 m, se amplía a 10,40 m, generando un corto transepto. En el crucero se desarrolla la cúpula que es baja y sin linterna, muestra su calota interior toda blanca con la línea de cornisa del arranque decorada con grandes dentículos que producen un ritmo de luz y sombra. En las pechinas están pintados sobre el muro, los cuatro evangelistas. El centro de la cúpula está a una altura de 14,85 m del nivel del piso del presbiterio que está a 37 cm por sobre el nivel de la nave.

 

 

Siguiendo con los tramos de la cara sur, diremos que el altar está dedicado al Nacimiento dentro del área del presbiterio, que se inició en correspondencia con el púlpito.

Del lado norte, en el primer tramo, en el sotocoro, está la placa de piedra que conmemora la bendición del templo por parte del Obispo de Arequipa Diego Salguero de Cabrera, el 10 de febrero de 1765.

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AÑO DEL SEÑOR

1765

EL DIA 10 DEL MES DE FEBRERO YO DIEGO SALGUERO DE CABRERA, OBISPO DE AREQUIPA, HE CONSAGRADO AQUI NO SOLO ESTE ALTAR, EN HONOR DE LA SANTISIMA VIRGEN DE ASUNCION SINO TAMBIEN LAS RELIQUIAS DE SAN ROQUE, SUS MAJESTADES CON LA GRACIA MANIFIESTA TAMBIEN DEL ESPÍRITU ALOJADO EN AQUEL,

NO SOLO PARA CADA UNO DE LOS FIELES DE CRISTO QUE HOY JUNTAMENTE VISITAN ESTA (IGLESIA) SINO TAMBIEN EN SU ANIVERSARIO DE ESTE MODO CONSAGRADOS CONCEDI AQUI INDULGENCIAS LEGITIMAS DE LA MANERA ACOSTUMBRADA POR CUARENTA DIAS.

 •••••••••

LA CARIDAD DEL SEÑOR SE MANIFESTO PARA NOSOTROS

JUAN, EPISTOLA I, CAPITULO 4, VERSICULO 9

 

En el tramo siguiente, sobre peana, la imagen de San Antonio María Gianelli, fundador de la "Congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto", a la que pertenecían las religiosas que atendieron el Hospital San Roque, desde marzo de 1859 hasta su nueva localización en el año 2000. A ambos lados, las imágenes móviles de la Virgen del Tránsito a la izquierda y a la derecha, el santo portugués San Juan de Dios, también conocido como San Juan de los Enfermos.

 

 

En el cuarto tramo el altar de la Inmaculada Concepción, entre el arcángel San Gabriel y Santa Lucía. A la izquierda un estrecho pasadizo comunica la nave con la que fuera Capilla Menor del Convento de los bethlemitas, que se encuentra en obra para su reacondicionamiento y refuncionalización.

 

 

En el tramo siguiente el altar de San Roque, con su antigua imagen de vestir.  A la izquierda una abertura comunica con la que fuera Sala de Reuniones del convento de los Bethlemitas

En el crucero, sexto tramo, el altar está dedicado al Calvario, Cristo en agonía de tres clavos con la Virgen Dolorosa y San Juan Bautista. A su derecha una puerta de dos hojas comunica con la sacristía.

 

 

Vinculada al presbiterio, por el lado norte, la sólida sacristía está cubierta con una cúpula con linterna. Está techada a cuatro aguas, con caída libre, recubierta con tejas españolas. Las medidas, en planta, son de 6,80 m por 7,24 m. La cúpula, en el arranque de la linterna, tiene una altura con respecto al nivel de piso de 9,47 m; y el cierre de la linterna está a 12,36 m. En el lado oeste cuenta con una pequeña ventana elevada y hacia el norte, una puerta de doble hoja comunica con el antiguo convento de los Hermanos de Bethlen.

 

  

Liliana De Denaro dice "... que allí se encuentra, convenientemente protegida, la imagen de San Roque que se saca en las procesiones y durante las novenas. Se trata de una imagen de vestir de 182 cm de altura, con rostro y manos de madera tallada y ojos de cascarón de vidrio que presenta algunas curiosidades pues presenta una pierna derecha esculpida, policromada y calzada con bota, mientras que la izquierda es un listón de madera, pues el santo exhibe la llaga en su pierna. Además, presenta los codos articulados con muescas para facilitar la colocación del vestuario y obtener la posición requerida. Tiene báculo y el calabacín de peregrino de plata. Al costado esta la imagen de San Sebastián de características similares".

 

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El altar mayor es un volumen escalonado, formado por dos cuerpos. El posterior, original, se compone con pilastras semicirculares con decoración vegetal, marcando líneas envolventes que pretenden convertirlas en torsas o báquicas. El frontis curvo que la corona se abre por arriba y por abajo, marcando una vertical que pasa por el óculo con esplendor, donde está la Virgen del Huerto, y otro inmediatamente superior, también con esplendor, con la paloma simbólica de la Tercera Persona de la Trinidad. Dos ángeles apoyados en los trozos sostienen una cartela: "AVE GRATIA PLENA".

En el templete anterior, en el nivel superior el Cristo Crucificado sobre fondo rojo tiene una gran presencia. Se destaca el sagrario, interesante joya de plata con la representación de la Trinidad y arriba el Cordero Pascual.

La nave tiene en lo alto de cada paramento, en el eje de los lunetos formados en la bóveda, tres ventanas; cegadas las del sur y con vidrios las del norte. La cuarta ventana está en lo alto del crucero y su homónima del lado sur quedó cegada por coincidencia con el último contrafuerte.

 

 

La bóveda asienta en una voluminosa y muy elaborada imposta que se desarrolla a lo largo de los dos paramentos laterales.  

Al coro alto, donde se encuentra el órgano, se ingresa por el antiguo convento de los Bethlemitas. En la línea municipal se encuentra el acceso a la que fuera la Sala de ingreso al viejo hospital, un ambiente con techo abovedado con la clave a 4,92 m de altura, con un ancho de 5,11 m y largo 5,12 m.

Transpuesto dicho ingreso se accede a la galería del convento y a la izquierda se encuentra la escalera que conduce a la torre campanario y al coro alto.

Este tiene techo de bóveda de cañón corrido que exteriormente se observa como tal; su clave está a 4,00 m de altura, tiene un ancho de 6,89 m y una profundidad de 6,15 m. En él está alojado el magnífico órgano de tubos de 1926.

El inventario de la Iglesia San Roque, fechado el 1 de marzo de 1819, describe lo siguiente:

  • "Una iglesia toda de bóveda con grímpola y media naranja sin lesión alguna, de cuarenta y ocho varas de largo y de siete de ancho con sus repisas, todas de cal, piedra y ladrillo, embaldosada, friso jaspeado y bien blanqueada, todo en contorno con su cornisa.

