INMACULADA CONCEPCION de "El Bajo"
Una
historia de emigrantes a fines del siglo XIX
El
presente relato es ficcional (*)

Fue el
último en subir al carro.
Su
esposa, sus dos cuñadas menores, su anciana madre y dos de sus
tres hijos lo observaban desparramados entre bolsas de desteñida
tela y valijas de cartón.
Demoró
un largo tiempo, quería llevarse un pedazo de las montañas que se
dibujaban a su espalda, el aire que envolvía la plaza del
pueblo, la frescura del agua que manaba en la fuente, el pañuelo
negro que vestía de tiempos idos la cabeza de la arrugada
comadre que, llorosa, espiaba la escena desde el cercano balcón.
Poco
cabía en su equipaje frente a lo tanto que deseaba juntar; no
importaba si era para recordar más tarde o para olvidar
definitivamente.
Era
una colección de desteñidas fotos que mezclaban recuerdos y
dolores; un primer hijo muerto al nacer; la tierra que, cada
mañana, estallaba entre sus dedos cuando doblegaba su alma en
campo ajeno; los labios partidos de humillación y frío; el
silencio que muerde odio; la impotencia del hambre y el castigo
frente al huevo robado; antiguas batallas del pasado y futuras
juradas
guerras que despedazaban vidas llevando y trayendo las fronteras,
las religiones y los idiomas;
epidemia que hizo huérfanas a su esposa y sus dos hermanas; su
padre de tumba ausente muerto por rebelarse ante tanta
injusticia cuando él, apenas era un niño.
Apretó
a su pequeño hijo entre sus brazos, pidió por su familia a San
Vigilio, bajó la vista, acomodó el pie en el pescante y con
suave impulso se hizo lugar entre los suyos.

San Vigilio de Trento
"Andiamo"
- fue lo único que le nació decir y se obligó a no volver la
vista atrás mientras el carro, cansina y penosamente, iniciaba
su marcha hacia Trento donde esperaba un tren y una nueva y
misteriosa historia de vida.
A
medida que se alejaban, su pueblo se iba disolviendo entre verdes
y montañas, guardando entre sus pliegues rocosos las muy lejanas historias de bravías luchas
de austríacos contra la República de Venecia y los sordos lamentos
de cada moribundo de las más recientes invasiones napoleónicas.

Batalla entre Trento y la
República
de Venecia - 1487
|

Invasión
napoleónica - 1796
(Composición fotográfica)
|
De los
ecos de aquellos riscos y de las turbulentas aguas del Adige fluían, angustiosos, los gritos de las
estériles batallas de tantos que,
como él, gastaron años apostando a sobrevivir.
Horas
después y frente a su
vista, Trento emergía como una gran ciudad; lucía imponente
asombrando con su nítida estética tirolesa. Sería la primera y
la última vez que la vería.
En
aquellos años de fines del siglo XIX, muchos campesinos y
artesanos del Trentino en general
habían tomado la decisión de abandonar su tierra en busca de
nuevos horizontes.
En el
andén de la estación se iban reconociendo, algunos buscaban
juntarse y cuidarse, otros se desconfiaban, compartían y se
negaban agua y pan, la mejor solidaridad se mezclaba con
la peor humana miseria, todo se volvía desdibujado y sombrío dentro de
aquella densa bruma que la locomotora desparramaba mientras
pedía a gritos que le suelten los frenos para, también, irse
definitivamente de aquel lugar.
Un par
de días les llevó llegar al puerto del Havre, los corazones se
les inundaron de temor frente a la amorfa y gigantesca masa de
gente que deambulaba sin aparente lógica alguna; cada grupo familiar con sus equipajes se
fundía y solidificaba en un solo cuerpo; los pasajes de la Compagnie des Chargeurs Reunis y los pasaportes resistían
a no morir
estrangulados por los callosos dedos de manos transpiradas y
temblorosas.
Con
algo de organización y nada de paciencia se separaron a las
mujeres con sus hijos de los hombres, las largas filas así
formadas atravesaron los controles para asomar finalmente al
muelle donde sendas largas planchadas los invitaba a subir al vapor.
En ese
momento comprendió que ya no había retorno; pensó que quizás el
futuro le daría una oportunidad de volver a besar su tierra. Fue
tan solo por un instante pero ese pensamiento fue lo suficiente fuerte para ya no pensar más en nada.
Mientras subía alcanzó a ver, en inmensas letras, el nombre del
buque dibujado en la proa del navío; al levantar la vista lo
impresionó la chimenea con intensas estrellas moradas pintadas
sobre fondo blanco. Es todo lo que vio antes de sumergirse en
las fauces del barco. Bajó y siguió bajando, escalera tras
escalera, hasta encontrarse con largas y oscuras barracas
atestadas de camas marineras apiladas de a tres.
El
primer atardecer a bordo lo encontró en cubierta fumando un
cigarrillo armado con meticuloso cuidado, muchos como él se
apretaban contra las barandas y se dejaban herir por el aire
frío mientras se teñían de un rojo sol que se desparramaba,
indolente, en el horizonte.
A través del humo de su cigarrillo vio que en medio de aquel
rojo intenso, acurrucado, asomaba un sueño; en ese instante se
sintió aliviado y en paz.
(*) Como decíamos al principio, el relato anterior es
totalmente ficcional. Sirva el mismo tan solo como
homenaje a tanto emigrante, sin distinción de
nacionalidad, ideología o religión, que debieron abandonar
con profundo dolor sus pueblos en busca de una nueva
esperanza de vida en nuestras tierras.
|
Nova Trento

