Esta Iglesia dedicada a San José se ubica en tierras de los comechingones en la
actual Amboy, Departamento Calamuchita, Córdoba (Argentina).
Corresponden a una Merced recibida, en 1588, por Pedro Sánchez. La
Jesuítica Compañía de Jesús las adquiere, en 1620, como Valle de los
Aolactas. Hay registros, en 1700, de un oratorio. El Maestro de Obra
Samuel Isidro Sánchez la construirá entre 1885 y 1900 con nave única y
bóveda de cañón corrido con tirantes de madera de álamo achuelados a la
vista. El redactor del Código Civil Damaso Simón Dalmacio Vélez
Sarsfield nació en esta localidad siendo su vida, durante el gobierno de
Rosas, signada por las disputas entre unitarios y federales.
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está registrada en la DNDA(Ver
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SAN
JOSE
Tierra
moldeada por manos comechingonas. Morteros, pictografías, rastros
inconfundibles de aquella lejana historia. Aleros cobijando miradas
extasiadas por la libertad del horizonte. Suaves lomas, atrapantes serranías, caudalosas y cristalinas aguas fluyendo
vida.
Don Jerónimo Luis de Cabrera, fundador de Córdoba, cede
tierras a sus ayudantes por los servicios prestados al
Rey de España. En 1588, otorga merced a Don Pedro
Sánchez quien se convierte en el primer propietario de
estas posesiones. En los documentos, se menciona que la
zona era llamada Panagal y se situaba "... donde están los
indios Amboyos o Ambayos ubicados a trece leguas de
Córdoba". De acuerdo a las actas realizadas en la época,
los primeros habitantes registrados fueron soldados de
Cabrera. Otra merced importante, en la zona, es la
recibida por Don Manuel de Fonseca y Contreras, que
fuera uno de los más ricos terratenientes de Calamuchita.
Eduardo E. Berberián y Beatriz Bixio en
su trabajo
"Etnografía de la Región", publicado en la
Revista Comechingonia y a propósito de las mercedes otorgadas, aseguran que "... habiéndose perdido el libro, en el cual se
asentaban todas y cada una de las encomiendas otorgadas en
Córdoba, solo se cuenta con citas aisladas en las que se expresa
el nombre del encomendero y de algunos pueblos (casi nunca de
todos), por lo que resulta sumamente difícil determinar con
precisión los pueblos y parcialidades otorgadas en cada caso. De
igual manera, es imposible determinar con exactitud si estas
encomiendas se transmitieron completas de un poseedor a otro".
La
Compañía de Jesús a partir de 1620, comienza a comprar dominios
en el extenso y boscoso Valle de Calamuchita, al que llamaban
"Valle de los Aolactas".
Misionan por toda la región
y compran tierras a los herederos del sargento mayor Juan Clemente Baigorrí y Doña Gabriela Tejeda Garay, gracias a las donaciones
efectuadas por Don Pedro Echezárraga y el general Don Alonso de
Alfaro; fundando, el 20 de julio de 1726, la Estancia Jesuítica de San
Ignacio de los Ejercicios.
Amboy, dentro de esta extensión de
campos, ya era un pequeño asentamiento de pastores que actuaba
como centro de comercialización y trueque de frutos de la
tierra.
Un
oratorio, nacido alrededor del año 1700 era el convocante de la
fe en aquel caserío que, poco a poco, se fue gestando.
Ese ámbito, de muros de adobe y techo de paja, tuvo influencia
en la formación del pueblo ya que el cura, en las inmediaciones
de la capilla, les ofrecía una
fracción de terreno a las
familias de la comarca y a las que bajaban de la sierra para
asistir a las fiestas patronales o a sus transacciones
comerciales. Así se fueron formando las parcelas de los Torres,
la de los Rivarola, la de los Verde; quedando cada una de ellas
en posesión de sus descendientes. Construyeron habitaciones o
viviendas rudimentarias como alojamiento para los mencionados
eventos.