  • Cuatro ventanas, todas con sus cristales y herrajes nuevos, tres en el cañón de la iglesia y una grande en el presbiterio, todas miran al norte.

  • Dos puertas buenas por todo herraje, la mayor y la traviesa pintadas al óleo del lado de la calle, grandes ambas.

  • Dos piedras grandes embutidas, pintadas de colorado, cruces doradas, por lo que se muestra su consagración.

  • Un púlpito de talla con su consagración, todo dorado, y un cuadro de Belén en lienzo con marco dorado en la testera de dicho púlpito.

  • Un altar pintado al óleo, de yeso, cal, ladrillo, madera y varillas de hierro con cuatro columnas, sin mesa correspondiente de ídem jaspeada. En dicho altar, una coronación de los ángeles grandes, de madera pintado al óleo y en medio un óvalo de lienzo de San Juan Evangelista y marco pintado. En dicho altar un tabernáculo de una y media vara de alto, de madera, todo dorado por fuera y por dentro, para colocar el Santísimo, en días de función con cuatro columnas y su repisa.

  • En dicho altar, más abajo del tabernáculo, un pesebre del nacimiento con nuestra madre de Belén, Sn. José y el Niño, adornado de peñas de lienzo, flores y pastores de barro y otros animales de madera, y un sagrario con dos puertas, dorado por dentro.

  • El 2º altar de ídem pintado al temple, del lado de la epístola con un Santo Cristo enclavado de dos varas, su corona de espinas y cabellera y cruz correspondiente pintada al óleo y filetes dorados con su tarima pintada con una calavera, ídem toda de talla.

  • El tercer altar del lado del evangelio de ídem, pintado al temple con una imagen de la Asumpta de dos varas de alto, de vestir, su mesa y tarima con marco, con dos columnas. En dicho altar un sagrario de una tarima, dorado por dentro y por fuera, sobre una tarima pintada al temple, para el copón con una cortina de brocato.

  • Cuarto altar de ídem pintado de ídem, con su mesa y tarima con marco, con Sn. Eloy, de una vara de alto de vestir, con dos columnas. Esa efigie no es del templo, es de los plateros.

  • Quinto altar de ídem, mesa y tarima, con marco pintado de ídem y Sn. Roque, de vestir de dos varas de alto, un perro y tarima pintada al temple de madera y dos columnas.

  • Sexto altar de ídem, mesa y tarima con marco pintado de ídem, con una imagen del Carmen de lienzo bien encolado y pintado con su Niño y escapulario, no es del convento y si de Don Vicente Bedoya, con dos columnas.

  • Una pila de agua bendita de piedra sapo con su pilar de ídem de una y media vara de alto de firme en la puerta principal de la iglesia.

  • Un coro de bóveda, sin piso de ídem, embaldosado, de ocho varas de largo y siete de ancho. Una ventana de varas de alto y una y ¾ de ancho con cristales, puerta y todo herraje, pintada de punson al temple, que mira al este.

  • Un órgano bueno, fuelles, pintado al temple, flautas de estaño y madera, con doce registros, su coronación de frontis de la iglesia de talla, dos puertas pintadas de azulen donde están embutidos los fuelles su caño correspondiente con piso de tabla.

  • Una torre concluida con dos arcos a cada viento, con cuatro campanas de regular tamaño, todas rotas, sin grímpola y un óvalo de escalera que concluye en el claustro, en donde esta una puerta pintada al temple con herraje y llave.

  • Una sacristía de ocho varas de largo y siete varas de ancho, todo lo que ocupa una media naranja, con su linterna con ventanas a los cuatro vientos y grímpola de hierro todo jaspeado el friso y su cenefa. Una ventana que mira al oeste de dos varas de alto, pintada al óleo con cristales y todo herraje. Una pilita, embutida en la pared, con su hisopo". [De Denaro, 2008]

En el cierre del trabajo que el Padre Pedro Grenón S.J. redactó, en 1926, sobre la Ermita de San Roque, expresa su opinión sobre la Iglesia:   

"Lo que fuera Ermita de San Roque y luego Capilla, y más tarde Iglesita y ahora Iglesia de San Roque es un monumento votivo de Córdoba y su Provincia por voto formulado por su Cabildo secular y Universidad y realizado por donación popular y guardado y conservado por el Barrio San Roque a quien se le confiara.

Por lo que es un templo histórico inalienable ni por el pueblo ni por sus autoridades representativas de uno y otro fuero, porque, además, está sellado con el carácter de sagrado (ultra de su consagración canónica), por ser dedicado y entregado directamente por sus creadores a Dios y al Santo". (Acceda al Documento)

 

La Capilla San Roque pertenece a la Fundación San Roque y está bajo la jurisdicción de la Parroquia del Pilar.

 

Fundación del Hospital San Roque.

 

Leyendo a Carlos E. Zurita y su referencia al Fundador Diego Salguero y Cabrera, dice que "... la extraordinaria sensibilidad de ese santo varón estaba muy lejos de agotarse. Había erigido una casa para mitigar en algo siquiera, las afecciones del alma. Bien estaba, sí, empero su obra en la tierra natal no considerándose completa, pues faltaba el lugar donde hallasen alivio los males del cuerpo; un hospital donde se medicasen los pobres, es decir, los hijos infortunados del pueblo y en último término, los realmente necesitados sin distinción de clase social. Tal es propósito, claro, imposible de desvirtuar, a manifestarse en los actos y gestiones papeleras por aquel relevante espíritu".

Anticipándose al proyecto de fundación del hospital y teniendo como antecedente lo sucedido en el "Santa Olalla", por la poca permanencia de fondos y la administración deficiente, gestionó la venida de los religiosos Bethlemitas para que fundaran un convento en la ciudad y tomaran a su cargo la atención del nuevo hospital.

 

El 27 de enero de 1762 dirige un oficio al Obispo Pedro Miguel de Argandoña Pastene y Salazar (1693-1775), solicitando la autorización de radicación de los Bethlemitas en la ciudad, para atención del hospital que se proponía construir:

"Primeramente ofrezco y sedo al referido hospital y religiosos bethlemitas que lo han de poseer, la iglesia que en los suburbios de esta ciudad inmediata al río, tengo fabricada a mis expensas de fuerte material y lo que se halla allí colocada y que hasta aquí ha tenido y ha de mantener el título y patrocinio del señor San Roque, como patrón de enfermos, siendo mi voluntad por la devoción que le tengo el que no se derogue sobre dicho título de Sr. San Roque con otro cualquiera de los santos que adoramos. Y solamente principiada dicha fundación se le puede anteponer el título de Nuestra Señora de la Asumpción por ser el común amparo de todos … ofrezco todos los adornos del tabernáculo y púlpito nuevamente dorados, reja de comulgar nueva y fornerías. Escaños nuevos, coro alto, con órgano corriente. La torre con ocho campanas nuevas y la sacristía con los ornamentos". [A.H.P.C. Sección Hospital San Roque, T. 3, Leg. 3, exp.1, s/f.].