Bandera y Escudo de Nova Trento |
Era
octubre de 1875 y hacía tan solo dos años que el San Martín
había sido botado por la Forges & Chantiers
de la Méditerranée. Con sus más de 2200 toneladas era uno más de
los que, para la Compagnie des Chargeurs Reunis, cumplía
con la ruta a Río de Janeiro. Era uno más que traía emigrantes
europeos a las tierras sudamericanas.
La
falta de interés comercial que ofrecían Buenos Aires y
Montevideo así como las pésimas condiciones de navegabilidad del
Río de la Plata no tentaron a la Empresa a continuar viaje hacia
el sur hasta varios años después. De hecho el San Martín, que
fue uno de los que ampliarían su ruta, tendrá un triste final ya
que zozobrará en 1889, atrapado por la niebla, en las marrones
aguas de nuestro Río de la Plata frente a Montevideo.
La
llegada a Brasil de dicho navío se concreta a principios de enero de 1876.
Pocos son los días que los trentinos embarcados en el mismo permanecen en Río de Janeiro para
dirigirse luego hacia el sur en busca del Estado de Santa
Catarina donde otros coterráneos, venidos unos pocos años antes,
habían logrado asentarse.
El
soñado paraíso de bienaventuranza se disuelve doloroso frente a
una realidad donde el clima húmedo y
agobiante, los insectos, las enfermedades y las durísimas
condiciones laborales los ponen a prueba una vez más. Las
explotaciones forestales, el café y la caña de azúcar pasan a
darle forma a su cotidianeidad.
La
comunidad se aglutina, toma fortaleza y adquiere identidad bajo
el nombre de Nova Trento en clara síntesis de portugués y
nostalgia.
Los
meses y los años transcurren; nuevos trentinos se suman a la
comunidad que, al tiempo que crece en número, comienza a
dividirse entre dos posturas antagónicas. Una fracción,
finalmente, decide buscar un nuevo destino, más al sur, en
Argentina.
Colonia Tirolesa
Los
años de trabajo les permite contar con un pequeño respaldo
económico que los ayuda a financiar este nuevo desarraigo.
En
1889, luego de cruzar monótonas e interminables llanuras sin horizontes,
encuentran su lugar en la zona de
Jesús María,
Totoral y
Colonia Caroya donde una
importante colonia friulana se iba consolidando desde hacía algo
más de una década.
La
Estancia La Virginia propiedad de Don Baldomo Llerena será una,
entre varias, en la que se integrarán como trabajadores.
Desde
1889 hasta 1891, el Dr. Tristán M. Almada venía sumando
propiedades a su patrimonio, ya sea por compra directa como por
adquisición de derechos de tierras; acumulaba así, más de 5000
hectáreas. Según Calvimonte y Moyano Aliaga en su libro "Historia
de la Estancia de Caroya" se consigna que el 10 de
octubre de 1891 el Dr. Almada le transfiere 500 hectáreas a la
comunidad tirolesa en "... un lugar llamado 'El Bajo', entre
Colonia Caroya y la
Ciudad de Córdoba. Se hace constar en la venta que el precio era
de fomento y el pago a largo plazo".
Con esta decisión cobra vida la Colonia
Tirolesa.
Las
tierras fértiles y el clima favorable hacen fructífero y
promisorio el trabajo agrario, la cría de animales, los frutales
y los viñedos. Los vinos, embutidos, dulces, encurtidos y quesos
adquirían otra vez los sabores y aromas de las montañas, los
valles y los ríos de aquel lejano Trento Tirolés.
Cada
atardecer, la bravura del Adige, la imagen invencible del Castel Pietra y el gótico Duomo de Trento parecen dibujarse sobre el
cielo; no es sencillo verlos, pero una cosa es cierta: con
seguridad ahí están.
Los
primeros colonos
De
aquellos primeros fundadores de Colonia Tirolesa extraemos de la
Revista La Colonial el detalle de la conformación de una de esas
familias: "El Patriarca del grupo Francisco Conci casado con
María Aztegher y sus hijos: Adamo casado con Viudita Voltolini;
Abraham casado con Giovanna Cecatto; Isaac casado con Virginia Battisti; José casado con Olivia Maman; Joaquín casado con
Dominga Boni; Basilio casado con Anunciata Cecatto; Enrique
casado con Celinda Martinelli; Romano, soltero; Francisca casada
con Francisco Cecatto; Romana casada
con Pedro Monasterolo; además de ellos, dos hijas del matrimonio
Conci-Aztheger, Eva y María Luisa, mueren en Italia".