Restos de las paredes primigenias del oratorio
En
1749, atento a que los Curatos eran de grandes extensiones y muy
desmembrados, el obispo de Córdoba del Tucumán (1745-1762),
Pedro Miguel de Argandoña (1693-1775) procede a dividir el
Curato de Río Cuarto creando el de Calamuchita. Dentro de éste,
quedó la Capilla de Amboy la que era visitada, de vez en cuando, por el
Cura y Vicario Vicente Peñaloza.
Del Curato de Calamuchita, en 1862, se escindió el de San
Agustín al que pertenecen ocho capillas: Los Molinos,
Los Reartes,
Santa Rosa, Calmayo,
Las Bajadas, Yacanto, San
Agustín
como parroquia y Amboy. Se nombraron los tutelares,
correspondiendo a esta última: San José y la Santísima Virgen
del Carmen.
Con respecto a la tutela de la Capilla, un documento de 1764,
firmado por Don Rafael Núñez, Marqués de Sobre Monte, en su
carácter de presidente de la Junta Municipal de Córdoba, dice
"... que ha prestado su anuencia como vice patrono real para
la erección de dos capillas, una bajo advocación de San José en Amboy y la otra la de Nuestra Señora del Luján ubicada a una
legua al norte de San Ignacio".
Escasa documentación se refiere al viejo Oratorio o Capilla; en
un inventario del 31 de agosto de 1885, con la firma del Cura y
Vicario Casimiro Méndez, se mencionan, entre otras cosas, "...
tres crucifijos que dejaron los padres Jesuítas, de recuerdo en
la misión de 1878". Se estima que la construcción de la
primera capilla fue iniciativa de los jesuitas que misionaban en
la zona.
En
abril se 1813, tres años después de la Revolución de Mayo de
1810, el rey de España, Fernando VII, nombra a Don Tomás de
Zarazaga, subteniente de las Reales Fuerzas de España, como
Capitán de Tierras de Amboy. Los lugareños aceptaron sin
inconvenientes el hecho, prescindiendo del pronunciamiento de
Mayo y la familia Zarazaga se integró plenamente a la vida
amboyense.
Alrededor de 1880, los vecinos de la villa sintieron la
necesidad de tener una nueva capilla, ya que la que disponían
muy simple de planta rectangular con piso de ladrillones
coloniales y techo con cabreadas de madera, quincha, barro y
paja; era muy pequeña y deteriorada. Comenzaron a movilizarse
para conseguir los fondos para concretar la obra. El párroco de
San Agustín, se encargó de traer al constructor.
En su trabajo "Amboy: tierra histórica con
encanto natural",
Armida Tagliasachi consigna que, "... un día, allá por el año
1885, hubo corridas y comentarios en el pueblo; una persona
recién llegada, casi nada traía consigo, tan solo el enorme
deseo de trabajar y una voluntad inquebrantable con temperamento
de granito". Era Samuel Isidro Sánchez.
Contiguo a los restos de aquel Oratorio, elmaestro mayor de obras Sánchez, con la ayuda de un solo peón, inicia
en 1885, la obra de construcción del actual Templo de San José,
que finalmente concreta con su inauguración en 1900,
bendiciéndose en marzo de aquel año. La leyenda popular atribuye
a que el constructor cumplía con el rito de rezar un
Padrenuestro cada vez que un ladrillo era colocado.
Por nota firmada por el Dr. Filemón Castellano, fechada en San
Agustín el 6 de mayo de 1901, se declara que "... la capilla de
Amboy ha sido edificada y paramentada convenientemente y se
presenta en perfecto estado de aseo y ornamentación".
Felicita, además, al cura Juan B. Martínez por su servicio personal.
La
capilla San José
Orientada al nor-noreste, la fachada de la capilla está retirada
de la línea municipal, generando un reducido atrio. En estilo
neoclásico, se desarrolla en tres estratos bien definidos,
separados por sendas cornisas.