De esta descripción se colige que parte del alojamiento corresponde a una iglesia anterior.

Santo Hermano

Pedro de Betancur

 

El 12 de febrero el Obispo emite despacho favorable aceptando la radicación de los Betlemitas y la fundación del nuevo hospital.

Salguero y Cabrera, continuando con la tramitación, el 7 de mayo remite un pliego al Cabildo, solicitando se autorice a los religiosos aludidos radicarse en ésta, se les anticipase la facultad de curar y de echar las bases del nuevo hospicio, todo esto, hasta tanto lleguen las reales ordenes aprobatorias.

En 1763, previendo posibles pleitos, cuando él ya no estuviese, recurre a las autoridades judiciales a los efectos de inventario y tasación de los bienes destinados al hospital y con fecha 5 de octubre de ese año, hace la donación por escritura pública al hospicio, actuando el escribano Público y de número D. Clemente Guerrero. Esto ocurre cuando ya era el Obispo electo de Arequipa.  

Bustos Argañarás en la referencia 485 de su libro "Córdoba a comienzos del siglo XIX", dice que "... en la tasación de sus bienes [los del Obispo], efectuada el 4 de mayo de 1765, antes de testar y emprender viaje a Arequipa para hacerse cargo del Obispado, se registran las valiosas estancias de Olaen, Ayampitín. San Roque, San Francisco, Río Hondo, Los Dos Ríos, Pinas y los Algarrobos, una quinta con molino, varias casas en la ciudad, una de ellas de altos, en donde vivía, tasada en 25.100 pesos, un coche de 1000 pesos, una calesa, seis carretas y un carretón, mobiliario y ornamentos muy lujosos, joyas de gran valor y plata sellada, todo lo cual sumaba 136.791 pesos con seis reales". Una de las mayores fortunas de la ciudad en esos momentos. 

El rey Carlos III, data en el Palacio del Pardo, el 25 de enero 1766 la Real Cédula, aprobando la fundación del hospital, correspondiéndole poner el "CUMPLACE" al entonces teniente de gobernador D. Manuel Fernández Campero y Esle (1725-1791). Fue ratificada por Cédula Real del 17 de abril de 1774.

 

Santo Hermano

Pedro de Betancur

Dice Guillermo Furlong S.J. al referirse a las obras realizadas por Juan Manuel López:

"Otra obra de López fue la Capilla y Hospital San Roque. La primera había sido proyectada por Blanqui …en la del hospital a una con otro alarife cordobés por nombre Carlos Cáceres, proyectaron todas las secciones a construirse en el nuevo hospital, y el primero de los nombrados hizo y presentó los planos. Corregidos éstos, y aprobados por el Comandante de Ingenieros, domiciliado en Buenos Aires Don José García Martinez de Cáceres, comenzose la construcción en 1799". (Furlong, 1946)

El plano diseñado por el ingeniero voluntario Juan Manuel López fue aprobado por la Junta Superior de Temporalidades o de la Real Hacienda, el 26 de junio de 1799.  El 14 de julio procedió el ingeniero a determinar al línea de edificación mandada por el Gobernador.

 

Las obras se realizaron a muy buen ritmo ya que Fray Pedro de los Dolores, el 3 de agosto de 1798, solicitaba autorización para trasladar el hospital al nuevo edificio, inaugurándose el 20 de junio de 1800. [Cf. AAC. Cédula Real del 25 de julio de 1803]

Se dieron al servicio público dos enfermerías, una para mujeres y la otra para hombres. Se calcula que las obras del Hospital se desarrollaron a lo largo de catorce años.

 

Facsímil del Libro de Gobierno del Hospital

 

Del inventario realizado el 1 de marzo de 1813, podemos extraer lo construido contiguo a la iglesia:

  • "Un pasadizo (a la sacristía) de bóveda revocada, blanqueado y piso de ladrillos, friso pintado y jaspeado. En dicho pasadizo tres puertas buenas, con llaves todas y su correspondiente herraje".

  • Portería: "Una portería de bóveda blanqueada embaldosada con friso, de cinco varas de largo e ídem de ancho y un arco que cae al primer claustro. Una puerta que cae a la calle pintada al óleo con llaves y todo herraje… Un nicho en la pared donde está colocado un San Roque de brin encolado con su tarima, perro de madera y su diadema de hojalata".

  • Primer claustro que mira al norte: "Primeramente un claustro todo de bóveda y azotea de 24 varas de largo y tres de ancho con 8 arcos y 7 pilares de cal, piedra y ladrillo blanqueado y embaldosado y las celdas 1, 2 y 3 con tres lienzos ... una campana en dicho pasadizo para llamar a la comunidad al ejercicio diario de enfermería".

  • Segundo claustro que mira al este: "Primeramente un claustro de tejuela y azotea con cuarenta y seis costaneras y alfajías con ocho pilares de cal y ladrillo, revocado, blanqueado y embaldosado con las celdas números 4, 5, y 6 y un pasillo que cae al otro patio con dos puertas, la una al dicho patio y la otra a la enfermería, con todo herraje, la otra sin llave". 

  • Tercer claustro que mira al sur: "Primeramente un claustro de tejuela y azotea, alfajía, embaldosado con dos ventanas de una y madia varas para dar luz a la enfermería con todo herraje".

  • Pasadizo de enfermería y botica: "Primeramente un pasadizo en techo de azotea tejuela, alfajía, embaldosado, revocada y blanqueada, con su friso correspondiente. Una puerta sin llave con todo herraje que cae a la botica. Otra puerta de dos marras que es la entrada a la enfermería con todo herraje menos llave, de dos y ½ varas de alto".

  • Cuarto claustro que mira al oeste: "Primeramente un claustro de 46 costeras ocho pilares de cal y ladrillo de tejuelas y azotea, revocado, blanqueado y embaldosado con unos asientos de cal y ladrillo. La portería y primer claustro con friso pintado a tableros y jaspeado con cenefa y las otras tres con friso negro llano. En dicho claustro las celdas 7, 8, 9 y 10".