Dominga
Boni de Conci
1868-1953

Francisca Conci y Francisco Cecatto, sentados
y
acompañados por sus hijos

"El día 5 de marzo del año 1917, el infrascripto
Cura y Vicario de la Parroquia de Caroya ... bauticé
solemnemente, puse óleo y crisma a Elena, nacida el 11 de enero
de 1917, hija legítima de Calisto Celoni y María Conci; de
nacionalidad italianos y vecinos de Tirolesa. Fueron padrinos,
Basilio Conci [uno de los donantes del terreno donde se
construyó la Capilla] y ... De Narli"

Felipe
González y Honoria L. de González |

Rafael Querzola
1872 -1944 |

Federico Aseloni
1889-1953 |
Pinceladas históricas.
-
1896, a 80 años de la independencia.
El jueves 09 de julio de 1896, al cumplirse el 80°
Aniversario de la Independencia y siendo dicha fecha "...
la señalada para el ejercicio de la prerrogativa
constitucional del indulto y en la que es de práctica
distribuir los recursos que el presupuesto destina para
auxiliar el sostenimiento del culto", el Boletín Oficial
de la República Argentina publica el Decreto firmado por el
entonces Presidente José Evaristo Uriburu. Dicha Resolución,
en su Artículo 1°, enumera el listado de los beneficiados
por el indulto presidencial; en el 2°, se le cambia la
condena a un reo por la opción del destierro y en el 3°, se
asigna un subsidio de 500$ m/n a distintos templos. Entre
éstos, rescatamos que uno de los ámbitos religiosos
considerados es la "... Iglesia de la colonia tirolesa".

-
Nos
cuenta el Sr. Gustavo Cecatto.
"Era
una tarde como cualquier otra; los niños jugaban mientras su
papá Basilio estaba totalmente abocado a los trabajos del campo
y su mamá Anunciata organizaba las tareas de la casa. Aquiles,
Herminio y Catalina continuaban jugando sin problemas, sin
percibir lo que en instantes ocurriría.
Es
la historia de Anunciata Cecatto, casada con Basilio Conci; ella,
al ver que una chata con los animales desbocados se acercaba al
lugar donde estaban sus hijos y temiendo que corrieran peligro
de muerte, dio su vida para salvarlos.
El
dueño de los animales era Romano Conci, hermano de Basilio; el
hecho fue totalmente accidental, pero el joven no pudo soportar
el dolor y el sentimiento de culpa que le provocó la muerte de
su cuñada, por ello decidió alejarse para siempre de su familia.
"Tiempo
después, en el lugar de la tragedia, Basilio Conci y Francisco
Cecatto donaron el terreno para levantar allí una capilla para
que Doña Anunciata permaneciera para siempre en la memoria del
pueblo.
La
nueva Capilla se levantó con el esfuerzo de toda la población,
que colaboró para ver finalizada la obra
[en 1907]
y venerar allí la imagen de la Virgen de Murillo (La Inmaculada).
Con
los años, el lugar se convertiría en todo un signo de unidad
para los colonos. Se comenzaron a celebrar sus Fiestas
Patronales
cada
8 de diciembre, fecha en que se concentraba allí una inmensa
cantidad de gente, se ofrecía una misa por los conscriptos y los
niños tomaban su Primera Comunión; el R. P. Eduardo Masón es uno
de los sacerdotes más recordados por la gran cantidad de años
que permaneció junto a esta comunidad".