En
el inferior, tres vanos indican el ingreso al templo. El del
centro es de mayor ancho y culmina con arco rebajado, mientras
que los otros dos lo hacen con arcos de medio punto, comenzando
todos en pequeñas impostas. Pilastras dobles en los costados y
simples entre vanos los enmarcan. El conjunto se asienta en un
zócalo bajo, remarcado por su fuerte color ladrillo. En
el segundo nivel se repiten los componentes formales con
diferenciaciones: los vanos laterales son ciegos y en el central
se incorpora la ventana coral de gran dimensión.
Una cornisa de iguales características que la inferior, da
cierre superior al nivel medio y es base del tercer nivel, donde
se desarrollan dos torres campanario, de sección cuadrada con un
vano, terminado en arco de medio punto, en cada cara. Esta
sección termina con una losa, con cornisa de igual dimensión que
las anteriores, sobre la que se asienta un tambor y cono
circular; culminando todo con cruz de hierro forjado.
Video - Año 2007
Al
templo de una sola nave, se ingresa por los vanos descriptos,
atravesando el nártex ubicado en el sotocoro. El ingreso se hace
por una puerta doble de cedro a un sagrado recinto que tiene
22,50 m de largo por 7,50 m de ancho, con sacristía y contra
sacristía. A los pies de la nave está el coro alto, al cual se
accede por una escalera exterior del lado de la epístola, cuyo
frente es parte de la fachada. Las paredes, que son de ladrillo
cocido, tienen un espesor de 1,00 m de la base y 45 cm en lo
alto.
El
techo es una bóveda de cañón muy original, de bella factura. En
gruesos arcos fajones cuya generatriz es un arco de medio punto,
se asientan, en el trasdós, tirantes de madera de álamo,
achuelados, dando una rústica sección cuadrada, con una
separación aproximada de 20 cm, formando la bóveda. Sobre ellos
se colocó la capa de bovedillas a la vista y luego la capa de
compresión de concreto.
Se
desarrolla en seis tramos. Cada arco se complementa con los
contrafuertes, en ambas fachadas laterales, que absorben los
esfuerzos estructurales, formando un pórtico, cuyo cierre
superior genera sendas costillas sobre la bóveda.
El 1940 esta
bella estructura fue cubierta con un cielorraso que,
criteriosamente fue retirado en el año 2000, dentro de las
tareas de restauración con motivo del Centenario de la Capilla.
En
los muros laterales, en correspondencia con los contrafuertes
exteriores, hay pilastras con basa y capitel. Sobre ellas se
desarrolla una pronunciada imposta desde el coro alto hasta el
altar mayor.
Sobre la imposta, en los tramos tres, cuatro y cinco, seis
ventanas cuadradas, dan buena iluminación al templo. El intradós
de los arcos fajones comienza sobre la imposta y las bovedillas
sobre el dintel de las ventanas.
En
el primer tramo de los muros laterales, se desarrolla el
presbiterio demarcado por un desnivel de piso y una reja de
hierro forjado. A ambos lados, se ingresa a las sacristías por
vanos con arcos de medio punto, bellamente enrejados.
En
el segundo tramo, sobre peana, San Cayetano y a su lado el
púlpito. Del lado de la epístola, un Cristo Crucificado. En
el tercer tramo, lado izquierdo, altar dedicado a la Virgen del
Perpetuo Socorro y al frente, altar dedicado al Sagrado Corazón.
El
altar mayor está compuesto por tres calles marcadas por columnas
circulares lisas con basa y capitel corintio. En la calle
central, que llega hasta la bóveda, culminando con arquitrabe y
sobre él, tímpano curvo truncado; en la hornacina del centro
está la imagen de San José, el Santo Patrono; acompañado en la
calle lateral izquierda, por la imagen de la Santísima Virgen
del Carmen y a la derecha, por la imagen de San Roque.