  • El largo inventario del resto del Hospital, continúa detallando: Segundo Patio que da a la puerta falsa; Escuela de Niños; De Profundis; Refectorio del Convento, Despensa del Convento; Cocina de Enfermos y Comunidad; Pasadizo que va al Corralón; Corralón; Enfermería de Hombres; Patio de la Enfermería; Celdas de las Religiosas; Librería del Convento; Bienes Rices del Convento; Principales del Hospital de Hombres; Principales del Hospital de Mujeres; Enfermería de Mujeres; Ranchería donde habitan los criados frente a la puerta falsa, está mirando al norte, calle de por medio; Inventario de las Estancias pertenecientes a los pobres enfermos: primeramente Olain. Se completaron 822 ítems.

 

1: Iglesia San Roque - 2: Sacristía - 3: Torre del campanario - 4: Claustro colindante en pie - 5: Celdas

6: Parte de la enfermería de mujeres, demolida para construir la Morgue Judicial

7: Sala de los Nichos (demolida) [De Denaro, 2008]

 

Una grieta que hizo historia.

 

El marqués de Sobre Monte (1745-1827), primer gobernador intendente de Córdoba del Tucumán, (1783-1797) que, por su forma de gobernar, tomaba partido directo en todos los acontecimientos acaecidos en su jurisdicción, el 13 de julio de 1786 envía un oficio a la autoridad eclesiástica, Dr. Don Nicolás Videla, diciendo:

 

"Muy señor mío; las noticias que ha tomado del sentimiento que han hecho la bóveda y paredes de la iglesia de San Roque de esta ciudad me dan motivo de recelar alguna desgracia de continuar el uso para el público.

Y, deseoso de precaver cualquier funesto suceso, he pensado tratar que se cierre si los inteligentes concurriesen en que tiene el riesgo que se tiene.

Pero pareciéndome correspondiente acordar este punto con V. S., lo ejecuto por medio de este oficio, para que procediendo en formal reconocimiento que presenciaré.

Y V. S., si le parece por el objeto que se interesa, quede determinado lo que convenga en tal caso, el celo de su V. S. dispondrá lo que parezca conveniente para suplir el socorro espiritual que presta dicha iglesia a los vecinos de aquel barrio".

 

La respuesta del Obispo fue inmediata, dando su anuencia, por lo que, al día siguiente el marqués de Sobre Monte, dispone:

"Cítese a don Juan Manuel López como inteligente en arquitectura y a los maestros albañiles Juan de la Merced, Antonio de la Merced y Roque del Señor Chantre, para que en la tarde de ese día concurran a la Iglesia San Roque al reconocimiento que debe practicarse, y expongan en su visita, según su real saber y entender, si dicho edificio amenaza ruina que impida el uso para precaver el riesgo".

Hecha la inspección ordenada, los convocados emiten su informe con el curioso léxico técnico de la época.

El "ingeniero voluntario" (título otorgado por Carlos IV) Juan Manuel López (1748-1812), dice: "En cumplimiento del decreto que antecede del Señor Gobernador Intendente debo decir que hace algunos años vivo con el recelo de que la iglesia o capilla San Roque amenaza ruina; pues está visible el grande apartamiento de las paredes, respecto del plomo, abriéndose hacia el exterior de que precisamente han resultado las grandes grietas que tiene la bóveda a lo largo del cañón".

Juan de la Merced, dijo: "Todo lo cual ha provenido de no haber dado a las paredes el grueso correspondiente al ancho y alto en la fábrica o en su defecto con las paredes desde los cimientos a que sirviesen de suficiente empuje a los pies de arranque de las bóvedas entre cunetas. También parece le falta cimiento; pues a tenerlo de suficiente profundidad, deberían haberse hundido las paredes, sobre el pavimento o fuera del suelo a lo largo de la fábrica para ceder el apartamiento del plomo que ha ocasionado el peso de la bóveda contra las paredes débiles. Pero no habiéndose verificado así, se infiere que las paredes están vencidas, empezando desde el cimiento". Culmina su informe, diciendo: "Así es mi sentir, según la corta inteligencia que me asiste en fuerza de la afición que tengo a la arquitectura".

Roque del Señor Chantre, que en el testimonio se titula "Roque Ascazubi" dijo que "... la iglesia de San Roque está en riesgo de caerse, por estar las paredes fuera de plomo y la bóveda muy cuarteada. Eso lo siente así, en vista de haberle cerrado a la bóveda, hace algún tiempo una rajadura en la clave y ahora tiene más grietas que antes lo que hacen manifiesto el peligro". Esto es cuanto juzga en cargo de juramento, según la inteligencia que le asiste. No firma, porque dijo no saber.

Juan de la Merced, dijo que "... el presente estado que reconoce la iglesia de San Roque, según el examen que he hecho, acompañando a Juan Manuel López y demás maestros que asistieron a él, amenaza ruina y corre mucho peligro de desplomarse la bóveda, por estar, por distintas partes cuarteada y las paredes fuera de plomo, principalmente la del costado norte". Este es su dictamen según práctica y conocimiento que tiene.

El cuarto perito, llamado José Antonio de la Merced, albañil de profesión, se presentó el 22 de agosto, después de prestar juramento, que celebró en forma y derecho; enterado del fin a que dirige la diligencia, dijo: "... la iglesia de San Roque la considera un manifiesto peligro por estar súper cargada la bóveda, por distintas partes cuarteadas y las paredes con un visible escape, que manifiesta lo mucho que se retira el plomo. Juzga por milagro el no haberse ya arruinado la iglesia. No firma por que dijo no saber".

El Padre Grenón, investigador de esta anomalía de la bóveda, opina que "... todos cuatro conspiraron a decir peligro; no se si procedieron con libertad o sin interés o por complot".

Vista la opinión de los inteligentes, el gobernador intendente con fecha 23 de agosto de 1786, dictó la siguiente orden: "Visto lo que resulta del reconocimiento practicado en la Iglesia de San Roque y que de subsistir es ella la concurrencia de público, pudiera prevenir algún desgraciado suceso que este gobierno desea precaver. Ciérrense, desde luego, las puertas de la mencionada Iglesia, según esta acordado con el señor Provisor Vicario General y Gobernador de este Obispado, Dr. Nicolás Videla. Previniéndose al Padre Presidente de los Betlemitas a cuyo cargo corre este templo que, de manera alguna, permita su uso. Respecto a lo que hace al auxilio espiritual que ha tenido aquel vecindario en la celebración del santo sacrificio de la Misa en los días festivos, ha acordado igualmente dicho señor Provisor se destine a este fin la sacristía de la misma iglesia, que no tiene peligro de ruina. Reservándose a su disposición la providencia del reparo que debe hacerse para su total seguridad. Pásese al referido señor Provisor copia de este decreto para los fines a que convenga. Firmado: Sobre Monte - José Elías, secretario".