Datos
complementarios:
-
En
1978 y por Decreto Municipal, el Sr. Intendente Druetta
declara Reliquia Histórica a
la Capilla Inmaculada Concepción.
-
Las
Fiestas Patronales se celebran el 8 de diciembre.
Nova Trento en la
actualidad
Hoy en
día, Nova Trento (Estado de Santa Catarina) es una importante
ciudad de Brasil y sitio emblemático de peregrinación religiosa
ya que en dicha comunidad se venera a Santa
Paulina del Corazón Agonizante de Jesús que es
la primera Santa de Brasil.
La
misma había nacido en Vígolo Vattaro (Trento)
un 16 de diciembre de 1865. Amabile Lucia
Visintainer, tal su nombre de bautismo, es hija
del muy pobre matrimonio que conforman
Antonio Napoleón Visintainer y Anna Domenica
Pianezzer.
A los
9 años, acompañada por sus padres y hermanos, abandona su
tierra y se radica, un 25 de setiembre de 1875, en Nova Trento.
Su
dedicación solidaria hacia los enfermos en el pequeño Hospital
San Vigilio (de la vecina Vígolo) la lleva años después, junto
con otras compañeras (Virginia y Teresa), en convertirse en la
iniciadora de la Congregación de las Hermanitas de la Inmaculada
Concepción.
En
1895, Amabile deviene en
Hermana Paulina del Corazón Agonizante de Jesús.
Luego de una vida dedica a los padecientes, su muerte se produce
en 1942.
Un
18 de octubre de 1991, Juan Pablo II,
la
proclama
Bienaventurada
y el
19 de mayo de 2002,
es
canonizada por el mismo Papa quien declara la santidad de la
Madre Paulina.

Historias de amor entre trentinos y friulanos
(relato de vecinos del lugar)
Si se
presta debida atención, el viento, susurrando entre las hojas de
los viñedos, nos cuenta un bello y dulce relato sobre trentinos
y friulanos.
Las
dos comunidades disputan, cual original Palio argentino, un
juego donde el amor teje y desteje historias, reduce y agranda
familias en un ir y venir de sentimientos y emociones que
tapizan el camino que los une.
La
idea es llevarse al más lindo, el objetivo es enamorar a la más
hermosa y ahí van las y los jóvenes cual hábiles cazadores,
pertrechados con las mejores armas de seducción y enriquecidos
con brillantes y convincentes promesas, en procura del
corazón a conquistar para capturarlo y radicarlo en el otro
pueblo.
Las
sangres se mezclan.
Las familias tirolesas y friulanas divididas otrora en dos comunidades; hoy,
por imperio del amor, se funden una en otra en un juego que
suele concluir en la pequeña y centenaria Capilla de la
Inmaculada Concepción de Colonia Tirolesa o el
Nuestra Señora de
Monserrat o en Nuestra Señora del Rosario de
Colonia Caroya.




Inno al Trentino
(Fragmento)
O puro bianco di cime nevose
soave olezzo di vividi fior
rosseggianti su coste selvose
dolce festa di vaghi color.

Foto interior (Se agradece la colaboración del
Sr. Emilio Villalba Arrascaeta)
Coordenadas:
Domicilio: Ruta Provincial A74
Latitud: 32º 14’ 26,25" S
Longitud:
63º 38’ 39,50"
O

Fuentes de consulta:
-
Se agradece la colaboración de Gustavo Cecatto así como su autorización a utilizar
material histórico contenido en la Revista "La Colonial".
-
Calvimonte, Luis Q. y Moyano Aliaga, Alejandro: "Historia
de la Estancia de Caroya" - Junta Provincial de Historia
de Córdoba - 2003
|