Samuel Isidro Sánchez (1864-1938)
Armida
Tagliasachi en su obra "Amboy: tierra histórica con
encanto natural"
proveé una necesaria herramienta cuando se desea reconstruir la
biografía del constructor Samuel Isidro Sánchez quien nace en Villa del Totoral, Dto. Río Primero, el 15 de mayo de
1864.
Con jóvenes 21 años y proveniente de Calmayo, llega a Amboy en
1885; lo moviliza el propósito
de construir una nueva capilla, objetivo que cumplirá tal como lo
había soñado.
En
esos tiempos, sus medios eran muy precarios. Comenzó por instalar
un horno de ladrillos en el campo de don José Sánchez, cercano
al viejo y conocido ombú. El resto de los materiales llegaba en
carretas.
Fueron cinco años de continua labor desempeñándose como albañil,
capataz, arquitecto y administrador de recursos. A comienzos de
1900 la obra había concluido.
Samuel no regresó al lugar de donde había provenido. El 12 de
noviembre de 1901, una vez terminada su tarea y en la flamante capilla
que acababa de construir, se casó con doña Raquel Ramos, una mujer
fuerte, de carácter afectuoso, seria y muy religiosa. Fruto de
esa unión, María
Miranda, Samuel Félix, María Raquel, José Carlos y Jesús
Rudecindo fueron los cinco hijos gestados.
Este gran constructor que con tanta pasión había encarado la
obra, no solo puso su trabajo, sino que, además aportó dinero,
lo que lo llevó a la quiebra. A los 36 años de edad debió
cambiar de profesión. Se dedicó a la agricultura en el campo que
le regalara Don José Sánchez, tío de la esposa. Tagliasachi
describe que, en esas tierras, "... trabajaba con el júbilo de la gente sencilla, el júbilo simple y
bueno, que nace de las cosas pequeñas y humanas".
Samuel Isidro Sánchez, el constructor, falleció en Amboy, el 5
de septiembre de 1938.
Samuel Isodoro Sánchez y Raquel Ramos
Fundación Oficial
Amboy es un pueblo que se ha formado de modo espontáneo a lo
largo de muchos años, habiéndose tomado como fecha de fundación
oficial el 23 de julio de 1896, cuando se aprueban en Catastro
de la Provincia los planos de la villa. En los últimos años del
siglo XIX, se cumple en Córdoba un proceso de creación de los
juzgados de paz, los registros civiles y se hacen las primeras
mediciones de catastro.
El Codificador
Dámaso Simón Dalmacio Vélez Sarsfield (1800-1875)
"La
figura original de nuestro sabio Codificador no
volverá a repetirse, las generaciones nuevas han
hecho su pleno advenimiento y el molde singular en
que fue vaciado, ha sido roto".
"La
gratitud nacional debía tener un intérprete en esta
ocasión, e inclinándome con respeto profundo dejo
caer de mis manos sobre los restos mortales del Dr.
Vélez Sarsfield el puñado de polvo que separa por la
eternidad a los muertos de los vivos"
Nicolás
Avellaneda
“La tradición
familiar indica que Vélez Sarsfield nació en Amboy, sin embargo,
ninguno de sus biógrafos ha encontrado documentos oficiales que
lo acrediten”, manifiesta
Florentino Izquierdo en su libro "Vélez Sarsfield: Vida y
Obra Codificadora".
Enrique Martinez
Paz, uno de sus principales biógrafos, dice que no hay dudas que
su nacimiento fue en Amboy. Según este autor será la hija del codificador,
Aurelia Vélez, quien
señale que,” …doña Rosa Sarsfield, estando en camino, se
sintió enferma al llegar a uno de esos pueblitos que jalonan el
valle, Amboy, y dio a luz al último de sus hijos ... la abuela
iba camino a Calamuchita cuando el tiempo del parto le llegó en
Amboy, el 18 de febrero de 1800, tenía los nombres de Dalmasio
Simón".