De esta manera el templo de San Roque comenzó un encierro a lo largo de once años.

Después de este lapso, el barrio de San Roque comenzó a movilizarse con insistencias y súplicas a las autoridades pertinentes. Juzgaban que después de transcurrido tanto tiempo sin que la capilla sufriera daños y que la grieta no se agrandara, debía suponer que la obra era sólida.

Ante la contundencia de los reclamos, el gobernador intendente vuelve a requerir el concurso de los conocedores del tema.

Juan Manuel López, redactaba un informe muy similar al que formulara once años atrás. Solo agregaba algunas consideraciones a saber que "... las paredes de los costados están construidas de un modo extravagante, cual es sobre arcas y, no obstante, están cerradas sus vanos del mismo grueso de la pared. Desde sus pies se ven grietas peligrosas para el lado exterior en la del lado Norte. Y soy al parecer que, si no se ha arruinado o venida abajo hace algún tiempo, es por arrimo de la torre y la sacristía que están en los extremos. Aunque se le quite la bóveda, se debe levantar de nuevo la pared ya referida del Norte, aún para poner techo de madera con bóveda fingida, porque es demasiada la inclinación o desplomo de ella".

Don Félix Barrera, es otro de los peritos a quien llaman a opinar sobre la situación del templo; esto es lo que informa que "... el templo del Señor San Roque lo tengo reconocido diversas y en ninguna de ellas le he encontrado peligro a ruina, por hallarlo siempre en los mismos términos que lo conocí ahora 30 años. En 1776 fui solicitado por el Padre Presidente fray Juan Ascencio para hacer el mismo reconocimiento que ahora se pide por el procurador de la ciudad. He indagado con exactitud y reconocimiento con especial cuidado, dispuso se tomase una rajadura que esta caía a la parte del Naciente, por ser la que demostraba mayor cuidado, a fin de ver si esta hacía nuevo movimiento. El que no se ha experimentado en el dilatado tiempo de 20 años que hace se tomó dicha rajadura, dando esto una demostración clara de que aquel entonces estribó toda la obra y se liberta de riesgo. Que no habiéndolo percibido entonces, menos se lo encuentro ahora. La bóveda no tiene como desplomarse, pues se halla sujeta a las fuertes paredes que la sostienen, gozando, la del sur de cinco fornidos estribos construidos de ladrillo y cal, que llegan con su altura, muy cerca del tejado del templo. Reconocidos estos si habrían hecho algún movimiento, los encuentros están lo mismo que cuando los fabricaron. Y por lo que hace a la parte Norte, sirven en igual modo, la sacristía de piedra y cal, y la torre lo mismo con arrimo a la parte del templo. Agregados dos gruesos a el resto de la cortina, como lo previene el Procurador, quedará la obra libre de todo peligro".

El Síndico Procurador de la ciudad, José García Piedra, recapitulando lo expuesto deduce que no hay peligro; antes, al contrario, señala las pruebas de su solidez. Añade por su cuenta que "... si para más seguridad se consideran necesarios otros arrimos, podrán elegirse la construcción de algunos arcos en lo interior de dicha Iglesia que, sacados de su cimiento o del modo más conveniente y a determinadas distancias se elevan hasta unirse con la bóveda para su descanso".

El marqués de Sobre Monte, el 7 de agosto de 1797, dos meses antes de concluir su mandato, declara que "... queda expedita la Iglesia de San Roque, por lo que toca a este gobierno, para el caso del ejercicio de las funciones espirituales, atendidas las razones que se han expuesto por el Síndico Procurador, prediciendo los reparos que se apuntan y allanándose, en su caso, la licencia de limosna, la que deberá entrar en poder del que nombrase su Ilustrísima por Ecónomo, siendo de cargo del Procurador, en uso de su ministerio solicitar de dicho Ilmo. S. Obispo las licencia que acuerden la anuencia de este dicho Gobierno por la parte que le toca".

 

 

Doscientos veinticuatro años después de aquella rehabilitación, el 20 de octubre de 2021, la Fundación San Roque, procede a la reapertura del Templo en un muy emotivo acto, poniendo fin a un cierre de casi veinte años.  La música se mezcló en ese instante de júbilo, los sonidos van ocupando los rincones y las miradas tratan de escudriñar todos los espacios, algunos intentan eternizar el momento, mientras, en lo alto de la bóveda, en la clave una zigzagueante grieta longitudinal, dice: "presente".

 

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Organo.

 

El día domingo de Navidad, 25 de diciembre de 1926, el Obispo José A. Luque bendijo el nuevo órgano de la Iglesia San Roque, según el diario Tribuna. El profesor Eduardo Gasparrini ejecutó música clásica, luego del discurso pronunciado por el R.P. Luis Feliú.

Fue comprado en Europa por decisión de la Madre María Angela Fontana (religiosa del Huerto) y fue instalado por el Sr. Sangaletti. Fue reparado por su hijo en 1989-1990.

 

 

 

 

Denuncia del Arq. Mario Buschiazzo.

 

En carta dirigida al señor presidente de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos Históricos, Don Leónidas de Vedia, el 23 de mayo de 1965, el Arq. Mario J. Buschiazzo, pone en su conocimiento las observaciones recogidas en su viaje por el centro del país.

 

"San Roque: Esta iglesia, único resto colonial del antiguo hospital del mismo nombre ha sufrido un atropello por parte del Padre García, quien aduciendo derechos por ser capellán del hospital contiguo y según se me informó 'para adaptar el templo a los cánones de la nueva liturgia' demolió gran parte del altar y retablo, cuyos restos están ahora amontonados en un local cercano. Delante del altar parcialmente mutilado ha hecho construir un verdadero adefesio de mampostería - aún sin revocar porque la Dirección de Arquitectura dio la voz de alarma - coronado por un enorme crucifijo que antes estaba en el altar. El macizo de albañilería, que a la vez que sirve de peana al crucifijo, hace de sillón que utiliza el sacerdote cuando - de acuerdo a la nueva liturgia - debe sentarse. Pero si toda esa obra de destrucción y mal gusto pretendiera justificarse con la ya socorrida excusa de 'la nueva liturgia', hay un evidente error, pues si bien en cierta parte de la misa el oficiante debe sentarse, no es obligatorio que lo haga exactamente detrás de la nueva mesa-altar y menos en esa especie de cátedra obispal que se acaba de fabricar.

Arq. Mario Buschiazzo

Creo que sería oportuno una comunicación al Sr. Arzobispo de Córdoba Monseñor Primatesta, recordándole muy cortésmente pero con energía que los templos y capillas declarados Monumentos Históricos no deben ser alterados sin previo conocimiento y consentimiento de la Comisión Nacional. Incluso debería hacerse referencia en dicha nota a los casos concretos de San Roque, la Catedral y Capilla de Mercadillo, de acuerdo a los informes recogidos y de las cuales doy cuenta aquí".

[ACNMMLH Foja 254. 28-6-67]

 

 

Diego Salguero de Cabrera y Cabrera (1693-1769).

 

Nació en Córdoba del Tucumán, dependiente del Virreinato del Perú, el 20 de julio de 1693. Fueron sus padres el General Fernando Salguero de Cabrera Castro y Doña Jerónima Cabrera Carranza. Su bisabuelo Maestre de Campo Don Diego Fernández de Salguero, tenía por esposa a Doña Juana de Quintana Cabrera que era bisnieta de Don Jerónimo Luis de Cabrera, fundador de la Ciudad de Córdoba.

Tuvo por hermanos a Gerónimo, Pedro, Juana, Teresa, Francisca e Isabel, que profesó en un convento de la ciudad. Al haberse casado le prodigaron varios sobrinos. El era el mayor de todos los hermanos, y por su influencia sobre ellos, se constituyó en un cariñoso jefe.

Poco se conoce de su niñez, pero sí se sabe que desde temprana edad sintió afición por el estudio, encontrando ambiente propicio e inmediato en la misma ciudad, en las clases del Real Convictorio de Ntra. Sra. de Monserrat y en la Universidad donde imperaba, con menor rigor la disciplina jesuítica, desde su iniciación en 1614.

En el primero obtuvo los títulos de Bachiller y Maestro en Artes y más adelante, la Real Universidad le concedía el muy alto grado de "Doctor" en Sagrada Escritura, a la edad de 23 años.

Diego Salguero de Cabrera y Cabrera

 

Luego que recibió las ordenes sacerdotales se hizo cargo de las Capellanías de Olaén y Ayampitín, que estaban vinculadas con su familia.

Muy joven fue nombrado Cura Vicario del, Curato de Punilla y Traslasierra, donde tuvo sus heredades y cría de cuantioso ganado.

Su estadía en La Punilla debió alargarse por más de dos décadas, con frecuentes viajes a la ciudad de Córdoba que, como era común en esa época, los hacía a lomo de buena bestia. Se lo ve llegar a Olaén, a su vivienda de holgados aposentos, a pocos metros de la Capilla de Santa Bárbara, siendo ya para 1738, Vicario y Juez Eclesiástico, dignidades acreditativas de su valía.

Desde su juventud hasta edad madura estuvo ligado a estos parajes de su provincia, donde la antigua Merced de los Soria, trasladada a sus mayores, era su feudo.

En el orden eclesiástico el valle de traslasierra constituía un solo curato dependiente de la Parroquia de Pocho. Salguero fue cura de Traslasierra durante catorce años, desde 1734 a 1748.

El Obispo don Pedro Miguel de Argandoña tenía por Salguero un alto aprecio por lo que a la muerte del deán Luis de Pedro lo propuso para el deanato, a pesar que en ese momento solo estaba ejerciendo la chantría.

Salguero contaba con sesenta y cuatro años de edad; había administrado parroquias rurales durante veintiséis años y erigido sobre diecisiete capillas en este lapso. [Cayetano Bruno, 1969].

En este tiempo, Salguero estaba haciendo construir la iglesia de San Roque con su propio peculio. Su Ilustrísima Argandoña estaba seguro que la acción como Dean podía ser muy útil al "gobierno económico interior de la catedral", por lo que propuso a Su Majestad se dignara a promover al deanato al chantre Salguero.

Por Real Cédula de Buen Retiro del 23 de febrero de 1760, el Rey presentó a Salguero para el deanato del Tucumán, recibiendo la prebenda el ulterior 15 de agosto. [ACap., Córdoba, "Libros Capitulares", II, f. 45v-46]

El 7 de julio de 1761, el obispo Argandoña volvió a presentar a Salguero para cargos superiores, ya que "... tiene sobrado mérito por todas circunstancias para la mitra de esta iglesia y no de otra; pues, con el conocimiento de la diócesis, prudencia, notoria caridad y amable trato, fuera acertada su conducta". [AGI, Au. De Bs. As., 159]

Mientras tanto, Salguero concretaba con sus cuantiosos bienes la fundación del hospital San Roque, contiguo a la iglesia homónima y la venida de los religiosos betlemitas para regentearlo. Todo esto, por sugerencia del obispo Argandoña, según manifestó desde Charcas al Rey. Desde su llegada a Córdoba, Su Ilustrísima había sentido la necesidad impostergable de un hospital y como no dispusiese de capital recurrió a Salguero.

En estas ocupaciones estaba cuando, por real cédula de Aranjuez de 19 de mayo de 1763, lo presentó Carlos III para la iglesia de Arequipa y le confirió la dignidad Clemente XIII, en el consistorio secreto de 18 de julio del mismo año. [ASV, FC-AM., vol. 86, f.720. Citado por Cayetano Bruno,1969]

El año anterior, el Rey Carlos III lo había nombrado Obispo de Quito, cargo al que renunció.

"Con gran extrañeza de muchos", dice Cayetano Bruno S.D.B., "... y los consiguientes comentarios, Salguero, que ya desde mitad de 1762 tenía en su poder las cedulas de gobierno, siguió ocupando silla en el coro y percibiendo el fruto de la prebenda".

Sin preocuparse, el obispo de Arequipa siguió en ella en los meses inmediatos arguyendo no estar vacante "... el deanato, ínterin personalmente no se reciba en su iglesia de Arequipa".

 

El acto de consagración obispal del fundador del hospital "San Roque", tuvo lugar el 2 de septiembre de 1764, en la ciudad argentina de Santa Fe por el obispo de Buenos Aires don Manuel Antonio de la Torre (1755-1765).

En este tiempo, Salguero contaba con setenta años y comenta Carlos E. Zurita que "... es lógica, natural su escasa apetencia hacia un cargo cuya sede se radicaba en la lejanía de una ciudad extraña. Debió meditar largo el buen prelado antes de tomar resolución. Las perspectivas no eran halagüeñas. Las fatigas de un viaje de meses, abandonando el terruño al que no volvería a ver, acaso, nunca más".

Habiéndose tomado su tiempo el Obispo inició la marcha desde Córdoba hacia Arequipa; pasando por Jujuy el 19 de agosto de 1765, día en que el gobernador del Tucumán (1764-1769) Don Manuel Fernández Campero y Esles (1725-1791), escribía a Su Majestad:

"Acaba de pasar por las ciudades de este gobierno vuestro obispo de Arequipa doctor don Diego Salguero de Cabrera, que va en derechura a tomar posesión de su santa iglesia; dejando en ellas llenos de edificación a todos los vecinos y a mí con notable consuelo por haber observado su continua asistencia en los templos".