Para Florentino
Izquierdo "... partiendo del hecho que el original de la partida
de óleo y crisma, se mantiene sin modificaciones, no quedan
dudas de que, formalmente, el codificador se ha llamado Dámaso
Simón".
La historia
oficial señala, entonces, que Dalmacio Simón Vélez Sarsfield nació en Amboy,
el 18 de febrero de 1800. Fueron sus progenitores, Dalmacio
Vélez Baigorri y Rosa Sarsfield Palacios casados, en 1775, en la
Capilla de San Ignacio.
Del trabajo realizado por Luis Moisset de Espanés
titulado "Dalmacio Vélez Sarsfield"
podemos acceder a la información que Dalmacio, siendo el menor
de todos, tenía diez medio hermanos y seis hermanos y que el padre
deja, al fallecer el 19 de junio del mismo año, nombrado
como albacea de sus bienes a uno de los hermanos mayores con el
mandato de la venta de una suerte de tierras para saldar las
muchas deudas que poseían. El autor amplía al respecto diciendo
que "...
pese a la enorme
estrechez económica, la viuda se esforzará por brindar educación
a sus hijos".
Con tal objetivo
se traslada a Córdoba donde Dalmacio estudió
en el Colegio del Convento de San Francisco, luego en el Colegio
Monserrat, pasando de allí a la Facultad de Artes y a los 18
años, está en condiciones de matricularse en primer curso de
leyes, cursándolo en los años 1818 y 1819.
En marzo de 1820
comienza su práctica en el despacho de Dámaso Gigena, de quien
recibe certificados muy elogiosos, por su capacidad y
constricción al trabajo. Luis Moisset de Espanés es
concluyente al asegurar que "... Vélez era ya
un lector insaciable, característica saliente de su
personalidad, que conservó durante toda su vida".
Aprobó todos los
exámenes necesarios y comenzó de inmediato su actividad
profesional, solicitando al mismo tiempo su admisión en el foro
de Buenos Aires.
Moisset de Espanés
lo ubica en 1823 en Buenos Aires, más precisamente en "... la casa de su primo, Manuel Jesús
Piñeiro, con cuya hija Paula, contrajo matrimonio poco tiempo
después. Su primera esposa fallece en 1831, habiendo tenido con
ella a su hija Vicenta. En 1834, contrae matrimonio en segundas
nupcias con Manuela Velázquez, con quien tendrá cuatro hijos:
Constantino, Bernardo, Rosario y Aurelia".
Será esta última,
Aurelia, quien documentará en numerosas misivas distintos y
especiales momentos de la vida y vivencias de su padre.
Es en 1824 cuando
se convoca al Congreso Constituyente (1824-1826); inicia, así, su
actividad política adhiriendo a las ideas del grupo unitario
que lidera Rivadavia. Seis años después, al ser desplazado
Rivadavia de la presidencia, Vélez cae en desgracia.
Alejandro
Jasisnski en un pequeño texto dedicado a Vélez Sarsfield en
elhistoriador.com.ar describe que "... la asunción al
gobierno de Juan Manuel de Rosas trajo tensiones en sus
proyectos. Con él mantuvo una relación tirante que lo hizo
regresar a Córdoba y finalmente exiliarse en Montevideo.
En 1831, obtiene
autorización para volver a San Nicolás, donde fallece su esposa
Paula, siguiendo luego su rumbo hacia Buenos Aires.
Araceli Bellota en
su libro "Aurelia Vélez. La mujer que amó a Sarmiento" da
cuenta que la hija de Dalmacio escribe que, al lograr regresar a
Buenos Aires en 1846, su padre encuentra que su "... casa
estaba a fuer de salvaje, embargada, habitada por extraños; sus
muebles y preciosa biblioteca, rica en obras de Derecho y de
manuscritos históricos, había sido desparpajada por el martillo
del rematador. Su quinta había sido partida en dos ... los
techos, las ventanas, las puertas ... sacadas por el juez de paz
para su uso personal; y en la estancia de Arrecifes que dejó
poblada con 16000 cabezas de ganado ... una mancha blanca sin
pastos y algunos montones de escombros y basuras que señalaban
al pasante el lugar donde había habido casas, establos y
galpones".
Moisset de Espanés
consigna en su estudio sobre la vida de Vélez Sarsfield que, su prestigio
intelectual, hace que el mismo Rosas lo consulte en dos temas
centrales como "... la
cuestión de límites con Chile y el régimen del patronato para la
provisión de sedes episcopales". Será este último el que lo llevó a
redactar su obra sobre Derecho Público Eclesiástico.
De esta etapa,
Araceli Bellota describe como Aurelia "... debió asistir
perpleja al cambio de Dalmacio, que de perseguido político se
convirtió en asiduo asistente a las tertulias de Palermo donde
entabló amistad con Manuelita Rosas". Es tan significativo
el cambio que la autora resalta como Lucio V. Mansilla al
visitar la casa de Rosas opta por utilizar una excusa para poder
retirarse y, así, evitar ocupar "... un asiento en la mesa,
al lado del Doctor Vélez Sarsfield".
Según la autora,
Dalmacio "... no cambió su pensamiento político, no tuvo
problemas en mimetizarse con el régimen, lo que le permitió
garantizar la tranquilidad de su familia". Guardando esas
pautas se hacía acompañar por Aurelia "... adornada
con los reglamentarios distintivos federales ... al besamanos
sin protocolos que una vez por semana la hija del Gobernador
celebraba junto a los amigos más cercanos".
Al ser derrotado
Rosas por Urquiza, en 1852, Vélez no paga ningún precio pos su
ambigüedad, por el contrario es elegido diputado ante la Legislatura de Buenos Aires, Ministro de Gobierno de Obligado (1857), miembro de la
Convención Provincial Constituyente de 1860 y luego de la
Convención Nacional del mismo año, Senador por Córdoba al
Congreso Nacional en 1862, Ministro de Hacienda del presidente
Mitre (1863-1863) y ministro del Interior del presidente
Sarmiento (1868-1872).
Moisset de Espanés
asegura que "... en todas esas
tareas puso dedicación completa e inteligencia para contribuir
al proyecto de engrandecimiento del país. Su paso por la
cátedra de Economía Política dejó en él, una marcada atracción
por esa ciencia nueva y dedicó largas horas a su estudio".
La obra jurídica
más importante de Dalmacio Velez Sarsfield, es la tarea que
cumplió en la redacción de los dos marcos regulatorios y legales del derecho privado argentino;
los que, asumirían los nombres de "Código de Comercio" y
"Código Civil".
En el caso del
primero siendo, en 1857, Ministro de Obligado encargó al jurista
uruguayo Eduardo Acevedo el proyecto del Código de Comercio para la
provincia de Buenos Aires. Vélez aportó más de 400 artículos, de
puño y letra, y su opinión fue fundamental en materia de letras
de cambio. El proyecto fue
aprobado en 1859 y el Congreso lo adoptó como Código para toda
la Nación en 1862.
En cuanto al
Código Civil, fue el presidente Mitre quien, en 1862, le encargó la redacción
de dicho Proyecto. Tres años después, tras una ardua
tarea, comenzó a remitir los proyectos de los distintos libros,
al Poder Ejecutivo.
El biógrafo Luis
Moisset de Espanés sintetiza que "... el Código tiene el
mérito de haber sabido conjugar armoniosamente la tradición
jurídica hispana, las costumbres del país y la más moderna
doctrina civilista, por la lectura de los más destacados
comentaristas del Código Napoleón. También consultó la
legislación comparada de la época, principalmente a través de la
obra de Saint-Joseph".