Diego Salguero de Cabrera y Cabrera

 

Pasó por Potosí y llegó a Arequipa el 24 de diciembre de 1765 "... con un acompañamiento ó agregados a su familia de sesenta personas, asumiendo su cargo el día 29 de ese mismo mes y año". [Manuel de Mendiburu, Diccionario]

A pesar de haber testado en Córdoba, antes de su partida, desea hacerlo nuevamente, con el objeto de poner en orden algunos de sus bienes no registrados en forma, en el mencionado momento. Por ello, firma un documento conocido con el nombre de "DECLARACION" que es, sin dudas, su postrera voluntad.

En su comienzo dice: "Para descargo de mi conciencia, hago declaración que no debo nada, ni a mi hermano, ni a mis sobrinos, ni a otra persona alguna en la Ciudad de Córdoba del Tucumán, ni fuera de ella y porque así consta, la firmé hoy dos de marzo de mil setecientos setenta y seis en esta ciudad de Arequipa". Luego, un larguísimo inventario de su cuantiosa fortuna y los correspondientes legados.

El Obispo presiente su cercano final. Acosado por sus dolencias y en cama, en "... buen juicio, memoria y entendimiento natural", el 18 de octubre de 1769, solicita la participación del Escribano Rivero, para dar fe al acto testamentario, con la presencia de destacados testigos. Designa dos abogados y a su secretario de Cámara, a fin de que, producido su fallecimiento "... hagan, dispongan y ordenen nuestro testamento, mandas, legados y disposiciones según y como los tenemos comunicados, reservando como reservamos en nos el disponer las Cláusulas y declaraciones siguientes".

Después de encomendar su alma al Señor, indica la mortaja de su cuerpo, donde debe ser sepultado, modalidades del funeral y entierro. Acto seguido se asienta la "DECLARACION".

La salud del ilustre Obispo, se fue agravando cada vez más, y el dos de diciembre el Escribano Rivero, redactaba el siguiente escrito:

 

"Doy fe que habiendo fallecido en la madrugada de este día (como a cosa de las tres oras de ella) el Ilustrísimo Señor Doctor Don Diego Salguero de Cabrera del Consejo de su Majestad Dignísimo Obispo que fue de esta Diócesis, y bajo de esta disposición, siendo como las seis y media de la propia mañana, el Doctor Don Nicolás de Barrada y Benavides, me hizo entrega de dos pedimentos, el uno para los Señores del Venerable Dean y Cavildo y el otro para la Real Justicia, que ambos son de una propia sustancia, y se reduce a hacer renuncia de esta Poder y las facultades de albasea y tenedor de vienes y otras que les son contenidas, y haviendo dado cuenta de sus contestos a dicho Dean y Cavildo y Maestre de Campo Don Manuel Joseph de Benabente y Moscoso Alcalde Ordinario de Primer Voto, mandaron uniforme y respectivamente le fuese admitida la renuncia que hace pasando dichas facultades al Segundo Apoderado al Señor Doctor Don Antonio Ventura Barcarzel  Dignísimo Chantre de esta Santa Iglesia Cathedral y al Doctor Don Pedro Otazu, Secretario de Cámara que fue de dicho Ilustrísimo Señor haciéndole leer, saber y dando al dicho Doctor el testimonio que pide de  uno y otro escrito, y su providencia, y se anote al margen de este dicho Poder , para que ello conste en cuia virtud pongo el precedente en la Ciudad de Arequipa a dos días del mes de diciembre de mil setecientos setenta y nuebe años".

 

Dice Cayetano Bruno S.D.B. que "... la época de antinomias en que vivió, y el haber militado Salguero en la facción anti-jesuita, provocaron juicios tan contradictorios acerca de su persona, que vuelven sobradamente difícil aislar lo justo de lo que fue pasión de bando".

Expresa Carlos E. Zurita que "... el Dr. D. Diego Salguero y Cabrera había favorecido en demasía a los necesitados, había desempeñado altísimas dignidades y, finalmente, vivido mucho. Solo le faltaba, para cumplir su ciclo divino y terrenal, la muerte que nunca olvida y ella vino por él en la misma blanca, enlucida y peruanísima Arequipa, el 2 de diciembre de 1769".

 

Orden de los Hermanos de Belén (Bethlemitas).

 

La Orden de los Hermanos de Bethlem era una orden religiosa católica, masculina, clerical, de vida apostólica y de derecho pontificio.

Fue la única monástica creada en América, instituida en Guatemala en 1653, por el terciario franciscano Pedro de San José de Betancourt (1626-1667) y aprobada por el Papa Inocencio IX, en 1687. La oficialización de la Orden fue lograda por uno de sus seguidores llamado Pedro Fray Rodrigo de la Cruz.

 

 

Con dicho aval, estos betlemitas que también era llamados “barbones”, por su copiosa barba, legitimaron, su particular y llamativa forma de vestir; usaban una capa y túnica de paño rojo oscuro o pardo con una cruz azul. Había entre ellos médicos, boticarios y enfermeros. Cada comunidad era dirigida por un hermano Mayor elegido entre todos los miembros, que luego pasó a llamarse Prefecto.

 

En el inicio de su extenso Reglamento puede leerse:

"Hospitalidad de todo género de enfermedades, aunque fueran contagiosas y con la obligación de llevar los Religiosos en sus hombros a los enfermos a los Hospitales, y servirlos, y asistirlos en su curación, aunque fueran infieles". [AGN. IX 33-1-5 pág. 12]

 

A partir de la aprobación papal, la orden fue creciendo en número de integrantes y hospitales alrededor de Latinoamérica. Primero en toda Guatemala, en 1726 fueron llamados a Buenos Aires y en 1748 llegaron a Lima.

Enterado de la solidaria labor de estos frailes, Diego Salguero de Cabrera convocó a Fray José de la Asunción, en calidad de Presidente-Prefecto y a Fray Bartolomé de Santiago para que establecieran un Convento encargado de la administración del hospital que proyectaba fundar.

Aún antes de ser autorizada su radicación en Córdoba, comenzaron a desarrollar su humanitaria labor en una de las tantas casas que poseía Salguero y Cabrera; lo hicieron hasta 1722 en que el Cabildo autorizó el uso de "Noviciado Viejo" que fuera de los expulsos jesuitas. Lo harán hasta el año 1800 en que se trasladarán al edifico propio: Nuevo Hospital San Roque.