El presidente
Sarmiento remitió el proyecto al Congreso, el 25 de agosto de
1869. Es aprobado el 25 de septiembre (Ley 340) determinando que
el Código Civil, redactado por Dalmacio Vélez Sarsfield se
tendría como ley de la República Argentina desde el 1º de enero
de 1871.
El 1° de mayo de
1871, al abrirse las sesiones del Congreso, el Presidente
Sarmiento hizo en su mensaje un acabado elogio de su ex Ministro
Vélez: "... me hago un deber en expresar ante el país un
sentimiento por la reciente separación del Ministerio del
Interior, que deja como actos suyos en la vida nacional, los
Códigos Civil y Mercantil, el primer Censo de la República y la
red de telégrafos. El Doctor Vélez Sarsfield al dejar, por su
edad avanzada, el Ministerio, se retira igualmente de la vida
política y he creído que esta circunstancia excepcional y sus
prolongados servicios me autorizan para consignar estas palabras
en su honor".
En su retiro, el
insigne amboyense, no renunció a sus afanes intelectuales hasta
que el final de su vida llega el 30 de mayo de 1875.
Araceli Bellota,
en su libro, muestra a Aurelia Vélez absorta frente a los
"... cinco cañonazos disparados por la Batería Once de Setiembre
cuando pasaron por la Plaza del Retiro", a las inesperadas
presencias en primeras filas, a los contenidos de los discursos
que, en carácter de homenaje, le tributaban a su padre recién
fallecido. La autora concluye que, quizás, un solo texto hubiese
satisfecho a Dalmacio en plenitud, el de su único y sincero
amigo Sarmiento al decir "... que descansen en paz las
cenizas de mi amigo, y del gran servidor de su país. Con ellas
desaparece todo lo que a la fragilidad humana pertenece. Quedan
con nosotros, y las sentirán las generaciones futuras, las
fuertes emanaciones de su alma, hechas carne en el desarrollo
comercial, en el bienestar que difunde el crédito, en la
justicia que extirpa el mal por la aplicación práctica de las
leyes ... adiós, viejo Vélez".
Monolito de homenaje.
En 1925 durante unas maniobras militares el Teniente General
Uriburu manda construir un monolito a título de homenaje a
Dalmacio Vélez Sarsfield. El mismo fue erigido en proximidades
de los restos de la casa donde nació el jurisconsulto. La
Revista "Caras y Caretas" del 16 de julio de 1932 refleja
un testimonio fotográfico del mismo así como las ruinas de la
vivienda.
"Caras y Caretas"
n°1763 del 16 de julio de 1932
Datos complementarios
Coordenadas geográficas:
Latitud: 32° 10'
28,24" Sur
Longitud: 64° 34'
23,64" Oeste
Altitud: 602 msnm
San José le da
cobijo a los horneros y su Propiedad Horizontal
Pérez, Tristán: "Amboy, en el silencio de las sierras de
Córdoba un pueblo con historia" - Departamento de Prensa -
UNRC.
Tagliasachi, Armida: "Amboy: tierra histórica con encanto
natural" - Editor, Ministerio de Gobierno, Coordinación y
Políticas Regionales - Córdoba, 2005.
Izquierdo, Florentino Valerio y otros: "Vélez Sarsfield: vida y
obra codificadora" - Premio "Ministerio de Justicia de la
Provincia de Córdoba, Año 2000" - Ediciones de la Academia
Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba.
Martínez Paz, Enrique: "Dalmacio Vélez Sarsfield y el Código
Civil Argentino" - Ediciones de la Academia Nacional de
Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, 2000.
Berberián, Eduardo E. y Bixio, Beatriz: "Etnografía de la región"
- Revista Comenchingonia - Volumen 6 - UNC, 1988.
Bellota, Araceli: "Aurelia Vélez. La mujer que amó a Sarmiento"
- Ediciones B Argentina SA para el Sello Zeta Bolsillo,
2011.
Revista "Caras y Caretas" n°1763 del 16 de julio
de 1932 - Biblioteca Nacional de España.