Los bethlemitas se fueron extinguiendo hasta quedar solamente el administrador del hospital Fr. Félix del Rosario. A su fallecimiento, el gobernador (1835-1852) Manuel López (1780-1860) por decreto del 29 de julio de 1850, lo declaró bajo su protección e inspección y nombró administrador.

Esta primera Orden de los Betlemitas llegó a su fin en el siglo XIX ya que el Hospital de la Asunción de la Nueva Guatemala se convirtió en un centro muy activo de la emancipación americana por lo que fue suprimida por decretos de la Corte de Cádiz del 27 de septiembre y 25 de octubre de 1820. En Córdoba, algunos Prefectos fueron encarcelados y eran mal vistos por los políticos de la época, por el decidido apoyo de la orden a la causa realista.

 

Símbolo de los Bethlemitas

 

Monumento Histórico Nacional.

 

Con fecha 28 de octubre de 1941 y a propuesta de la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y de Bienes Históricos, el Poder Ejecutivo Nacional emitió el Decreto 104.179/41 declarando a la Capilla San Roque, Monumento Histórico Nacional.

En los considerandos se tuvo en cuenta "... que la Capilla de San Roque, iniciada en 1762 y terminada en 1765 es de gran valor histórico y tiene uno de los púlpitos más hermosos del país. Forma parte del antiguo Hospital de Bethemitas, donde se atendieron todos los soldados de la Independencia, de los combates de La Tablada y Oncativo, etc. Fue Hospital Militar desde 1800 hasta 1905". (Acceda al documento)

 

Historia fotográfica.

 

Hospital San Roque - 1820

 

Iglesia San Roque vista desde la Catedral en el día de Corpus Christi de 1875

 

Iglesia y Hospital San Roque - 1891

 

Iglesia San Roque - 1910 (Doc. Fot. Inv. 8709, AGN) e Iglesia San Roque - Década '40 (Córdoba de Antaño)

 

Iglesia San Roque (Doc. Fot. Inv. 43259, Caja 3023, Sobre 4, AGN)

 

Iglesia San Roque - 1920

 

Fachada Norte Iglesia San Roque - 1930 (Doc. Fot. Inv. 43259, Caja 3023, Sobre 4, AGN)

 

Coordenadas:

Domicilio: Obispo Salguero y San Jerónimo - Córdoba Capital

Latitud: 31º 00’ 07,01" S

Longitud: 64º 10’ 45,18" O

Altitud media: 389 msnm

 

 

 

 

 

Fuentes de consulta:

  • BARRIONUEVO IMPOSTI, Víctor:  "Historia del Valle de Traslasierra" Vol. I - Dirección General de Publicidad de la Universidad Nacional de Córdoba - Cba., 1953. (1)

  • BRUNO, Cayetano S.D.B.: "Historia de la Iglesia en la Argentina" Volumen V - Editorial Don Bosco - Buenos Aires, 1969.

  • BUSTOS ARGAÑARÁS, Prudencio: "Córdoba a comienzos del siglo XIX. A partir de un plano de 1802" - Ediciones del Boulevard - Córdoba, 2017. (2)

  • COLANTONIO, Sonia E. et al.: "Población y sociedad en tiempos de lucha por la emancipación. Córdoba, Argentina, en 1813" - Conicet, UNC, 2013.

  • DE DENARO, Liliana: "Buscando la identidad cultural cordobesa" Tomo I - Editorial Corintios 13 - Córdoba, 2008.

  • FURLONG, Guillermo S.J.: "Arquitectos argentinos durante la dominación hispánica" - Editorial Huarpe - Buenos Aires, 1946.

  • FURLONG, Guillermo S.J.: "Juan Manuel López, arquitecto e ingeniero" - Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas - Cuaderno Nº 3, 1950.

  • GALLARDO, Rodolfo: "Las Iglesias Antiguas de Córdoba" - Fundación Banco de Boston - Buenos Aires, 1990. (3)

  • GARZÓN MACEDA, Félix: "La Medicina en Córdoba. Apuntes para su historia" Tomo II - Talleres Gráficos - Rodríguez Giles 454 - Buenos Aires, 1917.

  • GRENON, Pedro. S.J.: "La Ermita de San Roque en Córdoba" - Folletín Histórico - Diario Tribuna - Agosto de 1926, Córdoba. (Acceda al Documento)

  • HERRERO GARCÍA, Miguel: "San Roque de Montpellier (1295-1327)" - Año Cristiano Tomo III - Editorial Católica - Madrid, 1959.

  • KRONFUSS, Juan: "Arquitectura Colonial" – Revista de la U.N.C. Año 5 Nº1, marzo de 1918, Córdoba.

  • LA REVISTA DE BUENOS AIRES: "Relación del estado de la provincia intendencia de Córdoba al dejar al mando el Marques de Sobre Monte" - Año VIII Nº 83, mayo de 1870.

  • LASCANO GONZALEZ, Antonio: "Monumentos Religiosos de Córdoba Colonial" - Editorial Sebastián Amorrortu - Buenos Aires, 1941.

  • MENDIBURU; Manuel de: "Diccionario Histórico-Biográfico del Perú" - Parte primera Tomo Séptimo - Imprenta Bolognesi - Lima, 1887. (4)

  • TORRICO LORENZO, Iván: "San Roque, el peregrino antipestífero de Montpellier" - Revista Digital de Iconografía Medieval - Vol. IX Nº 18, 2017.

  • UDAONDO, Enrique: "Diccionario Biográfico Colonial Argentino" - Institución Mitre - Editorial Huarpes S.A. - Buenos Aires, 1945.

  • ZURITA, Carlos E.: "El Hospital 'SAN ROQUE' y su fundador" - Fundación San Roque - Córdoba, 1960. (5)

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(4)

(5)

 

Agradecimientos:

  • A la restauradora Marcela Mamanna por aportar sus relaciones.

  • Al Cdor. Adolfo Bringas de la Fundación San Roque por su disponibilidad y atención.

  • Al Dr. Lucas Ballini de la Fundación San Roque por su amabilidad y aporte de información.

  • A la curadora Yanina Malizia por la información suministrada y su disponibilidad para la concreción de este trabajo.

  • A la Lic. en Letras Clásicas Leticia Mancini, por la traducción de la placa de piedra que conmemora la bendición del templo por parte del Obispo de Arequipa Diego Salguero de Cabrera, el 10 de febrero de 1765.

 

Nota: Quienes hacemos "Capillas y Templos" esperamos, con ansias, poder entregar imágenes de una iglesia San Roque debidamente restaurada por las autoridades responsables del mantenimiento de este Monumento Histórico Nacional. Están trabajando y en la afanosa búsqueda de los importantes fondos necesarios para poder lograr dicho objetivo.

 

 

 

 

 

 

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